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martes, 20 de mayo de 2014

LACAN Y DERRIDA una relación marcada por la différance

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por lic. Mariana Gomez



La intención de este trabajo es poner en relación a Lacan con Derrida. Como se sabe, ambos pensadores, contemporáneos entre sí, han sido vistos por muchos autores como opuestos. Sin embargo, si bien en relación a algunas cuestiones, plantean posiciones encontradas, al mismo tiempo, y en muchos momentos, se toman en cuenta recíprocamente. Podríamos decir que esta es una relación donde lo que prevalece es precisamente, la différance, uno de los temas centrales derrideanos y que será explicado a continuación.
Las características de esta relación son bastantes paradójicas, para empezar, por un lado, tenemos a Jacques Lacan, cuya enseñanza es principalmente oral, aunque publica su libro más importante con el título de Escritos y por el otro, a Jacques Derrida, cuyas clases se ajustan a la lectura de textos cuidadosamente escritos.
Otra cuestión a considerar, es que la enseñanza de Derrida alcanza una gran repercusión en los ambientes intelectuales de los Estados Unidos, territorio al que Lacan siempre quiso acceder y donde sólo pudo llegar de manera parcial y sesgada, nunca a través de las sociedades psicoanalíticas sino sólo a través de los institutos de literatura de ciertas universidades.
Por otro lado, si bien podemos plantear una relación Lacan- Derrida, en realidad estos autores se encontraron dos veces en la vida. Uno de esos encuentros tuvo lugar en 1966 en Baltimore. Para entonces Derrida ya había publicado en la revista Critique el artículo que dio origen a su libro De la gramatología y que Lacan había leído cuidadosamente. LosEscritos de Lacan estaban en ese momento en prensa y aún no habían aparecido. Lacan le dice entonces a Derrida " ¡Fue necesario llegar hasta aquí , en el extranjero, para que nos encontráramos!1 ".
Sin embargo, sí podemos hablar de una relación en términos teóricos. Relación cuyo abordaje completo requeriría un desarrollo que excedería los objetivos de este trabajo. Es por eso que lo que se intentara aquí es un recorrido, un esqueleto estructural, que permita ver cómo se distancian y cómo se aproximan ambos autores.

Comencemos ese recorrido...

La formación filosófica de Derrida se enriquece por un marcado interés por la literatura que lo lleva a plantear un borramiento de las fronteras entre ambos campos. En el campo de la filosofía sostiene una postura que va en contra de la "metafísica de la presencia", metafísica que el autor señala como propia de las psicologías conciencia listas. El supuesto que sustenta esa metafísica, ligada a estas psicologías, es el de la inmediatez del significado, que implica un acceso a la presencia de la cosa por medio del signo que la representa. En el planteo derrideano este acceso directo es imposible. Es así como las consideraciones filosóficas lo llevan a interesarse por los problemas de la lingüística.
Lacan por su parte, se nutre de la lingüística, la matemática y la filosofía para poder conceptualizar y darle un mayor rigor científico al psicoanálisis, y coincide con Derrida en la imposibilidad de un acceso directo a la cosa.
Derrida encuentra en la lectura de la obra freudiana un poderoso cuestionamiento a la concepción de lo que habrá de entender por escritura, y descubre, en la conceptualización del inconsciente, el instrumento mismo que permite problematizar la metafísica de la presencia. Lacan en su “retorno a Freud” lo que intenta es romper con el psicoanálisis desvirtuado de los post-freudianos y cuestionar a la Psicología del Yo, psicologíade lo conciente.
Sin embargo, y a pesar de estos puntos de prácticamente acuerdo, Derrida en determinado momento, le responde a Lacan de la siguiente manera: " De la gramatología era el título de un artículo y de un libro aparecido unos cinco años antes que, y tal es uno de los numerosos errores o desconocimientos de Lacan y de tantos otros en este asunto, pues jamás he propuesto una gramatología, alguna ciencia o disciplina positiva que lleve ese nombre, sino que hacía grandes esfuerzos para demostrar por el contrario la imposibilidad, las condiciones de imposibilidad, el absurdo de principio de toda ciencia o de toda filosofía que lleve el nombre de gramatología. Ese libro que trataba de la gramatología, era todo, menos una gramatología2".
En este texto, De la gramatología, introduce el concepto de deconstrucción,fundamental en la obra de Derrida.
Para poder comprender este concepto resulta más sencillo comenzar por lo que no es: no se trata de un análisis ya “que el desmontaje de una estructura no es una regresión hacia el elemento simple, hacia un origen indescomponible3”, ni de una crítica en un sentido kantiano. Pero tampoco es un método, una mera instrumentalidad, un conjunto de reglas y de procedimientos transportables.
En un sentido positivo podemos decir que la desconstrucciónes una estrategia de lectura, por medio de la cual, y más allá de las intenciones explícitas del autor, se puede poner en evidencia al texto mismo en su capacidad productiva. El trabajo deconstructivo pone especial atención en los márgenes, en los encuadramientos que, a través de nuevas contextualizaciones, abren espacio a nuevas lecturas que son, a su vez, nuevas escrituras.
La deconstrucción pone de manifiesto que no hay un significado trascendental. Da cuenta del fracaso de la transmisión y de la imposibilidad de cierre del sentido. Siempre tenemos que recurrir a las relaciones de intertextualidad. Hay pues una multiplicidad de sentidos e interpretaciones, la realidad en su totalidad tiene un carácter textual, está hecha de textos que crean y recrean esa realidad.
La palabra deconstrucción tiene que ver en cierta medida con una cuestión de traducción, y ante todo con el cuerpo conceptual de la así llamada "metafísica occidental".Jacques Derrida, caracteriza la utilización de esta palabra en Carta a un amigo japonésa propósito de su inserción en su obra De la Gramatologíacomo una respuesta a su deseo por traducir y adaptar para su propósito los términos heideggerianos: Destruktion, y Abbau. En el contexto en el cual figuran, estas palabras significan una operación desarrollada sobre la estructura, o sobre la arquitectura tradicional, de los conceptos fundamentales de la ontología, es decir, de la metafísica occidental. Ahora bien, la traducción literal de tales términos al francés tenía obvias implicaciones que le otorgaban un sentido de aniquilación, o de reducción negativa, mucho más cercano a una "demolición" nietzscheana que a la interpretación heideggeriana o al tipo de lectura que Derrida se proponía en ese momento. Por ello eligió déconstruction, una palabra que resultó, además, legitimada por el propio Littrécon los sentidos y alcances gramaticales, lingüísticos y retóricos felizmente adaptados a lo que se proponía al menos sugerir en su obra De la gramatología.
La deconstrucción que es puesta en juego en De la gramatología es una deconstrucción de la lingüística a través del análisis de la obra de tres autores esenciales y diferentes: Ferdinand de Saussure, en lo que de él nos legó como Curso de lingüística general, Lévi- Strauss, por lo que produce en el campo de la antropología y por su interpretación de la lingüística, y Rousseau, por su Ensayo sobre el origen de las lenguas .
En este trabajo analizaremos los dos primeros, ya que los mismos implican un punto de intersección con Lacan, sin dejar de tener en cuenta que sus influencias tuvieron lugar en lo que se considera el primer tiempo del autor, el “primer Lacan”, es decir su período estructuralista.
En relación a Ferdinand de Saussure, en primer lugar, es necesario recordar algunos supuestos que organizan el concepto de "signo" en la obra de este autor. El signo, en su doble vertiente de significante y significado, aparece como representante y sustituto de una presencia originaria, presencia de la cosa misma que el signo vendría a sustituir.
Para el autor, el signo lingüístico es una entidad de dos caras, ubica el significado (el concepto) encima del significante (la imagen acústica).
Existe una implicación recíproca entre el significante y el significado. Para Saussure esta unión es estable y fija y conforma una unidad indisoluble. Por eso gráficamente la ubica encerrada en una elipse. Esta noción de signo tiene más bien en cuenta el significado, y excluye la posibilidad de que el significante cobre estatuto propio.
En este sentido, la teoría del signo seguiría siendo subsidiaria y sustento de una metafísica sustancialista. Derrida se propone pues : "... destruir el concepto de "signo" y toda su lógica4".
El signo, nos dice Derrida, encuentra su esencia formal en la presencia supuesta de la cosa , y el significado adquiere un privilegio por su proximidad al logos como phoné, a la razón como palabra hablada.
Por su parte, Lacan reformula y modifica la fórmula saussureana, dice que hay un orden de significantes puros, que existen antes que los significados. Este orden lógico es el inconsciente. El lenguaje no está compuesto de signos sino de significantes. Por eso invierte la relación y ubica al significante por sobre el significado. La barra ya no implica unión sino resistencia (por eso aparece más gruesa), debe considerarse como una barrera a franquear, pues el significado debe advenir. Para Lacan cuando se trata de significación, la unidad ya no es el signo (por ejemplo la palabra del diccionario) sino la cadena significante, que engendra un efecto de sentido. Por eso el significado se desliza bajo el significante y la relación entre ambos es extremadamente inestable.
sdf
La S mayúscula sobre la s minúscula indica la primacía del significante.
Sin embargo, también es necesario que haya puntos de fijación, de abrochamiento entre ambos, y a este anclaje lo denomina punto de capitonne.
Lacan equipara el fonema a la letra, en tanto estructura localizada del significante. Dice:"designamos como letra ese soporte material que el discurso concreto toma del lenguaje5.Recurre al cuento de Poe, "La carta (lettre) robada" para ejemplificar como una carta(lettre) pasa por varias manos, en tanto metáfora del significante que circula entre diversos sujetos. Una letra (carta) siempre llega a su destino. El analista debe leer la palabra del analizante literalmente.
Frente a esto Derrida en una nota a pie de página dirá: ".... no quiere decir, por una simple inversión, que el significante sea fundamental o primero. La "primacía" o la "prioridad" del significante sería una expresión insostenible y absurda de formularse ilógicamente dentro de la lógica que pretende, sin duda legítimamente, destruir. Nunca el significante precederá de derecho al significado, sin lo cual dejaría de ser significante y el significante "significante" ya no tendría ningún significado posible. El pensamiento que se anuncia en esta imposible fórmula sin lograr instalarse en ella debe por lo tanto enunciarse de otra manera: no podrá hacerlo sino haciendo sospechosa la idea misma de signo, de "signo-de", que siempre permanecerá ligada a lo que aquí cuestionamos. Por lo tanto, en el límite, destruyendo toda la conceptualidad ordenada alrededor del concepto de signo (significante y significado, expresión y contenido, etc.5).
En esta cita se explicita uno de los puntos más polémicos de la relación Lacan-Derrida.
Lacan persiste en la referencia al signo saussureano y, siguiendo a Lévi-Strauss, plantea la primacía del significante subvirtiendo así la concepción del signo. En la nota citada, Derrida destaca las consecuencias inadvertidas de tal operación. Posteriormente Lacan reformulará sus teorizaciones y hará un pasaje de la conceptualización de la palabra plena (1953) al decir a medias (1973), al tiempo que descarta la noción del punto de capitonado como punto de supuesta concordancia entre el significante y el significado.
Derrida utiliza también el desconstructivismo en su lectura de los textos de Lévi-Srauss. El autor maneja una concepción del lenguaje, inspirada en Saussure, a partir de la diferencia vulgar entre lengua hablada y escritura. La aparición secundaria de la escritura estaría ligada, para el antropólogo, a sociedades en que se ejerce la explotación del hombre por el hombre. Al negar así el carácter de escritura a la lengua hablada se produce un borramiento de la “archihuella” que permite regresar a ese otro mito de los orígenes, el del buen salvaje, el de los pueblos anteriores a la escritura y en los que no existiría la explotación del hombre por el hombre. Frente a esto, Derrida sostendrá que el planteo de la existencia de pueblos sin escritura, es una ilusión de quienes reducen la escritura a la forma vulgar, y privilegian el modelo de la escritura fonética señalando el etnocentrismo que está en juego en tal concepción. Dice Derrida:"Pero etnocentrismo que se piensa por el contrario como antietnocentrismo, etnocentrismo dentro de la conciencia del progresismo liberador. Al separar radicalmente la lengua de la escritura, al poner a esta última abajo y afuera, al creer por lo menos poder hacerlo, al hacerse la ilusión de liberar a la lingüística de todo pasaje por el testimonio escrito, se piensa efectivamente devolver su estatuto de lengua auténtica, de lenguaje humano y plenamente significante a todas las lenguas practicadas por los pueblos que empero se continúan llamando " pueblos sin escritura" . Idéntica ambigüedad afecta las intenciones de Levi-Strauss y ello no es fortuito6".
No es esta una crítica sin importancia ya que está dirigida precisamente a quien denunciaba el etnocentrismo presente en la denominación de "pueblos primitivos", o a quien puso en evidencia la complejidad estructural de las estructuras elementales del parentesco.
El término clave introducido por Derrida que da cuenta de esta concepción no restringida de la escritura es el de différance7. El autor señala que no se trata de una palabra ni de un concepto, sino de un mecanismo. Construye este significante a partir del cambio de una letra en la escritura en francés de la palabra différence donde se sustituye una e por una a. Fonológicamente este cambio de una vocal no puede ser reconocido. Se produce así una marca muda, una intervención que ayuda a abrir la cuestión de la escritura y la relación de ésta con el habla.
La différance nos pone más claramente en la pista de aquello a lo que apunta Derrida cuando critica a la metafísica de la presencia.
Al carecer de esencia y de existencia, no siendo ni una palabra ni un concepto, ladifférance es una propuesta estratégica que permite evitar o prevenir toda posible reapropiación ontológica o teleológica.
El análisis semántico permite aproximarnos a comprender en qué consiste este juego de la différance. Diferir tiene dos sentidos (esto es válido tanto en francés como en español): el primero remite a postergar, dejar para más tarde, implica una cuestión temporal. Derrida usa para ello el término de temporización. El segundo sentido de diferir que es también el más utilizado, tiene que ver con lo diferente, con lo no igual, en esta acepción pone de manifiesto la importancia de la repetición, del espaciamiento. En “La différance” nos señala: " ... "différance" designa la causalidad constituyente, productiva y originaria, el proceso de ruptura y de división cuyos diferentes o diferencias serían productos o efectos constituídos8"
En este sentido y en relación a la lingüística, el signo aparece como una presencia diferida, como una postergación del momento de encuentro con la cosa misma. Ladifférance echa por tierra toda posibilidad de encuentro con la cosa. La différance es la que produce las diferencias pero no está antes que ellas, incluso, nunca está presente. Así, queda cuestionado toda idea de origen. Tiene que ver con un desplazamiento indefinido, ya que es el origen el que no es originario. Lo que importa no es el encuentro, sino el eterno desencuentro con la cosa. Aquello que siendo diferido necesita de la repetición diferenciadora. Esto implica un desencuentro entre lo que ocurre la primera vez y la segunda.
Así, la différance nos pone en relación con lo no sabido, excediendo la alternativa de la presencia y de la ausencia. Freud llama a esta alteridad con el nombre de Inconsciente.
" ... el inconsciente no es, como es sabido, una presencia para sí escondida, virtual, potencial... Esta alteridad radical con relación a todo modo posible de presencia se señala en efectos irreductibles de destiempo, de retardamiento10.
Derrida realiza una rigurosa lectura de los textos freudianos. Sin embargo, esta lectura no hubiera sido posible sin la propuesta lacaniana de un “retorno a Freud”.
Freud advierte ya en los comienzos de su descubrimiento que todos los recuerdos grabados en lo que comúnmente se denomina memoria, son siempre una pantalla más allá de la cual se abre el escenario de otra memoria, cuyos significantes escapan a la organización lógica discursiva del sistema conciente. Freud sólo reconocía una memoria inconsciente, sin embargo señalaba al sistema conciente como poseedor de una especie de registro cuyos relatos ocupan un lugar de memoria oficial, necesariamente falsa, una trascripción ideológica y coagulada de la historia siempre viviente.
Freud se pregunta acerca de la memoria. Sostenía que quien pudiera dar cuenta de la memoria en todas sus formas - incluido el olvido - habría dado cuenta de la realidad psíquica.
Derrida realiza su recorrido freudiano desde el “Proyecto de una Psicología para Neurólogos” de 1895, hasta la “Nota sobre la "pizarra mágica" de 1924. Estos textos están marcados por referencias escriturales que para Derrida no son precisamente metáforas, ya que sostiene que lo que hace Freud es lo contrario a hacer conocido lo desconocido, es decir lo que hace es volver enigmático aquello que es conocido con el nombre de escritura.
En el “Proyecto”, Freud define la primera construcción de un espacio para el inconsciente a partir de la construcción de diferentes aparatos de orden neurológico,que responden a un doble requisito, ser capaces de borrar la marca del estímulo para dejar siempre libre y receptiva la superficie y conservar en otro sistema aquello mismo que se ha borrado. En eso consiste el misterio mismo de la memoria.
En la carta 52 de su correspondencia con Fliess, del 6 de diciembre de 1896, escrita apenas un año después del “Proyecto”, presenta un bosquejo de aparato psíquico que incluye varios sistemas diferenciados en sus funciones. Todo el sistema del Proyecto, en esta carta, está reconstituido en una conceptualidad gráfica aun inédita en Freud. Esto coincide con el pasaje de lo neurológico a lo psíquico. El centro de esta carta lo constituyen las palabras: signo, inscripción y transcripción. La posibilidad del pasaje de las huellas de un sistema a otro, o de su estancamiento, dependen de su"reordenamiento según nuevos nexos, una retranscripción... la novedad esencial de mi teoría es, pues, la afirmación de que la memoria no está presente, lisa y llanamente, una vez, sino que se repite, está consignada en diferentes tipos de signos11”.
En “Más allá del principio de placer, Freud describe un juego a partir del cual, el nieto de Freud lanzaba y recogía un carrete de manera repetitiva. La repetición aparece aquí como fundadora de la huella. Lacan toma este tema y lo trabaja en el Seminario II, planteando la relación del lenguaje con la muerte. En este texto, Lacan desmonta toda referencia biologista de la pulsión de muerte, ligada a la repetición y propone el registro simbólico como aquél donde la palabra, siendo la muerte de la cosa, hace de la muerte la condición de posibilidad de la vida.
En la “Nota sobre la "pizarra mágica" Freud ejemplifica el doble requisito de la memoria, el requisito de borrar y conservar, ya que permite conservar porque hemos borrado. Este artefacto consiste en una superficie encerada y una hoja de celuloide desprendible que la cubre y que permite conservar en la superficie encerada lo que hemos escrito sobre el celuloide y que se va borrando al separar el celuloide de esta superficie. De esta manera nos ilustra sobre los sistemas de transcripciones. Estos sistemas propuestos por Freud suponen una escritura primera, un origen. Ese es el límite que Derrida va a cuestionar planteando la inexistencia de tal origen ya que se trata de un desplazamiento perpetuo Siempre nos tenemos que ver con transcripciones, que son al mismo tiempo originales y copias, porque el "verdadero" original, está siempre desplazado.
Freud propone una primera experiencia de satisfacción para dar cuenta de la satisfacción alucinatoria del deseo. Ese grado cero de la escritura y de la memoria, es, en realidad, una experiencia primera y nostálgica que nunca existió. Pero es también un mito teóricamente necesario
Retomando a Lacan, en “De la gramatología Derrida hace referencia a la imposibilidad de la palabra plena, tema lacaniano por excelencia, propuesto y ampliamente considerado en el Discurso de Roma (1953), cuando la lingüística saussureana estaba más presente para el autor y se constituyó en la herramienta que le permitió realizar una relectura de la obra de Freud. Sin embargo esta asociación con el tiempo cae,cuando Lacan impugna un concepto fundamental de la lingüística saussuriana, el concepto de significación. La separación de Lacan con respecto a las conceptualizaciones de Saussure queda puesta de manifiesto con la construcción de dos neologismos: la significancia y la lalengua. Lasignificancia, como efecto de significación, se sustrae a lo que Derrida critica como efecto de presencia a través del significado. En cuando a lalengua,el equívoco se produce en la aparición de una marca escritural y no fónica, lo que responde, según Braunsteina la definición de différance de Derrida12.
Otro cruce de encuentro y desencuentro entre estos autores,surge de la lectura que Derrida hace del seminario que Lacan dedicó al cuento de Edgar A. Poe La carta robada13. El mismo Derrida señala los puntos de controversia entre él y Lacan respecto de la lectura de este texto y señala entre otros, tres puntos de fundamentales que nos ayudan a entender la misma.
El primer punto es el del trayecto de la carta (lettre). Si la carta siempre llega a destino, tal como lo plantea Lacan, aunque ella sufra un rodeo, significa que la carta, que la letra (carta y letra son homónimas en francés), tiene un destino propio. Esto dejaría abierta la posibilidad de un encuentro, en algún momento, del significante y del significado, cuestión, que como se dijo al abordar el problema del signo,lo lleva a Derrida a plantear explícitamente su desacuerdo con Lacan.
Para Derrida el significante nunca se encuentra con el significado, y por eso nadie puede pretender cerrar la significación en algún punto, por importante que éste sea.
El segundo tema que divide las posiciones de estos dos autores, en relación a el cuento de Poe, es consecuencia del anterior. Se trata de la verdad como develamiento. Esta conceptualización lacaniana, cercana al pensamiento de Heidegger, lo lleva a Derrida señalar que no alcanza con querer superar la metafísica para lograrlo. Heidegger, llevando la metafísica hasta sus límites, queda en el campo de la ontología - y su conceptualización de la verdad es una de las razones de que no pueda trascenderlo-, a diferencia de Nietzsche, a quien dice seguir. Para Nietzsche no hay verdad con mayúscula, ni tampoco significante alguno, que sea trascendente. De esta manera entramos al siguiente tema.
El tercer punto está relacionado con la posición trascendental del falo, planteada en la “Significación del falo” por Lacan, en 1958. El autor, remite el falo, al pene faltante de la madre. Sobre este punto Derrida objeta que no hay posibilidad de falocentrismo sin falocratismo, que la diferencia no es una simple distinción, ya que implica siempre una jerarquización.
Sin embargo, Lacan, también aquí hace una modificación en su teoría. En el Seminario XXAun,Lacan plantea las fórmulas de la sexuación y propone, además del goce fálico, la existencia de otro goce, el goce del Otro, goce femenino, entendido éste comosuplementario. El falocentrismo sigue siendo eje en su teoría, sin embargo, el goce fálico ya no es único.
Frente a esto F. Saal se pregunta ¿Será el goce femenino, el goce suplementario, la respuesta lacaniana a ésta nueva puntualización de Derrida14? Este goce femenino que se caracteriza porque no puede decirse y que, sin embargo, puede escribirse, que es una marca escritura y no fónica, estaría respondiendo a la definición misma de la différance.

Para concluir...


El recorrido de Lacan parte desde un asunto de lenguaje en "Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis" a un asunto de escritura en "La instancia de la letra en el inconsciente"(trabajo del que Lacan se ocupa de aclarar que es "anterior a toda Gramatología"). A partir de entonces la reflexión apunta a la escritura. Esto queda de manifiesto en el ya citado Seminario XX, donde, además de formular la propuesta del goce femenino, Lacan define a lo Real como "aquello que no cesa de no escribirse" y a lo Simbólico como "aquello que no cesa de escribirse". Más adelante, también, en el seminario consagrado a Joyce, Lacan planteará la posibilidad de estabilización y de suplencia del Nombre-del-Padre en la psicosis a través de la escritura.
Hemos visto los puntos críticos de la relación de Derrida con Lacan y la manera en que este último ha ido modificando posiciones en un acercamiento cada vez mayor a las posturas de Derrida. Vimos que Derrida plantea en De la gramatología la imposibilidad de la primacía del significante y de la palabra plena, posiciones que Lacan se ve llevado a abandonar. Más adelante, en las fórmulas de la sexuación, el goce fálico ya no reina como único, sino que Lacan reconoce la posibilidad de otro goce, el goce suplementariode la sexualidad femenina.
Frente a esto podríamos concluir que ambos dicen lo mismo o que Lacan se ha vuelto derridiano (como lo sugiere Derrida en Pour l'amour de Lacan). Sin embargo, asimilar un autor a otro implicaría negar la différance y los efectos de fecundación recíproca que están en juego en esta particular intertextualidad.
Notas
  1. 1 Roudinesco, E.Historia del Psicoanálisis en Francia.
  2. Derrida J. Pour l'amour de Lacan. Pag. 407
  3. Derrida, J. Carta a un amigo japonés. Pag. 86
  4. Derrida J. De la gramatología. pag.12
  5. La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud.
  6. Derrida J. De la gramatología. pag. 26
  7. Derrida, J. De la gramatologia. Pag. 157
  8. Derrida J.: La differance. pag. 37.
  9. Derrida J.: La differance. Pág. 44.
  10. Derrida J. La differance. Pág. 55.
  11. Freud, S. Obras Completas. Pág. 274
  12. Braunstein N. Lingüistería. Pág. 215
  13. Derrida J. El cartero de la verdad, en La tarjeta postal. De Freud a Lacan y más allá.
  14. Saal, F. Lacan-Derrida.
Bibliografía
Braunstein N. Lingüistería, en El lenguaje y el inconsciente freudiano. Siglo XXI. México 1982.
Derrida J. Pour l'amour de Lacan en Lacan avec les philosophes. Albin Michel. Paris. 1991
Derrida J. De la gramatología. Siglo XXI. México, 1986.
Derrida J.: La differance , en Márgenes de la filosofía. Cátedra. Madrid, 1989
Derrida J. El cartero de la verdad, en La tarjeta postal. De Freud a Lacan y más allá.Siglo XXI. México, 1986.
Derrida, J. Carta a un amigo japonés
Derrida, J. Posiciones. 
de Saussure F. Curso de lingüística general. Losada. Bs.As., 1971
Freud S.: Obras Completas. Amorrortu. Buenos Aires, 1986
Lacan J. Escritos. Siglo XXI. México, 1984
Lacan J. El Seminario Libro XXAun. Paidós. Buenos Aires,
Lacan J. El Seminario. Libro XI. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.Paidós. Buenos Aires,
Saal F. El lenguaje en la obra de Freud, en El lenguaje y el inconsciente freudiano. Siglo XXI. México, 1982.
Saal, F. Lacan-Derrida. Inédito
Roudinesco, E.La batalla de cien años. Historia del Psicoanálisis en Francia

Astrolabio N°1 Centro de Estudios Avanzados - Universidad Nacional de Córdoba

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