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lunes, 31 de diciembre de 2007

Nochevieja, un ritual del tiempo

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por Leonardo Moledo

Como todos sabemos, o si no lo sabemos explícitamente lo intuimos en el desdichado cuerpo, las fiestas rituales, aquellas que se repiten una y otra vez (como la Navidad, la Pascua cristiana o judía, o el año nuevo occidental o chino, los cumpleaños) tienen la rara virtud de disolver por unas horas la inútil búsqueda del sentido de la vida, aplacar el terror ante la muerte, suprimir el paso de tiempo que nos arrastra a no se sabe dónde, anular el pasado y el futuro en un solo instante presente y mágico, en que nos quedamos suspendidos entre uno y otro, en esa delicada costura que los ata precariamente.

Las fiestas son una contradicción porque, en suma, festejamos una tragedia. Celebramos nuestra fragilidad, alabamos y brindamos por nuestra fugacidad y por nuestra falta de seguridades en el mundo.

Representamos una tragedia, porque intentamos como en el desmayo, en la pérdida momentánea de conciencia –o quizás durante el sueño o el éxtasis–, abolir el tiempo.

La tragedia consiste en la inevitabilidad del Mal (que en este caso es la decadencia y muerte), la coexistencia ontológica del Mal con el Ser, la inexorabilidad del destino final de nuestros actos, la imposibilidad de abolir el pasado que nos constituye (con la materia del pecado), la imposibilidad de redención, porque si el pasado nos constituye, el futuro no existe y es dudosamente elegible (un acto futuro no es más que una representación mental carente de sustento).

La puesta en acto, la representación de la tragedia, su escenificación (que es lo que ocurre con la consumación y el ejercicio del rito) pretende coexistir con el Mal sin mayores daños por el expediente de la creación de una “zona sagrada” especial, el escenario, la mesa servida, el brindis, que se sitúa fuera del tiempo y el espacio y que aspira a la inmortalidad, mediante un recurso sumamente pobre (pero quizás el único): la repetición.

Y desde ya, como en la orgía o la bacanal, la puesta en acto ritual implica la abolición de los condicionantes habituales: suspensión de los odios y querellas, mensajes de prosperidad que saltan por encima de los choques de intereses, familias mortalmente enemistadas que alzan sus copas mientras una lluvia de fuegos artificiales parece unir la ciudad, el núcleo humano, en una acción única. Sin embargo, en tanto la orgía y la bacanal, el carnaval o la borrachera son intentos de sustraerse a la desgracia de un universo moral opresivo, la fiesta o el rito de Año Nuevo o de
Navidad trata de sustraerse al condicionamiento ontológico que nos destina a la nada, que del ser nos transportará al no-ser en algún inevitable y poco agradable momento.

Pero ese condicionamiento ontológico y la presencia ominosa del no-ser (cuya existencia negaba Parménides, cuya detestable posibilidad introdujo la escuela de Abdera, y que trataron de saltearse los ciclos de mitos órficos mediante la creencia en la transmigración, las religiones con el intento de un ritual permanente y el racionalismo con la abolición de los dioses y la omnipotencia del conocimiento), pertenecen a una esfera específicamente humana que, mediante la memoria, recuerda un pasado no deseable ni victorioso; el motor de la tragedia, en ausencia de los temibles dioses que gobernaron el mundo con sus caprichos y querellas, es el infierno de la memoria. Porque aunque no haya dioses, ni dios único que puedan molestarnos o tranquilizarnos, sigue presente el Hado, que en las pavorosas mitologías que precedieron a las débiles religiones judeocristianas de Occidente actuaba en un sustrato previo a los mismos dioses y los condicionaba.

Y el Hado (o la Moira o la Erinia, o cualquiera de sus representaciones) era (y es, claro), tajante, como lo fue cuando decidió, junto a las murallas de Troya, y en contra del propio Zeus, que Héctor debía morir a manos de Aquiles: el futuro consiste en una única certeza, no serás.

Así, la fiesta y la Nochevieja mezclan raramente la sumisión y la resistencia: sumisión por el solo hecho de someterse a las exigencias del rito, a la costumbre de festejar, representar y compartir una artificial alegría social; resistencia, ya que por medio de la pantomima que simula la inmortalidad se puede conseguir un temporario alivio, y suspender la mortalidad que momento a momento nos roe, con el mismo paso acompasado del reloj que, en la Nochevieja, parece encaminarse a una culminación a las doce: el tiempo pasa y nos destruye, sí, pero por unos minutos y una horas podemos suprimirlos y palpar la delicada costura temporal que engarza pasado y futuro.

Porque al fin y al cabo, puesto que el presente no existe y es sólo un instante que siempre nos pasa inadvertido, todos sabemos que estamos formados por la esencia pura del pasado recuperado, desgraciadamente, una y otra vez por la memoria, pero durante el rito podemos aferrar el presente en un momento extático en que nos consideramos inmortales.

Y debido a esa dualidad, a esa leve oscilación pendular entre la sumisión y la resistencia, en el largo instante de la culminación, podemos pensar simultáneamente, con tranquilidad: “estamos aquí”, y con temor “¿estaremos todos aquí el año que viene?


Pagina12 31/12/2008

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Crónicas del fin

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Al 31 de diciembre habría que borrarlo del almanaque. Hasta el 30, la felicidad de que por fin se acabe el año prevalece sobre cualquier otro pensamiento. El 31, sin embargo, amanece como un día de balance. Las borracheras son frecuentes alrededor del mediodía, no sólo porque ya se ha empezado a brindar sino porque no se encuentra otro modo de enfrentar ese momento negro donde se cuela la pregunta sobre el año que está por irse. En 1999, a las tres de la tarde del 31, cuando lo que se aproximaba era el nuevo siglo, los amigos que rodeaban una mesa ya no podían sostenerse derechos y todos nos preguntábamos cómo íbamos allegar a la megacelebración de la noche, planificada con esmero.

En el medio de las risotadas sabíamos que, en un par de horas, estaríamos enfrentados, como cada año, pero esta vez de modo más intensamente simbólico, con el examen inevitable y la precariedad de una respuesta. Otro amigo e integrante de la fiesta preparada para la noche, que, todavía sobrio, pasaba por la vereda del bar, emitió una frase que sintetizaba los temores consuetudinarios: "Vayan a dormir la siesta, porque hoy, el fin de año no me lo arruina nadie". El 31 todo es muy frágil y cualquier paso en falso, una respuesta malinterpretada, demasiado fervor o demasiado poco hacen tambalear el mundo.

Secretamente, el colapso acecha. El 31 de diciembre trae la experiencia angustiosa del tiempo, que se disuelve o se disimula el 1º de enero como si lo "nuevo" que comienza pudiera exorcizar las probadas inconsistencias del año anterior. La ilusión dura unas pocas semanas, hasta que nos damos cuenta de que también enero está a punto de terminarse. Por supuesto, esto no les sucede a los chicos ni a los más jóvenes, para quienes el tiempo es su propia materia, un curso de agua que navegan como si fuera infinito. De todos modos, recuerdo haber tomado resoluciones infantiles para un nuevo año impulsada por mis insuficiencias o para alcanzar objetivos tan distantes como absurdos: por ejemplo, correr en vez de caminar, cada vez que eso fuera posible; agarrar la lapicera con dos dedos en lugar de con tres; o (extremadamente difícil, irrealizable por un acto de la voluntad) dejar de ser tímida, racticando los ejercicios aconsejados por un libro de autoayuda, la mayoría de ellos consistentes en repetir ciertas frases delante del espejo.

El libro informaba que Napoleón había sido tímido y se había curado con ese método, que, de ser verdadera la información, era más que centenario. La fragilidad de la celebración del 31 proviene de que esa noche está a caballo del tiempo. Es entierro y origen, más ilusorios que reales porque nada queda definitivamente atrás ni nada tiene su punto cero. Pero no hay mito más poderoso que el del principio y el final de un tiempo. Frente a ese mito, hasta los más escépticos son débiles. Conozco gente que pasa por alto su cumpleaños y los aniversarios, pero conserva respeto por la medianoche del 31. La carga simbólica de lo que acaba y lo que comienza se impone a los decididamente iconoclastas.

Hay quien puede pasar el día de su cumpleaños en soledad melancólica o austera, sostenido por la convicción de que ningún gesto es necesario. No conozco a nadie que cultive ese estoicismo para fin de año, porque ese día tiene una cualidad no meramente personal ni biográfica: es algo que le sucede simultáneamente a todos. Pasé una noche de fin de año en un tren que iba a Jujuy; atestado de gente, costeaba pueblos donde las mesas en los patios de tierra estaban tan iluminadas como nuestras ventanillas abiertas. Medio cuerpo afuera, íbamos gritando "felicidad, felicidad", y creíamos que nos contestaban agitando los brazos o haciendo disparos al aire. Los guardas habían desaparecido y, entre vagón y vagón, unos chicos reventaban rompeportones contra el piso de chapa.

Las botellas vacías rodaban como bolos dejando regueros de cerveza que comenzaba a solidificarse con el polvo que entraba por las ventanillas. En un rincón, un grupo de estudiantes jugaba al póker con un hombre mayor que los había desafiado al salir de Retiro y los estaba desplumando. Los estudiantes perdían con entusiasmo. A la mañana siguiente, nos despertamos sedientos y en asientos cambiados, con el sol de las diez en la cara; volvimos a desearnos feliz año. El 31 había transcurrido en una especie de tiempo neutro, como es el tiempo de los viajes.

Desde entonces quedé convencida de que pasar el 31 a la noche en movimiento, arriba de un tren, de un ómnibus, era un recurso admirable. El desplazamiento en el espacio, de algún modo, atenúa el mítico cambio en el tiempo, como si el fin de un año y el comienzo de otro quedaran subordinados a la distracción de ver desfilar las cosas, en lugar de pensar sobre la carrera de los días o los meses. El tiempo del viaje siempre es un tiempo de cualidades especiales, como si se estuviera en una tierra extranjera, que es también un gran recurso para el fin de año porque, ocupados en sorprendernos por las diferencias en las costumbres, se puede olvidar que ellas están rodeando el mismo núcleo intratable del entierro y el origen de un tiempo.


por Beatriz Sarlo
Revista Viva 30/12/2007

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Luis Alberto Spinetta en nuestro rincón poético

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"Los libros de la buena memoria"

Invisible - Luis Alberto Spinetta


El vino entibia sueños al jadear
Desde su boca de verdeado dulzor
Y entre los libros de la buena memoria
Se queda oyendo como un ciego frente al mar.

Rojas y verdes luces del amor
Prestidigitan bajo un halo de rush
Que sombra extraña te oculto de mi guiño
Que nunca oiste la hojarasca crepitar?

Pues yo te escribiré
Yo te hare llorar
Mi boca besará
Toda la ternura de tu acuario.

Mas si la luna enrojeciera en sed
O las impalas recorrieran tu estante
No volverías a truinfar en tu alma?
Yo se que harías largos viajes por llegar.

Parado estoy aquí
Esperándote
Todo se oscureció
Ya no se si el mar descansará...

Habra crecido un tallo en el nogal
La luz habra tiznado gente sin fe
Esta botella se ha vaciado tan bien
Que ni los sueños se cobijan del rumor.

Licor no vuelvas ya
Deja de reir
No es necesario más
Ya se ven los tigres en la lluvia

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viernes, 28 de diciembre de 2007

La histeria y el goce

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por Daniel Larsen



Así como en Freud, con el giro de los años veinte, se produce un recentramiento de su teoría a partir del concepto de pulsión de muerte, algo equivalente sucede en la obra de Lacan en la que los primeros desarrollos de su teoría son resignificados y deben ser repensados a la luz del conepto de goce. Este trabajo es un intento de dar cuenta del cambio producido en las concepciones de Lacan sobre la neurosis histérica.
En la primera etapa de su enseñanza, Lacan articula la histeria con la problemática del deseo en su relación con la demanda. La función paterna es la que asegura, prohibiéndole al sujeto asimilarse al objeto de la demanda del Otro primoridal, la separación de los dos registros (del deseo y la demanda), y posibilita, por lo tanto, que el sujeto se distinga del Otro. Esta separación es problemática en la histérica que se ve llevada a restaurar la dimensión del deseo con el artificio de mantener insatisfecha la demanda del Otro. Es así que en la anoréxica no se puede decir que no come n ada, sino que, más bien, come nada, resguardando con esa nada la existencia de un deseo irreductible a la demanda.
La fórmula que utiliza Lacan para resumir este proceso es que en la histeria se trata de un deseo de deseo insatisfecho.
A partir de la introducción del concepto de goce como punto-privote de la organización estructural, Lacan se vió conducido a desplazar el acento, y a articular el deseo, no ya solamente con la demanda, es decir, con la cadena significante, sino con el goce como límite interno de lo simbólico. Ahora la insatisfacción cobra otro estatuto: el menos de satisfacción es plus de gozar, es decir que la insatisfacción viene así a paliar, paradojalmente, la falta estructural del goce, es la forma que encuentra la histérica de recuperar el goce perdido. Por ejemplo en el sueño de “la bella carnicera”, en el que Freud reconoció la necesidad de crearse un deseo insatisfecho, al rechazar el caviar que su marido podía procurarle, sobre todo porque estaba demasiado satisfecha en el plano genital, Lacan dice, cuando retoma este ejemplo en el seminario “El reverso del psicoanálisis” que “lo que ella no ve, es que sería dejándole ese marido suyo tan esencial a otra como encontraría el plus de goce”. Y sigue “Otras sí lo ven. Por ejemplo, Dora lo que hace es eso”. Es al rechazar al señor K y dejarle la satisfacción genital a la señora K como Dora encuentra su plus de gozar.
La insatisfacción toma otra función al articularse con un goce absoluto que la histérica mantiene en el horizonte, como posible de alcanzar, y, a la vez, siempre remitido. La vida psíquica de estas pacientes está dominada por sueños paradisíacos cuya realización implicaría la tan buscada satisfacción plena, la felicidad absoluta que, por un lado, creen accesible y, por el otro, se las arreglan para que nunca sea alcanzada. Como ya vimos, es en este sustraerse a la satisfacción para dejásela a otra donde la histérica encuentra su plus de goce, es su forma de alcanzar, o mas bien, de recuperar el goce absoluto perdido.
Este goce, perdido desde siempre, es también el fin último, aquello a l o cual se apunta en un esfuerzo de reencuentro prometido al fracaso. Inaugura el proceso de repetición que caracteriza al trabajo psíquico y que no es otra cosa que la insistencia del deseo.
Para Freud el deseo surge de una primera experiencia de satisfacción que deja sus huellas mnémicas, marcas de un goce que el aparato psíquico va a intentar reencontrar. El deseo reside en la búsqueda de la identidad de percepción, resulta de la diferencia entre la representación del objeto que fue fuente de la primera satisfacción, y la percepción del objeto hallado en la realidad. No tiene otra meta que anular esta diferencia y restaurar la identidad entre el objeto perdido y el objeto encontrado. Tarea marcada por la imposibilidad pues lo que se busca está originariamente perdido. Esta estructura encuentra su ley en la del significante, que se caracteriza por no poder significarse a sí mismo, es decir, que siempre necesita de otro significante para poder significarse.
Desear consiste, de este modo, en apuntar a la imposible identidad del significante consigo mismo, que constituiría el goce absoluto. De todas maneras, aunque destinado al fracaso, el deseo no puede dejar de insistir, produciendo, con su repetición, una pérdida que Lacan conceptualiza como objeto “a”, que, por un lado, funciona como causa del deseo, y por otro, como una forma de recuperación del goce perdido, es decir, como plus de gozar.
En el punto en que el sujeto, al formular al Otro la pregunta por su existencia, encuentra la falta del significante que lo represente, el punto en que la acción del significante lo amenaza con la abolición, allí tiene que sostenerse entonces el objeto a. En ese objeto tendrá que reconocer el sujeto su ser mismo como ser de deseo, por el cual intenta suplir el desfallecimiento de lo simbólico en la respuesta a la pregunta del deseo del Otro, o sea, en lo que aseguraría su completud. Así pues, el objeto a viene a funcionar en el lugar donde la existencia del Otro desfallece.A causa de la castración de la madre, significada por el padre al niño, quien de este modo puede dejar de ocupar el lugar de su objeto adecuado, el goce del Otro materno lo pone frente al horror de un insondable abismo, traducción imaginaria de la irreductible diferencia del significante consigo msimo. Sólo el sacrificio total de sí puede, desde ese momento, liberar al niño del imperativo de colmar su hiancia.
La sumisión de la histérica a la voluntad del Otro, ilustrada por su sugestibilidad, respondería a la exigencia irrealizable de restaurar una figura de la omnipotencia paterna que, al implicar el dominio del deseo, aportaría contra el goce la garantía que le falta. Esta postura es estructuralmente comparable a la que aspiraría a colmar el abismo abierto por la castración materna. En este senido, la sumisión al padre, es decir, sostener un padre ideal, y gozar de la madre, poseen el mismo valor fantasmático.
El mito edípico no postula lo mismo que el de Totem y Tabú. Si el primero se trata de las condiciones que posibilitan la instauracioón de la prohibición y el deseo, en el segundo, al contrario, se intenta teorizar sobre aquello que no puede ser alcanzado, regulado por la ley, el goce que quedaría fuera de lo simbólico. En el mito edípico, el asesinato del padre es la condición del goce de la madre. En cambio, el asesinato del padre de la horda primitiva posee una significación exactamente contraria: aquí el goce ocupa el primer lugar y lo encarna el padre, quien posee todas las mujeres y es el único que goza de ellas, y con su asesinato nace la ley que prohíbe la satisfacción máxima regulando las alianzas. La ley, expresión de la culpa de los hijos asesinos, es la consecuencia de la pérdida de ese goce absoluto simbolizada por el asesinato de quien lo encarnaba. De esta manera, si bien la ley se identifica, por un aldo, con la instancia prohibidora, por otro lado, y al mismo tiempo, es la representación del goce perdido. De ahí que Freud hable de “las paradojas del superyo” o que Lacan relacione el superyo con “la ley en tanto incomprendida” o diga, en un momento más avanzado de su enseñanza “Nada obliga nadie a gozar, salvo el superyo. El superyo es el imperativo del goce” ¡Goza!”.
Así pues, las dos figuras del padre que encontramos en la histeria consistirían en el reflejo imaginario de la estructura de la función parterna. El padre seductor respondería a la fantasía de que el padre real existe, un padre que tendría con el saber, la clave del goce. Por otro lado, al padre simbólico del Edipo responde la figura del padre impotente para cumplir las promesas del deseo, para asegurar el goce y proteger de él. Reflejo de los límites de lo simbólico, la impotencia se sistituye aquí a lo imposible, dejando esperanzas de la posible existencia de un Padre Ideal. La histérica está dispuesta a sacrificar su persona para sostener ese ideal.
Lacan plantea que para que una mujer entre en relación con el deseo del hombre debe realizar una apuesta, ya que, al hacerlo como objeto “a” debe renunciar a poner en juego su femineidad, o ponerla en juego como perdida. Es a esta apuesta que la histértica se niega, no juega ese juego. No es que no intente entrar en una cierta relación con el deseo del hombre, pero lo hace a título de sustraerse a ella. Sustrayéndose al goce fálico hace entrar en función la falta, denunciando, de esta manera, el caracter limitado del goce fálico, es decir, el dado demasiado poco, insatisfactorio en relación con el goce absoluto que ella mantiene siempre en su horizonte. Este límite del goce fálico no es otro que la castración del hombre como verdad del goce fálico, verdad que la histérica intenta encarnar. De ahí que Lacan puede decir: “Lo que la histérica quiere es un amo…, quiere un amo sobre el que pueda reinar. Ella reina y él no gobierna.”
Cuando Lacan desarrolla las fórmulas de la sexuación, plantea que no se puede constituir un universal, un todo, si no existe algo excluído de ese todo. El universal del falicismo es decir, “todos los hombres están sometidos a la castración”, para que se constituya necesita una excepción, es decir que “hay uno que dice no”. Este lugar de la excepción es el que la histérica intenta preservar, del que quiere, de alguna forma, hacerse la guardiana. Rechazando entrar en la función fálica, viene justamente a preservar la dimensión de un goce que no sería fálico, es decir, un goce que no estaría limitado como el goce fálico sino que se trataría de un goce que estaría soportado por el mito de un goce femenino completamente fuera del falo.
La marcha de la cura, al aislar la función del objeto “a” como célula reducida del complejo de Edipo, permite la resolución de éste, con lo cual caduca la función de chivo expiatorio del Padre Ideal, cuya naturaleza de ficción queda al descubierto al mismo tiempo que el carácter ficticio de la culpabilidad ligada al fantasma de su asesinato. El sujeto puede descargarse entonces del trabajo de darle cuerpo al goce por medio de su síntoma. La función del Ideal queda destituída al mismo tiempo que caduca la exigencia de sacrificarse a él.


Licenciado en Psicologia
PSIKEBA Revista de Psicoanálisis y Estudios Culturales 2006

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Entrevista - Diego Golombek

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Por Susana Gallardo y Julia Pettinari


“Contar la ciencia, sin perder rigor ni agregar solemnidad, es de lo más entretenido”

Es doctor en Ciencias Biológicas (UBA), Profesor Titular de la Universidad Nacional de Quilmes, Investigador Independiente del CONICET. Se especializa en cronobiología, y ha publicado numerosos trabajos científicos, así como libros de ciencia y de divulgación científica (entre otras actividades de difusión de la ciencia). En 2003 obtuvo el Premio Nacional “Bernardo Houssay” de la Secretaria de Ciencia y Tecnología de la Nación. Dirige la colección de libros "Ciencia que ladra" y desde hace unos dos años participa en el programa “Científicos industria argentina”, donde representa al personaje de cocinero científico.

QV: En tu casa, ¿sos el que cocina?
DG: Era… pero la vida me engañó y entre tanto trabajo y mucho de hijito, la verdad es que últimamente no me dedico tanto. Pero me fascina.

QV: ¿Qué tarea te brinda más satisfacciones: la investigación o la divulgación?
DG: No las veo disociadas. En mi caso la actividad principal es sin duda la investigación (y la docencia); creo que sin esa pata no podría hacer el resto; además, por alguna razón me parece que perdería mucha credibilidad (¡al menos la mía propia!). Disfruto ambas muchísimo: descubrir nuevos hallazgos y discutirlos con mis estudiantes es realmente fantástico y, por otro lado, encontrar la forma de contar la ciencia, sin perder rigor ni agregar solemnidad, es de lo más entretenido.

QV: ¿Como surge en vos la tarea de divulgador?
DG: Trabajo en periodismo desde hace muchos años, desde que a los quince respondí a un aviso en el Buenos Aires Herald en el que pedían un cronista de deportes. Allí iba a interminables partidos de cricket y otras maravillas – de ahí me queda un gusto por las redacciones, los cables, las Olivetti. Al meterme en una carrera científica pude explotar esta veta de escribiente y redirigirla hacia la difusión de la ciencia, como colaborador de diversos medios y aprendiendo mucho de varios maestrazos.

QV: ¿Cómo compatibilizás la investigación con esta tarea?
DG: No es fácil, por varias razones. La primera es el tiempo: la investigación será de dedicación completa o no será nada… Pero encuentro huecos y noches en los que meter la cuchara de divulgador. En muchos sentidos es una gran ventaja: al ir a hacer una entrevista creo que es importante hablar el mismo idioma que el interlocutor y poder llevar la charla a terrenos interesantes y comprensibles.

QV: ¿A qué público te dirigís, en general? Es decir, ¿cómo imaginás a tu destinatario potencial?
DG: Sabrán disculpar una cita de Borges: “escribo para mí, para mis amigos y para mitigar el paso del tiempo”… Y así es: salvo que sea por un encargo específico (una revista para chicos – aclaro que en alguna época hice la página de ciencia de Anteojito -, algo más tecnológico, etc.), imagino a lectores y público con ganas de maravillarse, de hacerse preguntas, de querer saber. No siempre sale, pero la buena divulgación no tiene edad: a partir de una educación común, cualquiera puede subirse al tren.

QV: A partir de los ciclos de charlas y conferencias que has organizado, ¿tenés alguna percepción acerca del tipo de público que asiste, su formación y sus intereses?
DG: Es muy variado. Por un lado, cada actividad tiene un público específico que se acerca porque le interesa el tema particular que se trate. Hay también gente con interés en la ciencia en general, de cualquier edad (aunque noto muchos viejitos que se acercan con todas las ganas). Hay, y esto es de lo más interesante, muchos adolescentes que andan buscando su destino, y encuentran en este acercamiento a la ciencia un camino que a veces los seduce.

QV: ¿Cómo es la experiencia de la divulgación científica en la televisión?
DG: Maravillosa, sobre todo por la llegada a tanta gente. El programa “Científicos…” es muy popular; lo conoce todo el mundo, más allá del número de personas que lo miren (dato que en este momento no tengo). Eso tiene muchísimo que ver con Adrián Paenza, el conductor ideal de una iniciativa de este tipo. Confieso que, si bien ya había participado de otros programas de ciencia en la tele, tenía un cierto prejuicio acerca del medio, pero con Adrián y Claudio Martínez (el productor del ciclo) la verdad es que todo se ha hecho muy grato y sencillo. Por otro lado, la impresión que me da es que está todo por hacerse con la ciencia en la tele; no es necesario irse hasta el Discovery Channel o similares; tenemos mucho que decir por estos pagos también. En este momento estoy comenzando a planear nuevos proyectos de divulgación científica televisiva.

QV: ¿Hay algún feedback?
DG: ¡Muchísimo! Desde los 15 minutos de fama (gente que te para en la calle o –peor aun– llama a mi casa para hablar del programa o “darle un mensaje al profesor Paenza”) hasta la repercusión genuina de muchos espectadores que escriben o nos llaman con preguntas que les surgieron, necesidades de información y ganas de saber más.

QV: ¿Qué ventajas y desventajas ofrecen los diferentes canales de divulgación de la ciencia (medios gráficos, televisión, charlas ofrecidas por los mismos investigadores)?
DG: La televisión tiene la ventaja de la masividad y, si se basa en la actividad de los investigadores, puede tener una sustentación realmente importante. El problema es que es un medio con un alto nivel de comercialización y supongo que, a veces, habrá que hacer concesiones al respecto. Como escribiente, es obvio que los medios gráficos me atraen mucho, los medios serán diferentes, pero el fin no deja de ser perseguir la literatura. Con los diarios está el “problema” de que todo debe ser transformado en noticias para que pueda ser publicado, pero convengamos en que los medios locales están comenzado a ingeniárselas bastante bien. Siempre está el problema de la tergiversación de lo que diga un entrevistado (que ocurre más a menudo de lo que quisiéramos) pero creo que vamos por el buen camino a juzgar por la creciente preparación de los periodistas. Las charlas ofrecidas por los investigadores son un camino directo, sin intermediarios, y son irremplazables. Tal vez su único defecto sea que tenemos muy pocas de estas charlas (entre otras cosas porque no se consideran parte de la actividad científica y, entonces, no son suficientemente valoradas por los investigadores).

QV: ¿Cómo te parece que la sociedad ve a la ciencia en la actualidad?
DG: Como siempre: como una curiosidad en una vitrina, con gente simpática que se dedica a cosas relativamente inútiles, salvo cuando descubren algún bien de aplicación directa. También hay mucha conciencia de la brecha con otras sociedades que obtienen de la ciencia gran provecho.

QV: ¿Y a la ciencia argentina en particular?
DG: Como un ejemplo de martirología. Sin embargo, hay que admitir que la apertura de la mayoría de los científicos hacia la sociedad y el auge del periodismo científico están haciendo grandes progresos en este sentido.

QV: ¿Hay un consenso en la necesidad invertir en ciencia, o te parece que la gente ve al científico como algo decorativo que no influye para nada en el desarrollo del país?
DG: A juzgar por las encuestas de percepción pública de la ciencia y la tecnología, todo el mundo está de acuerdo en que hay que invertir en estas actividades. Sin embargo, sospecho que no queda muy claro de qué se trata.

QV: ¿Creés que la difusión de la investigación científica hacia el público en general puede contribuir a mejorar la situación actual de la ciencia en nuestro país?
DG: Por supuesto, pero no solamente por la difusión de los hallazgos en sí, sino por la “ciencia” como forma racional de mirar, comprender y actuar sobre el mundo.

QV: ¿Cómo ves la relación entre los investigadores científicos y la sociedad? ¿Creés que los investigadores deberían dedicar parte de su tiempo a difundir su tarea o es mejor que haya gente especializada en establecer el nexo?
Ambas cosas: estamos todos tan saturados de cosas y escasos de tiempos que se hace necesaria la figura del divulgador profesional que realmente entienda de qué se trata y trabaje en conjunto con los investigadores para difundir estas ideas. Eso no quita la enorme responsabilidad de los mismos investigadores en dedicar una parte de su cabeza y de su tiempo a participar de actividades de difusión.

QV : En la eterna discusión acerca de quiénes están mejor preparados para la divulgación, quienes tienen formación científica o los comunicadores, ¿cuál es tu posición?
DG: Sin duda tenemos que apuntar a un mutante híbrido. Creo que una persona con formación científica pero con genuino interés en la literatura y en la comunicación es el divulgador ideal. La formación científica (en esos términos de hacerse preguntas, pedir experimentos, ser un poco impertinente) es imprescindible para entender y para comunicar la ciencia. En muchos lugares se ofrecen estadías de periodistas en ámbitos de investigación como para que se empapen del asunto.

QV: ¿Te parece que la tarea del divulgador es apreciada y/o estimulada en el ambiente científico?
DG: Más o menos. Todo investigador tiene su ego y le gusta que le hagan una entrevista o salir en la tele (¡no le crean a quien diga lo contrario!). Pero a la hora de evaluar las actividades de divulgación el dictamen no es sólo que no tiene mucho valor sino que, por el contrario, son contraproducentes para la investigación.

QV : Qué opinión te merece la obligatoriedad de publicar en inglés que es demandada por los organismos académicos?
DG: Mucho más allá de cuestiones ideológicas que han llevado a que sea justamente el inglés, no cabe duda de que la ciencia necesita de una lingua franca para una comprensión más o menos universal. Estoy muy de acuerdo en que así sea.

QV: ¿Se debería defender el español como lengua de la ciencia, fomentando la creación de publicaciones de alto nivel y con impacto, que estén en español?
DG: No me parece necesario. El uso del inglés es un hecho que no va a ser cambiado muy fácilmente y creo que en este caso conviene seguir la corriente.

QV: ¿Tenés alguna posición tomada respecto de temas prioritarios de investigación en términos de demandas o necesidades sociales?
DG: Sí, que son necesarios. El problema es encontrar un buen balance entre el financiamiento a los llamados “temas libres” (en general de investigación básica), que es absolutamente necesaria, y a los relacionados con demandas sociales

Revista QuímicaVivaNúmero 2, año 4, septiembre 2005
Revista Electrónica del Depto. de Química Biológica, Fac. de Ciencias Exactas y Naturales, Univ. de Buenos Aires, Argentina.

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jueves, 13 de diciembre de 2007

Phil Collins canta con nosotros

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"Easy lover"

Phil Collins, Nathan East & Arnold McCuller


phil collins "easy lover"
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Easy lover
She'll get a hold on you believe it
Like no other
Before you know it you'll be on your knees
She's an easy lover
She'll take your heart but you won't feel it
She's like no other
And I'm just trying to make you see

She's the kind of girl you dream of
Dream of keeping hold of
You'd better forget it
You'll never get it
She will play around and leave you
Leave you and deceive you
Better forget it
Oh you'll regret it

No you'll never change her,
so leave it, leave it
Get out quick cos seeing is believing
It's the only way
You'll ever know

Easy lover
She'll get a hold on you believe it
Like no other
Before you know it you'll be on your knees
She's an easy lover
She'll take your heart but you won't feel it
She's like no other
And I'm just trying to make you see

You're the one that wants to hold her
Hold her and control her
You'd better forget it
You'll never get it
For she'll say there's no other
Till she finds another
Better forget it
Oh you'll regret it

And don't try to change her,
just leave it, leave it
You're not the only one, ooh
seeing is believing
It's the only way
You'll ever know, oh

No don't try to change her,
just leave it, leave it
You're not the only one, ooh
seeing is believing
It's the only way
You'll ever know, oh

She's an easy lover (she's a easy lover)
She'll get a hold on you believe
it (get a hold on you)
Before you know it you'll be
on your knees (you'll be down
on your knees)
She's an easy lover
She'll take your heart but
you won't feel it
She's like no other
And I'm just trying to make you see
(trying to make you see)

She's an easy lover
She'll get a hold on you believe it
And like no other
And I'm just trying to make you see

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miércoles, 12 de diciembre de 2007

El nacimiento de la biotecnología industrial

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PorAlberto Díaz

Hace 50 años, el descubrimiento del Interferón, una proteína de uso terapéutico, marcaba los orígenes de la biotecnología actual.

En 1957, los virólogos ingleses Alick Isaacs y Jean Lindenmann descubrieron que las células del embrión de pollo infectadas con el virus de la influenza liberaban una sustancia que protegía a las células sanas de este virus. Dado que la sustancia interfería la acción del virus, la denominaron interferón (IFN). Había nacido "la penicilina" de los virus, un antiviral general que despertó no sólo gran interés entre los científicos, sino en la industria, los gobiernos, los medios y el público en general. Cincuenta años más tarde había permitido lograr beneficios médicos, formación de nuevas empresas de biotecnología, un mercado global de entre 5 y 6 mil millones de dólares y, fundamentalmente, enormes avances en la investigación "básica" y clínica.

Como todo científico formado, Isaacs no era un investigador improvisado: venía estudiando el fenómeno de la interferencia viral desde hacía muchos años. Él y Lindenmann, afortunado e inteligente becario de origen suizo, tuvieron la audacia intelectual de "ver" el nuevo fenómeno y describirlo.

El nuevo desafío era producirlo en escala para poder estudiar sus mecanismos de acción, su estructura, sus funciones y su potencial actividad clínica como antiviral. Por aquel entonces, había que trabajar varios días o meses para lograr unos pocos miligramos con un muy bajo grado de pureza. En Paris, los Drs. Gresser, Chany y Ernesto Falcoff encararon el problema. Falcoff, argentino nacido y educado en Rosario, hacía unos años que estaba radicado en Francia y fue quien sistematizó las primeras producciones del IFN a partir de glóbulos blancos humanos en 1966.

Pero sin lugar a dudas fue el finlandés Kari Cantell quien con meticulosidad excesiva llegó a montar un proceso de producción para toda Finlandia a partir de glóbulos blancos humanos. Así se pudo comenzar a hacer los primeros estudios clínicos. A su vez, las investigaciones con las nuevas moléculas permitieron demostrar que sumado a los efectos antivirales, el IFN también presentaba una actividad que inhibía el crecimiento celular, o sea, un potencial agente antineoplásico. La capacidad y el esfuerzo del Dr. Cantell permitieron obtener con ese método tradicional unos 50 millones de unidades de IFN (o 250 microgramos de proteína parcialmente purificada) por litro de cultivo de leucocitos. Es decir, se necesitaban unos 100.000 dadores de sangre para obtener casi 45.000 litros de sangre y así producir unos 250.000 millones de unidades de IFN: esto representaba un gramo de Interferón. Esta producción permitía tratar unas 100.000 personas con enfermedades virales "suaves" (herpes simple, resfríos), 2.000 pacientes con enfermedades virales crónicas y unos 500 con cáncer. El costo en 1980 de un gramo de IFN oscilaba entre 5 y 20 millones de dólares ¡Y esto era sólo el costo de la materia prima!

Un día de marzo de 1978, Cantell estaba en su oficina del Instituto Nacional de Salud Pública en Finlandia, cuando recibió una llamada telefónica de una persona que él desconocía hasta ese momento: el Dr. Charles Weissmann del Instituto de Biología Molecular de la Universidad de Zurich, Suiza. Weissmann le pidió su colaboración para identificar y aislar el gen (o los genes) responsables de producir el IFN en los cultivos de glóbulos blancos. En aproximadamente 18 meses, las primeras células de la bacteria Escherichia Coli producían moléculas de IFN humano. Los resultados fueron publicados en marzo de 1980 en la famosa revista "Nature" de Inglaterra. Era el comienzo de la nueva era para llevar el Interferón a la clínica y al mercado, donde llegó en 1986. La aparición de la ingeniería genética en la producción industrial modificó todo el panorama de la producción de medicamentos.

Este es el origen de la biotecnología actual: la llegada de la biología molecular a la industria. En el caso del Interferón, al igual que para la hormona de crecimiento, la carrera por clonar bacterias que produjeran esta proteína, patentar el método y la proteína recombinante, se hizo en dos lugares casi simultáneamente: en Estados Unidos, en intensa colaboración entre la recientemente creada empresa de biotecnología Genentech y Roche, empresa farmacéutica Suiza; y en Europa también entre la "biotech" Biogen, creada en 1978 por varios e importantes investigadores, y Schering de Estados Unidos.

De esta manera también comenzaba una novedosa relación entre las universidades y las compañías que resulta esencial para la biotecnología a pesar de los riesgos y conflictos que todavía continúan. Habría resultado imposible realizar el proyecto completo del IFN sólo en los laboratorios de la universidad: aislar genes y clonarlos hubiese sido posible, pero no completar los desarrollos de mejorar la expresión, producción y purificación, sobre todo para aquellos primeros momentos donde todavía había grandes dudas acerca de la utilidad clínica y comercial del IFN. La historia de la producción del Interferón alfa para llevarlo a la clínica y estudiar si tenía aplicación ilustra el gran desafío que significa el desarrollo de proteínas terapéuticas. Finalmente, se demostró la eficacia del IFN en el tratamiento de la tricoleucemia (una leucemia de baja incidencia), y se abrió un gran panorama para seguir adelante en la investigación clínica y obtener más resultados en hepatitis C y otros procesos neoplásicos.

También en América Latina el IFN impulsó el desarrollo de la biotecnología industrial, y en algunos países, como Argentina y Cuba, aparecieron las primeras empresas del sector. En Cuba, fue inmediata la utilización del IFN como medicamento y en Argentina se creó la primera empresa de biotecnología del país: BioSidus.

Saltamos al siglo XXI. El 14 de mayo de 2007, Nautilus Biotech, una compañía norteamericana líder en biotecnología, recibió la aprobación por la FDA (Food and Drug Administration) para realizar la Fase I de la prueba clínica para su Beleferon oral (Interferón por vía oral de liberación controlada). La Fase I se realiza para comprobar su seguridad, su tolerancia y la farmacocinética del producto. Cabe destacar que el presidente y la directora científica de la empresa son dos argentinos, Manuel Vega y Lila Drittanti. "Final de juego" o de la historia, por ahora, Vega y Drittanti han continuado en la línea de los trabajos pioneros de Ernesto Falcoff (argentino y rosarino) en la producción de IFN a partir de leucocitos y de la escuela de la Dra. Sacerdote de Lustig y sus investigadores en el Instituto de Oncología Angel Roffo de la Universidad de Buenos Aires. ¿Casualidad o causalidad?

El Interferón ilustra todo el camino para llegar del laboratorio al mercado y la necesidad de una nueva tecnología basada en el conocimiento: la biotecnología . Hace 50 años, mientras en Londres se producía este sorprendente descubrimiento, en nuestro país nacían los organismos de ciencia y técnica, como el INTI, buscando fomentar la investigación e instalar una herramienta de apoyo tecnológico a la industria. Hoy , Desde el Programa de Biotecnología del INTI, ambos hitos se reúnen en la celebración de este doble cincuentenario.

Revista Saber Como Nº 57 10/2007 Instituto Nacional de Tecnologia Industrial

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domingo, 9 de diciembre de 2007

Variedades de uvas: Cabernet

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CABERNET FRANC

La cabernet franc es prima de la cabernet sauvignon. Se cultiva en Burdeos para la producción de vinos tintos, pero todavía es minoritaria en las mezclas con cabernet sauvignon y medot. La excepción son los saintémilion, algunos de cuyos grands crus —como el Cheval-Blanc y el Ausone— contienen un 50 % o más de cabernet franc. Está menos presente en los premiéres-cótes-de-bordeaux y aún menos en las mezclas de crus classés del Médoc o de Graves. Esta cepa tinta domina en cambio en ciertas regiones del Loira: algunos vinos como el saumur, el bourgueil y el chinon proceden esencialmente, por no decir exclusivamente, de cabernet franc. Pero al contrario de la cabernet sauvignon, no se ha exportado con frecuencia y su fama se basa en su participación en las mezclas clásicas bordelesas. Se encuentran algunas muestras de cabernet franc en California, pero fuera de Francia es popular, sobre todo, en el noreste de Italia, en Venecia y en la zona de FriulVenecia Julia.

CABERNET SAUVIGNON

La cabernet sauvignon es la variedad tinta que ha tenido más éxito en todo el mundo. Esta cepa se desarrolló en Burdeos y su nombre comenzó a ser conocido hacia finales del siglo XVI y comienzos del XX.
Pero dado que tiene un rendimiento bajo, la cabernet sauvignon sólo se cultiva donde se pretende obtener un vino de calidad. Sus frutos son muy oscuros, pequeños y con una piel gruesa. Produce un vino austero, tánico y muy coloreado, que se mezcla a menudo con el de otras variedades, como la cabernet franc y la merlot.
La cabernet sauvignon tiene una maduración tardía, lo que limita su cultivo a zonas templadas con otoños suaves. En un clima muy cálido y en suelos fértiles, el vino puede resultar «confitado» y falto de acidez; en climas más frescos puede presentar, en cambio, aromas a hierbas. Pese a todo, e incluso si los pobres suelos de grava del Médoc parecen poseer las condiciones ideales para su cultivo, la cabernet sauvignon se adapta a condiciones variables. Los catadores la identifican por su color: rojo sombrío con una nota violácea durante su primera juventud, que deriva al rojo ladrillo con el tiempo. Su aroma recuerda las grosellas en los vinos jóvenes y la madera de cedro en los más evolucionados. Por otra parte, el gusto de los vinos jóvenes de cabernet sauvignon es bastante áspero, a causa. de sus taninos. Se adapta a la perfección a la crianza en barrica de roble; los catadores buscan las notas amaderadas y aprecian la armonía que existe entre los aromas afrutados de la cepa, la concentración de sus taninos y el aporte de la madera. Esta variedad confiere una particular virtud a los vinos de guarda: un gran burdeos tinto, de una buena añada, continuará mejorando durante decenios.
Además de los burdeos, se encuentra cabernet sauvignon en otros vinos franceses del suroeste, como en Bergerac, o en los vinos del Midi y del Loira, donde convive con la cabernet franc. En el resto de Europa, en España y en el centro y norte de Italia, es de introducción reciente, aunque ciertas parcelas —de las denominaciones Rioja, Douro o Chianti— tienen un siglo de existencia.
En la Europa del Este, Bulgaria dispone de 18 000 ha de cabernet sauvignon —casi tantas como Burdeos— y sus exportaciones al Reino Unido y a Escandinavia se encuentran en pleno desarrollo. Está también presente en Rumania, Moldavia, Rusia, Georgia, Grecia, Turquía y Líbano.
En Estados Unidos, California produce numerosos vinos de calidad y, en Chile, hace más de un siglo que existen viñedos de cabernet sauvignon con excelentes resultados.
Esta cepa ha sido muy bien acogida por los suelos australianos, desde Canberra, en el sur, o Hunter Valley, en Nueva Gales del Sur, y en otros viñedos aislados de clima frío. En Nueva Zelanda, los primeros vinos de cabernet sauvignon fueron decepcionantes, pero la viña es todavía joven y habrá que esperar más de diez años para que la variedad manifieste todo su potencial de calidad.

Fuente: Larousse de los vinos

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Poemas lunfardos

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Adios
Enrique Cadícamo


Che, Carola, disculpame si te mando estos trapitos.
Vos sabés, sin grupo, vieja, cómo soy de cumplidor...
Los mandé lavar primero pa' mandártelos limpitos...
Ahí tenés tu poyerita, tu samica con moñitos,
tu piyama espamentoso y tu suéter sobrador.

Lo olvidaste en el apuro de batirte en retirada,
esa tarde que resuelto lo fajastes a mi amor...
Yo que estaba palpitando desde enfrente la largada,
al junarte que salías de apurón y embagayada,
me escondí, te lo confieso, de vergüenza y de dolor.

Pronto supe tu guarida, me lo dijo una fulana
y es por eso que hoy te mando lo que ayer se te olvidó...
Yo no sé si te hará falta el piyama o la sotana,
pero sólo sé decirte que aunque estés hoy en bacana,
cuando lleguen estas pilchas te toqués el corazón.

Desde toda mi amargura, pa' ladrarte, me agazapo,
un rechifle de amurado me trabaja en el melón...
Yo me he sido en esta vida malandrín, carrero y guapo,
hoy me está golpeando el cuore como garganta de sapo
al pensar que te piantaste como se pianta un ladrón...

Al principio, te lo juro que pensé en darte la biaba,
pero luego poco a poco le di al guiye marcha atrás.
Era darte demasiado y eso a vos no te importaba
y mamao, volando bajo, casi cuando me entregaba,
como el tango de Lomuto yo te dije: Nunca más...

Divertite, che Carola... Meté ruido y espamento...
Si podés fajate un viaje, vos que soñás con París...
Pero atento pelandruna, andá amarrocando vento,
no vaya a ser que te pase como a aquel santo del cuento,
que, de tanto andar yirando, al final quedó en chasis...


para aquellos que necesiten un diccionario lunfardo, pinchen mas abajo

http://www.elportaldeltango.com/dicciona.htm

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viernes, 7 de diciembre de 2007

Hacer ciencia para la sociedad

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Carl Djerassi, el padre de la píldora anticonceptiva, además de ser un destacado químico y creador de empresas biomédicas, es autor de novelas y obras de teatro que buscan explicar el mundo de la ciencia y su relación con la sociedad.

Padre de la píldora anticonceptiva, Carl Djerassi, se destacó como químico orgánico especializado en esteroides, como profesor e investigador de las principales universidades de Estados Unidos, como director científico en la década del ‘50 de la mítica empresa bio-farmacéutica Syntex, y como creador y director de varias empresas biomédicas de alta tecnología. A su vez, es coleccionista de arte, mecena de artistas de todo el mundo, novelista y autor teatral inspirado en la figura “ciencia en la ficción”, a través de la cual se propuso mostrar a la sociedad qué son y qué hacen los científicos.

Breve historia para llegar a “traficar” información

Nacido en Viena, Carl Djerassi escapó del Holocausto en 1939, emigrando a Estados Unidos. Se educó en ese país y comenzó su carrera como investigador en el grupo químico CIBA, donde participó en el descubrimiento de la Pirobenzamina, la primera droga anti-histamina. En la química medicinal sobresalió en el campo de la síntesis de contraceptivos orales, antihistamínicos y corticoesteroides tópicos. El mismo Djerassi escribió “otros inventos médicos han alcanzado a un número mayor de personas, como los rayos X o los antibióticos, pero inclusive en este sentido, la píldora no es un peso ligero: en Estados Unidos ¡el 80% de todas las mujeres nacidas después de 1945 la han usado! Pero en términos de impacto sociocultural, desde la religión a los derechos humanos, la píldora debe colocarse en primer lugar. Al separar el coito de la anticoncepción, la píldora inició uno de los movimientos más monumentales en los tiempos recientes: el gradual divorcio del sexo y la reproducción. Aunque la introducción de la píldora inició la revolución reproductiva, difícilmente los padres de la píldora pudieron anticipar todas las consecuencias que han surgido durante la edad media de su vástago de 50 años”.

Para orientar y controlar correctamente estos adelantos en virtud de que lleguen a todas las personas y no sólo a quienes puedan pagarlos, evitando así que se continúen incrementando las desigualdades sociales, es necesario que la población entienda y los poderes públicos orienten, participen, regulen y discutan los adelantos que trae constantemente la biología molecular o la biotecnología. En tal dirección, es necesario que se traduzcan y difundan los resultados de la investigación y que los científicos imaginen beneficios y riesgos, y hablen en un lenguaje “no críptico” para toda la sociedad. Esto fue bien comprendido e impulsado por Carl Djerassi, quien se dedicó a “traficar”, a transferir, los avances del conocimiento y llevar adelante su idea de “ciencia en la ficción”.

“Por fin lo había logrado la química al sur del Río Bravo”

La química de los esteroides era, en la década del 50, uno de los campos más fuertes de la investigación académica e industrial en todo el mundo. En México, existe una raíz gigante, no comestible, que crece de manera silvestre y es una fuente considerable de diosgenina que sirve, a su vez, de materia prima para obtener progesterona. En gran parte, esta riqueza natural de México fue lo que motivó la cristalización de una nueva empresa nacional: Syntex. Ésta reunió varios e importantes actores: el abogado y empresario Somlo de origen húngaro, el químico austríaco Djerassi, el químico uruguayo Zaffaroni y el químico húngaro Rosenkrantz. En pocos años, Syntex tuvo su producción de progesterona y a finales de los cincuenta, más de la mitad de la provisión mundial de las hormonas esteroideas se originaba en México.

En la primavera de 1949, Djerassi se incorporó a Syntex con la condición de publicar en las revistas los descubrimientos científicos que se hicieran en la empresa. Pero también sabía, por su experiencia en la industria, que antes de publicar cualquier resultado había que presentar la patente a través de la empresa. En parte, el éxito de Syntex se debió a que Rosenkranz y Djerassi se encargaron personalmente de registrar las patentes y la empresa estableció, a su vez, una estrecha colaboración con el Instituto de Química de la Universidad Nacional de México (UNAM); vínculo hoy reconocido como “relación de cooperación universidad-empresa”. En palabras de Jorge Sábato, Syntex es un ejemplo de “fábrica de tecnología”, es decir, de una industria de conocimientos a partir de los cuales generar nuevos productos. En 1959, Louis Fisher de la Universidad de Harvard analizó las referencias del libro “Steroids” de Djerassi y encontró que ningún otro laboratorio del mundo había publicado tanto como Syntex en el campo de los esteroides durante esos años. “Por fin lo había logrado la química al sur del río Bravo”. La clave estuvo entonces en facilitar la reunión de las personas adecuadas (científicos, tecnólogos y empresarios) a través de políticas públicas que promovieron la interacción pública-privada para crear nuevas empresas innovadoras en biotecnología.

“Ciencia en la ficción”: de científico 'duro' a científico 'más suave'

“Ahora, en el plano puramente personal, la píldora ha tenido un efecto monumental para mí. Me ha convertido de ser un científico 'duro' en uno más 'suave'. Progresivamente, me he ido ocupando de cuestiones más arduas y más ambiguas que el reto de encerrar átomos de carbono en formas hasta la fecha desconocidas y a menudo útiles: las consecuencias sociales provocadas por los desarrollos científicos y tecnológicos”. Estas reflexiones llevaron a Djerassi a producir nuevos papers sobre políticas públicas en reproducción humana, que seguramente fueron más citados que sus anteriores trabajos de científico ‘duro’. En este mismo sentido, Djerassi se propuso, a través de “la ciencia en la ficción”, mostrar cómo se desarrolla y se hace la ciencia, cómo son los científicos, sus modas, amores y odios, sus organizaciones y sus publicaciones, en fin, describir “la cultura tribal” de la ciencia y como ésta se mezcla con la sociedad y la va modificando a través de empresas, servicios, conceptos, ideas, símbolos, etc. “Cultura tribal” en tanto se establecen reglas, formas e idiosincrasias que se van adquiriendo casi osmóticamente del jefe (investigador principal) al alumno (becario) y que resultan muy extrañas para los que están fuera del sistema, pero quienes lo respetan como si fuese una iglesia. Al plantear su interrelación con otros sectores de la sociedad, se pueden discutir los dilemas éticos que no son tratados frecuentemente por discreción o por miedos. “El dilema de Cantor”, la primera novela de Djerassi, forma parte de una tetralogía que siguió con “Gambito de Bourbaki”, “Marx, el difunto” y “La semilla de Menachem”. Todas ellas tratan sobre diferentes temas de las ciencias naturales en el mundo actual. “El dilema de Cantor” habla del comportamiento de los científicos y la ética en la investigación; “La semilla…” plantea los desafíos de los nuevos métodos de reproducción humana, tema similar al de su obra de teatro “Inmaculada concepción furtiva”. También ha escrito varias obras de teatro sobre estos temas que se han estrenado en las principales ciudades del mundo. ¿Para cuándo en Argentina?

Quiero muy brevemente resaltar su novela “NO” donde vincula el mundo de la ciencia y de los investigadores con las empresas de biotecnología. “NO” es el símbolo químico del óxido nítrico, mediador biológico general que juega un rol esencial en la erección masculina, que permitió llegar al famoso Viagra. “NO” se refiere a una potencial terapia para la impotencia funcional masculina como forma de mostrar el rol de una empresa de biotecnología en la investigación biomédica actual. En esta obra agrega a la “cultura tribal” de los científicos, la nueva “subcultura” de las pequeñas industrias biotecnológicas en Estados Unidos, orientadas por la ciencia y creadoras ellas mismas de conocimientos. Justamente por ello han causado y crean problemas y debates legales, éticos y económicos en las universidades. “NO” es una novela educativa y muy entretenida sobre cómo se crean las empresas de biotecnología, la importancia y los conflictos de los científicos que comienzan a internarse en un mundo real y, a veces, tan despiadado como el de la ciencia. Junto a toda la obra de Djerassi, un texto recomendado para las escuelas de biotecnología.

Más información sobre Carl Djerassi: http://www.djerassi.com/La mayor parte de sus libros están publicados en castellano por el Fondo de Cultura Económica.

por Alberto Díaz
Revista Saber Como Nro. 59 Diciembre 2007
INTI Instituto Nacional de Tecnologia Industrial

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jueves, 6 de diciembre de 2007

D'angelo canta con nosotros

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D'angelo and Music Royalty - "Use me"




My friends feel it's their appointed duty
They keep trying to tell me all you want to do is use me
But my answer yeah to all that use me stuff
Is I wanna spread the news that if it feels this good getting used
Oh you just keep on using me until you use me up
Until you use me up

My brother sit me right down and he talked to me
He told me that I ought not to let you just walk on me
And I'm sure he meant well yeah but when our talk was through
I said brother if you only knew you'd wish that you were in my shoes
You just keep on using me until you use me up
Until you use me up

Oh sometimes yeah it's true you really do abuse me
You get in a crowd of high class people and then you act real rude to me
But oh baby baby baby baby when you love me I can't get enough
I and I wanna spread the news that if it feels this good getting used
Oh you just keep on using me until you use me up
Until you use me up

Talking about you using me but it all depends on what you do
It ain't too bad the way you're using me
Cause I sure am using you to do the things you do
Ah ha to do the things you do

Bill Withers

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miércoles, 5 de diciembre de 2007

- Un término escurridizo para médicos, psicólogos y psicoanalistas: A propósito de la palabra psicosomático

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Conocida es en nuestros días la palabra “psicosomático/a” y de uso común en el discurso corriente. Es evidente el carácter escurridizo de lo llamado psicosomático.

El solo enunciado establece una relación entre dos términos –“psique” y “somático”- y es , por lo tanto, solidario con un discurso que supone una división entre mente y cuerpo, condición para el consiguiente establecimiento de una relación entre ambos.
Pero bien, antes de proseguir es necesario aclarar de qué hablamos cuando hablamos de lo psicosomático.

UN VACÍO
Como una primera aproximación, podemos recortar a la enfermedad psicosomática como un conjunto de afecciones para las que la medicina no encuentra respuestas acabadas a pesar de los avances en el campo científico. Se ve al paciente psicosomático realizando excursiones por consultorios de distintas especialidades médicas, cuando no, recurriendo a terapias alternativas.
Podemos decir que lo psicosomático pone de manifiesto un vacío dejado por la ciencia en el cuerpo.
Freud también habló del tema en cuestión, aunque no utilizó el término “psicosomática”. A los síntomas corporales que tenían como base un conflicto psíquico los designó “conversiones histéricas”, esto es, trasponer una cierta suma de excitación al cuerpo, por ejemplo una parálisis o renguera frente a “vivo dando pasos en falso en la vida y trastabillando”.

LAS HOLOFRASES
Desde una perspectiva psicoanalista lacaniana se plantea que en lo psicosomático se encuentran holofraseados el primer par de significantes (S1 y S2). Holofrase se utiliza para designar una palabra que adquiere el valor de toda una frase, por ejemplo: “Socorro”, “Fuego”, “Auxilio”. Con una palabra como éstas no hace falta preguntar nada más, sólo cabe responder: salir corriendo, llamar a los bomberos, etc. Por lo tanto estas señales funcionan como signo, es decir que significan algo para alguien.
En lo psicosomático falla la cadena de representaciones, no hay posibilidad de elaboración, razón por la cual se descarga directamente en el cuerpo.
Por tanto, en el fenómeno psicosomático no hay relación entre el “síntoma” y lo que al sujeto le sucede.

EXTRAÑEZA
En el paciente psicosomático hallamos una especie de extrañeza referida al propio cuerpo, una ausencia de interrogación por el mismo. Es algo que está por fuera del yo.
Para Lacan los fenómenos psicosomáticos no están incluidos en el campo de las neurosis. No hay inscripción simbólica del cuerpo. Aparece como una lesión en lo real que carece de articulación.
No se puede historizar y poner palabras a lo que al cuerpo le acontece.

DIAGNÓSTICO
Veamos el Diagnóstico Diferencial entre Neurosis (Histeria de Conversión) y el Fenómeno Psicosomático.
Se puede constatar que en ambos fenómenos lo comprometido es el cuerpo, más específicamente un órgano o un conjunto de ellos. El objetivo es poder discernir de qué modo el órgano está “afectado” en cada uno de ellos.
“La respuesta psicosomática implica la existencia de una lesión, corte o discontinuidad real en un órgano o conjunto de órganos, visible a simple vista o no, dolorosa o no, que como marca en los tejidos se distingue de un trastorno funcional”.

CAUSA MÉDICAS
Tales lesiones, para ser consideradas psicosomáticas deben carecer de causa médica. Pero a partir de la lesión corporal y la necesidad de su curación, o al menos de la disminución del sufrimiento, es convocada la medicina en dos formas: diagnostica la falta de nexo biológico pero participa de la terapéutica debido a la lesión corporal. Y por último debe estar asociada en su misma existencia a sucesos biográficos de la vida del sujeto.

NEUROSIS, HISTERIAS
En cambio, la neurosis implica un síntoma, por ejemplo una parálisis en un brazo. Este síntoma conversivo se nos presenta como formación del inconsciente, pasible de ser articulable en la cadena significante. Por esta misma razón, lo afectado es lo simbólico del cuerpo. Afecta la función de órgano, pero no su anatomía. En el fenómeno psicosomático se afecta lo real del órgano.
En la histeria lo que hace sufrir es el recuerdo. Freud afirma: “El histérico padece por la mayor parte de reminiscencias” . Esto es lo que se ausenta en el fenómeno psicosomático: no hay recuerdos, no hay registro del malestar, queda mudo ante aquello que le sucede, con lo cual no hay manera posible de asociar ni encadenar.

CÓMO RESPONDER
¿Cómo se trabaja con un sujeto que no se implica en lo que le sucede? ¿cómo se interroga una lesión que no es síntoma? ¿cómo se responde en donde no hay demanda?
Lacan intenta una solución a este conflicto: “En esto podemos esperar que el inconsciente, la invención del inconsciente pueda servir para algo. Lo que esperamos es darle el sentido de aquello de lo que se trata”. ¿Cómo se inventa el inconsciente? Se trata entonces de que el significante del acto del analista pueda encadenarse con los significantes holofraseados del paciente: la historización en el adulto, el juego en el niño. El analista debe “prestarse” a esta tarea.

RECORDAR, RESCRIBIR
Me baso en la siguiente afirmación de Lacan, tomado de la experiencia freudiana:
“... se trata menos de recordar que de rescribir la historia”. Es decir, se intentaría que lo que se encuentra tomado al cuerpo como signo pueda tener una significación en la historia personal del sujeto. En algún punto, a lo que se aspiraría es “neurotizar” al paciente, destituyendo el goce psicosomático. “Lo que cambia radicalmente es la relación del sujeto con el trastorno orgánico”.
Duro objetivo, pero posible. Justamente de lo que se trata es del orden del deseo y de una apuesta que uno hace allí, cada día, en cada nuevo y singular paciente.

Jimena Arribillaga Licenciada en Psicología
La Opinión de Trenque Lauquen 13/10/2007

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martes, 4 de diciembre de 2007

Diseñan un techo solar que ahorra energía

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Las mariposas no tienen gruesas capas aislantes que las protejan del frío, y sin embargo viven perfectamente porque son “configurables”: poseen un mecanismo de control que les permite regular la captación de energía solar en sus alas durante el día. Por la noche, éstas adquieren colores parduscos en su cara posterior que las ayudan a evitar la pérdida de calor por radiación.

Inspirado en esta sutil imagen, el doctor en ingeniería nuclear Luis Juanicó, investigador del Conicet y profesor del Instituto Balseiro, decidió hacer un aporte original a la arquitectura sustentable: diseñó un techo y un toldo solares que podrían ofrecer, a costo competitivo, calefacción en invierno y aire fresco en verano para las viviendas.

El proyecto, que recibió el primer premio del concurso técnico del Congreso Internacional BIEL 2007 Light and Building, se publicará próximamente en la revista Solar Energy y ya fue motivo de tres patentes.

"El paradigma actual se orienta a superlativas aislaciones térmicas que funcionan, pero son muy caras -cuenta, desde su casa en el Centro Atómico Bariloche-. Los países desarrollados tienen un consumo energético terrible: casi la mitad de la energía total se gasta en calefacción. Lo que yo creo haber encontrado es una dimensión del diseño que estaba huérfana. Nosotros tenemos más sol y menos frío, por lo que este sistema permitiría ahorrar un 90% de la energía."

Según explica, hace cincuenta años que se conocen diversos diseños de colectores solares para calentar el agua. Todos funcionan bien, pero salen alrededor de 3000 pesos cada uno. "Un techo completo puede salir 300.000 pesos -subraya Juanicó-. Lo que propongo es integrar el colector al techo y hacer la casa configurable."

El razonamiento es simple. La naturaleza vive a través de ciclos: invierno y verano, día y noche. Gracias a un sistema de circulación de agua, el techo diseñado por Juanicó también puede configurarse para que en invierno ayude a calefaccionar la vivienda y en verano, a refrescarla.

"Las casas estarán provistas de un tanque de almacenamiento de agua en el sótano. Cuando hace frío, el techo funciona como colector solar -dice-. De día, el agua se ubica en el techo y absorbe calor del sol; de noche, se retira y se hace recircular para proveer calefacción a la casa. Así, el techo funciona como una cámara aislante. En verano, subo el agua al techo y logro que se enfríe por evaporación y pérdida en el infrarrojo. Coloco el toldo y las cámaras me proporcionan aislación térmica. De noche, uso el agua como si fuera un sistema de losa radiante y enfrío la casa."

Como utilizan materiales de construcción convencionales, los científicos aspiran a fabricar este techo configurable con el mismo costo que tiene uno común de buena calidad. El prototipo está en marcha en el Bolsón, con financiamiento de la dirección de programas especiales de la Secretaría de Ciencia y Tecnología.

"Este diseño es muy versátil, pero sin partes mecánicas móviles complejas -aclara el científico-. Todo se logra moviendo agua."

Toldo solar

Dado que es sabido que más de la mitad de la carga térmica que recibe una casa llega a través del techo, Juanicó también diseñó un novedoso toldo solar.

"Todos los sistemas que existen son muy buenos para bloquear el sol -explica-. Yo los estudié y me di cuenta de que tienen un problema: sean con guías o con cremallera, en cualquier punto donde se traba la mirilla, se traba todo el sistema. Por eso, si bien se sabe desde hace cincuenta años que pueden proporcionar ahorro energético, no se usan por su complejidad."

Para evitar que se trabe, el toldo diseñado por Juanicó en lugar de un rodillo en una cabecera, tiene dos que permiten que el toldo permanezca siempre extendido.

"El paño tiene tres veces la extensión del toldo -explica-. Una parte permanece extendida y las otras dos, enrolladas. Cada una debería tener distintas propiedades ópticas: una sería transparente, otro opaca y la última podría ser una media sombra que permitiera el paso del aire. El paño transparente permite la acumulación de calor; el opaco genera un colchón térmico. Y en las noches de verano, la media sombra hace que salga el calor. Además, le coloqué un cepillo para que saque la nieve que, si se congela queda meses sobre el techo, tiene un impacto energético enorme."

La idea lo entusiasma: "En la Patagonia tenemos un territorio hermoso, pero la gente pasa frío hasta dentro de la casa. El gas de garrafa es prohibitivo y se usa la leña. Para mí, la soberanía tiene que empezar desde la ciencia. No podemos copiar lo que hacen en los grandes centros. Los diseños solares se conocen hace mucho, pero lo importante era inventar algo que fuera económico. Yo propongo tomar el ejemplo de la mariposa", concluye.

por Nora Bär
de la redacción de La Nación 4/12/2007



Para aquellos que quieran conocer en profundidad el trabajo del Dr. Luis Juanicó
ver el siguiente link

http://www.biel.ixmf.com/PDF/eventos/segundo_concurso/1_premio_energia.pdf


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El pan dulce de Blanca Cotta

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Pan dulce para irse a dormir

Esta fórmula, que me piden todos los años es ideal para los ansiosos. Usted la prepara bien entradita la noche, la estaciona en el horno apagado... ¡y se va a dormir! Al día siguiente le mezcla la fruta elegida, la deja leudar... ¡y al horno hasta que toda la casa huela a Navidad!

Lo que lleva

Lo que lleva la esponja (para 2 panes respetables)


- levadura fresca prensada 50 GRAMOS (UN PAQUETITO)
- azúcar 1 CUCHARADITA
- harina 1 CUCHARADA GORDA
- agua tibia 1/3 DE TAZA.


Lo que lleva la masa

- harina común CANTIDAD NECESARIA (APROXIMADAMENTE 1 KILO)
- manteca blanda 75 GRAMOS
- azúcar 200 GRAMOS
- ralladura de 1 limón
- agua de azahar UNAS GOTAS (CON CUIDADO)
- coñac o whisky 1 COPITA
- huevos 2
- leche tibia 1/3 DE TAZA
- fruta seca y abrillantada 400 GRAMOS (VARIEDADES A GUSTO)
- huevo batido 1 (PARA PINTAR).
- moldes de papel para pan dulce 2 DE 1 KILO.

como se hace

PASO 1 (5 MINUTOS)

Para hacer la esponja, disuelva en un bol la levadura con el agua tibia. Mézclele la cucharadita de azúcar y una cucharada bien panzona de harina. Bata bien con batidor de mano o con cuchara de madera, hasta que se formen globitos. Tape flojamente con un repasador limpio o una bolsita de nailon y espere a que la levadura fermente y espume.


PASO 2 (6 MINUTOS)
Ahora empezaremos a elaborar la masa. Ponga en un bol grande 3/4 kilo de la harina indicada y haga un hueco en el centro. Coloque allí la manteca blanda (recuerde retirarla un rato antes de la heladera), el azúcar, la ralladura de limón (sólo la parte amarilla, sin resto de piel blanca), unas gotitas de agua de azahar, el coñac y los 2 huevos.


PASO 3 (8 MINUTOS)
Agregue ahora en el hueco la esponja de levadura que hemos preparado en el paso 1. Mezcle todo con la mano abierta (es la mejor manera), mientras une todo con la leche tibia, que irá agregando de a poco, más la harina extra necesaria. El objetivo es ligar todos los ingredientes hasta formar un bollo tierno, que no se pegotee en las manos.


PASO 4 (15 MINUTOS)
Vuelque el bollo sobre la mesa enharinada y agréguele de a poco más harina mientras amasa enérgicamente hasta obtener una masa tierna y lisa. Colóquela en un bol suficientemente amplio, píntele la panza con un poco de manteca derretida o aceite, tápela flojamente, métala en el horno apagado... ¡y váyase a dormir! (tiempo no contado en el reloj).

PASO 5 (17 MINUTOS)
Al día siguiente, ni bien se levante... ¡corra a ver qué pasó con la masa que encerró en el horno! ¿Vio cómo creció? Entonce, vuélquela sobre la mesa enharinada y aplástela con todas sus fuerzas... ¡más...! ¡más...! y... ¡más...! para desgasificarla bien y evitar así que le salga un pan dulce lleno de agujeritos. La idea es lograr una masa compacta.


PASO 6 (18 MINUTOS)
Una vez bien desgasificada la masa, estírela sobre la mesa enharinada dándole forma rectangular y un espesor de 2 centímetros aproximadamente. Pique sobre una tabla toda la fruta seca y abrillantada que haya elegido y luego mézclela bien en un bol. Extienda la mezcla de frutas sobre el rectángulo de masa, distribuyéndola bien parejo.

PASO 7 (25 MINUTOS)
Ahora enrolle la masa a lo largo, encerrando las frutas, como si estuviera armando un pionono. Enrosque el arrollado en espiral y luego amáselo con bronca para distribuir bien las frutas en el interior del bollo. Entonces, sí: divida la masa en 2 porciones y déle a cada una forma de pan dulce. O colóquelas dentro de los moldes de papel.


PASO 8 (27 MINUTOS)
Tape flojamente los panes y olvídese de ellos en un lugar tibio, hasta que crezcan al doble. Pero antes, tome un cuchillito filoso —no dentado— o una hojita de afeitar (¡qué antigüedad...!) y hágales en la panza de cada pan dulce 3 tajitos superficiales formando un triángulo. O simplemente 2 tajos superficiales en cruz, para que se abran al leudar.


PASO 9 (90 MINUTOS)
Una vez leudados, pinte los panes con huevo batido y cocínelos en horno precalentado en moderado. Coloque en el piso del horno un jarrito con agua para que la corteza no se reseque (retire el jarrito 5 minutos antes de terminar la cocción). En cuanto los panes estén doraditos, retírelos, enfríelos sobre rejilla y... ¡escóndalos hasta Navidad!

Diario Clarín 15/12/2005.-

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sábado, 1 de diciembre de 2007

Compuser: OpenOffice 2.01

En el año 1999, Sun Microsystems, empresa pionera del mundo de las redes y los desarrollos para Internet, entró de lleno a competir con Microsoft en un terreno que hasta el momento no había explorado: el usuario final.
El objetivo era crear un paquete de aplicaciones de oficina totalmente gratuito para usuarios individuales, con prestaciones similares a su competidor de aquel entonces (Office 2000). Para ello adquirió la empresa StarSystems, que había sido de la desarrolladora de una suite llamada StarOffice, y la lanzó con bombos y platillos, para convertirla en la primera aplicación gratuita de calidad suficiente como para servir de reemplazo a la monopólica suite de Microsoft.
StarOffice fue lanzado en varios idiomas (incluido el español) y bajo las plataformas Windows, Linux y Solaris; y se distribuyeron millones de copias a través de Internet y de revistas especializadas.
Debido al éxito relativo del programa, Sun modificó varias veces su estrategia con respecto a StarOffice: primero anunció que el programa sería totalmente gratuito, lo cual permitiría su uso libre en las empresas. Luego liberó su código fuente, y finalmente volvió al modelo de licencia, el cual se mantiene hasta hoy en día.
Sin embargo, gracias a la liberación del código fuente, un grupo de desarrolladores se unió para crear una versión "paralela" del programa. OpenOffice.org (http://es.openoffice.org). Si bien las primeras versiones beta tenían algunos problemas, desde que alcanzó la edición 1.0 final es considerado una verdadera joya del software libre.
Por esa razón, como ahora recientemente fue lanzada la flamante versión 2.0 final, no existe actualmente otro programa del mundo freeware que sea tan merecedor de una nota principal como esta magnífica suite de aplicaciones de oficina.
¿Qué tiene de bueno?
Son muchas sus ventajas. Para empezar, reconoce el estándar XML (OpenDocument) y los formatos de archivos propietarios (MS-Office).
También puede crear archivos de documentos transportables (PDF).
Esto soluciona la barrera de la compatibilidad, ya que de nada nos serviría tener una alternativa gratuita a MS-Office, para generar documentos que luego nadie pudiera abrir.
Como segundo punto, nos encontramos con que OpenOffice.org incluye prácticamente todo lo necesario en aplicaciones de oficina: Writer, un procesador de textos y editor HTML para crear documentos dinámicos; Calc, una planilla de cálculos para analizar datos; Impress, para diseñar presentaciones cautivadoras; Draw, un módulo de dibujo vectorial para producir ilustraciones impactantes; Base, el acceso simplificado a bases de datos; y Math, un editor de fórmulas. Pero lo mejor de todo es que no cuesta nada descargarlo ni actualizarlo; no es obligatorio registrarse para poder utilizar el programa; y podemos instalarlo en todas las computadoras que queramos, ya que es completamente libre y gratuito. Como si todo esto fuera poco, tanto el programa como los diccionarios tienen su versión en español. ¿Algo más para convencerlos?
Es la única suite del mercado que puede utilizarse indistintamente bajo plataformas GNU Linux, Microsoft Windows, Apple Mac OS X o Sun Solaris, sin tener que convertir los documentos. Podemos trabajar sin inconvenientes con documentos creados por otros paquetes, ya que incorpora filtros mejorados para Microsoft Office, Lotus y WordPerfect, entre otros. Finalmente, podemos decir a su favor que OpenOffice.org se actualiza y mejora constantemente, y la cantidad de usuarios en todo el mundo está en creciente aumento (de hecho, esta nota fue escrita íntegramente con Writer).
¿Qué hay que hacer antes de usarlo?
La suite está disponible tanto para Windows como para Linux, aunque en esta nota obviamente nos concentraremos en la versión para el sistema operativo de Bill Gates. El producto se distribuye en un único paquete de instalación, desarrollado en diferentes idiomas. A través del sitio web (http://es.openoffice.org/programa/), podemos acceder a la última versión en español.
Pues bien, luego de ejecutar el archivo instalador (de unos 80 MB), se solicitará la selección de una carpeta temporal donde descomprimir su contenido (unos 250 MB).
Luego de descargar todo el contenido en la carpeta seleccionada, comienza el programa de instalación. Tras aceptar el acuerdo de licencia y definir el usuario responsable, aparecerá un asistente que nos dará a elegir entre hacer una instalación completa y una personalizada.
Como lo más probable es que no vayamos a utilizar todos los programas incluidos en la suite, nos conviene elegir la instalación personalizada y seleccionar únicamente los componentes que vayamos a emplear. Si no estamos seguros y nos sobra espacio
en el disco, no debemos dudar en hacer una instalación completa.
Lo primero que intenta hacer OpenOffice.org es asumir el manejo de los archivos comúnmente asociados a MS Office. Si queremos que esto siga siendo propiedad de la suite de Microsoft, deberemos desmarcar las tres casillas de esta ventana. Esto último es recomendable si deseamos conservar ambas suites, hasta decidir el cambio total. Si seleccionamos la opción de instalación completa, el resto del proceso será automático, y durará apenas unos minutos. Una vez instalado, se creará una carpeta en el menú Inicio, con accesos directos hacia los diferentes componentes de la suite. A esta altura, ya podemos borrar los archivos de instalación que descomprimimos anteriormente en una carpeta temporal.
Al ingresar en cualquiera de sus utilidades por primera vez, se activará la aplicación de registro para OpenOffice.org, que se puede registrar en el momento (para lo cual se accede a una planilla en la Web), hacerlo más tarde o directamente no registrarse. Como es opcional, no tiene sentido dedicarle mucha atención, sólo diremos que no demanda más que unos minutos de dedicación y puede ser muy útil para recibir información sobre actualizaciones o acceder a las ayudas online.
Luego de esto, la primera diferencia que notaremos a simple vista con respecto a la suite de Microsoft: es que cada uno de sus componentes no es un programa individual, sino que se trata de un único programa en el que se pueden abrir distintos tipos de documentos. Por esta misma razón, cada vez que elijamos la opción Archivo/Nuevo deberemos indicar, además, el tipo de documento nuevo que queremos crear.
Antes de empezar a utilizar OpenOffice.org, conviene echar un vistazo a las opciones del programa, para dejar todo funcionando de la manera que nos resulte más cómoda. A ellas se accede desde Herramientas/Opciones.
Estas se encuentran divididas en categorías, entre las que podemos destacar las siguientes:
Datos del usuario: aquí debemos ingresar nuestros datos personales, para luego poder agregarlos en nuestros documentos sin problemas. También resulta útil en el momento de hacer mailing con Writer.
Seguridad: desde aquí podemos impedir la ejecución de macros o advertir al usuario antes de su ejecución, al igual que con applets JAVA o de otro tipo. También podemos impedir el acceso a la red.
Cargar-Guardar/General: podemos hacer que con cada documento se guarde una copia de seguridad, que los documentos se guarden luego de cierto intervalo de tiempo, y definir los formatos de archivos predeterminados para cada documento. Si vamos a compartir nuestros documentos con usuarios de Office, conviene que definamos como formatos predeterminados los de aquel programa.


Publicado en Ja Teline 4/1/2007

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