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domingo, 30 de mayo de 2010

La barrera

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por Roberto Fontanarrosa



Un paso más atrás. Dos más atrás. Tres. Ahí está bien. Ya está la barrera formada. Una baldosa más acá. Un momento. Ante todo, sacar las cosas del arco. Hay botellas debajo de la pileta. Ya la otra vez cagó una. Y dos sifones. El blindado no es nada, pero el otro puede reventar, y los sifones revientan y los pedacitos de vidrio saltan y se meten en los ojos de uno. Bien juntas las macetas de la barrera. El arquero muy nervioso. Miguel Tornino frente al balón. Atención. El rubio Miguel Tornino frente al balón. Una mano en la cintura. La otra también. La mano sacándose el pelo de la frente. La transpiración de la frente. De los ojos. Hay silencio en el estadio. Es la siesta. Hasta el Negro se ha quedado quieto. Resignado a ser simple espectador de ese tiro libre de carácter directo que ya tiene como seguro ejecutor a Miguel Tornino, que estudia con los ojos entrecerrados el ángulo de tiro, el hueco que le deja la barrera, la luz que atisba entre la pierna derecha del recio mediovolante de la visita y la pata de portland de la maceta grandota del culantrillo. Un solo grito en el estadio: Miguel, Miguel. El público de pie ante ésta, la última oportunidad del Racing Club cuando sólo faltan dos minutos para que finalice el match. Habrá que apurarse antes de que vuelva a adelantarse la barrera o el Negro insista en morder la pelota y hacerla cagar como el otro día que la pinchó el muy boludo. Sonó el silbato. Habrá que pegarle de chanfle interno. La cara interna del pie diestro de Miguel Tornino, el pibe de las inferiores debutante hoy le dará al balón casi de costado, tal vez de abajo, con no mucha fuerza pero sí con satánica precisión para que ese fulbo describa una rara comba sobre la cabeza de los asombrados defensores, sobre el despeinado pirincho del helecho de la segunda maceta y se cuele entre el travesaño, el poste, el postrer manotazo de la lata de aceite Cocinero que se ha lucido hasta el momento. ¡Tiró Tornino...! y... se hizo mimbre en el aire el arquero ante el latigazo insólito de curva inesperada y con la punta de los dos dedos allá voló la lata a la mierda, carajo que ladra el Negro, sí mamá... sí la guardo... está bien... pero mirá vos cómo la viene a sacar este guacho.


Los trenes matan a los autos. 1997. Ediciones de la Flor.
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¿Muerte del arte o estetización de la cultura?

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por María Gabriela Rebok
Investigadora del CONICET y de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires. Profesora de la Universidad Nacional de SAn Martín y de la Universidad del Salvador.



Para quienes el arte es entretenimiento, adorno y lujosa envoltura de las asperezas y dolores de la existencia, puede resultar francamente escandaloso que nos ocupemos de él en estos tiempos de penuria. Sin embargo, nosotros creemos que el arte custodia los secretos de la creatividad que nos salva y que es el único y más profundo recurso cuando la situación-límite inhibe la perpetua tendencia hacia la distracción. Dicho esto, ¿no se acaba todo destello de esperanza al comenzar con la referencia a la muerte del arte? Con todo, la experiencia de la crisis exige la precaución crítica. Por eso, nuestra consideración contemporánea acerca del arte oscila entre el diagnóstico de muerte o crepúsculo del arte y el arte como el estímulo más poderoso para el acrecentamiento de la vida. Desde la perspectiva filosófica esto equivale a explorar un espacio-tiempo que va desde Hegel y se polariza en Nietzsche, exigiendo una destrabazón del arte metafísico que si bien empieza con Nietzsche, se cumple en Heidegger y encuentra su intérprete contemporáneo en Vattimo.

A nuestro juicio, el nacimiento de una época y su cultura se debe a un sostenido impulso artístico. Así podemos aseverar que todo Occidente se funda a partir de la cultura artística griega, el Renacimiento instaura la Modernidad y nuestra época nace en plena efervescencia del Romanticismo. Si esto es así, la muerte del arte vendría ya anunciada por una condición senil de la cultura. ¿O cabe imaginar que el arte contemporáneo se difunde por capilares más sutiles, irrigando la cultura toda?

1. La muerte del arte y el diagnóstico hegeliano

Si bien, al decir de Jacques D'Hondt, Hegel no emplea nunca la expresión "muerte del arte", no erramos en considerarlo el disparador de la cuestión1.

Ya en la Fenomenología del espíritu, en el apartado dedicado a la religión revelada o manifiesta (offenbare Religion), Hegel se refiere al carácter pasado de la religión del arte o la religión griega y su relevo histórico por la religión cristiana de la interioridad y, en definitiva, por la subjetividad racional moderna. Estas pariciones exhiben "el dolor que se expresa en las duras palabras de que Dios ha muerto"2. Ello implica que el arte originado en el culto, muere con la muerte de Dios.

Una primera muerte de Dios a beneficio del hombre cotidiano se da en la conciencia cómica. A su vez, la conciencia cristiana en su primera figura de conciencia desgraciada vive el abandono de Dios en el más acá. Finalmente, en el capítulo VII -titulado "La religión", sección "La religión revelada"-, las palabras de Hegel suenan elegíacas:

"Ha enmudecido la confianza en las leyes eternas de los dioses, lo mismo que la confianza en los oráculos que pasaban por conocer lo particular. Las estatuas son ahora cadáveres cuya alma vivificadora se ha esfumado, así como los himnos son palabras de las que ha huido la fe; las mesas de los dioses se han quedado sin comida y sin bebida espirituales y sus juegos y sus fiestas no infunden de nuevo a la conciencia la gozosa unidad de ellas con la esencia. A las obras de las musas les falta la fuerza del espíritu que veía brotar del aplastamiento de los dioses y los hombres la certeza de sí mismo. Ahora, ya sólo son lo que son para nosotros -bellos frutos caídos del árbol, que un gozoso destino nos alarga, cuando una doncella presenta esos frutos; [...] el destino no nos entrega con las obras de este arte su mundo, la primavera y el verano de la vida ética en las que florecen y maduran, sino solamente el recuerdo velado de esta realidad"3.

No es difícil reconocer los diferentes momentos de la religión del arte griega4. La obra de arte abstracta aparece en sus tres configuraciones: las estatuas aluden a la "imagen de los dioses"; "el himno" está explícito, aunque en plural; las mesas de los dioses con su comida y bebida se refieren al "culto". Los juegos y las fiestas que el hombre se da en su propio honor, como las Olimpíadas, se inscriben en el segundo momento de "la obra de arte viviente". En ella se glorifica la corporeidad del atleta. Las obras de las musas nos permiten el ingreso en "la obra de arte espiritual". De sus tres configuraciones -la epopeya, la tragedia, la comedia- son identificables en el texto dos: la "tragedia" como aplastamiento de los dioses y los hombres bajo la fuerza reunificadora del destino y la "comedia" que instala la certeza de sí mismo.

Pero, acota Hegel, la doncella que nos alarga los frutos es más, es una forma superior del espíritu que ya no se expresa en lo sensible, sino que es el "ojo autoconsciente mismo", el que ha interiorizado el momento anterior. "[...] es el espíritu trágico que reúne todos aquellos dioses individuales y todos aquellos atributos de la sustancia en un panteón, en el espíritu autoconsciente como espíritu"5.

Parece que ahora Hegel abandona su primer proyecto del Programa sistemático más antiguo del idealismo alemán, en el cual adscribe a la búsqueda romántica de una nueva mitología o una nueva religión, que ya entonces -para él- es la religión racional, fecundada por la ilustración. Era la época en la que la generación creativa de los jóvenes alemanes -los hermanos Schlegel, Hölderlin, Schelling y Hegel, entre otros- sueña que aún es posible habitar en la belleza, declarando a la poesía "maestra de la humanidad" y, por horror al Estado mecánico, orientadora de la política.

Sin embargo, para el Hegel de las lecciones en Berlín, el espíritu madurado con la racionalidad moderna, ha descubierto sus intereses más elevados y verdaderos. El arte palidece a momento del pasado. No sin nostalgia y disposición de duelo, exclama Hegel: "Ya pasaron los hermosos días del arte griego, así como la época dorada de la baja Edad Media"6. El Absoluto, contenido del arte, busca formas más elevadas de expresión en un espíritu más desarrollado. Se trata ahora de conocer científica-, es decir, filosóficamente qué manifiesta el arte. "Considerado en su determinación suprema, el arte es y sigue siendo para nosotros, en todos estos respectos, algo del pasado"7. El mismo arte exige una reapropiación por medio del pensamiento.

La muerte del arte no se refiere, como es obvio, a la destrucción de las obras por cataclismos naturales, guerras y polución. No alude a políticas culturales carenciales. No se trata tan sólo de la desaparición de los estilos y géneros históricos y su reemplazo por otros nuevos. El fin del arte tampoco significa en modo alguno que haya terminado la productividad artística. Es innegable que nuestra época muestra la prodigalidad de sus creaciones en numerosas salas de exposiciones, de conciertos y de teatro. Los mismos medios masivos de comunicación contribuyen a su multiplicación y difusión. ¿Qué tarea le cabe a la filosofía, al pensamiento en este jardín tan florecido? Hegel dice: "orientarnos" y, cabe agregar, elevarnos aún más en la formación cultural o Bildung. Justamente su relación con la cultura -ahora moderna, reflexiva- ha cambiado. Su relación con el pensar tiene que ser desplegada, porque "ni el arte bello es indigno de una consideración filosófica, ni la consideración filosófica incapaz de conocer la esencia del arte bello"8.

El arte tiene su después en la filosofía como tuvo su antes en la naturaleza. Hoy el espíritu busca este tipo de satisfacción. "Puede sin duda esperarse que el arte cada vez ascienda y se perfeccione más; pero su forma ha dejado de ser la suprema necesidad del espíritu. Por muy eximias que encontremos todavía las imágenes divinas griegas y por muy digna y perfectamente representados (dargestellt) que veamos a Dios Padre, a Cristo y a María, ya no nos arrodillamos"9. Quedó atrás la búsqueda romántica de la "nueva mitología" y la fusión del arte con la religión y la cultura vividas10. Con este texto se afirma que no sólo habrá más obras de arte, sino

que podrán ser mejores que las del pasado. Ahora, en lugar de arrodillarnos ante las manifestaciones del arte, las examinamos, criticamos y reflexionamos sobre ellas. Con esto nace una nueva disciplina: la crítica del arte, la historia del arte y la filosofía del arte. Más aún, el arte abre en sí mismo espacios de elaboración teórica, como ocurre explícita o implícitamente en las vanguardias de la primera mitad del siglo XX. Pero antes tuvo que liberarse de los contextos ideológicos, ligados ya sea a intereses religiosos o poderes políticos. Esto ocurre en el interregno del "arte por el arte". Tras haberse postulado con el romanticismo como la "nueva religión", cede en esa pretensión, pero conserva la decisión de comprenderse en su autonomía.

Pero volvamos a las Lecciones sobre estética. Hegel explicita todavía más a qué se aplica el carácter pasado del arte. El arte y el artista ya no están consustanciados con la eticidad de sus pueblos, ni operan según sus contenidos y configuraciones particulares. La revolución estética romántica completa la revolución política francesa. El ideal de libertad es empuñado por el artista, "el arte se ha convertido por tanto en un instrumento libre que el artista puede manipular proporcionalmente a la medida de su destreza subjetiva respecto a cada contenido, sea de la clase que fuere. El artista está con ello por encima de las determinadas formas y configuraciones consagradas, y se mueve libremente para sí, independientemente del contenido y del modo de intuición en que antes estuvo lo sagrado y eterno ante los ojos de la conciencia"11. ¿Cómo entender esta nueva libertad de una manera no meramente negativa, de desligarse e independizarse respecto del pasado y de las convenciones sociales y académicas? ¿No hay una clave que el mismo arte nos pueda brindar? Parece que Hegel nos orienta en este sentido cuando afirma: "el artista se comporta con su contenido, por así decir, como un dramaturgo, que presenta y expone personas distintas, extrañas"12. Y para ello se puede servir de imágenes y formas artísticas anteriores, con lo cual Hegel preludia la desdramatización del pasado y el reciclaje de sus estilos a la manera del arte posmoderno. Sin embargo, su obligación principal es para con su propio presente para abrir en él nuevos espacios de intuición.

En síntesis, "ahora el artista, cuyos talento y genio están para sí liberados de la anterior limitación a una forma artística determinada, tiene a su servicio y a su disposición cualquier forma así como cualquier material."

El creador encuentra su felicidad no en la autonomía del arte -para Hegel, la referencia a la realidad efectiva es insoslayable-, sino en la multifacética vida cotidiana del hombre. "[...] hace del humanus su nuevo santo: la profundidad y altura del ánimo humano como tal, lo universalmente humano de sus alegrías y sufrimientos, sus afanes, actos y destinos. Con esto el artista extrae su contenido de él mismo y es el espíritu humano que se determina efectivamente a sí mismo, que considera, trama y expresa la infinitud de sus sentimientos y situaciones, al que nada que pueda devenir vivo en el pecho humano le es ya extraño"13. Es la autoconciencia moderna -conquistada en su acción transformadora de las condiciones dadas- la que afirma aquí su poderío. El arte se expone a nuevos riesgos y requiere tanto de parte del creador como del observador participante o fruidor una renovada superación de la extrañeza. Por otra parte, "el experimento ha hecho saltar todos los límites"14. Contra el peligro de embotamiento de la sensibilidad capaz de abrirse a la verdad del arte, los artistas contemporáneos someten a su público a sacudidas de extrañamiento (Verfremdung), sin que un mito unificador los proteja15. Pensemos, por ejemplo, en el teatro de B. Brecht.

"La apariencia y el operar de lo imperecederamente humano en su más multilateral significado e infinita expansión es lo que en este depósito de situaciones y sentimientos humanos puede constituir ahora el contenido absoluto del arte"16. Hasta lo más pequeño y cotidiano puede ser vivificado por una reflexión rica en el sentimiento y el vuelo de la imaginación y deparar así una poesía de la aprehensión (Poesie derAuffassung)17. Ya se insinúa aquí una estética de la recepción. Un espíritu más profundo y una conciencia enriquecida transformarán la cultura de nuestra época a tal punto que un objeto cualquiera pueda mostrarse y gozarse como algo nuevo, bello y en sí mismo valioso. Un testimonio de esta tendencia del arte contemporáneo lo encontramos, por ejemplo, en la obra de Duchamp y de Andy Warhol.

Annemarie Gethmann-Siefert, enfatiza mucho el tomar en consideración los archivos que contienen los textos de las lecciones sobre estética berlinesas de los años 1820/21, 1823, 1826 y 1828/29, para equilibrar algunos arreglos hechos por el discípulo de Hegel, Hotho, en la edición de las Lecciones sobre estética y cuya versión ha llegado a nosotros18.

Si bien la proclamada libertad del arte rechaza su utilización ideológica, es decir, su subordinación a intereses de dominio, evita también el encierro del "arte por el arte". Es, por el contrario, decisiva su función formadora de cultura. Y en la cultura contemporánea, el arte tiende a:

* el goce que crea las condiciones de la vida feliz;

* la belleza que provoca dicho goce y torna al hombre receptivo respecto de su significación y verdad epocal;

* la mediación poética hacia lo extraño- extranjero y abre así una posibilidad intercultural. Hegel se vale del ejemplo de Goethe y su Ost- westlicher Diwan (El diván oriental-occidental);

* la "ampliación de las posibilidades de la intuición sensible, a una reflexividad de la sensibilidad";

* el contenido cotidiano "deviene -gracias a la belleza- en un símbolo de la consistencia del mundo". Lo que Hegel llama la "musicalidad del color", en la pintura de género holandesa por ejemplo, remite la cosa profana y la escena trivial a otra realidad, la del espíritu;

* la liberación de los pintores holandeses les permite reencontrar su propio modo de vida, ellos "han instalado el arte en su propia felicidad de vivir". Han encontrado la relación apropiada y exitosa con el mundo. Con alegría y serenidad gozan los objetos del mundo que el arte transformó en bellos.19 Pero "el goce artístico inmediato" clama, en esa inmediatez, por su superación, pues -como ya lo viera Platón- su propio impulso consiste en elevarse.

El crepúsculo del gran arte es también aquel atardecer en que el buho de Minerva alza su vuelo. Pero en estas condiciones, la misma filosofía comienza a pintar "gris sobre gris"20 y languidece. Creemos que, al despojarse de su núcleo poético-imaginativo presagia su propio fin21. Hay muertes que acontecen en cadena: muerte del arte y muerte de los grandes discursos, la muerte de Dios y la muerte del hombre.

Con todo, pareciera que el arte recoge el reto de Hegel de otorgarle al espíritusu autosatisfacción. Así Kandinsky, en De lo espiritual en el arte, inicia otro camino, un camino alternativo: el del arte "sin objeto",llamado sucesivamente "arte abstracto", "arte absoluto" y "arte concreto". Éste engendra sus propios "objetos absolutos" que gozan de la misma independencia de los "objetos de la naturaleza"22.

Veamos ahora cómo interpreta Walter Benjamin la desacralización del arte contemporáneo, un siglo después de Hegel. En su libro La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, de 1936,relaciona los cambios producidos en la experiencia artística con los cambios histórico-culturales. Elabora el famoso motivo de la pérdida del aura en la obra de arte. A la pregunta qué sea el aura, responde: "Una peculiar entramado (Gespinst) de espacio y tiempo: fenómeno (Erscheinung) único de lejanía por muy cercano que esté"23. El aura de las obras de arte se debe a su tradicional inserción en el culto. Su función ritual las cargaba de un carácter único y durable. "En otras palabra: el valor único de la 'auténtica' obra de arte está siempre fundado teológicamente." El mismo "l'art pour l'art" es, para Benjamin, una teología negativa del arte24.

Ahora bien, "la reproductibilidad técnica de la obra de arte la emancipa por primera vez en la historia mundial de su existencia parasitaria respecto del ritual"25. Y esto está en estrecha conexión con los cambios sociales acontecidos: un movimiento de masas intenso y creciente. Es tendencia de las masas suprimir las distancias en beneficio del acercamiento de las cosas y superar asimismo el carácter único por medio de la reproductibilidad ilimitada. Esto permite la despreocupación por la durabilidad, y hace posible un arte efímero. Según Benjamin, con eso cambia también la fundamentación del arte. "En lugar de una fundamentación en el ritual surge una fundamentación en otra praxis: su fundamentación en la política"26. Pero, entonces la valoración del arte se hace nuevamente heterónoma, ideológicamente dependiente. Para Benjamin será arte auténtico el socialista e inauténtico el fascista. Se aboca Benjamin a un análisis de las nuevas artes relacionadas con la revolución tecnológica y el advenimiento de la sociedad de masas, como la fotografía y el cine, artes en las que la reproductibilidad es constitutiva. Pero advierte que en ellas la evanescencia del halo aurático no es instantánea, porque el aura persiste en ciertos nichos como la sacralización de las fotografías de los antepasados o el atribuirle al cine una nueva y posible relación con lo Absoluto. Hoy debemos analizar e interpretar el nuevo curso que puede abrir el arte digital en la televisión y en la red informática. Nacidas en medio de la desacralización, ¿persistirán inexorablemente en ella o buscarán un destino más elevado?
2. El arte como exaltación de la vida en Nietzsche

Frente a Hegel, Nietzsche acusa más bien la huella de la concepción del joven Schelling acerca del arte. Recordemos algunos de sus motivos con los que cabe emparentar a Nietzsche. Tanto en el Sistema del idealismo trascendental (1800) como en la Filosofía del arte (1802/3), Schelling propone una redención artística del sufrimiento que es alimentado por la contradicción entre lo finito y lo infinito, lo subjetivo y lo objetivo, lo consciente y lo inconsciente, la naturaleza y el espíritu. La comunicación del artista produce la obra de arte, manifestación finita de lo infinito. "Y lo infinito expresado de modo finito es belleza"27. Le toca al genio soportar el dolor de estas tensiones primigenias y transmutarlas en "armonía infinita"28. Con Schelling la revolución artística del romanticismo fecunda también al pensar filosófico. El arte es instauración de verdad. "[...] el arte es la única y eterna revelación que existe y el milagro que, aunque hubiese existido una sola vez, debería convencernos de la absoluta realidad de aquello supremo"29. Cumple su redención porque es santo, sano, intacto, curativo, entero. No imita la naturaleza, sino que ella lo tiene por modelo30. El mundo ideal del arte y el real de los objetos responden a una misma actividad productora, aquel en su fase consciente, éste en la inconsciente.

"El mundo objetivo es sólo poesía originaria, aun no consciente, del espíritu; el organon general de la filosofía -y el coronamiento de toda su bóveda- es la filosofía del arte"31. Para los románticos, la poesía remite a poiesis, y ésta a poiein, o sea, a hacer o actividad creadora.
En la poesía la naturaleza se pone a cantar. "[...] es de esperar que la filosofía, del mismo modo que ha nacido y ha sido alimentada por la poesía durante la infancia de la ciencia, y con ella todas aquellas ciencias que ella conduce a la perfección, tras su culminación vuelva como muchas corrientes aisladas a fluir al océano universal de la poesía del que había partido"32. La primera mediación entre filosofía y poesía estuvo a cargo de la mitología. Schelling termina preguntándose cómo ha de ser la "nueva mitología", producida por una generación también nueva, bajo un único poeta, una mitología que sea apertura de un destino histórico futuro.

Schelling postula, en definitiva, una filosofía del arte responsable del enlace entre necesidad y libertad. Y a ese acontecimiento lo denominamos, en consonancia con el espíritu de nuestra época, "destino". Porque "mientras la inteligencia teórica conoce al mundo y la inteligencia práctica lo ordena, la inteligencia artística es creadora de mundo"33.

2.1. Nietzsche y su fisiología del arte: el arte como estimulante de la vida

En contraste con los anunciadores de la muerte del arte, Nietzsche lo considera un privilegiado estimulante de la vida, a tal punto que en sus escritos póstumos desarrolla una verdadera fisiología del arte:

"El arte nos recuerda estados del vigor animal; por un lado, es un exceso y derroche de una corporeidad floreciente en el mundo de las imágenes y deseos; por el otro lado, una excitación de las funciones animales por medio de imágenes y deseos de una vida exaltada, una elevación del sentimiento de vida, un estimulante de este sentimiento"34.

Lo que cuenta es la voluntad de poder por la que la vida quiere más vida. En su Ensayo de autocrítica antepuesto al Nacimiento de la Tragedia, Nietzsche le adjudica al arte esta capacidad de vincular con la vida y dice que habría que "ver la ciencia con la óptica del artista, y el arte, con la de la vida..."35.

La relación del arte con la vida, con toda vida, es esencial. Sólo una cultura nihilista puede no vibrar con el arte, y pronuncia así su propia condena de muerte. La sobreabundancia corporal fue el poder que instauró e incentivó aquellos deseos que buscan satisfacción en las imágenes artísticas. A su vez, éstas estimulan un sentimiento pujante de la vida. Hoy volvemos a habitar un mundo de imágenes. Digo volvemos, porque también el arte gótico dirigía sus mensajes por medio de imágenes a una mayoría analfabeta. Sin embargo, en la situación actual hay algo inédito: el arte de la reproductibilidad cuyo destinatario es la sociedad de masas, con alfabetismo en retroceso y una vida cuya intensidad se patologiza bajo la forma del destress.

En consecuencia apelar hoy a las consignas de Nietzsche resulta doblemente desafiante. Con Nietzsche intentamos recuperar, aunque sea programáticamente esa íntima relación con la vida, que pone al arte también en la vecindad del amor:

"[...] una fiebre que tiene fundamentos para transfigurarse, una embriaguez que hace bien en mentir sobre sí misma...Y, en todo caso, cuando se ama, se miente bien de sí y sobre sí: uno se parece a sí mismo transfigurado, más fuerte, más rico, más perfecto, se es perfecto... Encontramos aquí al arte como función orgánica: lo encontramos introducido en el instinto más angelical: el "amor"; lo encontramos como el más grande estimulante de la vida. Con eso, el arte resulta conforme al fin aun cuando miente. [...Hay algo más:] produce el desfase de los valores. Y no sólo desplaza el sentimiento del valor: el amante es más valioso, es más fuerte. En los animales, semejante estado provoca nuevas armas, pigmentos, colores y formas; ante todo, nuevos movimientos, nuevos ritmos, nuevos tonos de atracción y tentación. Y no es de otra manera en el hombre. Su resistencia de conjunto es más rica que nunca, más poderosa, más íntegra que en el que no ama. El amante se convierte en derrochador: es lo suficientemente rico para ello. Ahora tiene coraje, deviene aventurero, casi un asno de magnanimidad e inocencia; cree otra vez en Dios, cree en la virtud, porque cree en el amor: y, por otra parte, le crecen a ese idiota de la felicidad alas y nuevas capacidades, y hasta se le abre la puerta para el amor"36.

Altamente sugestivo, el arte es el tonificante de la vida, enciende el placer como "sentimiento de la fuerza", no debilitado por el hedonismo. Es la culminación de las posibilidades de comunicar y transmitir: "es la fuente de las lenguas". Toda elevación artística de la vida aumenta la comunicación y la capacidad de entendimiento mutuo37.

En consecuencia, el artista pertenece a una raza más fuerte38.

Si toda belleza es una exaltación de la vida, lo feo, en cambio, denuncia su disminución, ocaso, empobrecimiento, impotencia, disolución, descomposición, depresión, sustrae fuerza, es torpe de movimiento. Nada sabe de la ligereza danzante39.

El arte transfigura sus muertes arraigándose en la voluntad de poder, afirmadora de la vida que retorna eternamente. Según Heidegger, en Nietzsche: "El arte es una forma de la voluntad de poder". Permite el aflorar de dicha voluntad en su forma más elevada como un "contramovimiento frente al nihilismo" en la medida en que instaura una fisiología artística de la embriaguez. Y con ello la creación de nuevos valores40.

Ahora bien, el arte habla desde la experiencia de un ser-en-tensión. Además de la tensión básica del arte cuestionado y exaltado (de su crepuscularidad mortal y de su condición de estímulo de la vida), quedan por considerar otras tensiones que permiten un acercamiento a la comprensión de la esencia del arte. Ellas son la tensión entre lo apolíneo y dionisíaco (Nietzsche), la tensión en lo bello-terrible de Rilke, la tensión entre la apertura de mundo y la sustracción de la tierra (Heidegger).

2.2. La intensidad trágica del arte: lo apolíneo y lo dionisíaco como una ontomitología

"[...] el desarrollo del arte -dice Nietzsche- está ligado a la duplicidad de lo apolíneo y de lo dionisíaco de modo similar a como la generación depende de la dualidad de los sexos, entre los cuales la lucha es constante y la reconciliación se efectúa sólo periódicamente"41.

Apolorepresenta el principio de individuación y de la mesura. Sus dos máximas: "¡Conócete a ti mismo!" y "¡Nada en demasía!" son inseparables. Es el dios solar de la bella y traslúcida apariencia , de la configuración, pero también es el dios del sueño y de la adivinación. Preside el arte del escultor.

Dionisos, en cambio, es quien nos reconduce a la unidad primordial, mediante la generación entusiasta del desborde. Es la embriaguez vincular, dios de la música y de la danza. La sabiduría dionisíaca cuenta con los horrores de la existencia y su dolor, el nacimiento en tanto éxodo de la protounidad es una desgracia mayor que la misma muerte.

Por influjo de Apolo, la sabiduría trágica trastrueca esta valoración y sostiene que ahora la desgracia es morir alguna vez, y lo peor es morir joven42. El mito cuenta que Apolo salvó a Dionisos de su desgarramiento.

Junto a la metáfora matrimonial ya mencionada, aparece la de la alianza fraterna43 entre los dos principios igualmente esenciales en el origen de la tragediay del arte en general. Estamos más bien en presencia de dos pulsiones artísticas de la naturaleza (Kunsttriebe der Natur)44 y, por ende, de una ontomitología45.

Como el sueño, el arte es apariencia duplicada, apariencia de la apariencia, lo más manifiesto y esplendente de la apariencia. En el capítulo IV, Nietzsche se refiere a la Transfiguración de Rafael (del 1517) en los siguientes términos:

"En su Transfiguración la mitad inferior, con el muchacho poseso, sus desesperados portadores, los perplejos y angustiados discípulos, nos muestra el reflejo del eterno dolor primordial, fundamento único del mundo: la'apariencia' es aquí reflejo de la contradicción eterna, madre de las cosas. De esa apariencia se eleva ahora, cual un perfume de ambrosía, un nuevo mundo aparencial, casi visionario, del cual nada ven los que se hallan presos en la primera apariencia -un luminoso flotar en una delicia purísima y en una intuición sin dolor que irradia desde unos ojos muy abiertos. Ante nuestras miradas tenemos aquí, en un simbolismo artístico supremo, tanto aquel mundo apolíneo de la belleza como su substrato, la horrorosa sabiduría de Sileno, y comprendemos por intuición su necesidad recíproca. Pero Apolo /.../ nos muestra con gestos sublimes cómo es necesario el mundo entero del tormento, para que ese mundo empuje al individuo a engendrar la visión redentora, y cómo luego el individuo, inmerso en la contemplación de ésta, se halla sentado tranquilamente, en medio del mar, en su barca oscilante"46.

Si bien ya son caducos ciertos recursos metafísicos como la dualidad apariencia-cosa en sí, lo uno y lo múltiple como contrapuestos, la convicción schopenhaueriana del sufrimiento originario de la voluntad como núcleo de todo ente, tuvo que darse en el mismo Nietzsche un intento de superación de la metafísica (Überwindung y Verwindung) como síntoma de una remisión y convalecencia. En los escritos póstumos ya se nota la presencia de una tal retorsión por sobretorsión.

2.3. La tensión rilkeana de lo bello-terrible y la heideggeriana de mundo-tierra

Con el romanticismo literario y filosófico, nace nuestra época contemporánea signada por la experiencia de lo trágico, pero también una nueva libertad en busca de la mitología capaz de salvarnos. En la filosofía del arte se observa una contaminación de lo bello con lo sublime que excede todo marco finito47. Lo bello artístico ya no es mimesis de lo bello natural, ni armonía de las facultades subjetivas. Sí podemos decir que expande un esplendor terrible-fascinante, como ese esplendor del ángel en Rilke, símbolo de la transmutación de lo visible en invisible, del advenimiento del espíritu.

"Pues lo bello no es más que el comienzo de lo terrible, que todavía soportamos y admiramos tanto, porque, sereno, desdeña destrozarnos. Todo ángel es terrible"48.

Así, un rasgo trágico socava la libertad tan duramente conquistada.

No menos inquietante es la hermenéutica heideggeriana. Ya no se trata de la perspectiva del artista creador, que fue la de Nietzsche, sino de la obra de arte como puesta-en-obra de la verdad. No hay artista cuando falta la obra. Ahora bien, la verdad es alétheia, desocultamiento. Sabe que lo memorable de Mnemosyne acontece a contramuerte y a contraolvido, en una suerte de lucha originaria (Urstreit). Esta lucha matricial en la que acontece la verdad inscribe en su propio seno la otra lucha epocal y trágica en la que se abre y amanece un mundo en una tierra que se sustrae y reserva. Mundo y tierra son lo que son en el recíproco embate. En el elemento tierra opera un rehusarse no aclarado ("unerklärtes Sichversagen"), incluso frente a la penetración calculadora y técnica. La obra de arte trae la tierra a lo abierto como aquello que cierra ("das Sichverschliessen der Erde"). A ello se añade otro rasgo trágico: la fatalidad del abandono y ausencia del Dios ("das Verhängnis des Ausbleibens des Gottes"). Más aún, el medio abierto por la verdad del arte, la Lichtung (el claro), circunda al ente como una nada ("wie das Nichts")49.

La misma rasgadura (Riss) que diferencia mundo y tierra, permite el erguirse del rasgo. Con todo, se trata de una poética (Dichtung), esto implica donación, fundación y comienzo. Un empuje (Stoss) detinal da así nacimiento a una época y a un pueblo histórico50.

3. Hacia una estetización de la cultura contemporánea

Con Vattimo adherimos a la interpretación de una cultura contemporánea cada vez más estética tras el fenómeno de la muerte del gran arte o el arte aurático. Al lado de cada acta de defunción hay un acta de nacimiento. Vattimo considera la atmósfera crepuscular como la más propicia para un tipo de pensamiento como el suyo, un "pensamiento débil", "dolce" o suave (expresión que prefiero), que convalece de toda violencia. Se trata de un pensamiento posmetafísico, pero que entiende su relación con la metafísica como una Verwindung: remitir en el triple sentido de remitir o convalecer de una enfermedad, remitir un mensaje, remitirse a alguien en la apelación51. ¿Cómo remitir la anunciada muerte del arte? Lo primero es un certero diagnóstico. Vattimo recoge tres síntomas decisivos que aún se entremezclan en nuestra cultura y que tienen carácter mortal.

3.1. La muerte del arte entendido como la utopía destinada a suprimir la alienación. Porque la utopía realizada deja al arte sin la función que se entendía le era esencial, la cancelación del extrañamiento. La propuesta marcusiana en Eros y Civilización intenta suprimir la sobredeterminación de la represión en beneficio del principio de rendimiento en la sociedad postindustrial. Propone cambiar el paradigma de Prometeo -que enfatiza el esfuerzo sufrido y el rendimiento- por el de Orfeo y Narciso figuras del gozo de la creatividad y de una relación más libre con la naturaleza, en buena parte posibilitada por la evolución de la misma técnica52. Sabemos también la influencia -según él no querida- que ejerció sobre los jóvenes de la revolución cultural de mayo del '68. No obstante, persiste la dificultad, porque -según algunos- la alienación no desaparece, sólo muta. Hoy ya no consiste en la reificación del hombre, sino que acontece en la licuefacción de todo ser en el simulacro. Recuérdese la crítica de Baudrillard53 y de Virilio54.

3.2. La muerte del arte en el Kitsch. El Kitsch no sólo representa una degeneración del gusto, sino es la ejecución de la parodia de todos los estilos y géneros artísticos, generalmente en materiales innobles (por ejemplo, el plástico). Gran parte de la cultura massmediática lo expande para generar una suerte de goce distraído y diseminado. Parecería, entonces, que el arte al estrechar vínculos con la vida cotidiana, se nivela, pierde su referencia a lo otro y se hunde atado a los valores más bajos55. Un goce discontinuo y en píldoras apenas alcanza para calmar los nervios.

3.3. El arte muere de la manera más genuina, o sea, de muerte propia, en el silencio. Así, por ejemplo, en Becket el silencio permite excavar el hueco para que pueda surgir la fuente. Es la experiencia del abismo posibilitada por la deconstrucción llevada a cabo por los grandes artistas del siglo XX, entre ellos Picasso. Es el precio de las metamorfosis necesarias, el fenómeno del ave Fénix o, mejor, de la muerte y resurrección del arte. Ya lo escribió Hegel en su Fenomenología del espíritu: "Pero la vida del espíritu no es la vida que rehuye (scheut) la muerte y se mantiene pura de la devastación (Verwüstung), sino la que sabe soportarla y mantenerse en ella"56.

Sin embargo, el resultado puede ser diferente: puede reforzar la subjetividad del artista, hasta convertirlo en un competidor de Dios (Picasso), así en el modernismo y las vanguardias; o , línea hacia la que nos orienta la ontología hermenéutica de Vattimo, someter el sujeto a una cura de adelgazamiento hasta purgarlo de todas sus violencias57.

4. Consideraciones finales

En Hegel, el carácter "pasado" del arte -que inspiró el discurso contemporáneo acerca de la "muerte del arte"- responde, por un lado, a la necesidad del sistema para alcanzar la manifestación del Absoluta en formas superiores al arte, o sea, en la religión y en la filosofía. Sin embargo, hay también una crepuscularidad que se viene gestando en el devenir histórico inmanente al arte mismo58. Esto último fue advertido también por Nietzsche en la ambigüedad del romanticismo. Por fin, el núcleo trágico horadante muestra el desfondamiento operado por la verdad a través del arte, con vistas a una nueva fundación. Así también se suceden las explosiones extáticas en el artista y en la obra, ambos a la conquista de nuevos espacios.

Vivimos en una época en que los medios masivos de comunicación expanden aceleradamente la estetización a través de la información, los entretenimientos, los programas culturales y hasta la oferta misma de productos y mercancías. Esta disponibilidad del arte en general no tiene precedente histórico y es resultado de la liberación de los espacios acotados, incluido el museo imaginario con sus valores con nostalgia de aura. Todo confinamiento es arrollado para realizar efectivamente aquella libertad en el artista y en el fruidor, en el contenido y en la forma, de la que nos hablaba Hegel. Los ejemplos del land art, del body art, el teatro de calle, la acción teatral como trabajo de grupo y de barrio sólo son posibles en una época como la nuestra.

A.C. Danto expresa el deseo de que este arte polifacético sea también el fermento de un pluralismo político, una especie de paradójica "profecía del presente"59. Recuperaríamos así el goce kantiano del arte que consiste en saberse partícipe de un grupo con capacidad de apreciar lo bello y cuyo ideal apunta a la humanidad misma, ese humanum hegeliano que germina en silencio, mientras nos acechan todos los ruidos posibles.

El retorno de lo sagrado en el mundo contemporáneo, como lo plantea el último Vattimo, parece acompañado de la liquidación de los lugares fijos y separados, para fluir por senderos inexplorados (Holzwege). Quizás en la técnica de la comunicación se prepare ese centelleo del Ereignis60 en el cual el arte y lo sagrado festejen su mutua libertad para el encuentro.


Notas


1 Cfr. D'Hondt, Jacques, Hegel et la mort de l'art, en Fabbri,Véronique, et Veillard- Baron (coord.), Esthétique de Hegel, L'Harmattan, Montreal, 1997, p. 94. D'Hondt recalca la incidencia de Montesquieu, Goethe y Schiller sobre Hegel (pp. 92-94). Cf. Gadamer, Hans-Georg, Ende der Kunst? Von Hegels Lehre vom Vergangenheitscharakter der Kunst bis zur Anti-Kunst von heute, en Ästhetik und Poetik- 1.- Kunst als Aussage, Gesammelte Werke, Mohr-Siebeck, Tübingen, 8. Bd., 1999. Der Kunstbegriff im Wandel, en Hermeneutische Entwürfe, Mohr-Siebeck, Tübingen, 2000. [ Links ] [ Links ]
2 Hegel, Georg Wilhelm Friedrich, Fenomenología del Espíritu, trad. W. Roces, FCE, Buenos Aires, reimpr. 1992, p. 435. "[...]der Schmerz, der sich als das harte Wort ausspricht, dass Gott gestorben ist." Phänomenologie des Geistes, J. Hoffmeister (Hg.), Meiner, Hamburg, 61952, p. 523. (En adelante citaremos F. y Ph., respectivamente). [ Links ]
3 Ib., pp. 435 s. "Ebenso ist das Vertrauen in die ewigen Gesetze der Götter, wie die Orakel, die das Besondere zu wissen taten, verstummt. Die Bildsäulen sind nun Leichname, denen die belebende Seele, sowie die Hymne Worte, deren Glauben entflohen ist; die Tische der Götter ohne geistige Speise und Trank, und aus seinen Spielen und Festen kommt dem Bewusstsein nicht die freudige Einheit seiner mit dem Wesen zurück. Den Werken der Muse fehlt die Kraft des Geistes, dem aus der Zermalmung der Götter und Menschen die Gewissheit seiner selbst hervorging. Sie sind nun das, was sie für uns sind, -vom Baume gebrochne schöne Früchte, ein freundliches Schicksal reichte sie uns dar, wie ein Mädchen jene Früchte präsentiert; [...]. So gibt das Schicksal uns mit den Werken jener Kunst nicht ihre Welt, nicht den Frühling und Sommer des sittlichen Lebens, worin sie blüten und reiften, sondern allein die eingehüllte Erinnerung dieser Wirklichkeit." Ph., pp. 523 s.
4 Cfr. F., pp. 408-433; Ph., pp. 490-520.
5 F., p. 436; "[...] er ist der Geist des tragischen Schicksals, das alle jene individuellen Götter und Attribute der Substanz in das eine Pantheon versammelt, in den seiner als Geist selbst bewussten Geist."Ph., p. 524.
6 Hegel, G. W. F., Lecciones sobre estética, trad. A. Brotóns Muñoz, Akal, Madrid, 1989, p. 13. "Die schönen Tage der griechischen Kunst wie die goldene Zeit des späteren Mittelalters sind vorüber." Vorlesungen über die Ästhetik, en Werke 13, E. Moldenhauer y K. M. Michel (Hg.), Suhrkamp, Frankfurt am Main, 51997, T. I, p. 24. (En adelante citaremos Est. y Ästh., respectivamente). [ Links ]
7 Est., p. 14. "In allen diesen Beziehungen ist und bleibt die Kunst nach der Seite ihrer höchsten Bestimmung für uns ein Vergangenes." Ästh., p. 25.
8 Est., p. 15. "[...] weder die schöne Kunst einer philosophischen Betrachtung unwürdig noch die philosophische Betrachtung unfähig sei, das Wesen der schönen Kunst zu erkennen." Ästh., p. 29.
9 Ib., p. 79. "Man kann wohl hoffen, dass die Kunst immer mehr steigen und sich vollenden werde, aber ihre Form hat aufgehört, das höchste Bedürfnis des Geistes zu sein. Mögen wir die griechischen Götterbilder noch so vortrefflich finden und Gottvater, Christus, Maria noch so würdig und vollendet dargestellt sehen - es hilft nichts, unser Knie beugen wir doch nicht mehr." Ästh., p. 142.
10 Cfr. Gadamer, H.-G., Der Kunstbegriff im Wandel, en Hermeneutische Entwürfe, p. 152 [ Links ]
11 Ib., p. 443. "[...] die Kunst dadurch ein freies Instrument geworden, das er nach Massgabe seiner subjektiven Geschicklichkeit in bezug auf jeden Inhalt, welcher Art er auch sei, gleichmässig handhaben kann. Der Künstler steht damit über den bestimmten konsekrierten Formen und Gestaltungen und bewegt sich frei für sich, unabhängig von dem Gehalt und der Anschauungsweise, in welcher sonst dem Bewusstsein das Heilige und Ewige vor Augen war." Ästh. , T. II, p. 235.
12 Ib. "Deshalb verhält sich der Künstler zu seinem Inhalt im ganzen gleichsam als Dramatiker, der andere, fremde Personen aufstellt und exponiert." Ib.
13 Est., p. 444. ""In dieser Weise steht dem Künstler, dessen Talent und Genie für sich von der früheren Beschränkung auf eine bestimmte Kunstform befreit ist, jetzt jede Form wie jeder Stoff zu Dienst und zu Gebot." "[...] zu ihrem [der Kunst] neuen Heiligen den Humanus macht, die Tiefen und Höhen des menschlichen Gemüts als solchen, das Allgemeinmenschliche in seinen Freuden und Leiden, seinen Bestrebungen, Taten und Schicksalen. Hiermit erhält der Künstler seinen Inhalt an ihm selber und ist der wirklich sich selbst bestimmende, die Unendlichkeit seiner Gefühle und Situationen betrachtende, ersinnende und ausdrückende Menschengeist, dem nichts mehr fremd ist, was in den Menschenbrust lebendig werden kann." Ästh., T. II, pp. 237 s.
14 Gadamer, H.-G., Ende der Kunst?, en Ästhetik und Poetik - 1.-Kunst als Aussage-, Gesammelte Werke, Mohr-Siebeck, Tübingen, 1999, 8. Bd., p. 214.
15 Ib., pp. 220, 209 s.
16 Est., p. 445. "Das Erscheinen und Wirken des unvergänglich Menschlichen in seiner vielseitigen Bedeutung und unendlichen Herumbildung ist es, was in diesem Gefäss menschlicher Situationen und Empfindungen den absoluten Gehalt der Kunst jetzt ausmachen kann." Ästh., p. 239.
17 Cfr. Ib., p.446; Ästh., pp. 240 s.
18 Cfr. Gethmann-Siefert, Annemarie, Art et quotidienneté. Pour une rehabilitation de la jouissance esthétique, en Fabbri, V., et Veillard-Baron, J.-L. (coord.), Esthétique de Hegel, p. 50. Cf. También Gethmann-Siefert, A., "Ästhetik oder Philosophie der Kunst. Die Nachschriften und Zeugnisse zu Hegels Berliner Vorlesungen, en Hegel-Studien, n° 26, 1992. [ Links ] [ Links ]
19 Cfr. Gethmann-Siefert, Art et quotidienneté, pp. 64, 74, 76s. "Hegel über Kunst und Alltäglichkeit", en Hegel-Studien, n°. 26, 1993.
20 Cfr. Hegel, G. W. F., Grundlinien der Philosophie des Rechts, J. Hoffmeister (Hg.), Meiner, Hamburg, 41955, p. 17. [ Links ]
21 Gadamer denuncia remisiones hermenéuticas entre el fin de la historia (Hegel), el fin de la metafísica (Comte) y el fin de la filosofía (Nietzsche y Heidegger), en suma -para decirlo con Lyotard- el fin de los grandes relatos. Cf. Ende der Kunst, p. 207. D'Hondt sostiene que el arte morirá de muerte sublime, por universalización, y celebrará la reunión de la poesía con la filosofía y la política hasta que su sueño se desvanezca, buscando sus formas futuras. Cf. Hegel et la mort de l'art, pp. 102 s.
22 Cfr. Kandinsky, Vasili, De lo espiritual en el arte, trad. G. Dieterich, Paidos, Barcelona, 2ª reimpr. 1997, pp. 12 s. [ Links ]
23 Benjamín, Walter, Das Kunstwerk im Zeitalter seiner technischen Reproduzierbarkeit, en Gesammelte Schriften I-2, R. Tiedemann und H. Schweppenhäuser (Hg.), Suhrkamp, Frankfurt am Main, 31990, p. 440. [ Links ]
24 Cfr. Ib., p. 441.
25 Ib., p. 442.
26 Ib.
27 Schelling, Friedrich Wilhelm Joseph, Sistema del idealismo trascendental, ed.s J. Rivera de Rosales y V. López Domínguez, Anthropos, Barcelona, 22005, p. 418. Esta desproporción que introduce siempre lo infinito en lo finito, ya nos habla de un nuevo concepto de belleza, altamente contaminado por el de lo sublime, conceptos que Kant había mantenido rigurosamente diferenciados. [ Links ]
28 Cfr. ib., p. 415; Philosophie der Kunst, en Ausgewählte Schriften, Suhrkamp,Frankfurt am Main, 21995, T. 2, p. 307.
29 Sistema..., p. 415.
30 Cfr. ib., p. 420.
31 Ib., p. 159.
32 Ib., p. 426.
33 Leider, Kurt, Philosophen des spekulativen Idealismus. Fichte.Schelling.Hegel, Hansischer Verlagkontor, Lübeck, 1974, p. 57. [ Links ]
34 Nietzsche, Friedrich, Aus dem Nachlass der Achtzigerjahre, en Werke in drei Bänden, K. Schlechta (Hg.), Hanser, München 81977, T. 3, p. 536. [ Links ]
35 Nietzsche, Friedrich, Die Geburt der Tragödie, en Kritische Studienausgabe I, G. Colli und M. Montinari, DTV Gruyter, München, 1999, T. 1, p. 14. [ Links ]
36 Nietzsche, F., Nachlass..., p. 752.
37 Cfr. Ib., pp. 753 s.
38 Cfr. Ib., p. 754.
39 Cfr. Ib., p. 753.
40 Cfr. Heidegger, Martin, Nietzsche, trad. J. L. Vermal, Destino, Barcelona, 22000, T. I, pp. 122, 98, 126. [ Links ]
41 Die Geburt der Tragödie, p. 25. Trad. esp.: El nacimiento de la tragedia, trad. A. Sánchez Pascual, Alianza, Madrid, 31978, p. 40 (en adelante NT).
42 Cfr. GT., pp. 35 ss.; NT, pp. 52 ss.
43 Cfr. NT, pp. 172, 175, 185.
44 Cfr. NT, pp. 46 s., 108, 190 s.
45 Cfr. Rebok, María Gabriela, "La reinterpretación nietzscheana de lo trágico", en Escritos de Filosofía, n°. 39-40, 2001, p. 314. [ Links ]
46 NT, pp. 57 s.
47 Cfr. Gadamer, H.-G. , Der Kunstbegriff im Wandel (ver n. 1), p. 150.
48 Rilke Rainer Maria, "Primera Elegía de Duino", en Obras escogidas, trad. J. M. Valverde, Barcelona Plaza & Janes, p. 769. Sämtliche Werke, Insel, Frankfurt am Main 1955, p. 685. [ Links ]
49 Cfr. Heidegger, Martin, Der Ursprung des Kunstwerkes, en Holzwege, Klostermann, Frankfurt am Main, 41963, pp. 23, 25, 34-36, 41. [ Links ]
50 Cfr. ib., pp. 62, 64.
51 Cfr. Vattimo, Gianni, Muerte o crepúsculo del arte, en El fin de la modernidad. Nihilismo y hermenéutica en la cultura posmoderna, trad. A. L. Bixio, Gedisa, Barcelona 1986, p. 50. [ Links ]
52 Cfr. Marcuse, Herbert, Eros y civilización, trad. J. García Ponce, Seix Barral, Barcelona, 41968, pp. 158 s., 162 s. [ Links ]
53 Cfr. Baudrillard, Jean, El éxtasis de la comunicación, en Hal Foster (Comp.), La posmodernidad, Kairós, Barcelona, 1985, p. 190. Baudrillard habla del "hiperrealismo de la simulación". Cultura y simulacro, trad. A. Vicens y P. Rovira, Kairós, Barcelona, 21984, pp. 9-80. [ Links ]
54 Cfr. Virilio, Paul, Estética de la desaparición, trad. N. Venegas, Anagrama, Barcelona, 1988. [ Links ]
55 Cfr. Vattimo, G., op.cit., pp. 53 ss. Cfr. Gadamer, H.-G., Ende der Kunst?, pp. 212 s.
56 Hegel, G. W. F., Ph., p. 29; F., p. 24.
57 Cfr. Vattimo, op.cit., pp. 53-55.
58 Cfr. Seubold, Günter, "Hegels These vom Ende der Kunst", en E. Richter (Hg.), Die Frage nach der Kunst, Martin-Heidegger-Gesellschaft, Klostermann, Frankfurt am Main, p. 182. [ Links ]
59 Cfr. Danto, Arthur, Después del fin del arte, trad. E. Neerman, Paidos, Barcelona, 1999, pp. 58, 66. [ Links ]
60 Cfr. Heidegger, Martin, Identität und Differenz, Pfullingen, Neske, 41957, p. 27. [ Links ]



REBOK, María Gabriela. ¿Muerte del arte o estetización de la cultura?. Tópicos, Santa Fe, n. 15, dic. 2007 . Disponible en . accedido en 30 mayo 2010.


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sábado, 29 de mayo de 2010

Brenda Ruesell canta con nosotros.

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Piano in the dark




When I find myself watching the time
I never think about all the funny things you said
I feel like it's dead
Where is it leading me now

I turn around in the still of the room
Knowing this is when I'm gonna make my move
Can't wait any longer
And I'm feeling stronger but oh

Just as I walk through the door
I can feel your emotion
It's pullin' me back
Back to love you

I know I'm caught up in the middle
I cry just a little
When I think of letting go
Oh no, gave up on the riddle
I cry just a little
When he plays piano in the dark

He holds me close like a thief of the heart
He plays a melody
Born to tear me all apart
The silence is broken
And no words are spoken but oh

Just as I walk through the door
I can feel your emotion
It's pullin' me back
Back to love you

I know I'm caught up in the middle
I cry just a little
When I think of letting go
Oh no, gave up on the riddle
I cry just a little
When he plays piano in the dark


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viernes, 28 de mayo de 2010

"El médico aceptará las TIC si se convence de su utilidad"

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por Elena Escala



La Comisión Europea lleva más de 20 años invirtiendo en el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el sector sanitario, apoyando más de 450 proyectos. Entre ellos se encuentra el Proyecto EpSOS (European Patiens Smart Open Services) para el desarrollo de la historia clínica digital europea, y la iniciativa European eHealth Governance, que pondrá en marcha este año para aunar esfuerzos en el desarrollo de la e-salud.


"Nuestro objetivo es contribuir a la creación de mejores sistemas de salud. España es uno de los países en los que mayores progresos se han realizado y un ejemplo del éxito de iniciativas de e-salud, como los proyectos de prescripción electrónica y de gestión de datos de los pacientes", explica Ilias Iakovidis, director de la Unidad de Tecnologías de la Información y la Comunicación de la Comisión Europea. Sin embargo, estas iniciativas chocan en ocasiones con las reticencias de algunos profesionales, que ven en las TIC un riesgo y una amenaza para su práctica clínica. Al respecto, Iakovidis cree que "los médicos sólo aceptarán el uso de tecnologías de la información si están convencidos de su utilidad, si pueden resolver sus problemas y si son seguras y fáciles de usar".

La Unión Europea ha invertido 335 millones de euros en investigación en TIC desde 2007, y piensa "intensificar su trabajo en el desarrollo de sistemas de monitorización de pacientes, diagnóstico inmediato, detección de amenazas para la salud pública, simuladores de enfermedades y órganos artificiales para fomentar las terapias individualizadas, y la medicina predictiva".

De esta cantidad, 135 millones de euros han sido destinados al proyecto MyHeart para el desarrollo de sistemas de monitorización de personas mayores sanas o con enfermedades crónicas; 60 millones se han invertido en el proyecto EU-ADR, basado en sistemas avanzados para la alerta y prevención de lesiones y eventos adversos, y para la mejora de la seguridad en intervenciones quirúrgicas, y 140 millones se han ocupado en la creación de modelos informáticos para medicina personalizada y predictiva.



Diario Médico 15/3/2010


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Un puñado de pistachos diario reduce los niveles de colesterol

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Una dieta rica en frutos secos, especialmente en pistachos, reduce significativamente los niveles del colesterol total y del colesterol de lipoproteínas de baja intensidad (LDL), además de los triglicéridos, según un estudio publicado en Archives of Internal Medicine. La investigación es la más completa hasta ahora y consolida aún más la evidencia de que los frutos secos ayudan a reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular.



Para llegar a la conclusión, Joan Sabaté, de la facultad de Salud Pública de la Universidad de Loma Linda (Estados Unidos), autor principal del trabajo, revisó los resultados de 25 ensayos clínicos realizados en humanos desde 1992 hasta 2007. El análisis incluyó datos de 583 individuos (mujeres y hombres) con edades entre 19 a 86 años.

Los resultados mostraron que una ingesta diaria de 67 gramos de frutos secos bastaban para reducir los niveles de triglicéridos un 10,2 por ciento, el colesterol total un 5,1 por ciento y el LDL un 7,4 por ciento. La dosis funcionó muy bien como complemento a otras dietas como la típica occidental en la que se produjo una reducción del colesterol total del 7,4 por ciento y 9,6 por ciento en el LDL. Y tanto en la dieta con bajo contenido en grasa como en la mediterránea se observó una reducción de 4,1 por ciento en el colesterol total y 6,0 por ciento en LDL.

Pistachos, los más efectivos

Dentro de todos los frutos secos los pistachos son los que más propiedades tienen. "Disfrutar de un puñado o dos de pistachos puede proporcionar beneficios significativos a la salud del corazón", revela Martin Yadrick, de la Asociación Dietética Americana. "Son conocidos por la mejora que ejercen sobre la función de los vasos sanguíneos y el control de azúcar en la sangre, además actúan como potente antioxidante y ofrecen beneficios en el control de peso". Asimismo, los pistachos ofrecen más potasio y fitosteroles que cualquier otro fruto seco, además de carotenoides, luteínas y zeaxantina.


Diario Médico 16/5/2010.-
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Más rápido y más social: Ubuntu 10.04

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por Ariel Torre



El jueves 29 de abril, mientras atravesábamos un cierre complicado, Canonical liberó la nueva versión de Ubuntu Linux. Ni ese día, ni el siguiente, ni el sábado tuve tiempo para probarlo, y a duras penas me hice un rato el domingo para actualizar mi netbook. No fue un gran esfuerzo, a decir verdad: en el menú Administración> Gestor de actualizaciones apreté el botón Actualizar a la versión 10.04 LTS . Así de fáciles se han vuelto las cosas con Linux, lo que constituye casi una decepción (chiste).

Para amenizar la semana, se presentaron algunos problemas con una desktop que vengo actualizando desde la noche de los tiempos, pero ya llegaré a eso.

La cosa es que en menos de lo que dura un largometraje mi netbook quedó actualizada a la versión 10.04. Era tiempo de ver qué había de nuevo. Pero antes, algunas pistas que podrían facilitarle la entrada en el mundo de Ubuntu.

Animales extraños
La forma en que Canonical denomina y numera las ediciones de su distribución del sistema operativo de software libre que llamamos Linux -y que con mayor precisión se denomina GNU/Linux- puede resultar un poco enigmática. Pero en cuanto se entiende el mecanismo resulta muy sencillo establecer cuál es la actual, la anterior o la próxima, incluso teniendo sólo una parte de la nomenclatura.

Las versiones de Ubuntu se numeran con dos cifras separadas por un punto. La primera representa el año de lanzamiento (4 por 2004, 10 por 2010, etcétera); la segunda, el mes (04, 06, 08, 10). La actual, que comentaré en esta columna, apareció en abril de 2010, por lo que lleva el número 10.04 ; la próxima será la 10.10 .

Cada edición posee además un nombre en código construido con un adjetivo y la denominación de un animal; ambos empiezan con la misma letra y van en orden alfabético (salvo las dos primeras ediciones, Warty Warthog y Hoary Hedgehog ). La actual se llama Lucid Lynx , la anterior fue Karmic Koala y el nombre de la próxima empezará con M: Maverick Meerkat .

Se estila usar sólo el adjetivo para referirse coloquialmente a cada edición. Hablamos, así, de Karmic , Lucid o Maverick , a secas. Por supuesto, si alguien nos oye hablar de esta suerte o lee mensajes de tal tenor en Twitter, llegará a la conclusión de que somos unos hackers bárbaros. La verdad es que es algo muy sencillo y, como nomenclatura, resulta impecable e inteligente; mucho más que las sucesivamente caprichosas denominaciones de Windows NT (NT, 2000, XP, Vista y 7) o las desordenadamente felinas de Mac OS X (salvo la beta pública, llamada Kodiak ).

Cada Ubuntu sale en dos formatos. Desktop , para instalar en una PC de oficina u hogareña, y Server , para servidores. Existe también el formato Netbook , que no recomiendo. Una mini notebook convencional con 1 GB de RAM puede correr sin ningún problema la Desktop y sus aplicaciones, como probé hace poco ( www.lanacion.com.ar/1239827 y http://videos.lanacion.com.ar/video13748-windows-7-y-ubuntu-en-una-notebook ) y como volvería a experimentar en estos días.

Hay un guiño adicional en los guarismos de Ubuntu. Una de cada cuatro ediciones, la que sale en el primer trimestre de los años pares (por ejemplo, 8.04, 6.06 y 10.04), es Long Term Support (Soporte de Largo Plazo; LTS , por sus siglas en inglés). Significa que tendrá actualizaciones durante tres años para la edición Desktop y durante cinco para la Server .

Libre como los linces
Con los años (el primer Ubuntu fue de octubre de 2004), Mark Shuttleworth, fundador de Canonical, se ha ido acercando cada vez más a su meta. Se propuso crear un sistema operativo de software libre basado en Debian (una muy respetada distribución de Linux para la que él alguna vez escribió código) que fuera fácil de instalar, de usar y que ofreciera una experiencia de usuario atractiva. "Apple es la compañía por vencer si es que queremos que los usuarios disfruten de una experiencia de usuario realmente atractiva. No hay que mirar a Microsoft por su participación de mercado y por ser el estándar, sino a Apple porque son muy buenos en lo que hacen, sobre todo en algo que históricamente la comunidad del software libre no hizo bien, que es diseñar una experiencia de usuario atractiva", dijo a LA NACION en 2008 ( www.lanacion.com.ar/1064894 ).

Competir con la seducción de Apple y el poderío de Microsoft es lo más parecido a una utopía que pueda encontrarse de este lado del planeta. Por supuesto, Shuttleworth no llegó a millonario con pajaritos mentales, y sabe que Linux todavía no puede sustituir a Windows y Mac en las preferencias del gran público. "No creo que la gente común vaya a buscar Linux en forma activa para reemplazar su Windows. Para ser deseable en una categoría ya establecida, tenés que ser diez veces mejor que el resto. Y es difícil argumentar que Linux lo sea", le dijo a Ricardo Sametband en el reportaje antes mencionado.

No obstante esto, Shuttleworth ha conseguido que Linux llegue a oídos de mucha más gente que todas las distribuciones anteriores, y un número significativo de personas, que de otro modo jamás se hubiera enterado de su existencia, ha optado por mudarse a Linux por una cuestión de libertad y costo.

Felino veloz
La versión 10.04 no ofrece mejoras fundamentales en cuanto a la facilidad de instalación y uso; en mi opinión, porque no hacen falta. Ubuntu es hoy casi tan fácil de instalar y usar como Windows.

En lugar de esto, lo que se buscó en la 10.04 fue acelerar el arranque y el apagado del sistema, darle una lavada de cara a la interfaz y hacer Ubuntu más amigable con redes sociales. El primer punto se consiguió con creces. Mi PC más lenta (un P4 a 3 GHz con 1 GB de RAM) arrancó en 40 segundos. La netbook, limitada por naturaleza, estuvo lista para usarse en 60 segundos y se apagó en 18. Por comparación, en esa misma máquina XP arranca en 1 minuto y 30 segundos, y se apaga en 32 segundos.

La ciencia cosmética
La interfaz predeterminada sigue basada en Gnome (eso es una buena noticia en mi opinión, aunque no todos estarán de acuerdo); en este caso, la versión 2.30, que salió en marzo. Se han añadido dos nuevos temas de Escritorio, en un esfuerzo por volver a Ubuntu más cool . El resultado es decepcionante. Por un lado, sigue estando lejos de Mac OS X o Seven. Por otro, cualquiera con un rato para explorar los cientos de temas que hay en Gnome Art ( http://art.gnome.org ) y Gnome Look ( http://gnome-look.org ), o sencillamente para crear los propios o intentar las opciones de Emerald , cambiará diametralmente el aspecto de Ubuntu, incluso con resultados bellísimos.

A mi juicio, los cambios cosméticos no son fundamentales. La lentitud de X Window es un asunto más urgente para mejorar la experiencia del usuario. Claro que eso supone una reingeniería mucho más profunda que sólo crear un par de nuevos temas.

Sociable
¿Se ha vuelto más social Ubuntu con la versión 10.04? Definitivamente. Ahora, el mismo botón que se usa para apagar o reiniciar la máquina centraliza el acceso a redes sociales (Twitter, Facebook, Flickr y otras), el chat (MSN, Yahoo!, Facebook, Gtalk y otros) y el servicio Ubuntu One, donde Canonical ofrece 2 GB sin cargo. Bien pensado y bien resuelto. De lo que más me gustó.

Su pregunta sí molesta
Tanto como la notebook se actualizó sin chistar, una de las computadoras de escritorio abrió durante la instalación una ventana donde me sometía al típico interrogatorio que conduce a cancelar todo. Esa clase de preguntas esotéricas que sólo un porcentaje insignificante de la población humana comprende.

El diálogo me invitaba a seleccionar volúmenes para la nueva versión de Grub . Caramba.

Grub son las siglas de Grand Unifier Bootloader y el acertijo, si uno está en tema, es fácil de resolver. Pero para alguien que no tiene tiempo o ganas de aprender estas minucias, la reacción lógica y comprensible es cancelar todo.

Para probar que aquí había un problema de experiencia de usuario , seleccioné todas las casillas asociadas a discos físicos y particiones, tal como me sugería la Ayuda . Naturalmente, recibí un nuevo diálogo con el clásico planteo apocalíptico: Hubo un error, ¿desea continuar? Para quien recién llega a Linux ésta es la clase de situaciones que hace que nunca llegue a usarlo y que no vuelva a intentar instalarlo. Hay ahí algo por resolver.

Pista: si se encuentra con ese cuadro, ponga un tilde sólo a las unidades físicas ( /dev/sda y /dev/sdb , por ejemplo) y todo marchará bien.

Adiós a un grande
La otra crítica seria que tengo para la 10.04 es que Canonical decidió quitar el GIMP de las aplicaciones preinstaladas. El asunto, dicen, se debatió intensamente. A mi juicio, la decisión no por eso deja de ser equivocada.

También es cierto que el GIMP está disponible a unos pocos clics en Aplicaciones> Centro de Software de Ubuntu . Pero alcanza con sacar un programa del menú Aplicaciones para que desaparezca del campo visual del público.

Pero primero, ¿qué es el GIMP ? Es un software de edición de imágenes. Su nombre (siglas de nuevo) viene de GNU Image Manipulation Program , una obra maestra del software libre que nos ha permitido durante 14 años editar fotos profesionalmente sin gastar los 2600 pesos que cuesta un Photoshop (en Amazon.com). Al menos por esto, el GIMP no se merece que lo hayan descartado de la más popular de las distribuciones de Linux. No hay, por otra parte, nada que lo reemplace por ahora.

Además, la decisión marcha en contra de la aspiración de Shuttleworth de llegar cada vez a más gente. Los argumentos esgrimidos para eliminar el GIMP del CD de instalación son que ocupa mucho espacio y que es un software profesional de edición de imágenes, no del todo apto para el gran público.

El primer motivo es disparatado. GIMP ocupa sólo 15 MB. El segundo, lo es todavía más: precisamente porque programas como GIMP, Blender, OpenOffice, InkScape y Rosegarden son profesionales es que hay que incluirlos en una distribución que intenta llegar al gran público. Se los use o no, son productos aspiracionales, que prestigian a Linux y refutan la imagen de cosa sólo para hackers que muchos todavía tienen del sistema.

Es verdad que el GIMP tiene una curva de aprendizaje escarpada. Pero no es difícil de usar, como dicen los perezosos. Es difícil aprender a usarlo, y quizá sólo una minoría lo emplea a diario. Pero haberlo eliminado de Ubuntu constituye una pésima decisión por donde se la mire, en mi opinión.

Conclusiones
¿Amerita actualizar a Lucid ? Sí, al 100%. Sólo las mejoras en velocidad justifican el proceso, que fue de lo menos problemático, salvo en un único caso aislado en media docena de instalaciones.

Eso sí, no espere una nueva cara deslumbrante. Para eso falta y, por lo demás, algunas de las opciones de interfaz de Linux superan a Windows y Mac. Los múltiples escritorios en cubo son de lo más intuitivo que he visto. Creo que esto es mucho más importante que el atractivo en los adornos de las ventanas.

La unificación de los indicadores de sesión, aunque parece un detalle menor, es otro buen motivo para actualizar o instalar la 10.04.

Su condición de LTS es, para los que usamos el sistema para el trabajo diario, otra razón de peso para ponerse al día.



La Nación 14/5/2010.-



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La relación Freud-Lacan

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Conferencia Ricardo Rodriguez Ponte
Conferencia dictada en el ciclo 'Psicoanálisis, problemáticas 1'.
Secretaría de Posgrado; Facultad de Psicología. U.N.R. - 1997.

(Versión desgrabada No revisada por el autor).





Desde hace años vengo trabajando los últimos años de la enseñanza de Lacan, y de alguna manera estoy desde ahí, tratando de pensar algunos problemas en función de la coyuntura, digamos histórico geográfica en la que vivo, que es la ciudad de Buenos Aires, además de una determinada Escuela, así como determinados modos de presentar los problemas, etc. Esto hace que en mi trabajo haya ido por determinados senderos y no por otros. Particularmente me refiero a lo que podríamos llamar la relación Freud-Lacan, es decir, ¿Cuáles son las consecuencias de posicionar esta relación Freud-Lacan de una u otra manera?, así como en el mismo hilo, ¿cuál es la relación de Lacan con Lacan? Tal vez esto quede en abstracto, pero una vez que lo vaya ejemplificando quedará un poco más concreto.

Hay determinados modos de posicionar la relación Freud-Lacan, tal que se tiende a lacanizar excesivamente a Freud. No se si ustedes comparten esta idea, pero hubo todo un intento en esa dirección, y formó parte de nuestra historia. Yo contribuí a ello también.

Ante el impacto de la enseñanza de Lacan, se ha encontrado en distintos lugares de la obra de Freud, que Freud era en verdad un lacaniano sin saberlo. Esto no tiene demasiada importancia para Freud mismo, pero el problema que yo empecé a comprender hace más o menos unos 10 años (cuando empecé a traducir estos últimos seminarios, que no estaban traducidos y que no estaban leídos, en término de la comunidad estoy hablando, ya que seguramente había gente que sí los leía, pero tratándose de la comunidad no estaban leídos y se hablaba de ellos como si se los hubiera leído. En ese sentido mi traducción fue una manera de intervenir prolíficamente en mi coyuntura histórico geográfica) es que más allá de esta cosa simpática de encontrar un Freud lacanizado sin saberlo, el problema que se encuentra es que esto, inevitablemente, deja de lado un estilo de lectura de Freud por parte de Lacan. Este estilo consistía en dejar de lado sectores muy importantes de la obra de Freud. Sobre todo hasta el período del '64, Lacan no decía: "en este punto no estoy de acuerdo con Freud", y sí decía que decía lo mismo que Freud, pero iba dejando de lado un montón de aspectos de la obra de Freud, como ser la metapsicología. Esto que no se esclarecía, influía luego en la lectura de la obra de Lacan.

Entonces, mi preocupación actual, gira en torno de la suplencia. No se si dije el título monstruoso que di el año pasado, es de esos títulos que uno da cuando se interroga: ¿sobre que diablos voy a hablar? Hace seis meses dije como título "De la estabilización y suplencia en la clínica de la neurosis y psicosis. Hacia una clínica de la suplencia generalizada". No piensen que voy a hablar de eso. Si embargo algo de eso diré, algo de eso.

Ando preocupado con eso, ando preocupado con la psicosis, y observo que ese modo complicado de pegotear Lacan con Freud lleva a que se desatiendan desarrollos muy importantes de Lacan, ya que se lo reduce al Lacan o al Freud ya sabidos. Así he observado que se toma el seminario 23 "Le Sinthome" como un especie de apéndice del escrito "De una cuestión preliminar...", como si del seminario 13 al 23 no hubiera pasado absolutamente nada.

Peor aún, traje aquí algunos testimonios, incluso algunos rosarinos, que encontré la semana pasada, donde aparece la idea de que el seminario 23 proporcionaría, finalmente, alegrémonos, el tratamiento posible a la psicosis. Tratamiento que no proporcionaba pero que de alguna manera parecía prometer el escrito del '58 "De una cuestión preliminar...". Desde ya ustedes verán que por esta manera de introducirme, estoy en franco desacuerdo con esa posición de lectura y también en lo que ello implica, ya que no hay sólo un problema teórico, sino también uno clínico.

Les decía que había conseguido un ejemplo, el que tenía anotado desde el año pasado y que es un breve recorrido sobre distintas posiciones sobre el concepto de inconsciente, no es un concepto banal, por parte de Lacan, que va indicando determinadas mutaciones de la posición de Lacan respecto al concepto freudiano del inconsciente. Esto hace impensable que Lacan esté diciendo en el seminario 23 lo mismo que decía en el seminario 3.

Por ejemplo, en el año 1945, en el texto "Acerca de la causalidad psíquica" Lacan habla de la noción inerte o impensable de lo inconsciente y dice: "Espero que muy pronto se ha de renunciar al empleo de la palabra inconsciente". Ya conocemos la historia, luego en 1953 plantea lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario, además del famoso retorno a Freud. Ahí Lacan recupera y valoriza el concepto de inconsciente y dice, por ejemplo, en "Función y campo de la palabra" texto del '53: "El inconsciente es aquella parte del discurso concreto, en cuanto transindividual, que falta a la disposición de un sujeto para reestablecer la conductividad de su discurso conciente". El inconsciente es definido como una parte sustraída pero que se puede reintroducir. Esta es la época del inconsciente como el discurso del Otro. El inconsciente es, o está, según como elijamos traducir, estructurado como un lenguaje. Lo que si está claro es que hay inconsciente. Ya en el seminario 11, que es del '64 encontramos algunas proposiciones relativas al inconsciente un poco raras, dice: "Su estatuto no es ni óntico ni ontológico", lo cual pone reservas sobre el uso de la palabra "es", el uso de la cópula. No se si recordarán, o habrán visto que Lacan en el seminario 20 cuestiona frontalmente el uso del verbo "ser" como propio del discurso entronizante del amo, cosa que está en juego en el discurso de hoy. Las famosas estructuras clínicas, ¿tienen un estatuto ontológico, son condiciones del ser?, ¿agregamos algo cuando decimos que este señor es neurótico, psicótico o perverso?

Vuelvo al '64, dice Lacan: "es del orden de lo no realizado, se constituye a fuerza de interpretar". En el seminario R.S.I, del año 1975 dice: "Una práctica que implica inconsciente como supuesto. Esto es decir que como todo supuesto ¿es imaginario? Es el sentido mismo del término sujeto, supuesto como imaginario". En el seminario el Síntoma, encontramos que expresa: "El inconsciente de Freud es enteramente reductible a un saber y lo Real es mi respuesta sintomática". En el '76/'77, en el seminario L'insue él propone transliterar el "unbewusste" freudiano. No se si van captando la idea, la que después va a ser monstruosa. Lo que digo en este breve pantallazo, es que hay un cuestionamiento muy fuerte de algunas cosas que nosotros damos por supuestas y que tendemos a dejar de lado cuando leemos a Lacan con la idea de que Lacan y Freud son un solo corazón.

Nosotros estamos en libertad de pensar que a partir del '76 Lacan chocheaba, que ya estaba viejo, gagá, que no sabía lo que decía. Tenemos todo el derecho del mundo a decirlo. No seríamos originales. Una buena parte de los post-freudianos dejó de lado todos los desarrollos sobre la pulsión de muerte de 1920, pensando que Freud estaba en duelo por la muerte de su hija. Aquí se abre una opción de hierro: o descartamos ciertos planteos por ser chocheras de Lacan, o los tomamos en cuenta. Entonces, si los tenemos en cuenta debemos preguntarnos: ¿cuáles son las consecuencias para lo que estamos haciendo todos los días?

Inconsciente es "unbewusste", que en nuestra traducción castellana es inconsciente. Está bien, no está mal traducido. En el '76 Lacan propone llama, nombrar, traducir al inconsciente, (porque ahí esta el problema de si sigue siendo el inconsciente freudiano; porque ya teníamos como antecedente que en el seminario R.S.I., Lacan había dicho que la hipótesis del inconsciente -para Freud el inconsciente no es una hipótesis- se sostiene al suponer al Nombre del Padre, el gran tema en esos años), entonces, en este seminario L`insue, contemporáneo de un texto que tal vez conozcan a partir de la Sección Clínica, donde Lacan dice: "En el campo freudiano el inconsciente es de Lacan". Ya no es de Freud. En ese momento propone traducir (van a ver que no es un mera traducción) "unbewusste" por un término que es: "une-bèvue", que significa una metida de para, un fallido, una equivocación. En verdad no es una traducción, ya que no es inconsciente, ya que la traducción francesa de "unbewusst" es "inconcient", igual que en nuestra traducción castellana es inconsciente. En realidad es una sustitución de nombres fundada en cierta homofonía, pero para Lacan, esta nueva nominación para el inconsciente, implica algo que va más lejos que el inconsciente. No crean que tengo todo esto claro. Mi esfuerzo de todos estos años es para construir una hipótesis que pueda dar acogida a todos estos enunciados. Evidentemente no he elegido la alternativa de pensar que Lacan chocheaba. No descarto que alguna vez llegue a pensarlo, pero me parece una manera demasiado cómoda de rechazar. En todo caso veré si esto me lleva a alguna parte, si me lleva a algún impasse, si es así lo rechazaré por otros motivos. Mientras tanto se trata de ver que puede implicar este punto.

Con todos estos antecedentes les quiero leer un par de frasecitas de estos años '77, '78 y '79: "El inconsciente Freud lo habría recogido de Hartman", no del Hartman de la escuela del ego, "Pero Freud no sabía en absoluto lo que decía". En 1978, en unas jornadas sobre el Pase dice "Creer en el inconsciente es una cosa completamente loca y por eso, como creer en el inconsciente es una cosa completamente loca, los pacientes que nos consultan son psicóticos. Son psicóticos que tienen un síntoma neurótico". No sabemos bien que quiere decir con esto, pero tal vez algo vaya resonando, y una cosa es que hay un problema en la noción de inconsciente. Otra, que esta frase dicha así, sin mucho fundamento está indicando que Lacan apunta a un modo de establecer la nosografía fundada no en la clínica psiquiátrica, sino en la transferencia. Y en un sentido muy cercano con el que Freud establecía la división entre neurosis narcisistas y neurosis de transferencia. Pero Lacan agrega algo más y dice "A esto lo he traducido como Sujeto Supuesto Saber". Pero, Sujeto Supuesto Saber era para nosotros, que lo seguíamos como podíamos, la abstinencia, ¿y resulta que ahora es la definición del inconsciente?, ¿no será esta una manera de decir que lo que está en juego en todos estos últimos años es menos el inconsciente que la transferencia?

Por último, en 1979 dice, "El inconsciente es un delirio de Freud". Como les decía antes, o todas estas proposiciones no tienen sentido, o si lo tienen obligan a revisar nuestra manera de posicionarnos en la clínica psicoanalítica y en relación a nuestros pacientes, así como también a lo que llamamos (en lo que hay de transmisible en el psicoanálisis, que es el saber y no la experiencia) las estructuras clínicas, neurosis, psicosis y perversión.

Antes de introducir una breve cosa sobre este punto quisiera mostrarles un fragmento de mi clínica, como una manera de invitarlos a que, en el intercambio que tengamos, hagan lo mismo y nos pongamos a pensar sobre eso. Creo que no se trata de llenarnos solo de nociones.

El caso es este: me llama por teléfono alguien a mi casa, atiende mi hijo y me dice que llama María Fernández. María Fernández era una alumna mía de un grupo de estudio. Tomo el teléfono y con mi estilo digo: ¡Que tal vieja! ¿Cómo te va?, entonces escucho una voz que no es la de María Fernández que dice: no, no, yo soy María Fernández pero no la que usted cree. Esto que fue totalmente azaroso fue muy útil para mí. El asunto fue así: esta María Fernández en verdad era la cuñada de la alumna mía. Tenía el mismo nombre y su apellido de casada era Fernández, el mismo que la alumna mía que era soltera. Ese azar permitió que el primer contacto fuera un poco gracioso y yo quedara un poquito en ridículo. Luego la veo a María Fernández y me dice que está absolutamente mal. Muy nerviosa, que maltrata terriblemente a los hijos, a los que quiere con todo su corazón, pero que su casa es un infierno. Le pregunto por qué, y tras algunas reticencias lo que empieza a desplegarse es un soberano delirio. Relata que en el trabajo siente que la gente hace gestos, tratos irónicos que ella sabe que están dedicados a ella, donde le significan todo el tiempo que es una prostituta, que ella se va por la Panamericana a levantar tipos, que cuando llega tarde al trabajo, no es porque llevó a su hijo menor al Jardín de Infantes, sino porque se fue a revolear la cartera a la Panamericana. Esto no sólo ocurre en el trabajo, sino que también recibe llamados telefónicos, donde escucha voces que le dicen cosas, todas alusivas a que los demás saben que ella es una prostituta. Esta situación que estaba primeramente restringida al campo de su oficina, empieza a expandirse, ya que ella nota, cuando lleva a su hijo menor al Jardín, por algún gesto raro, que la maestra piensa que ella es una prostituta.

Podría darles un infinidad de ejemplos que van en esa dirección. Vemos que hay un saber, o ella es tomada por, y el agente que la toma, por no estar localizado, se va expandiendo, amenazando con expandirse por todo el universo. No hay casi lugares donde ella vaya y donde esta idea de que ella es tomada por lo que ella no es, se extienda. Habría unos pocos lugares donde esto no está en juego. Son sus dos hijos, el menor y una nena de 13 años, su cuñada a quien tiene en alta estima y no le ha contado nada y a su marido, al que tampoco le ha contado, al menos de la manera en que me lo dijo a mi. Al marido se lo contó en términos de: me quieren poner nerviosa, me tienen rabia, quieren que me vaya del trabajo. A esto el marido le contesta que está loca, pero dice "estás loca" de una manera que no es consecuente con el enunciado, ya que se opone firmemente a que haga una consulta invocando cuestiones de dinero. Parece que el marido se había comprado un taxi y quería tener una flotilla, por eso había que ahorrar. Entonces la increpa y le dice que está loca y que vaya al psicólogo de la mutual. Se enoja mucho cuando pide la primera consulta. Se enoja tanto que termina haciendo que se vaya en tres oportunidades del tratamiento. En síntesis, el marido -no se por qué- no forma parte del grupo de los perseguidores y parece que a ese lugar la persecución no ha llegado todavía o se ha detenido. Los lugares donde no ha llegado la persecución serían su marido, sus hijos y la familia materna.

El problema que se presenta es: ¿Qué hacer con un paciente así?, ¿Cómo acoger un testimonio de este tipo?, ¿Qué hacer como analistas? Se pueden hacer muchas cosas con un paciente así, por ejemplo, medicarla si ella acepta o eventualmente medicarla a la fuerza si no. Ustedes conocen infinidad de situaciones de este tipo. Esto implicaría tomar una posición psiquiátrica, donde no hay nada que escuchar. Se trata de un delirio. El delirio sabemos que es irreductible porque el sujeto es incapaz de hacer una crítica del delirio, ya que no tiene conciencia de la enfermedad, no se asume como enfermo y por suerte tenemos medicación relativamente eficaz para estos casos.

Si uno no está en una posición tan tranquilizante, podría -como analista- preguntarse que hacer. Hay una respuesta primera, histórica que es: no hay nada que hacer, no hay transferencia en la psicosis. Es una afirmación tan temprana como el concepto mismo de transferencia. Podemos hacer muchas vinculaciones de saber, pero como el paciente no tiene el monto de libido flotante que se necesita para "atraparlo" y meterlo en la transferencia, no hay nada que hacer. Por supuesto, ustedes saben que esta afirmación freudiana de la cual Freud nunca se desdijo, nos lleva a poder encontrar contradicciones en su obra, como, por ejemplo, cuando afirma que lo que desencadenó la psicosis de Schreber fue provocada por la transferencia de Fleshig, lo que sería una contradicción. De todos modos Freud no cambia un ápice la idea fuerte de su tesis de que no hay transferencia en la psicosis y por lo tanto no hay nada que hacer.

La primera tesis de Lacan (no del Lacan psiquiatra, si de los seminarios 3, 5 y el escrito "De una cuestión preeliminar...", contemporáneo de dos clases del seminario 5), es que dado que lo simbólico determina lo imaginario, ya que hay una primacía del registro simbólico sobre los demás, produce que una perturbación en el orden simbólico -concretamente la forclusión del Nombre del Padre en el lugar del Otro- genera un trastorno en el eje imaginario, que lleva a los famosos episodios de lo que Lacan llama la regresión tópica al Estadio del Espejo. "Sin embargo -observa Lacan en ese texto- el mundo de Schreber no está completamente poblado de hombrecitos hechos a la ligera. Habría dos que se salvan, su mujer y nosotros los lectores de la tesis". Es decir, vemos que ya ahí, en pleno período de la supremacía de lo simbólico, Lacan deja el resquicio para pensar que hay algo de lo imaginario que tiene autonomía. Que la determinación de lo simbólico sobre lo imaginario no implica una absoluta perturbación de lo imaginario, sino que hay áreas que pueden estar conservadas y entonces deja la posibilidad de pensar que podemos intervenir, pero el asunto es ¿cómo podemos intervenir desde ese lugar conservado cuando tenemos la fortuna de poder situarnos en él? Lo que encontramos en los desarrollos de los psicoanalistas lacanianos más recientes, dado que esto no daba muchas posibilidades, es que encontraron que el seminario del Síntoma nos permitía tratar la psicosis, ¿cómo? produciendo un remiendo. Entonces tenemos un texto de Eric Laurent, "Procedimiento de remiendo" y otro que se llama "Estabilizaciones en la Psicosis". Formulaciones que pueden encontrar en la revista "Lazos", donde la idea es que mediante el concepto de suplencia que Lacan inventó, se podría estabilizar la psicosis. La posición básica es que no hay transferencia en la psicosis y que no hay sujeto en la psicosis, por lo tanto se trataría de intervenir terapéuticamente.

No tengo nada en contra de la terapéutica, la actividad médica me parece muy respetable. Yo soy médico y lo digo con cierto orgullo, por ahí no debería, pero es así. Es un orgullo un poco contradictorio porque sé que mi identidad médica es un obstáculo en mi profesión, un obstáculo contra el que he tenido que batallar desde hace 25 años. No tengo nada contra el deseo de curar, contra el deseo de educar, contra el deseo de criar, me parecen perfectamente lícitas. Mi pregunta es otra: ¿Qué deseo llevaría al analista a intervenir ahí?, ya que me parece que el deseo del analista no es el deseo de curar, respeta los deseos de curar pero no es esa su economía. Me pregunto entonces ¿Qué lleva a esos analistas a posicionarse como terapeutas en la psicosis?, allí donde no suponen -no digo que esté demostrado- una posición analítica en la psicosis. Entonces, mi gran preocupación ha sido: ¿cómo dar acogida a estos testimonios de una manera de no invalidar de movida la posibilidad de que haya lugar para el analista en cuanto tal? No el analista en tanto terapeuta.

Quise atacar el punto más central del ombligo de nuestra práctica. El tema es: si supones que hay análisis posible, ¿qué te lleva ahí?, si supones que no hay sujeto ¿qué haces ahí? Porque los analistas suponemos un montón de cosas y algunas de ellas son totalmente ridículas. Por ejemplo la posición esquizo-paranoide de Melanie Klein. Pero hay suposiciones lacanianas más ridículas todavía. Ridículas porque suenan estrafalarias. Además porque no sabemos nada sobre lo que pasa en la mente de un bebé. Pero Melanie Klein, con esas suposiciones estrafalarias, podía posicionarse analíticamente. Entonces la cuestión es ésta: hacemos muchas suposiciones y las podemos cambiar ya que el desarrollo de la teoría es un cambio constante de suposiciones. Pero hay una suposición que no puede cambiar, que es de hierro: es que la clínica tiene como condición necesaria, no suficiente, pero si necesaria, la suposición de un sujeto. Un sujeto que es responsable de lo que le pasa y que en el proceso analítico tendrá la chance de revisar su posición. Sin esta suposición, me parece a mí, no hay posibilidad de pensar la clínica analítica.

Para que no quede inconcluso, termino con el caso que comenté anteriormente. En el fragmento expuesto, la paciente María Fernández, está en una posición de testigo. Ella viene y dice: "mire lo que hacen conmigo", testimonia que sufre pasivamente la acción de alguien, ese alguien no localizado, polimorfo, de muchas figuras y que se extiende. Más aún, no sabe por qué le hacen eso. Aclaro esto, porque encontré que Eric Laurent dice que el psicótico se crea su Sujeto Supuesto Saber. Creo que de ninguna manera es así. El psicótico no supone un corno el Sujeto Supuesto Saber. Es al revés, el saber está localizado en el Otro, en esos otros que la persiguen. Ellos sabrán por qué. La paciente, lo único que sabe es que estos distintos gestos más o menos parecidos, esas frases equívocas, esas conversaciones escuchadas al azar, esos llamados telefónicos a las tres de la mañana donde nadie contesta cuando levanta el auricular, ella lo que sabe es que eso le atañe, que eso se dirige a ella, pero no sabe por qué se lo hacen.

Entonces hay una posición que es la del testimonio, la del testigo. Ella viene a testificar: "esto es lo que me hacen". Es parecido a lo que podríamos pensar con Schreber, pero es menos complicado.

Hay otra posición escrita por el discurso que podríamos llamar la de un Otro no localizado. Ella no dice que es alguien, como por ejemplo Dios, la que la persigue -como si podría haberlo dicho Schreber, aunque hasta por ahí nomás ya que el Dios de Schreber de dividía en 45 mil dioses- y lo que encontramos es un Otro que se expande, pero que tiene respecto del paciente, que está en una posición pasiva, una afirmación desubjetivante, es decir que hace de éste un objeto. En este caso particular sería: "tu eres una prostituta". Hay otro lugar problemático, y es una especie de semejante que podría recoger el testimonio, algo así como un pequeño otro. Un pequeño otro en donde no siempre puede situarse allí el analista y cuando se sitúa demasiado rápidamente en ese lugar puede virar al lugar del perseguidor. Basta que el analista tenga alguna intervención que lleve a posicionarlo como alguien que sabe, para llevarlo inevitablemente a ser uno más de los perseguidores. En este caso estaría el asunto concluido, ya que quedaría invalidado como receptor del testimonio.

Entonces tenemos varios aspectos, uno es "el azar" -llamémoslo así-, otro es el "cómo mantener ese lugar" y por último el "para qué". En este caso en particular creo que algo hubo -de azar- en ese encuentro cortito en el teléfono; el hecho de que mi alumna en ese momento estaba en gran transferencia conmigo -yo era el gran profesor- lo que permitió esas imágenes contradictorias. Por un lado era el gran profesor y por el otro el ridículo que la confundió, que apareció como no sabiendo con quien estaba hablando. Esto me permitió, en primer lugar, ubicarme como alguien al cual se le podía testimoniar. Mi problema era cómo mantener eso y luego, para qué.

Para poder mantenerme en ese lugar, sin llegar a codelirar con ella, en ningún momento hice un cuestionamiento de sus afirmaciones, en ningún momento dije: "esto no puede ser, su realidad está muy complicada". Por otro lado, ¿de dónde podría decirlo?, ya que la crítica de la realidad, en última instancia consiste en tratar de adaptar al paciente a la realidad del analista y desgraciadamente la realidad del analista, de todos nosotros que estamos más del lado de la neurosis que de la psicosis, es una realidad loca. La realidad, lo que nosotros llamamos realidad, puede ser tan inverosímil como la realidad testimoniada por estos sujetos. Ahora, si negamos, si cuestionamos su realidad, el paciente no tiene otra chance que reivindicarla. Les doy otro ejemplo: Díganle a la paciente enamorada que su amor no le corresponde ¿no despierta una reivindicación apasionada?, ¿le queda otra chance que hacer eso? Algo del mismo orden ocurre en estos testimonios.

Entonces, ¿cuál fue la estrategia que yo tomé en este caso? Alertado que iría al fracaso si la cuestionaba -no crean que descubrí el tratamiento de la psicosis- actué sin cuestionar de ninguna manera lo que ella afirmaba como cierto. Le propuse trabajar en primer término, aquello con lo cual había venido: ¿cómo esta realidad catastrófica influía en la manera en que ella trataba a sus hijos?, es decir, trabajamos sobre sus nervios, sobre su maltrato a estos hijos que ella quería tanto.

Poco a poco fui tratando de introducir esta sospecha: estos personajes que le hacen esas cosa, ¿saben por qué las hacen? Hubo algunos movimientos, porque esto, desgraciadamente, fue un éxito terapéutico y un fracaso analítico. El primer movimiento fue decirme (habían pasado dos o tres meses y luego de dos sesiones donde no pasó nada y donde interrumpí a los 30 minutos) que le diera 5 minutos más y me cuenta que le había metido los cuernos al marido. Lo interesante de esto es que no establece ninguna relación con el problema que traía y ella no se sentía culpable. Segundo movimiento: ella no se arrepentía de esa relación transitoria que tuvo, que fue con un compañero de oficina. Tercer movimiento, ella suspendió esa relación porque ama al marido. Cuarto, ella no sitúa ni sospecha que pueda haber alguna relación entre ese episodio y lo que ella cree detectar en los demás. Lo dice como quien confiesa un pecado. De pronto se disuelve la presión. No es que dijo: "yo antes estaba loca", en ningún momento. No dice: "ya no me pasa lo que me pasaba antes", nunca más habla de eso y mejora la relación con sus hijos y empieza a cobrar fuerza la presión del marido para comprarse otro taxi y por lo tanto, muy agradecida, interrumpe el tratamiento.

Al año volvió y se dio la misma secuencia. Viene muy mal, imposibilitada de vivir ya que los trastornos habían comenzado nuevamente hacía quince días. Llega totalmente trastornada, con el correr de las sesiones se aplaca y luego se va nuevamente. A los dos años se repite la misma secuencia. No supe más de ella. Solo por la cuñada se que sigue bien y por eso digo: un éxito terapéutico y un fracaso analítico. Es claro que no pude dar un paso en la dirección que les comentaba antes, en la dirección de la pregunta ¿para qué esa posición de analista?

[Público] ¿Cómo relató la paciente que ya estaba bien?

Expresaba que se sentía bien, que había mejorado mucho la relación con sus hijos. Empezaba a relatar escenas de la vida diaria donde se notaba por el relato que no seguían ocurriendo las cosas por las cuales ella se había estado quejando. De todos modos en ningún momento dijo: "ya no me lo hacen más". No hubo el menor cuestionamiento.

Era un paciente que se corría el riesgo de un pasaje al acto, de la posibilidad de que se fuera de la casa, de contarle al marido y a mi modo de ver contarle al marido era peligroso.

[Público] ¿En algún momento hubo alguna situación en que Ud. fuera el perseguidor?

No, en ningún momento. Por eso dije que actuaba de modo tal que corría el riesgo de codelirar con ella. Por supuesto que nunca le certifiqué lo que decía, pero tampoco nunca le mentí. Lo más allá que llegué fue cuando la llevaba a que ella interrogara lo que le sucedía, o sea un más allá del aserto desubjetivante y animarme a introducir algunos puntos de interrogación en donde a lo mejor "ellos" mismos no sabían lo que estaban haciendo. Eso fue todo, no más de eso.

[Público] ¿Ud. le cambió el nombre a la paciente? , porque le puso un nombre de virgen.

Si, de virgen...

[Público] Hablando del nombre, cuando Ud. toma el teléfono y dice "¡hola vieja ¿como estás?!", y ella responde "yo no soy la que Ud. piensa". Yo no soy la que Ud. piensa, en relación a ese delirio donde ella pensaba que era una prostituta y ella tenía que venir a testimoniar que no lo era.

Ella dijo "yo no soy la que Ud. piensa" no de manera reivindicativa. Por el tono de voz con el que hablé, yo estaba equivocado. Por eso digo que fue el azar el que me dio buenas chances. Era evidente por el tono de mi voz que yo no sabía con quién hablaba.

[Público] De todos modos Ud. la había confundido con esa persona que no era perseguidora de ella, la cuñada, y que ella la tenía en alta estima, como si Ud. la podía confundir con la persona que estaba en el lugar de la alta estima, ¿piensa algo respecto a eso?

Efectivamente, en ese punto yo no era como en la oficina. Ella se sentía valorada por mí, sentía que yo le respetaba el delirio.

[Público] Entonces quedaría el ¿para qué?

El "para qué" es éste: si yo pienso que ahí hay un sujeto (y no que ella es objeto del goce del Otro, que ella está hablada por el Otro como si fuera una marioneta, que yo tendría que introducir un corte simbólico en el Otro, castrar al Otro y hacer ahí un sujeto) yo supongo que ella es responsable de lo que le pasa, como cualquier paciente. Que hubo una operación efectiva por la cual ella decidió, consintió eso que le pasa y que por lo tanto en algún punto esa operación es realizada. Tal vez sea una extensión un poco amplia de la clínica de la neurosis. Pero creo que ésta no es la clínica de la neurosis y sí la clínica psicoanalítica. Creo que sin esa posición me veo llevado inevitablemente a la posición del terapeuta. Tal vez no haya otra, no lo se. Pero retomo la pregunta inicial, si no hubiera otra, ¿Qué me llevaría a esa posición?

Avanzo un poco sobre el tema. La cuestión no es si te toma o no como analista y esto vale inclusive para los neuróticos. No creo que sea condición necesaria para el análisis que uno sepa que se está analizando. No creo que el analista opere fundamentalmente por su investidura de analista. Creo que lo que opera es la transferencia. Soy de hacer proposiciones extremas, no importa, es extrema, pero no creo que haga falta que alguien diga "yo me estoy analizando" para que efectivamente se analice.

Entonces la cuestión no es si me toma por analista o no, mas bien es ¿en qué posición está uno en relación al Sujeto Supuesto Saber. Diría, sobre todo en la primera parte de mi intervención, que tomé a este paciente como si fuera un analista. El primer movimiento que hice: "a ver cómo usted reacciona en relación a esto", ¿no es lo que hacemos en la supervisión? En la supervisión, lo que el analista trae es el relato, viene en la posición de testigo. En cierta medida es como si yo hubiera hecho una especie de supervisión de su relación con ese Otro no localizado y en donde ella soportaba la transferencia.

No tomen esto como una receta, no creo tenerla. No tengo ninguna doctrina establecida que diga: "miren si quieren tratar la psicosis esto es lo que tienen que hacer". El que lo logre realmente va a merecer el premio Nobel. Pero sí creo tener pensado algunas cosas en relación a esto: que hay maneras de posicionarse que invalidan cualquier posición analítica. Creo que todas estas propuestas de las estabilizaciones -aparte de leer mal a Lacan- toman una posición en la que se destituyen como analistas. La idea de: "a este paciente le vamos a acotar el goce, le vamos a construir un remiendo, una suplencia por la cual pueda liberarse del goce del Otro, entonces le hacemos escribir". Hace 10 o 15 años en los hospitales todo el que tenía un psicótico lo mandaba a escribir, ya que se creía que Joyce era un psicótico y se había curado escribiendo. En ningún momento Lacan, en el seminario el Síntoma, dice que Joyce es psicótico. Personalmente pienso que si lo hubiera dicho, me lo paso por las pelotas, con perdón de las mujeres presentes, porque no tendría ninguna importancia. Para mí lo importante es que lo justifique. Comparto, aunque por otras razones, ya que del seminario el Síntoma tenemos lecturas muy diferentes, pero comparto en gran parte las opiniones de Ritvo - que es otro exagerado, igual que yo- donde dice que Lacan hace un psicoanálisis aplicado de la obra de Joyce. No comparto toda su lectura, pero en ese punto estoy de acuerdo. Si Lacan efectivamente hablara de Joyce como la gente cree que habla -aunque yo creo que no habla así- estaría haciendo un psicoanálisis aplicado de la peor especie, ya que confundiría el sujeto del enunciado con el sujeto de la enunciación, al autor con el personaje de la obra. Son confusiones que no vienen al caso, pero de todas maneras, en ningún momento del seminario Lacan dice que Joyce es psicótico. No es que tenga pudor en parecer un psiquiatra por hacer un diagnóstico, ya que no tiene problemas en decir que la hija de Joyce es una esquizofrénica. Lo dice dos veces. Más aún, después de haber dicho que en Joyce hay "verwerfung" de hecho, pero "verwerfung" es el término que supuestamente Freud habría usado para el mecanismo psicótico. Pero lo usó tres veces nada más, dos seguro: en "El Hombre de los Lobos" para hablar de la alucinación del dedo cortado y en "Neuropsicosis de Defensa". Pero en el caso Schreber no aparece la palabra "verwerfung" y Freud usa muchas más veces para hablar de psicosis "verleulung", que mi catecismo lacaniano me dice que hay que traducir por "renegación". Este es un tema del cual quería hablarles, ya que creo haber participado en la historia. Masotta trajo el identificar los tres grupos clínicos clásicos -neurosis, psicosis y perversión- con tres modos de defensa constitutivos, los llamaba él: represión, renegación y forclusión o rechazo, pero esto no está ni en Freud ni en Lacan.

Entonces, en Freud, "verwerfung" es un mecanismo que se dirige a una representación (en Neuropsicosis de Defensa, texto del '94) y es un modo de rechazo de la representación tan brutal que junto con la representación va el afecto acompañante y en su lugar viene una alucinación (es el caso de la madre que se le murió el hijo y acuña un leño o una muñeca). En el "Hombre de los Lobos" lo que rechaza es la castración, ya no una representación, sino un fantasma. La castración no es un observable, lo que se observa es el genital femenino, jamás una castración, por lo tanto si rechazo la castración, estoy rechazando un fantasma. Es decir, la interpretación fantasmática de la diferencia de los sexos como resultado de la intervención de un agente. Esto en Freud, cuando habla de Schreber, no menciona la palabra "verwerfung", usa otra palabra que los hegelianos suelen traducir por "superación". Ballesteros traduce todo por "represión", y el caso Schreber conviene leerlo por Amorrortu, que como toda traducción, también es discutible. Echeverry tiene la virtud de traducir los términos todos de la misma manera, con lo cual, uno puede estar en desacuerdo con la traducción, pero se sabe que donde uno lee "represión" es seguro que Freud dijo "verdrangung" y donde se lea desmentida, seguro que escribió "verleulung", y donde se lea desestimación es "verwerfung". Entonces en Schreber, Freud usa dos palabras que es "sofocación", traduce Echeverri, "underdrückung" que es "supresión", presionar para abajo (en el diccionario de Laplanche es supresión), y "aufebung" (Hyppolite dice que es una palabra hegeliana por excelencia y que se traduce por superación, anulación) que Echeverry la traduce por "cancelación". Entonces, Freud, en un momento, en el caso Schreber dice: "no era correcto decir que la sensación interiormente sofocada es proyectada al exterior, sino que hay que decir que lo cancelado adentro, lo "aufebung" retorna desde el exterior". En relación a esto, Lacan hace una especie de pliegue entre Schreber y "el Hombre de los Lobos" y dice: "verwerfung", rechazo pero retorno en lo Real. Es la famosa frase: "lo que rechaza en lo simbólico, retorna en lo Real". Esto es interesante entenderlo en relación a lo que les comenté al comienzo respecto a lo que pasa con el inconsciente a través de los años. Esto pasa en cada seminario, por eso hay que leer a Lacan poniendo fechas, si no, uno no entiende nada o se divierte tirando aforismos. Es lo más divertido discutir la manera en que entendemos a Lacan, porque para cada aforismo que tiene uno, el otro tiene otro. Si quiero negar que el inconsciente sea una parte del discurso digo: "no, es del orden de lo no realizado", otro dice: "no, lo inconsciente es una suposición imaginaria"; nos divertimos y no vamos a ninguna parte.

Es muy interesante, por ejemplo, que al comienzo del seminario 3 Lacan habla de "verwerfung", allí donde Freud había dicho "ausstossung", la negación. Entonces Lacan opone "verwerfung - behajung". La posición freudiana en la negación es "ausstossung - behajung". En las primeras clases del seminario 3 Lacan dice "verwerfung - behajung", porque la "behajung" es la afirmación simbólica y verwerfung es rechazo de lo simbólico. Hace una especie de sustitución de "ausstossung" por "verwerfung", pero al final dice algo muy interesante: "no retorno a la noción de verwerfung de la que partí, la cual, luego de haberlo pensado bien, les propongo traducir por esto que me parece lo mejor, forclusión". Entonces ahora Lacan traduce, entre comillas, "verwerfung" por "forclusión"; pero "forclusión" no es la traducción en el sentido semántico de "verwerfung" -acá se le da mas importancia a la cuestión judicial, esa parte del proceso que una vez que no ocurrió ya no se puede hacer más- pero en francés "forclusión" es un modo de "forclusión". La negación forclusiva, la puso de relieve Pichón, es un modo de negar que descarta súbitamente, a diferencia de la negación discordancial que se parece más a la negación freudiana. Seguramente no hace una traducción semántica de verwerfung y si hace una traducción interpretativa. ¿Qué es lo que interpreta? Todo lo que ocurrió en el medio del seminario 3, que es la aparición de una doctrina del significante y de su autonomía. Entonces lo que sufre la "forclusión" ya no es más una representación y ya no es más un fantasma, como en Freud, sino un significante y no uno cualquiera. La forclusión es un concepto muy selectivo, es una operación que se realiza con un significante, el significante del Nombre del Padre y no como después inventaron los lacanianos que la aplicaban a cualquier cosa.

No recuerdo por qué dije esto, pero ya que empecé, sigo. Entonces "forclusión" y Nombre del Padre van a ir juntos y el problema serio es todo lo que pasó en el medio con el Nombre del Padre que cambia su estatuto ya que empieza a hablar de "los nombres del padre". Introduce el plural, mi idea es que lo hace porque el concepto Nombre del Padre, su estatuto, ha cambiado radicalmente. El tema es así: en "De una cuestión preliminar...", el Nombre del Padre es el significante del Otro como lugar de la ley, y de una manera menos cuidadosa -se cuida menos en el seminario- en la clase del 8 y del 22 de enero, Lacan dice que el Nombre del Padre es el Otro del Otro. Digo esto porque cada vez que Lacan diga "yo nunca dije eso", seguro que alguna vez lo dijo. El dijo: "yo nunca dije que hay Otro del Otro". Por lo menos lo hizo dos veces en el seminario 5. Dijo: "nunca hablé de la formación del analista", si habló de la formación del analista. Es una regla de lectura que me hice. Cuando Lacan dice que nunca habló de tal cosa, me interrogo y busco a ver donde lo dijo efectivamente. De todos modos, el punto es que a la altura del seminario 5 y del texto "De una cuestión preliminar...", el Nombre del Padre es el Otro del Otro. Luego, en el seminario 6, el gran secreto del psicoanálisis es que no hay Otro del Otro, lo que implica una mutación con respecto al Nombre del Padre, está tocado su estatuto.

Esta es la primera escritura de algo que tendrá muchas consecuencias, por ejemplo, la primera: no hay Otro del Otro, la segunda -en "Lógica del fantasma": no hay universo del discurso y la tercera y definitiva -en "L'etourdit", pero sobre todo en "El momento de concluir", como fundamento del psicoanálisis: no hay relación sexual. Esto quiere decir que hay una falla que es propia de la estructura. No es que el padre tiene que venir a castrar al Otro, o hacerlo el analista en lugar del padre. La falla en la estructura es fundante, es de movida, cosa que significa que no hay estructura que ande. La clínica es la manera de remediar esa enfermedad de la estructura, y por eso el remedio es peor que la enfermedad y la cura, de alguna manera, es llevar al paciente hacia esa enfermedad incurable que es la falla estructural. Digo esto, porque es en relación a esta falla estructural que aparece la noción de suplencia y no para curar la psicosis. Remarco que esta falla es una falla en la estructura y no es -como dice Colette Soler, sacado de J.A. Millar- una clínica en la forclusión generalizada, porque la forclusión es un mecanismo que afecta a un significante que tendría que estar y no está, es una operación, y esto no es una operación, ya que es la suposición básica de la estructura. No es una forclusión, ya que no haya significante de la mujer no quiere decir que el significante de la mujer está forcluido, porque no tiene porqué estar. Que no haya significante del sujeto de la pregunta, no quiere decir que esté forcluído ese significante, en realidad es que la inclusión del sujeto en la estructura del Otro lo descompleta esencialmente. Esto es subversión del sujeto. Por lo tanto de ninguna manera se pude hablar de forclusión generalizada, no hay forclusión generalizada. Tal vez haya suplencia generalizada, eso sí y entonces tenemos las suplencias que llamamos neurosis, psicosis.

Volviendo al tema que dejé en suspenso, hay que decir que previo al Nombre del Padre hay un cambio muy importante en Lacan, que es el seminario de La Angustia. Este seminario implica dos puntos clave: la invención, la formalización -no es que no hubiera datos previos- del objeto "a", por un lado y por el otro la posición del analista en ese lugar, que ya no es la posición de Otro. Creo que esta aparición novedosa del objeto "a" implica un cuestionamiento de la posición del padre. Ahora, que el analista no pueda ocupar el lugar del Otro significan dos consecuencias clínicas: que si lo ocupa -el lugar del Otro- infinitiza el análisis y que, además, el análisis sólo puede terminar en la identificación. Esto me sirve para que vean que no son meras especulaciones metafísicas ya que tienen consecuencias inmediatas. ¿Qué cosa más abstracta que el objeto "a", que al fin y al cabo es una letra?, pero implica que el análisis tiene fin, que no es un punto de vista puramente moralista sino doctrinal, teórico, que lleva a decir que el análisis no tiene que culminar en la identificación. Entonces, parece muy abstracto pero tiene consecuencias en la clínica.

Les voy a comentar algo que a mí me sirvió para posicionarme en la clínica, en relación a la psicosis. Cuando empecé, hace 25 años, enseguida llené mi consultorio, claro, lo llené con los pacientes que no querían mis supervisores, por lo tanto estaba lleno de pacientes psicóticos, cosa que es muy insalubre. Uno no puede tomar pacientes así para ocuparse a medias, si los toma, por ejemplo, no puede cortar el teléfono a la noche, lo cual implica que uno corre serios riesgos de separarse de su mujer. Bueno, es algo que recomiendo que no se haga. De estos pacientes, recuerdo uno que me sirvió, aunque en el momento no pude sacar las consecuencias. Era una mujer y yo atendía en un octavo piso, era verano y tenía la ventana abierta. En un momento, en pleno estado de persecución conmigo -yo era muy joven y quería hacer interpretaciones profundas- pega un salto y sube arriba del escritorio diciéndome: "me tiro". Entré en pánico si se me moría un paciente, iba a ser el primero. Sentí que estaba en juego todo, incluido mi futuro profesional, entonces en un momento de desesperación le dije: "si Ud. se tira yo suspendo el tratamiento", a lo que me contestó: "Ud. está más loco que yo".

Volviendo al tema, mi posición de lectura es que estos últimos años de Lacan, el seminario del Síntoma no es sobre el tratamiento posible de la psicosis. No es y no entiendo como se desconocen estas cosas ya que creo que está claro. Es, sí, algo que cuestiona toda la clínica psicoanalítica. También es probable, absolutamente probable que tenga que ver con la psicosis, ya que todo en Lacan está introducido desde la psicosis. Veamos la doctrina del narcisismo, la que no es la de Freud, está en otro lugar. El narcisismo en Lacan es alienación al Otro. El narcisismo de Freud es algo así como la célula en donde uno está encerradito y tiene que no mandar la libido para afuera. La doctrina de Freud de que no hay transferencia en la psicosis es tributaria de ese concepto de narcisismo. La doctrina del narcisismo en Lacan es totalmente distinta y eso habilita otra posición en relación a la psicosis.

La doctrina de la transferencia está pensada a partir de la psicosis, lo que no sería raro que en este seminario la psicosis también esté en juego; así como en lugares donde aparecen cuestionamientos del tipo ¿cómo es posible que no estemos todos locos? En resumen, hay una posición dentro de la psicosis que permite interrogar la clínica.

[Público] Ud. hacía referencia a algo de 'Una cuestión preliminar...', cuando Lacan toma la relación de Schreber con la mujer. Por lo que recuerdo que dice, esa relación se mantiene intacta, por fuera del delirio y hasta hay una relación amorosa.

Relación en el sentido de la amistad de Aristóteles.

[Público] Ahora, este vector imaginario, está sostenido..., no siempre se desordena en esta regresión...

(Público-otro) como que habría una autonomía...

(Público-otro) o sea, no siempre lleva al desorden...

Bueno, eso es un dato de ese año, después, por supuesto, a partir del R.S.I. está clarísimo que hay equivalencia en otros registros. Entonces, en el '58 tiene que decir que hay autonomía, lo simbólico determina pero hay autonomía. Luego con el R.S.I., pero ya mucho antes, esto -la primacía de lo simbólico- ni se plantea como problema.

El problema es, y es un problema todavía, cómo uno va armando la cosa en la lectura, lo que incluso influye en el modo en que uno piensa los casos. Pero es difícil liberarse de aquello en lo que uno está fuerte, porque nosotros como analistas y como pacientes pasamos por la primacía de lo simbólico, y si queremos dar un ejemplo, seguro que nos surge primero la metáfora, la metonimia, los juegos con el equívoco. Por lo tanto, hay que hacer todo un trabajo de ejercicio intelectual para poder dar acogida a todos estos desarrollos nuevos y pensar, por ejemplo, cómo planteo la cosa si, ahora, los tres registros son equivalentes. Uno lo sabe teóricamente, pero hacerlo en la clínica es otra cosa, por eso creo que la clínica del nudo está por hacerse. Está por hacerse ya que no es cuestión de elaborar cosas raras y jugar con nudos, porque eso lo hace cualquiera; la cuestión es que eso opere en la clínica. Es común ver algunos colegas que escriben: "...si, porque el nudo en la parafrenia...", es maravilloso como alguien logra escribir del nudo en la parafrenia y resulta que en todo lo que dice escribe a nivel del Lacan del año '58. Habla del nudo en la parafrenia y venía diciendo que no hay sujeto en la psicosis, que no hay transferencia en la psicosis, que no se encuentran metáforas y que los borders son por un déficit en lo simbólico, una degradación en lo simbólico. No entiendo, yo no entiendo nada, ¿se entiende lo que digo?

Una cosa es lo que uno puede elaborar teóricamente y otra cosa es el trabajo diario en la clínica. Lo que noto es que este trabajo mental va teniendo algunos efectos en mi práctica, ya que en algunas cosas me posiciono de manera distinta. Por ejemplo, no trato de meter una enfermedad psicosomática en el carril de lo simbólico, por lo tanto no me agoto en interpretar una lesión psicosomática como si se tratara de un síntoma histérico. Me doy chances de operar con otros registros. En la misma dirección está otra patología de moda, la denominada anorexia y bulimia.

[Público] Ud. decía que Lacan varía en sus últimos seminarios, en sus últimos años de producción, la noción de inconsciente, pero en "L'insue" con la frase que dice: "el fracaso del inconsciente sería el amor" estaría afirmando nuevamente la existencia del inconsciente.

Sí, claro, pero como toda frase, habría que ver qué sentido tiene. Personalmente lo interpreto de esta manera: el amor, lo que cuestiona y que por eso es uno de los términos que Lacan viene usando como suplencia -no es solamente el cuarto nudo, ya que suplencia viene hablando del seminario 4, el caballo de Juanito es una suplencia, el ideal del yo es una suplencia, el amor es una suplencia, el falo es una suplencia- es que el amor lo que hace es cuestionar la realidad sexual del inconsciente, ya que donde hay amor no se trata de sexo. Ahora, algo más de eso puede ser, porque eso es lo que vemos en el seminario 20, pero no sé cuando llega él en el 4, no sé. Es un seminario muy difícil, porque es la época donde Lacan no se toma el trabajo de argumentar y solo larga cosas. Mi estrategia ha sido proponerme que si no entiendo algo, no lo entiendo y punto, pero me niego a "entender" por el camino de reducir a lo ya sabido; por lo tanto cuando pueda dar un paso, doy ese paso y si no puedo, no lo doy.

[Público] Sería bueno si pudiera dar algún otro fragmento de su clínica, ya que es cierto que hace tiempo nos sentimos como idealizando la primacía de lo simbólico. Ud. algo ha dicho en relación a intervenir por el lado de lo imaginario, ¿y por el de lo real?

Creo que es necesario distinguir entre saber hacer y hacer saber, ya que creo que saber hacer forma parte de la experiencia y que saber hacer no siempre es saber hacer siempre. Es un hecho que hay pacientes psicosomáticos cuya lesión desaparece en el análisis como también lo es que hay bulímicas que no vomitan más.

Les relato un caso, aunque me será difícil recrear dinámica. Estas cosas ocurren a veces y otras veces no, por eso dije que saber hacer, no es saber hacer siempre, y esto, aún no es el saber hacer saber, es decir, transformarlo en un saber transmisible. Estos son los dos polos entre los que se mueve el saber en psicoanálisis. Por un lado, como decía Freud, tenemos que olvidarnos de todo ante cada nuevo caso. Por esto se dice que la clínica es una clínica de lo singular. Hay que poner en suspenso todo lo establecido y además el caso tiene una dimensión temporal dada por la transferencia. Esto ya objetaría la clásica clasificación entre neurosis, psicosis y perversión. Cualquier localización del paciente en un cuadro, por más sofisticación lacaniana que se le dé, liquida la dimensión temporal transferencial. Entonces, hay un punto en que la experiencia no sirve de nada, pero esto no es todo el psicoanálisis, ya que si dijéramos que esto es todo, nos quedaríamos en una práctica puramente inefable, intransmisible. Por lo tanto en nuestra práctica hay una exigencia, porque aunque no es una ciencia, no deja de tener una relación con la ciencia, y ésta es que el psicoanálisis debe poder producir algún saber transmisible. El pasar al campo de los enunciados sabemos que tiene un precio, ya que cuanto más transmisible se vuelva el saber, mas ausente va a estar el sujeto de la enunciación, pero de todos modos, los dos son necesarios. En un polo el psicoanálisis se confunde con el discurso universitario, en el otro con una práctica mística, inefable. El desafío es mantener los dos. Entonces, el saber hacer, que funciona en la práctica clínica, singular, individual, hace falta que se transforme en un hacer saber. En esto está el problema: en el hacer saber desprendiendo un saber transmisible que no sea reducido a lo ya sabido; porque siguiendo la misma posición que en la clínica, algo de eso se traslada al campo de los enunciados. Es decir, el analista tiene que tener una posición, incluso frente al saber establecido, de ponerlo siempre en suspenso.

¿Para qué era todo este prólogo...? Sigamos, porque creo que si decimos que "lo real es imposible", no descarto que uno peque con lo real, pero eso se vuelve muy problemático cuando se transforma en técnica. Por ejemplo, esas cosas que dicen: "si,...porque yo produje una escansión para producir un corte real", puede ser, ¿pero en qué posición de saber se ubicó para hacer eso?, ya que hay algo extraño, y es que en este tipo de intervenciones en lo real, pareciera que el analista está en posición de calcular su acto. Pero, ¿la clínica psicoanalítica no dice que el acto es incalculable?

[Público] Tal vez pueda pensarse en leerlo retroactivamente...

Ah, eso sí, entonces sí, ya que creo que la clínica psicoanalítica es de las más intransmisibles, en la medida en que no se puede planificar. El analista puede saber en términos de estrategia, de política, pero de intervención, si hay inconsciente, no hay técnica.

Así que de todas las intervenciones que me preguntaron, la más problemática para mí, es la de lo real. Resulta más fácil contestar en términos de lo imaginario, donde yo me he movido más.

Veamos un caso: se trata de una bailarina que consulta por bulimia y vómitos, con grave peligro para ella. Aunque el análisis de desplaza en muchos planos, mi estrategia de intervención fue pedirle que ella represente en el espacio virtual del consultorio, la imagen de su cuerpo. Fue pedirle algo así como que realice un despliegue verbal de lo imaginario. Apareció un cuerpo muy extraño, tipo bola, una bola vacía. Eso ha tenido algunos efectos, ya que hace dos años que no vomita y los ataque de comida son más controlados y tiene períodos muy largos donde eso no ocurre. Obviamente, mis intervenciones no van dirigidas a que no vomite y coma, pero he observado que en la medida en que se junta un ataque de bulimia y un sueño, o alguna circunstancia que la lleva a interrogarse sobre eso, al abrir más el campo, no en forma metafórica, interpretativa, sino a que despliegue en un espacio virtual algo que tiene que ver con su cuerpo -ella es además coreógrafa- puede inventar sobre eso en la medida en que está alentada por la transferencia. Creo que esto tiene efectos verdaderos y que ésta sería una manera de intervenir sobre lo imaginario. De todos modos, son intentos que hago y a veces resultan y a veces no.


Extensión Digital - Año Dos Nº 3 Diciembre 2009
Revista de la Secretaría de Extensión Universitaria.
Universidad Nacional de Rosario (U.N.R). Facultad de Psicología.



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