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por Luisa Corradini
Cuando uno hace clic sobre la dirección www.wdl.org , tiene la sensación de tocar con las manos la historia universal del conocimiento.
Aislado en su casa - en París, en Tucumán o en Tokio -, cualquier persona puede escuchar la primera grabación de "La Marsellesa", ver unos huesos-oráculo chinos de 3.200 años de antigüedad, leer un panfleto político árabe del siglo XV, ver la mítica Biblia de Gutenberg o descifrar el primer planisferio que menciona el nombre de "América". Esas reliquias, que hasta ahora se encontraban atesoradas bajo siete llaves en los principales museos o bibliotecas del mundo, surgen ahora de la pantalla de la computadora e incluso pueden ser impresas, memorizadas en el disco duro o grabadas en un CD o en un DVD.
Esa consulta fácil y totalmente gratuita comenzó el miércoles cuando la Unesco lanzó oficialmente en París el sitio de la Biblioteca Digital Mundial (BDM).
Tercera biblioteca digital en importancia ?después de Google Book Search y el nuevo proyecto europeo, Europeana?, la BDM reúne desde ya material universal invalorable facilitado por otras bibliotecas del mundo. Y si bien por ahora sólo cuenta con unos 1.200 documentos, la estructura del sitio ha sido pensada para recibir un número ilimitado de contribuciones, a medida que otros países del planeta decidan ir sumándose a la aventura.
El ambicioso proyecto fue imaginado hace cuatro años por James Billington, director de la biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
Billington propuso ese sitio con el fin de "estimular a la gente a pensar en la importancia de la interacción cultural". "Esperamos que la BDM sea capaz de profundizar la comprensión internacional y, al mismo tiempo, aumentar la curiosidad de la gente por los logros culturales de la humanidad", afirmó en París ese joven soñador de casi 80 años, que dirige desde 1987 la biblioteca más grande del mundo, fundada en 1800.
El resultado de ese sueño es la BDM, un compendio de documentos digitalizados en alta resolución, que permite al usuario una aventura única: conocer el conjunto de reliquias culturales producidas por el hombre sin moverse de su casa.
El acceso al sitio www.wdl.org es absolutamente gratuito y su navegación tan sencilla y lúdica como un ábaco. Un sofisticado motor de exploración permite al internauta orientar su búsqueda por épocas, zonas geográficas, tipo de documento e institución. El sistema propone las explicaciones en siete idiomas (árabe, chino, inglés, francés, ruso, español y portugués). Los documentos, por su parte, han sido escaneados en su lengua original. De ese modo, es posible, por ejemplo, estudiar en detalle el Evangelio de San Mateo traducido en aleutiano por el misionero ruso Ioann Veniamiov, en 1840.
Con un simple clic, se pueden pasar las páginas de un libro, acercar o alejar los textos y moverlos en todos los sentidos. La excelente definición de las imágenes permite una lectura cómoda y minuciosa.
Entre las joyas que contiene por el momento la BDM está la Declaración de Independencia de Estados Unidos, así como las Constituciones de numerosos países; un texto japonés del siglo XVI considerado la primera impresión de la historia; el diario de un estudioso veneciano que acompañó a Fernando de Magallanes en su viaje alrededor del mundo; el original de las "Fabulas" de Lafontaine, el primer libro publicado en Filipinas en español y tagalog, la Biblia de Gutemberg, y unas pinturas rupestres africanas que datan de 8.000 A.C
Dos regiones del mundo están particularmente bien representadas: América Latina y Medio Oriente. Eso se debe a la activa participación de la Biblioteca Nacional de Brasil, la biblioteca Alejandrina de Egipto y la Universidad Rey Abdulá de Arabia Saudita.
La estructura de la BDM fue calcada del proyecto de digitalización la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, que comenzó en 1991 y actualmente contiene 11 millones de documentos en línea.
Sus responsables afirman que la BDM está sobre todo destinada a investigadores, maestros y alumnos. Pero la importancia que reviste ese sitio va mucho más allá de la incitación al estudio de las nuevas generaciones que viven en un mundo audiovisual. Este proyecto tampoco es un simple compendio de historia en línea: es la posibilidad de acceder, íntimamente y sin límite de tiempo, al ejemplar invalorable, inabordable, único, que cada uno alguna vez soñó con conocer.
La Nación 23/4/2009.-
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miércoles, 22 de abril de 2009
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