.
You put a move on my heart
Baby, I just want you to understand
Just exactly how you make me feel
Oh, yeah
I wanna feel you next to me
Time after time when I'm feeling low
Something inside of me let's me know
It's alright, love's on my side
When the world seems a lonely place
I've got a dream that won't leave a trace
Of the blues, I just think of you
Baby I know
I got a real thing here by my side
Someone who needs me, holding me tight
And these special feelings won't ever fade
Cuz I knew from the start
You put a move on my heart
Baby our love's like a melody
Playing for us in the sweetest key
You could find the music of life
And when we touch there's the warmest glow
Heating and passion that heaven knows
Is a dream, just for you, you and me and
Baby I know
I got a real thing, the love of my life
Someone who needs me, and he fills me with pride
Baby now, now and forever we'll never part
Cuz you're the world to me
You put a move on my heart
I got a real thing
I got a real love, yes I do
Someone who needs me
You're someone that needs a true love
And these special feelings time can't erase
Baby believe me, this isn't dreaming sugar
I knew from the start
You put a move on my heart
Oh, you got through to my
You got through to my heart, baby
2 - Baby can't you see
You and I were meant to be
Hold me, love me
Put your hand in mine
Love me till the end of time
Hold me, love me
Repeat 2 while:
And don't let go
I want you to touch me baby
I want you
Right here, right now
Lay by my side sugar
Thrill me tonight
I wanna feel you in my arms baby
Oh, and you know what I love when you're loving me
Come closer
I wanna feel your body pressed against mine
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Label Cloud
sábado, 30 de enero de 2010
Eduarado Langagne en nuestro rincón poético.
.
La vieja fotografía
El que fui hace veinte años me mira en el reposo
de su fotografía barbada y expectante.
Va subiendo en el bonde del noble corcovado,
habrá de retratarse otra vez junto al Cristo
que observa a Guanabara con los brazos abiertos
y señala los límites del mundo que protege.
El que fui hace veinte años me pide que no olvide.
Pero yo nunca olvido.
Sí perdono, disculpo,
dispenso, me relevo de mis crasos errores,
me eximo de tener para siempre una espina
clavada entre mis dedos, como el león de la fábula,
o en el pecho una angustia que no deja respirar.
Porque, al final, me absuelvo de todo cuanto hice
innecesariamente.
En fin,
éste que fui,
que subiendo en el bonde trae la mirada fija,
esperaba llegar y sentarse en el borde
del escalón vehemente que soñó desde niño,
cuando en aquel jardín de niebla y de temblores
planeó con los muchachos alguna vez hacerlo.
Pero todos olvidan ciertos planes,
deseos
que se obstinan ilusos bajo el sol del invierno
mientras reunimos años en el cabello.
Apenas
unos cuantos recuerdan.
Y el que yo era me pide
cantar en la memoria melodías fascinantes
que musitamos juntos después de aquella foto
subiendo al Corcovado,
cuando sabíamos ambos
lo que había sucedido.
En esta desventaja
que actualmente vivimos, él sabe que no sabe
lo que pasó después (yo no se lo he contado).
Esta tarde de vino y de memorias dulces
he de contarle todo, pues quiero que mantenga
desde su foto antigua la misma expectativa
y la mirada alerta a lo que va a venir
y que me reconozca como parte de él mismo
aunque mi rostro sea diferente al de entonces.
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La vieja fotografía
El que fui hace veinte años me mira en el reposo
de su fotografía barbada y expectante.
Va subiendo en el bonde del noble corcovado,
habrá de retratarse otra vez junto al Cristo
que observa a Guanabara con los brazos abiertos
y señala los límites del mundo que protege.
El que fui hace veinte años me pide que no olvide.
Pero yo nunca olvido.
Sí perdono, disculpo,
dispenso, me relevo de mis crasos errores,
me eximo de tener para siempre una espina
clavada entre mis dedos, como el león de la fábula,
o en el pecho una angustia que no deja respirar.
Porque, al final, me absuelvo de todo cuanto hice
innecesariamente.
En fin,
éste que fui,
que subiendo en el bonde trae la mirada fija,
esperaba llegar y sentarse en el borde
del escalón vehemente que soñó desde niño,
cuando en aquel jardín de niebla y de temblores
planeó con los muchachos alguna vez hacerlo.
Pero todos olvidan ciertos planes,
deseos
que se obstinan ilusos bajo el sol del invierno
mientras reunimos años en el cabello.
Apenas
unos cuantos recuerdan.
Y el que yo era me pide
cantar en la memoria melodías fascinantes
que musitamos juntos después de aquella foto
subiendo al Corcovado,
cuando sabíamos ambos
lo que había sucedido.
En esta desventaja
que actualmente vivimos, él sabe que no sabe
lo que pasó después (yo no se lo he contado).
Esta tarde de vino y de memorias dulces
he de contarle todo, pues quiero que mantenga
desde su foto antigua la misma expectativa
y la mirada alerta a lo que va a venir
y que me reconozca como parte de él mismo
aunque mi rostro sea diferente al de entonces.
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Etiquetas:
Poesía
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