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miércoles, 31 de octubre de 2007

Dire Straits canta con nosotros

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"Brothers in arms"




These mist covered mountains
Are a home now for me
But my home is the lowlands
And always will be
Some day youll return to
Your valleys and your farms
And youll no longer burn
To be brothers in arms

Through these fields of destruction
Baptisms of fire
Ive watched all your suffering
As the battles raged higher
And though they did hurt me so bad
In the fear and alarm
You did not desert me
My brothers in arms

Theres so many different worlds
So many differents suns
And we have just one world
But we live in different ones

Now the suns gone to hell
And the moons riding high
Let me bid you farewell
Every man has to die
But its written in the starlight
And every line on your palm
Were fools to make war
On our brothers in arms

Un poco de jazz

Si, esta pagina trae un monton de videos. Si bien es un poco lenta la descarga (será mi servidor?) valen la pena.

http://www.rhodes-tunes.com/videos.html

y a disfrutar!!!

Lo que viene

La gran biblioteca digital: Del saber humano


Digitalizar el saber acumulado de la humanidad, catalogarlo y ofrecerlo gratis en siete idiomas en Internet? La primera etapa de ese sueño, a la vez simple y ambicioso, comenzará en un año, según un grupo internacional de bibliotecarios, técnicos en informática y funcionarios de la ONU que hace dos semanas dieron a conocer en París un prototipo del proyect. Su nombre: Biblioteca Digital Mundial (WDL).

Sus creadores lo consideran la máxima herramienta multicultural y multilingüe para investigar y obtener información sobre el saber y la creatividad de cualquier era o lugar. El sitio web de la WDL (http://www.clarin.com/redirect.html?url=http://www.worlddigitallibrary.org) proporcionará acceso a documentos, películas, mapas, fotos, manuscritos, grabaciones y partituras musicales, planos arquitectónicos y otros recursos a través de una serie de métodos de búsqueda.

"La capacidad de buscar de las diversas formas en que será posible en la Biblioteca Digital Mundial impulsará todo tipo de perspectivas multiculturales", declaró James H. Billington, el bibliotecario del Congreso que propuso el proyecto hace dos años.

"En esencia, lo que hacemos es construir una catedral intelectual que tal vez nunca se termine", dijo Paul Saffo, un analista de tecnología de Silicon Valley. "Se trata de un esfuerzo loable, incluso si fracasa, porque va a inspirar toda otra serie de intentos, mientras que si tiene éxito va a ser un recurso maravilloso."

El prototipo que se presentó permite hacer búsquedas por tiempo, ubicación geográfica, tema y formato, y tiene la capacidad de reducir los resultados limitándolos a libros, fotografías, películas o grabaciones. En cuando a los materiales escritos, estarán disponible en siete idiomas y los análisis especializados de los "curadores" del sitio se tradujeron o subtitularon.

"Si se quiere entender y respetar otras culturas, hay que poder acceder a los materiales de las mismas en su propia lengua", afirmó Ismail Serageldin, el director de la Biblioteca Alejandrina de Egipto, que es uno de los socios del proyecto. Un objetivo clave de la WDL es que el sitio sea de fácil acceso y utilización para los usuarios, señaló, a los efectos de contribuir a eliminar la brecha digital entre países pobres y ricos.

Las diferentes técnicas de búsqueda permiten que un usuario obtenga información de determinados años y países, de modo tal que, además de poder examinar el saber del mundo en el siglo XV, por ejemplo, pueda también limitar su búsqueda a un tema, como el arte egipcio y chino del siglo III A.C. De la misma forma, se podría especificar un tema, como por ejemplo sólo fotografías de Nueva York y París de la década de 1920.

Según Billington, "es un intento de tomar los documentos fundamentales que definen una cultura y hacerlos interactivos con otras". El desarrollo de la WDL está a cargo del Programa Nacional de Biblioteca Digital de la Biblioteca del Congreso, que se creó a mediados de los años 90.

El órgano del programa es el sitio web American Memory (http://www.clarin.com/redirect.html?url=http://www.memory.loc.gov), que ofrece once millones de archivos digitales de documentos históricos de los Estados Unidos, desde la Declaración de la Independencia y fotografías de la Guerra de Secesión hasta las primeras películas de Thomas Edison y grabaciones de entrevistas con ex esclavos.

Billington agregó que los Estados Unidos ofrecen su experiencia en la creación de American Memory como guía para contribuir a que los otros 190 países de la UNESCO exploren y organicen un archivo digital de su propia memoria cultural y nacional para la WDL. Se podrá acceder al sitio en los seis idiomas oficiales de las Naciones Unidas: inglés, francés, castellano, chino, ruso y árabe, además del portugués.

La WDL empezará a ofrecer contenidos en su sitio a fines de 2008 o principios de 2009, dijo Billington, y tendrá la capacidad de "crecer con rapidez" a medida que los países digitalicen sus archivos y brinden acceso a ellos.

El material de la Biblioteca del Congreso, que comprende millones de elementos de todo el mundo, será la columna vertebral de la colección inicial de la WDL, junto con otros contenidos digitales proporcionados por otras seis bibliotecas, entre ellas las nacionales del Brasil, Egipto y Rusia.

El costo de American Memory fue de us$60 millones, 45 de los cuales procedieron de auspiciantes privados. Los funcionarios de la WDL no pudieron hacer una estimación del costo total de la creación del sitio, pero esperan que buena parte de los fondos salga de fuentes privadas. Google aportó us$3 millones para el lanzamiento del proyecto y el desarrollo del prototipo.





John Ward Anderson.
mailto:next@clarin.com
Revista Ñ

Traducción de Joaquín Ibarburu.

domingo, 28 de octubre de 2007

Adrián Paenza: pasajero en tránsito

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Doctor en matemática, periodista deportivo, comentarista de fútbol, conductor de un programa político, es además autor de un libro sobre matemática que ya lleva catorce ediciones agotadas y cuyo tercer volumen acaba de salir al mercado.
La Nación, 28/10/2007.-

Para ver las versiones digitales de sus libros

Matemática... estas ahí? http://mate.dm.uba.ar/~cepaenza/libro/LIBRO_PAENZA.htm

Matemática... estas ahí? Episodio 2
http://cms.dm.uba.ar/cep/libro-e2.html

sábado, 27 de octubre de 2007

Abismos que abre la Lengua

Más allá de los resultados formales del Congreso de la Lengua de Rosario, queda pensar en un país que ha perdido lectores. La escuela es central para reparar fracturas culturales y sociales.

BEATRIZ SARLO. ESCRITORA Y ENSAYISTA
mailto:bsarlo@viva.clarin.com.ar

Se realizó en Rosario, hace algunas semanas, el Congreso de la Lengua. Dicen que la ciudad quedó muy mejorada, porque la visita de los Reyes de España y otras celebridades provocó una especie de lifting urbano. Nos enteramos también que Sabato siempre había soñado con tener una camiseta de Rosario Central y que el Congreso fue ocasión para que se le cumpliera el sueño. Se trata de un deseo bastante simpático, lejos de las acostumbradas lecciones a la juventud o de las advertencias más tremebundas. Los diarios transcribieron fragmentos de los discursos pronunciados en las sesiones. En fin, cada uno cumplió con su papel, lo cual ya es bastante porque los primeros pasos de la organización del Congreso hacían temer desenlaces peores. ¿Todo bien, entonces? Yo diría que no.

La Argentina es un país donde, en las últimas décadas, descendió la lectura de diarios y revistas; y donde un chico puede pasar un año en la escuela sin leer un libro completo (y me pregunto también qué libros completos leen muchos de sus maestros). El porvenir de la lengua está todavía unido a la escritura. Todos los demás sistemas de comunicación, en algún punto, remiten a la escritura y a la capacidad de descifrarla. A lo largo de los siglos, sólo las lenguas que se convirtieron en lenguas escritas, que lograron ser leídas y no sólo habladas, se consolidaron como instrumentos poderosos. En la Argentina, un verdadero abismo separa a quienes se manejan con destreza en la escritura y quienes derivan por las orillas de la semi-alfabetización. Esa fractura entre verdaderas clases socioculturales es más profunda hoy que hace tres o cuatro décadas.

Hoy, no tenemos ninguna seguridad de que un chico aprenda bien a leer y a escribir. La escuela no garantiza ese aprendizaje porque pertenece a una sociedad que tampoco está en condiciones de garantizarlo. Mientras que en muchos países del mundo existe la preocupación de juntar a chicos pobres y ricos en la misma escuela para evitar las desigualdades, en Argentina las consecuencias de la crisis acentuaron, como en demasiados aspectos, una separación entre pobres, sectores medios y ricos. Hay escuelas de acuerdo con cada nivel socio-económico, que se imponen como un destino.

El país tiene guetos culturales y esto echa por tierra cualquier ilusión de democracia en la sociedad. No hay igualdad posible, si las instituciones (y la escuela es fundamental en este aspecto) no compensan las desigualdades de origen. Lo que la escuela no ocupa, es ocupado por los medios de comunicación audiovisual sin contrapeso.

Lejos de las ilusiones de la Argentina moderna, es decir de la Argentina de la primera mitad del siglo XX, la Argentina de los primeros años del XXI se quiebra a lo largo de líneas definidas por el acceso a todos los bienes, entre ellos, la cultura. Y, en el centro de la cultura, como su corazón y su impulso, está la lengua. El balance de medio siglo deja poco para celebrar. La injusticia cultural y educativa ataca primero a los más débiles (por ejemplo, a los chicos que no comen, que viven en la calle, que han perdido toda idea de futuro), pero también carcome el fallido bienestar de quienes pertenecen a sectores que piensan haberse salvado de lo peor de la crisis.

En este sentido, la crisis no pasó, porque sus consecuencias se han consolidado, han trazado límites precisos y, a lo largo de esas separaciones visibles y tangibles están los que pueden pensar que su futuro no va a ser igual que su presente, y aquellos cuyo futuro, quizá, sea peor que su presente. No habría que quedarse tranquilos, dado que vivimos en este paisaje habitado por ciudadanos impedidos. Lengua, escritura, razonamiento intelectual, capacidad de ciudadanía, posibilidad de reclamar y buscar una representación: esta secuencia no es una suma de palabras sino una cadena que puede enredar a centenares de miles si sus eslabones están cortados. De la lengua a la política, de la lengua a la justicia, de la lengua a los derechos culturales: no es posible pensar las cosas de otro modo.

12.12.2004

La receta de Blanca Cotta

A dejar de holgazanear y a preparar estos pancitos!!!, nos sacamos un poco la locura cotidiana y hacemos algo muy provechoso -labor terapia-.

http://www.clarin.com/suplementos/ollas/2005/10/13/o-01021395.htm

miércoles, 24 de octubre de 2007

Las peliculas que volveria a ver.

Las peliculas que volveria a ver.

por Diego Lerer

- Casta de malditos de Stanley Kubrick
- Saraband de Ingmar Bergman
- El demonio vestido de azul de Carl Franklin
- Ju-On 2 de Takashi Shimizu
- Balnearios de Mariano Llinás
- Gloria de John de Cassavetes
- Eterno resplandor de una mente sin recuerdos de Michael Gondry

por Diego Brodersen

- Defensa secreta de Jacques Rivette
- La patrulla infernal de Staney Kubrick
- Buenos días tristeza de Otto Preminger
- Audition de Takashi Miike
- El tigre de Eschnapur/La tumba india de Fritz Lang
- Roma de Adolfo Aristarain

por Jorge Carnevale

- La naranja mecánica de Stanley Kubrick
- Nacida ayer de George Cukor
- Mr Arkadin de Orson Welles
- Esperame en el cielo de Antonio Mercero
- El secreto de Mary Reilly
- Dillinger de John Millius
- Blow de Ted Demme
- Kids de Larry Clark


Para ir con la precisa al video club o salir corriendo a buscar la revista del cable y darle una buena utilidad.

martes, 23 de octubre de 2007

El objeto del arte

El objeto del arte

Conferencia en el MAC – Miami Art Central , 10 de octubre del 2006. Miami

Romildo do Rêgo Barros

Ustedes conocen sin duda la historia que se cuenta de Apeles, célebre pintor de la antigüedad que, escondido detrás de una cortina, oyó un día el comentario de un zapatero sobre las sandalias que había pintado. Apeles acceptó la critica y cambió las sandalias. El día siguiente el mismo zapatero criticó la forma de la pierna. El artista le dijo entonces la frase que se volvió célebre: ne sutor ultra crepidam, el zapatero no debe ir mas allá de las sandalias.Esta frase, sin duda un poco brutal, - y que talvez se aplique a mi mismo esta noche - no quiere decir que un zapatero no podía tener opinión sobre una obra de arte, sino que para hablar sobre otras cosas diferentes de su especialidad profesional, tenía que usar otros criterios: un zapatero, como zapatero, solo puede hablar de sandalias.Los objetos, como ustedes lo saben, son en general calificados según su utilidad. Ellos sirven para algo. Un polígrafo, por ejemplo, sirve para escribir. Un polígrafo es una condición para nuestra escrita. No su causa, que está en nosotros, sino que es un instrumento. Un polígrafo no supone la inspiración del texto que escribe, ni tampoco necesita saber lo que va a ser escrito (a menos que alguien, Edgar Alan Poe por ejemplo, nos cuente la historia de un polígrafo que escribe solo), pero esto no lo impide de dejar una marca sobre una superficie de papel, que nosotros interpretamos como escrita.Digamos muy resumidamente: los objetos sirven para alguna necesidad del cuerpo. Del cuerpo de un sujeto: un objeto supone siempre un sujeto. Nuestras ropas sirven para dar abrigo a nuestros cuerpos, los zapatos nos protegen contra la dureza del piso, los polígrafos sirven para que escribamos, etc. Es lo que pensamos… cuando no pensamos mucho.

La utilidad es pues una de las condiciones del encuentro entre un cuerpo y un objeto. Muchas veces la utilidad determina hasta la forma del objeto. A través del design, por ejemplo, podemos adecuar la forma a la utilidad. El design no es solamente eso, como lo sabemos todos, pero es también eso, es decir, una manera de juntar la forma que debe tener un objeto con su finalidad práctica.Un zapato debe tener en principio una forma opuesta a la forma del pie, de tal modo que pueda servir como continente para el pie, que se volverá contenido. Un pie calzado, entonces, es una unidad formada por un continente con su contenido.

Eso puede darnos la impresión de que hay una complementariedad entre los cuerpos y los objetos que se añaden a los cuerpos. Efectivamente, parece ser posible pensar en complementariedad si nos quedamos en el nivel de la utilidad. Un contenido solamente puede ser visto como contenido si encontró su continente, con sus características formales propias: si tenemos un pie de tamaño 10, no podemos usar un zapato de tamaño 9. El dolor que sentiremos nos indicará que hay un gap, una distancia, entre el contenido y el continente. El dolor es el aspecto sensitivo de ese gap. Es un señal, como decía Freud haciendo referencia a la angustia.

El dolor, digamos en otros términos, nos muestra que hay algo que excede al encuentro entre el cuerpo y el objeto. Hay algo a más. Ya no estamos en el terreno de la relación complementar. Estamos más bien en el plan de los suplementos. El dolor es el señal del carácter suplementar del encuentro entre el cuerpo y el objeto: si antes había el pie y el zapato, tenemos ahora también el dolor, que no pertenece propiamente ni al pie ni al zapato.

Pero, no es solamente el dolor que se ubica en el terreno del suplemento. También lo hacen los placeres, sobretodo ciertos placeres que escapan a las necesidades inmediatas del cuerpo y que no podemos considerar fácilmente como funcionales. Podemos pensar en el placer del sexo, que no tiene un objeto preciso, y lo llamado placer estético, que se espera de nuestros encuentros con el bello.Lo que excede al complemento excede igualmente a la función, a la necesidad y a la utilidad.

El algo más...Tomemos como ilustración un cuadro famoso de Van Gogh, que es conocido de todos y fue comentado por varios pensadores e teóricos, como por ejemplo Heidegger, en un artículo que se llama “El origen de la obra de arte”.

El cuadro representa el par de zapatos de una campesina. Son zapatos usados, que tienen las marcas del uso, es decir, nos muestran que hay un sujeto, que no aparece en el cuadro, que lo usó o está todavía usando. El cuadro de Van Gogh se ubica en un intervalo entre dos momentos de uso de los zapatos. Hay pues un objeto, un sujeto, por lo menos supuesto, hay una utilidad, reuniendo los dos, zapatos y campesina, podemos pensar también que los tamaños de los zapato y del pie de la campesina están de acuerdo…

Pero, que pasa, que transformación ocurre cuando ese objeto tan banal es representado en un cuadro de Van Gogh? Esta es la pregunta que me gustaría plantear con ustedes esta noche.

Podríamos hacer la misma pregunta sobre la pipa que pintó Magritte en 1929, escribiendo abajo “eso no es una pipa”. Efectivamente, el artista tiene razón de decir que no se trata de una pipa, porque no se puede fumar un cuadro. Por más fiel que sea la reproducción, la pintura no alcanza dar a la imagen la utilidad que tiene el objeto que está reproduciendo. Hay algo que cambió, entre el objeto que sirvió de modelo para la obra de arte, y la obra misma. Hay en ese pasaje algo que se agrega, o, por lo contrario, algo que se sustrae.

Finalmente, la misma pregunta se puede hacer desde que Andy Warhol, uno de los artistas americanos más conocidos del siglo XX, hizo en los años sesenta una serie representando un objeto que no podría ser más común: las latas de sopa Campbell’s.

Las latas de sopa del artista son reproducciones fieles de las latas que se encuentran en los supermercados, y que uno compra casi sin pensar. Además, como Warhol pintó objetos en serie (ha hecho lo mismo con fotos de Jacqueline Kennedy, Marilyn Monroe, etc.), su obra reproduce también un aspecto fundamental de los objetos de consumo contemporáneos, es decir, de ser vistos siempre en serie, y nunca individualmente. Una lata de sopa Campbell’s es siempre una de los millones de latas de sopa que alimentan millones de personas que no necesitan tener una cara, una historia, o experiencias singulares. Basta que tengan el comportamiento repetitivo de recoger las latas en los supermercados. Y por supuesto, pagar en la salida.

Warhol no solamente aisló un objeto del conjunto – puramente ideal - de las cosas del mundo, sino que también intentó dar un carácter singular a lo que hay de menos singular: es decir, el colectivo de los objetos de consumo, fabricados, expuestos y consumidos en serie, día tras día, persona tras persona, lata tras lata.

Como ocurre quizás siempre en arte, Warhol nos pone delante de una paradoja: la reproducción, por más perfecta que sea, la imitación, la mímesis, como decía Aristóteles en su Poética, incluye algo que sobrepasa la forma, la necesidad y la función, pero no sabemos muy bien lo que es. En la historia del arte, los criadores buscaran siempre transmitir ese algo, a veces se acercando más de la forma, como lo hizo Andy Warhol y muchos otros, a veces tomando distancia, como lo hicieran los impresionistas, y de manera más radical aquellos artistas que, en sus trabajos, rompieran con la forma de las cosas del mundo.

Eso que no sabemos muy bien lo que es, parece ser lo que caracteriza el objeto del arte, en el sentido de que el arte expone, da a ver, lo que no puede ser contenido en la forma o dicho por entero.Como escribía Walter Benjamín en 1935, “mismo en la reproducción más perfecta, un elemento está ausente: el hic et nunc de la obra de arte, su existencia única (…). Es en esa existencia única, y solo en ella, que se despliega la historia del arte”[1]. Benjamín llamó a ese elemento único de la obra su “aura”, es decir, “la aparición única de una cosa distante, por más cercana que esté”[2]. Benjamín pensaba que el aura desaparecería con la posibilidad de reproducción técnica de las obras de arte, sobretodo en el cinema y en la fotografía, pero no es muy seguro que eso esté ocurriendo. Hay algo que puede venir en lugar de la aura tradicional y sostener la unicidad de las obras de arte de nuestros tiempos.

Psicoanálisis y arte

Pienso que el psicoanálisis y el arte tienen en común, cada uno a su manera, el intento de dar un destino a ese algo más, que, aunque no encuentre lugar en la forma ni en las palabras, es sin embargo lo esencial, es decir, es la causa de todo el resto que logramos decir en palabras o expresar formalmente.

Pero, como podemos ubicar ese algo a más, sin caer en el dominio de la religión, que plantea justamente los objetos sublimes, que estarían por suposición más allá de lo humano? Como plantear como humano, esencialmente humano, lo que sobrepasa las palabras?

El mismo Benjamín decía que lo que llamamos de objeto de arte, antes de expresar lo bello, empezó históricamente como instrumento de culto, al inicio mágico y luego religioso. Solamente después, con el vaciamiento de esa función ritual, los objetos de arte se volvieran objetos de exposición, como cosas para ser vistas. Podemos pensar que en la medida en que se volvió objeto de exposición, el objeto de arte perdió – en parte por lo menos - su eficacia mágica y pasó a representar algo, en lugar de ser ese algo.

Me parece que es allí que el psicoanálisis se encuentra con el arte, en ese punto en que la eficacia de los objetos ya no es inmediata, sino que exige una mediación simbólica.

Muchos trabajos y posiciones artísticas, particularmente en el campo de las artes plásticas, fueron surgiendo en los últimos tiempos, que parecen conducir el arte por fuera del campo estricto de lo Bello. Me parece importante notar que esa tendencia a salir de lo Bello empuja el arte hacia la Ética, en el sentido de que el acto o el gesto del artista se incluye en la definición misma de su arte y pasa a hacer parte de la obra ella misma. Podemos intentar enumerar algunas de esas tendencias:
En lugar de una búsqueda de lo bello, del “esplendor de la forma”, como decía San Tomás de Aquino, muchos trabajos rescatan la dimensión de los restos. No se trataría aquí de una elevación del resto hacia arriba – este “arriba” tiene forzosamente una inspiración religiosa -, sino más bien la revelación de una dignidad propia de los restos en tanto que restos. Estoy pensando en alguien como Franz Krajberg, que hace su arte con los restos de la naturaleza amazónica de Brasil, como las raíces muertas y árboles caídos. Pienso igualmente en Andy Warhol, que borró con sus latas de sopa la distancia sagrada que separaba los objetos reconocidos como artísticos de los objetos comunes ofrecidos por la industria de masa. Esto obliga los psicoanalistas a precisar mejor lo que entienden por sublimación, que no es una domesticación del arte, teniendo como objetivo que sea aceptado por la opinión media de la sociedad, sino, como nos enseñó Lacan, la extracción de un cierto núcleo de ser que no es accesible fuera del arte.

Un nuevo estatuto para el cuerpo, que en algunos casos se ofrece a sí mismo como objeto o soporte artístico, borrando la separación entre el cuerpo y los objetos, que nos guió durante muchos siglos. No me refiero tanto a las mutilaciones del cuerpo humano como base para la creación ni a la exposición de sus desechos – esto plantearía tal vez una discusión a parte - , sino que pienso muy simplemente, por ejemplo, una obra que sea continente para el cuerpo, es decir, una obra que para ser vista necesita que el espectador pase a su interior, donde solamente puede mirarla. Cada cuerpo que pasa al interior se constituye, durante su corta permanencia, en parte de la obra.

Y finalmente, una crisis o una cierta declinación de la autoría, lo que se manifiesta no solamente bajo la forma de la creación colectiva, sino también en los casos en que la obra no tiene como objetivo, como decía Benjamín sobre las estatuas griegas, la eternidad. Es decir, las obras efímeras, cuya autoría desaparecerá juntamente con los trabajos.

Para un psicoanalista, el arte es un campo privilegiado del encuentro sujeto/objeto, en el sentido de una convergencia entre la obra y su creador. No exactamente por fuerza de una identificación imaginaria del sujeto con sus objetos, sino porque al sujeto puede encontrar en el objeto la exterioridad que es desde siempre la suya.

En este punto preciso, hay un encuentro entre las consecuencias de la práctica del psicoanálisis y los efectos de la creación.[1]

Benjamin, W.: “A obra de arte na era de sua reprodutibilidade técnica – Primeira versão”, in Obras Escolhidas, página 167.[1]
Idem, ibidem, página 170.

domingo, 21 de octubre de 2007

Tortilla ibérica

Por Martiniano Molina

Ingredientes: 3 cebollas, 3 dientes de ajo, 4 papas, 3 huevos, 3 cucharadas de leche, 1 chorizo colorado, 1 cucharadita de pimentón picante, 3 cucharadas de aceite de oliva, aceite de maíz para freír

Picar finamente las cebollas. Rehogarlas en aceite de oliva a fuego bajo junto con los dientes de ajo enteros hasta que la preparación quede algo tierna. Retirar y dejar entibiar.

Pelar las papas y cortarlas en cubos. Freírlas en aceite no muy caliente hasta que queden apenas doradas. Retirarlas y dejarlas entibiar.

Rehogar el chorizo colorado cortado en fetas. Mezclar con las papas y las cebollas.

Batir los huevos con la leche, el pimentón, sal y pimienta. Incorporar la preparación anterior, dejar reposar un poco y mezclar. Calentar la sartén con 1 cucharada de aceite y agregar la mezcla. Cocinar a fuego medio sin que se queme, darla vuelta y finalizar la cocción.

Una tarde, el mar

por Beatriz Sarlo

En la infancia, Mar del Plata era una noción difusa en una tarjeta postal. El mar se reveló mucho después, con una potencia romántica y metafísica.


Todos los veranos de mi infancia recibía cinco o seis cartas desde Mar del Plata. El remitente indicaba la calle Juan de Garay sobre la que estaba la casa que había visto en fotos, un chalet de dos plantas con jardín. Quien enviaba las cartas, alguien muy próximo, pasaba el mes de enero en la casa de una prima lejana, una señora millonaria y generosa, que albergaba en ese chalet a ocho o diez nietos. Sentía celos por esos chicos, no tanto porque estaban en Mar del Plata sino porque mi interlocutor epistolar se ocupaba de ellos y me lo contaba. Iban a Playa Grande, donde tenían una carpa (concepto que me resultaba difícil de entender), tomaban el té en el Golf o comían platitos en la Rambla, y, sin los nietos, jugaban a la noche en el Casino.

Ninguno de esos lugares me era remotamente familiar. En verdad, yo no conocía Mar del Plata, aunque trataba de que eso no fuera un tema, ya que habría demostrado mi inferioridad. Disimulaba la ignorancia. Una de mis primas había viajado a Chapadmalal y, de regreso, describió un lugar inimaginable, que consistía sólo en playas, hoteles y barrancas de rocas con algas (elemento de la naturaleza que tampoco había visto nunca y que me remitía, más que al turismo, a la mitología griega). Como yo no era ni tan pobre para ir a una colonia de vacaciones del estado peronista, ni mi familia creía que los chicos tuvieran méritos suficientes para opinar sobre lugares de veraneo, conocí el mar a los dieciséis años. Lo cual fue una ventaja, casi un privilegio. Llegué al mar por el lado menos marítimo y más humilde, para decirlo de algún modo: San Clemente del Tuyú. Ni el verde o el azul intensos, propios del mar abierto. Cerca de la Bahía de San Borombón, donde acaba el Río de la Plata, hoy San Clemente no responde a mis nociones de mar típico . Pero, aquel día de diciembre de 1958, cuando caminé desde el hotel hasta la playa, cuando pisé por primera vez la arena húmeda y miré hacia el este, eso fue el mar. El hecho de que no hubiera formado parte del paquete turístico de la infancia, que no perteneciera a un cajón de experiencias acumuladas con el tiempo y desgastadas por la costumbre, que yo no pudiera recordar nada que me hubiera sucedido frente al mar, que ese paisaje no hubiera entrado en las postales del recuerdo, que nada en mi vida lo tuviera como referencia, hizo que el mar se presentara súbitamente, como si, de pronto, en el medio de una extensión chata y terrenal, se hubiera abierto el mundo y desbordara, líquido, hacia mí.

Eran más o menos las cinco de la tarde. El ruido del agua mostraba esa cualidad original que sólo tiene el mar, como si se tratara de una masa que se desploma, se recupera y vuelve a desplomarse. Nunca había escuchado un ruido así, nunca había visto una extensión tornasolada que se moviera hasta el horizonte, nunca había respirado ese olor. Llegar al mar por primera vez a los dieciséis años produce asombro. No quedé anonadada, sino en un estado de excitación que duró hasta la noche. Afortunadamente nada en las cartas que, de chica, recibía desde Mar del Plata me habían hecho suponer lo que tuve por delante aquella primera tarde en San Clemente del Tuyú. Las cartas hablaban de otra cosa porque el mar se daba por descontado: estaba allí como escenografía de los paseos, y si se transformaba en tema era, simplemente, por razones metereológicas.

Mientras que, a los dieciséis años, el mar se presentó como lo desconocido que por fin se alcanza, con una potencia romántica y metafísica especialmente adecuada a la sensibilidad de un adolescente que está preparado para admirar paisajes en los que pueda, al mismo tiempo y de manera contradictoria, identificarse y sentirse una parte mínima del universo. A los dieciséis años, ya tenía la cultura suficiente para saber qué debía sentir la primera vez que me enfrentara con el mar, y eso me permitió encontrar las palabras que podían, de algún modo, torpemente, expresarlo. Podía salir de la nebulosa del impacto y recitar: “El mar, el mar, que siempre recomienza”. No siempre más temprano es mejor.

“¿Qué es un hombre para una mujer?”

“¿Qué es un hombre para una mujer?”

Autores: Miriam Britez - Graciela Etchegoyen - Marta Fargiano Libia Nijamkin - Patricia I. Torres.

La temática de trabajo para este año surgió a partir de interrogarnos acerca de cuestiones tales, como erotismo y vida amorosa, y desde allí partimos preguntándonos: ¿Cuál es el lugar de la mujer? ¿Mejor estar sola que mal acompañada? ¿Qué quiere una mujer? ¿Gozan de lo mismo el hombre y la mujer? Con estos interrogantes comenzamos nuestro camino, en parte damos cuenta de ellos, en parte quedan abiertos para seguirlos pensando.

Freud considera que fundamentalmente el hombre es un padre para una mujer, y sobre todo el padre del amor. O peor, puede ser una madre, con los reproches al hombre que esto puede acarrear. Y si es un padre o una madre hace de la mujer misma un niño quedando acoplada toda su vida al super yo. Freud cree que lo mejor que puede pasar es que un hombre para una mujer sea un niño, si lo es, como dice Colette Soler, traerá la paz pero seguramente no la pasión.

¿Qué es una mujer para un hombre? Una mujer para un hombre es el falo, o un objeto o el síntoma (Lacan), para Freud una mujer es una madre o una puta, lo que quiere decir que satisface no al amor sino al goce simplemente.

Las niñas están prometidas en el lugar del objeto, lugar señalado por el discurso, que está condicionado por la falta fálica. Una niña puede convertirse en mujer, sólo que no parte de tener una respuesta de cómo serlo. Deberá recorrer un camino sinuoso con obstáculos, con inconvenientes: es necesario que la niña cambie de zona erógena, de objeto, que cambie de meta pulsional, que pase de las pulsiones activas a las pulsiones pasivas para finalmente, situarse como objeto.

Freud se pregunta cómo un sujeto puede querer asumir este lugar de objeto ¿cómo un sujeto puede venir a subjetivar un rol que el discurso mismo no presenta como aquel que tiene el máximo valor? De allí el acento freudiano sobre el dolor irreparable de la privación, a la cual la niña debe enfrentarse.

La condición de la transmisión de la femineidad es castrarse de madre a hija, hacerse objeto de deshecho, borrarse como cosa que completa a la madre, para aceptar el vacío del objeto.

La pregunta acerca del deseo materno es constitutiva de la subjetividad.

Como dice la pensadora rioplatense Gabriela Acher:”Yo soy insatisfecha por parte de madre”. O Marcela Serrano, escritora chilena, en su libro “Nosotras que nos queremos tanto” en una de sus mujeres, Sara, profesional exitosa, madre soltera. Le pregunta a su madre por teléfono: “Nunca te dieron ganas de volver a casarte? Y la madre responde enfáticamente: NOO, M´hijita, todos los hombres son malos y los que no lo son se mueren”

La madre deberá primero tramitar y aceptar su propia castración, para luego introducir en ella a su hija, no haciendo de la misma el objeto a completar su falta. Es un pasaje en la madre, de tener el falo, a ser en su división un sujeto deseante, deseante de un hombre. La madre está condenada al reproche por el lugar que ella tiene en la estructura, ella está en el lugar del Otro de la demanda, de la demanda de amor, aquella que es imposible de satisfacer. Cómo tal va a ser necesariamente decepcionante, la primera decepción viene de ella. Pero también la mujer encuentra en la madre la mirada que constituye el primer espejo. La transmisión de la femineidad es narcisizante.

En el mito de Baubo, mito de la melancolía original de la mujer, Deméter ha perdido a su hija Perséfone arrebatada por Hades, Dios de los Infiernos; en su camino se encuentra con otra mujer Baubo, quien la consuela haciendo el gesto de levantarse las vestiduras para mostrarle su desnudez, le muestra lo que a ella también le falta, la reconforta con lo que no tiene. Baubo con su gesto provoca la risa de Deméter, que significa la salida del duelo por la hija perdida. Este acto hace caer la situación enlutada.

La risa en la estructura caracteriza la posición de la mujer con respecto a la castración de la madre, que no es otra que su propia castración.

El placer del humor surge del ahorro de un gasto de afecto que se descarga en la risa.

La compasión ahorrada es una de las más generosas fuentes de placer humorístico.

Para Freud el humor es un modo de conseguir placer, a pesar de los afectos dolorosos que a ello se opone, y aparece en sustitución de los mismos.

El humor sería entonces, una metáfora del dolor.

¿Cómo se sostiene el narcisismo femenino? En el hombre hay conjunción del goce y la satisfacción narcisista. En cambio, el goce femenino sobrepasa a la mujer, no la identifica. A pesar de los orgasmos seguirá dudando si es una verdadera mujer. Se fuerza por identificarse por el amor de un hombre, lo que espera de un hombre es que la haga valer como deseable, lo que quiere de un hombre es su deseo, ser dicha, ser reconocida, como aquella que causa el deseo de un hombre. El narcisismo femenino es un narcisismo del deseo

Para Lacan la posición femenina va a ser el resultado de una posición inconciente derivada del Complejo de Castración. El goce netamente femenino es un goce que iría más allá de la relación al falo, se trata de un goce no regulado por la castración, Lacan lo llamó goce suplementario, puede ser experimentado pero se torna indecible por situarse más allá del significante fálico. Para él, la mujer es amiga de lo Real.

¿Qué quiere una mujer? La condición femenina la podemos encontrar, no en lo que la representa en el discurso, sino en el lugar que ella puede encontrar en el deseo, como deseo sexual.

Una mujer puede decir, no lo que es como mujer, sino lo que desea: puede decir que lo que le falta es un hombre. Pero a la hora de encontrar una respuesta que designe la relación entre hombre y mujer, como relación de deseo sexual, allí el lenguaje desfallece. No hay respuesta que diga cual es la manera más segura de situarse para encontrar un partenaire con el que la relación de deseo esté garantizada, y que también le pueda inscribir cuál es la satisfacción más conveniente con la satisfacción del otro.

¿Qué quiere una mujer? Se sitúa entre el hacer gozar y ser amada. Se confronta a ser dividida por el goce del partenaire, a ser sobrepasada por su propio goce y a una exigencia de amor imposible de satisfacer.

La mujer al identificarse por el amor de un hombre, adquiere un valor fálico.

Al ubicarse como la “Sra. de”. pierde el apellido y la seguridad del padre, afirmando que es posible gozar más allá de la prohibición por él impuesta.

Una mujer desea lo que no tiene, a partir de aceptar que ella no lo va a tener nunca, reconociendo que es el varón el que lo tiene, y por lo tanto en El está el símbolo de lo que es deseable para ella.

Una mujer también quiere hacer desear, que es hacer hablar.

Ahora…cuando los hombres ven a las mujeres desde la lógica masculina, desde la lógica fálica dicen: el deseo femenino es posesivo, quieren castrarnos, atarnos, tenernos a su servicio, es decir quieren quitarnos, sacarnos hasta la palabra, buscan en nosotros lo que les falta y eso para un hombre neurótico es demasiado, es angustioso, insoportable.

Las mujeres existen una por una, de manera singular sin tener nada en común, no solo con el hombre sino tampoco con otras mujeres.

Los hombres en cambio, en su condición sexual quedan definidos por la referencia al falo, de allí la queja tan frecuente de las mujeres luego de una decepción amorosa:”Todos los hombres son iguales, lo único que quieren es eso”.

El amor no resuelve la contradicción de los goces. El goce en exclusión característico del goce femenino marca este lugar donde la mujer siempre está en soledad, mal acompañada, al respecto Colette Soler nos dice:”La mujer que Lacan nos describe como haciendo todas las concesiones del mundo, es aquella cuya fórmula sería:”mejor mal acompañada que sola”, habiendo comprendido que la no-relación de los sexos quiere decir que se está siempre mal acompañado. ¡¡ATENCION!! No acusen al otro, estamos siempre mal acompañados, incluso cuando estamos acompañados de lo mejor. Nunca se produce la fusión, la unión de los sexos”.


Freud ya había anticipado en 1907, trabajando el tema de la compasión, al humor como vía sustitutiva del dolor, en su texto:”El chiste y su relación con el inconciente” y cita a Mark Twain. Nosotras también, como él, rescatamos del mismo autor, del texto:”El diario de Adán y Eva” el capítulo llamado:”Después de la caída”. Eva nos dice: “Cuando miro hacia el pasado, el jardín me parece un sueño. Era hermoso, encantadoramente hermoso, pero ahora se ha perdido y ya no lo veré más. He perdido el jardín pero lo he encontrado a él, y estoy contenta. Me ama tanto como puede, yo lo amo con toda la fuerza de mi naturaleza apasionada, y pienso que esto es propio de mi edad y de mi sexo. Si me pregunto porque lo amo encuentro que no lo se, y realmente no me importa mucho saberlo; así que supongo que ésta clase de amor no es producto del razonamiento y las estadísticas. Pienso que así debe ser. Amo a ciertos pájaros por su canto, pero no amo a Adán por el suyo., Sin embargo le pido que cante, porque quiero aprender a gustar de todo lo que le interesa. No es por su inteligencia que lo amo, no, no es por eso. No hay que culparlo por su inteligencia tal como es, porque él no la hizo. No es por sus maneras graciosas y consideradas, y por su delicadeza que lo amo. No es por su laboriosidad que lo amo. No, no es eso. Pienso que es algo que lleva consigo, y no se porqué quiere ocultármelo. Es mi única pena. No es por su caballerosidad que lo amo. No, no es eso. Entonces ¿por qué es que lo amo? Simplemente porque es hombre, pienso. Es fuerte y buen mozo, y lo amo por eso, y lo admiro y estoy orgullosa de él, pero podría amarlo sin estas cualidades. Sí, pienso que lo amo simplemente porque es mío y es hombre. Sencillamente llega y no puede explicarse. Soy Eva, sólo soy una chica y la primera que ha analizado ésta cuestión.

BIBLIOGRAFÍA

Freud, S.:”El chiste y su relación con el inconciente” Cap.7 “El humor”
“La femineidad” Conferencia 33.
Lacan, Jacques: Seminario V “Las formaciones del inconciente”
Pommier, Gerard: “El orden sexual.
Soler, Colette: “Las variables del fin de la cura”.
Graves, Robert:”Mitos griegos”.
Twain, Mark:”El diario de Adán y Eva”.
Acher, Gabriela:”Algo sobre mi madre”.
Serrano, Marcela: “Nosotras que nos queremos tanto”.

Poderoso caballero

Poderoso caballero

Por Enrique Pinti



El poderoso caballero don dinero todo lo compra, todo lo corrompe, todo lo desvirtúa y todo lo trastoca, ya lo sabemos, pero, como poderoso que es, impone respeto en el mejor de los casos y miedo en el peor. Es por eso que desde el más grande hasta el más chico le rinden pleitesía. Después de la rueda debe de ser el más grande y duradero invento de la humanidad. El metal, el billete o el cheque han recorrido el largo derrotero de la historia sembrando a su paso guerras, debacles y transformaciones violentas. El caballero en cuestión compra el remedio que alivia el dolor y financia el arma que lo causa. Tiene distintas denominaciones y valores, pero pierde sus características individuales cuando compra, vende o permuta lo que sea, al precio que sea; calma los nervios, abre puertas, se adueña de conciencias y principios y determina nuestro valor monetario en la escala social. Los Ben Laden hacen negocios con los Bush hasta que por razones complejas pero contundentes, los negocios dejan de ser viables, el socio se vuelve enemigo, el enemigo se transforma en amenaza y la amenaza se convierte en satánica guerra sin cuartel. China es el repugnante comunismo con el que no se debe ni siquiera dialogar hasta que el viejo y sabio dragón liberaliza su economía y, sin cambiar nada de su estructura asfixiante y rígida puertas adentro, ofrece un variado abanico de inversiones ventajosas y ahí, como por arte de magia, China se avecina, China es “sustentable”, “confiable” y “negociable”. Y allá van los gobernantes del mundo democrático a sacarse fotos para la antología del ridículo ofreciendo el siniestro carnaval de ver en la primera plana de todos los diarios del mundo a Putin, Bush y la señora Bachelet, vestidos con coquetas túnicas pekinesas. Flotando sobre los abrazos forzados y las sonrisas de ocasión está la figura del poderoso caballero sin banderas, sin fronteras, sin pudor. Faltó a la cita nuestro pingüinus irritabilis, que ya estuvo por los pagos de Confucio y ahora prepara el bolero Más que amor frenesí a dos voces con chévere Chávez. En tanto, una periodista es asesinada en Rusia por investigar casos de torturas en Chechenia y un ex espía es envenenado con comida radiactiva en Londres mientras come sushi con un italiano que a su vez agoniza; Putin mira para otro lado y envidia al premier israelí del que se dice que violó a varias mujeres, y el hermano de Fidel expresa su deseo de diálogo con Estados Unidos, que pide democracia primero y diálogo después mientras reconoce que va perdiendo la guerra de Irak, como todo el mundo (menos ellos) lo sabe desde hace un año y medio, y un piquetero argentino hace causa común con Irán y nuestro irritabilis le pide al chévere que remueva al embajador que a su vez hizo causa común con el piquetero argentino de pronto proiraní. Y uno sabe que detrás de todo ese horrible sainete internacional el poderoso caballero cabalga con la seguridad del que tiene bien en claro que todo depende de él, patrón y socio, amo y señor, mediador y juez, hacedor de milagros y orquesta sinfónica para que baile el simio. Hay gente que lo aprovecha para bien, en algunos casos para lavarlo, en otros para salvarse de impuestos, pero al menos una mínima parte de los desposeídos y desnutridos del mundo pueden experimentar un alivio momentáneo pero muy bienvenido a sus muchas calamidades gracias a esas olas de solidaridad. El caballero don dinero es como todo en este mundo: necesario en medidas dosis, asfixiante y perjudicial cuando abruma con su abundancia o angustia por su ausencia. Sin él no se puede vivir, pero vivir sólo para él es desperdiciar la oportunidad de ser un poco más dignos del término “ser racional”, que nos diferencia de las bestias. El autor es actor y escrito

viernes, 19 de octubre de 2007

Caprichos en el altar del calendario

Orlando Barone
Puerto Libre

Caprichos en el altar del calendario

Dios existe. A pesar de nosotros. La mayor prueba de su existencia es su presunta ausencia. Y la otra prueba -no menor- es su manifiesta determinación por dejarnos a nuestra merced prescindiendo de toda acción de control y de toda influencia. El está pero no está. Y ésa es justamente su acabada demostración de "ser": dejándonos ser para que seamos esto que somos. Y no es poco. Este año se han conseguido hitos planetarios: Plutón enano y el cabezazo de Zidane. O Natasha, la cautiva sin rejas; el inminente ahorcamiento de Saddam y la fantasía de que eso mejore el Universo, y la moda de los pasajeros varados en aeropuertos. Estos sí son los nuevos patéticos parias de la modernidad. Pugnan por la plaza perdida, adquirida a precio de liquidación, y la reclaman con el rigor de un derecho de consumidor ideal. Se niegan a creer que han sido consumidos por el no idealismo del negocio.

Estoy hablando -escribiendo- en serio, tratando de abarcar el año del mundo sin discriminar a favor ni en contra, aunque sí arbitraria y caprichosamente: cada tanto hay que darse el gusto. Pienso en el auge de los cruceros "titánicos" para turistas de elite devastando el ecosistema y succionando las góndolas del free shop de los puertos exóticos, y en los destartalados botes de náufragos subsaharianos tratando de llegar al primer mundo semiahogados para rehacer su futuro trabajando de esclavos.

Hay que ser sucintos con el año argentino. Lo definen tragedias y comedias: desde la condena a Etchecolatz y la desaparición de López hasta el desencanto en el Mundial de Fútbol, desde Madona Quirós disparando para defender la nada que quedaba en un féretro hasta "Bailando por un sueño". Ese gran baile nacional que permitió la salvación en masa de tantas parejas acechadas por el tedio entre la sobremesa y el sueño, entre las pocas ganas de juntarse en la cama y el dilema de estar obligados a hacerlo sin demasiados estímulos. Ese programa fue el placebo más eficaz que tuvo el realismo político. Tinelli ha hecho más por la felicidad de la sociedad que cualquier credo, terapia, "paco" o ansiolítico.

¿Y cómo ubicar la moda de la anorexia sino como patología de país rico? Es la superación de la desnutrición involuntaria por el ayuno volitivo. También la moda de los gordos: todos quieren ahora el cinturón gástrico aunque sea más barato dejar de comer catorce milanesas.

La agenda anual argentina es larga y ardua en situaciones y anécdotas. Sobran tragedias y sobran narradores. Desde Cromagnon hay un desconsuelo que puede hacer estragos. Todo es peligroso. Ya hay fundamentalistas que quieren ponerle goznes y candado a las bocas de tormenta por si a algún "ningunista" se le ocurre filosofar adentro un día de lluvia.

Pero no hay que renunciar al rigor histórico por distracción de sidra, champán o tetrabrik. De eso se trata al recordar que un ex presidente, ahora desclasado, profetizó en medio del abismo: " Los argentinos estamos condenados al éxito". Y tuvo razón. No mientan ni se mientan. Dios nos está mirando. Por eso somos agradecidos y consagramos la gratitud en los shoppings, los supermercados, las agencias de viajes y el altar de la patria de los celulares. Cuidado: habría que advertir a los padres que un celular es un riesgo para bebes de menos de tres años. Cuántos altares de consumo. No, no me digan que los hace evocar los noventa y a la vez olvidarlos. Pero no importa el templo ante el cual nos prosternamos, importa asumir la fortuna aunque se le niegue algún mérito al que tiene el cubilete y tiró los dados. Somos humanos y argentinos. Hasta al ADN le cuesta identificarnos. O es que a los que podrían ser identificables no los encuentra el ADN. Los más difíciles son los de los countries. ¡Felicidades lector! Puerto Libre es libre.

jueves, 18 de octubre de 2007

Google


par Jacques-Alain Miller


Google est l'araignée de la Toile. Il y assure une métafonction : celle de savoir où est le savoir. Dieu ne répond pas ; Google, toujours, et tout de suite. On lui adresse un signal sans syntaxe, d'une parcimonie extrême ; un clic, et... bingo ! c'est la cataracte : le blanc ostentatoire de la page se noircit soudain, le vide se renverse en profusion, la concision en logorrhée. A tous les coups l'on gagne.Organisant la Très Grande Quantité, Google obéit à un tropisme totalitaire, glouton et digestif. D'où le projet de scanner tous les livres ; d'où les raids sur toutes les archives : cinéma, télévision, presse ; au-delà, la cible logique de la googleïsation, c'est l'univers entier : le regard omnivoyant parcourt le globe, tout en convoitant les petites unités d'information de tout un chacun. Confie-lui ton fatras documentaire, et il mettra chaque chose à sa place - et toi-même par-dessus le marché, qui ne seras plus, et pour l'éternité, que la somme de tes clics. Google, « Big Brother » ? Comment ne pas y penser ? D'où la nécessité pour lui de poser en axiome sa bonté foncière.Est-il méchant ? Ce qui est sûr, c'est qu'il est bête. Si les réponses foisonnent à l'écran, c'est qu'il comprend de travers. Le signal initial est fait de mots, et un mot n'a pas qu'un seul sens. Or le sens échappe à Google, qui chiffre, mais ne déchiffre pas. C'est le mot dans sa matérialité stupide qu'il mémorise. C'est donc toujours à toi de trouver dans le foin des résultats l'aiguille de ce qui fait sens pour toi.Google serait intelligent si l'on pouvait computer les significations. Mais on ne peut pas. Tel Samson tondu, c'est en aveugle que Google tournera sa meule jusqu'à la fin des temps.
from: [AMP-UQBAR] TLN. Supplément au N° 317


Google

por Jacques-Alain Miller

Google es la araña en la Tela. Asegura una metafunción: la de saber donde está el saber. Dios no responde; Google, siempre, inmediatamente. Le dirigimos una señal sin sintaxis, con una parcimonia extrema; un clic, y...bingo! viene la catarata: el blanco ostentoso de la página se ennegrece súbitamente, el vacío se invierte en profusión, lo conciso en logorrea. Siempre que tiramos ganamos.Organizando la Enorme Cantidad, Google obedece a un tropismo totalitario, glotón y digestivo. De allí el proyecto de escanear a todos los libros; de allí los raids sobre todos los archivos: cine, televisión, prensa; más allá, el blanco lógico de la googleización, es el universo entero: Confíale tu desorden documentario y él pondrá cada cosa en su lugar - y a tí mismo además, que no será ya, y para la eternidad, más que la suma de tus clics. Google, ¿"Big Brother"? ¿Cómo no pensarlo? De allí la necesidad para él de plantear como axioma su bondad profunda. ¿Es malo? Lo que es seguro, es que es necio. Si las respuestas abundan en la pantalla, es porque comprende de través. La señal inicial está hecha de palabras, y una palabra no tiene un solo sentido. Por lo tanto el sentido escapa a Google, que cifre, pero no descifra. Es la palabra en su materialidad estúpida lo que memoriza. Por lo tanto, siempre te toca a tí encontrar en el cúmulo de los resultados la aguja de aquello que produce sentido para tí.Google sería inteligente si pudiéramos computar las significaciones. Pero no podemos. Tal como Sanson rapado, como un ciego que Google girará su rueda hasta el fin de los tiempos.

from: [AMP-UQBAR] TLN. Supplément au N° 317
Traducción: Silvia Baudini

Como trabajar en Google

Por Adrián Paenza

¿Usted quiere entrar a trabajar en Google? Necesita estar preparado, por ejemplo, para resolver problemas como los siguientes.

La historia, al menos para mí, empezó en agosto del 2004. Estaba en ese momento en Boston y, al pasar por una estación de subte, vi un cartel de publicidad muy grande, de unos 15 metros de largo, que estaba colgado en el techo de la estación que te deposita en la Universidad de Harvard. El cartel decía lo siguiente:

www.(primer primo de 10 dígitos consecutivos del desarrollo de e).com

Y nada más que eso. Obviamente, me llamó muchísimo la atención y lo primero que pensé era si se trataría efectivamente de un cartel de publicidad o que algunas personas estarían haciendo una broma o algo así. Pero no, el cartel tenía todas las características de estar impreso en forma convencional y no había razones para presumir que ése era el único.

Quiero poner una frase aquí, pero con el compromiso entre usted y yo de que no se verá intimidado. Lo que quiero explicar, en dos palabras, es qué es el número “e”.

Cuando uno dice que algo crece exponencialmente, aunque no lo sepa, involucra al número “e”. Cuando uno habla de logaritmos, habla del número “e”. Cuando uno habla de interés compuesto, habla del número “e”. Cuando uno habla de la escala de Richter para medir terremotos, está involucrado el número “e”.

De la misma forma que usted se acostumbró a escuchar o a leer que el número “pi” se escribe así:

pi = 3.14159...

el número “e”, también tiene infinitas cifras, y las primeras son las siguientes:

e = 2,718281828...

El número “e” es una suerte de pariente del número “pi”, en el sentido de que, así como “pi”, el número “e” es irracional y trascendente. (En otro momento voy a escribir algo más sobre él, pero a los efectos de lo que hace falta para esta nota basta con saber eso, que es un pariente de “pi”.)

La historia sigue así. Después de ver el cartel allí (y descubrirlo en otros lugares más), le comuniqué mi hallazgo a Carlos Dandrea, un muy querido amigo, también matemático, egresado de la UBA, que hoy trabaja en Barcelona, luego de su exitoso paso por Berkeley. Le comenté lo que había visto, pero que no sabía cómo hacer para resolver ese problema. Carlos, a su vez, me dijo que le trasladaría la pregunta a Pablo Mislej, otro muy buen matemático argentino que trabaja en un banco de Buenos Aires.

Pablo y su mujer acababan de tener su primer hijito. Carlos le trasladó el problema y, unos días después, Pablo me escribió un mail contándome lo que había hecho.

Su primera dificultad fue encontrar en alguna parte la mayor cantidad de decimales posibles que hubiera publicados del número “e”.

Y lo descubrió en esta página:

http://antwrp.gsfc.nasa.gov/htmltest/gifcity/e.1mil

Allí encontró el primer millón de dígitos del número “e”. Con esa información podía trabajar tranquilo. Esos datos se conocen ya desde hace muchos años, más precisamente desde 1994. Para fijar las ideas: en esa página web está escrita una tira del primer millón de decimales del número “e”. Lo que tuvo que hacer Pablo fue empezar a cortar esa tira enorme de un millón de números y separarla en segmentos de diez numeritos cada uno, y luego fijarse cuál de ellos era el primero en formar un número primo.Como se dan cuenta a esta altura, todo esto es imposible de hacer sin una computadora y siendo capaces de escribir un programa que haga lo que uno quiere. Bueno, Pablo lo hizo.

Con todo, la primera “tira” de 10 dígitos que cumplía con lo pedido era:

7427466391

Justo el número “7”, que aparece como primer número de esta tira, corresponde al dígito número 99 de la parte decimal del número “e”.

Con eso, había resuelto el problema del cartel. ¿Qué hacer entonces? Lo que tuvo que hacer fue ir a la página web siguiente:

http://www.7427466391.com/

y ver qué pasaba. Y fue (hoy, julio del 2006, ya no existe más). Cuando llegó allí, se encontró (algo así como si fuera “La Búsqueda del Tesoro”) con otro problema para resolver. Claro que, para llegar a él, había que haber resuelto el primero. Y lo que vio Pablo fue lo siguiente:

f(1)= 7182818284

f(2)= 8182845904

f(3)= 8747135266

f(4)= 7427466391

f(5)= __________

y de lo que se trataba era de completar la secuencia. Es decir, mirando los primeros cuatro números que aparecen en la columna de la derecha, ¿se le ocurre qué número poner en el quinto lugar?

Pablo me escribió que con suerte advirtió que, en los primeros cuatro números, cuando uno suma los diez dígitos, descubre que la suma da siempre 49. No sólo eso: como ya tenía los datos sobre el número “e” y su desarrollo, recordó que los primeros cuatro números que están en esa columna correspondían a cuatro de las “tiras” que él ya tenía. Es más: vio que el primer número (7182818284), correspondía a los primeros diez dígitos del desarrollo decimal del número “e”. El segundo (8182845904), son los dígitos que van desde el quinto hasta el decimocuarto lugar. El tercero (8747135266) corresponde a los dígitos que van del lugar 23 al 32 y por último, el cuarto (7427466391), es la “tira” que involucra a los dígitos 99 al 108 del desarrollo de “e”.

Se dio cuenta de que estaba cerca: necesitaba entonces buscar la primera “tira” de todas las que no había usado, que sumara 49.

¡Y la encontró! El candidato a ser el quinto número de la secuencia era el

5966290435

que corresponde a los dígitos 127 al 136 del desarrollo decimal. Y eso fue lo que escribió.

Cuando completó la secuencia y apretó “enter” en su computadora, apareció súbitamente en otra página web. Esta decía:

http://www.google.com/labjobs/index.html

en donde te invitaban a que envíes tu curriculum vitae y que la firma Google te tendría en cuenta para contratarte, porque habías superado los obstáculos que ellos creían suficientes para poder pertenecer a la firma.

Como dato ilustrativo, también otro amigo mío, y profesor de la Facultad de Ciencias Exactas (UBA), Ricardo Durán, resolvió el problema. Pero, hasta donde yo sé, por ahora Pablo sigue trabajando en el banco, y Ricardo es uno de los mejores profesores que tiene el departamento de matemática de la facultad, además de uno de los mejores tipos que yo conocí.