por Alicia Rivera
Los neandertales, que fueron una especie humana específicamente europea, desaparecieron hace unos 30.000 años, mientras que los Homo sapiens se extendieron no solo por el viejo continente sino por todo el planeta, convirtiéndose en la única especie humana actual. Ambas fueron coetáneas durante unos miles de años y debieron tener contacto (sin apenas cruzarse genéticamente). ¿Qué pasó para que una especie se hundiera y la otra proliferara con tanto éxito? Es una de las grandes preguntas de la paleontología que sigue sin respuesta definitiva. Un descubrimiento ahora puede arrojar algo de luz sobre ese misterioso período de la evolución humana europea: los neandertales llegaron casi a la extinción hace unos 50.000 años, desapareciendo de la mayor parte de Europa, antes de que llegara la especie humana actual. Es más, el pequeño núcleo que sobrevivió unos miles de años más y que logró extenderse por el centro y oeste del continente, tenía muy poca variabilidad genética, un indicador crucial de la fragilidad de una especie, de riesgo para su supervivencia. A esta conclusión llega un equipo de científicos de Suecia y España que ha analizado ADN de fósiles neandertales.
Hasta ahora se ha considerado que “la población neandertal en Europa había permanecido estable durante cientos de miles de años, hasta la llegada de los humanos modernos; y ahora ha de ser revisado este punto de vista”, explican los investigadores del Centro de Evolución y Comportamiento Humanos (Instituto de Salud Carlos III) dirigido por el paleontólogo Juan Luis Arsuaga, que han realizado esta investigación junto con sus colegas del Museo Sueco de Historia Natural y de la Universidad de Uppsala. Ellos presentan su hallazgo en la revista Molecular Biology and Evolution.
“El hecho de que los neandertales de Europa casi se extinguieran para luego recuperarse, y que todo eso sucediera mucho antes de que tuvieran contacto con los humanos modernos fue una sorpresa completa para nosotros, ya que indica que los neandertales pudieron ser más sensibles a los dramáticos cambios climáticos que ocurrieron durante la última edad del hielo de lo que se pensó previamente”, señala el investigador sueco Love Dalén.
Los neandertales (Homo H. neanderthalensis) eran específicamente europeos, “una de las pocas especies de homínidos que evolucionaron fuera de África”, escriben los investigadores en su artículo. Se extendieron por el oeste hasta Siberia, donde se han encontrado restos. Tenían un cerebro grande, una cultura notable, dominaban el fuego y enterraban a sus muertos. Eran descendientes de los preneandertales, como los individuos de la Sima de los Huesos de Atapuerca, de hace casi 500.000 años, y existieron hasta hace unos 30.000. ¿Qué les pasó?
Dalén, Arsuaga, Anders Götherström y sus colegas han analizado el ADN antiguo de fósiles de 13 individuos neandertales, incluido uno descubierto en Valdegoba (Burgos) de hace 48.500 años y han descubierto que la variabilidad genética de los individuos anteriores a 50.000 años es muy superior (hasta seis veces mayor) a la de los posteriores a esa fecha. A modo de comparación, explican los investigadores, los neandertales antiguos tenían una diversidad comparable a los humanos modernos, mientras que la variedad de genes de los posteriores, los más recientes, era inferior incluso a la de los humanos modernos de Islandia.
¿Cómo se interpreta esto? Los análisis genéticos y los modelos de población indican que los neandertales prácticamente se extinguieron hace unos 50.000 años y la población residual muy mermada se difundió luego por parte de Europa. Los biólogos saben que, con rarísimas excepciones, una especie que tiene poca variabilidad genética está condenada sobre todo por dos motivos. Por una lado, acumulará defectos genéticos nocivos, por otro, tendrá menos variantes genéticas a las que la evolución puede recurrir para adaptarse a situaciones cambiantes.
Los científicos no tienen una respuesta definitiva acerca de la causa de la extinción de los neandertales, y las hipótesis se van sucediendo a medida que se cuenta con más datos. Una idea en boga es que los neandertales estarían especialmente adaptados a las condiciones de bosque y serían cazadores de proximidad a sus presas, a las que alcanzarían con armas cortas. Los humanos modernos, sin embargo, procedían de terrenos africanos más abiertos y cazarían a mayor distancia. Cuando cambió el entorno y el bosque se fue abriendo, los neandertales quedarían en condiciones cada vez peores para su supervivencia.
“Este tipo de estudios interdisciplinares es extremadamente valioso para el avance de la investigación en evolución humana”, señala Arsuaga. “El ADN de los humanos prehistóricos ha aportado hallazgos inesperados en los últimos años. Es muy emocionante imaginar qué nuevos descubrimientos se producirán en los próximos años en este campo”, añade.
En los últimos años se han hecho varias investigaciones de ADN en fósiles neandertales, pero sobre todo orientadas a averiguar si hubo mezcla de genes entre aquella especie y la nuestra, pero no se había utilizado esta poderosa herramienta para conocer los cambios demográficos que pudieron sufrir, recalcan los investigadores suecos y españoles.
Diario ElPaís 24/2/2012.-
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