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jueves, 23 de febrero de 2012

Aves que explotan a otras aves

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Diálogo con Vanina Fiorini Doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del Conicet.



por Leonardo Moledo




Algunas especies dejan sus huevos en nidos ajenos para que otro ejemplar los empolle y los críe. Trepando árboles, el Jinete Hipotético va en busca del tordo renegrido, un especialista que parasita a 250 especies.



–Bueno, estamos acá en el laboratorio de ecología y comportamiento animal del departamento de ecología, genética y evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Un poquito larga esta introducción.

–Sí.

–Y usted trabaja en parasitismo de aves.

–Sí. El parasitismo de cría obligatorio es una estrategia que tienen algunas especies que se reproducen sin construir su propio nido. La mayoría de las especies, como se sabe, se reproduce, arma su nido, pone su huevo ahí e incuba a los pichones. Las especies que a mí me interesan lo que hacen es usar los nidos de otras especies para depositar sus huevos, de modo que son los otros quienes cuidan los huevos y alimentan a los pichones hasta que se independizan.

–¿Y cómo se produjo eso evolutivamente? Es medio raro...

–Hay distintas hipótesis. Una lo que supone es que algunas especies empezaban a parasitar nidos. No construían el suyo, sino que ponían sus huevos en otros y cuidaban a sus pichones. Eso después fue evolucionando y las especies empezaron directamente a parasitar a otras. Eso evidentemente fue una estrategia exitosa, y las especies perdieron la capacidad de hacer su nido y cuidar a sus pichones y pasaron directamente a parasitar los nidos de otras especies. Se supone que al principio lo hacían con algunas pocas. Lo que es interesante es que hay algunas aves parasitarias que son especialistas (es decir, que sólo parasitan a una especie determinada) y otras que son generalistas (como el tordo renegrido, que es el que estudio yo, que parasita aproximadamente 250 especies).

–¿Y dónde vive? Porque si no tiene nido para reproducirse...

–En realidad las aves, salvo algunas pocas, no usan el nido para vivir. No es una casita a la que vuelven todos los días. Lo construyen durante la etapa reproductiva, están ahí mientras tienen que incubar, pero después están en los árboles. Viven en las ramas.

–¿Y duermen ahí?

–En general sí. Hay algunas que no, que por ejemplo si tienen su nido en cavidades de árboles, van a esos sitios a dormir durante la noche. Pero en el campo la mayoría de las especies vive entre la vegetación.

–Todo esto de parasitar especies, o construir los nidos para la época reproductiva, o incluso migrar, son estrategias complejas...

–Sí.

–¿Cómo se codifica genéticamente una estrategia tan elaborada?

–Es muy difícil determinar a qué gen se corresponden esas conductas, porque es un comportamiento que muchas veces es aprendido y no puramente genético. Se hacen algunos estudios al respecto, no con aves pero sí con moscas, donde se modifica algún gen y se ve si varían los comportamientos. Pero en aves es realmente muy difícil determinar cómo está determinado genéticamente el comportamiento.

–Resulta bastante asombroso. Todos los animales tienen conductas muy complejas, y resulta muy difícil imaginarse de qué manera se puede codificar una conducta. Por ejemplo: ¿cuando el tordo nace ve a los padres?

–Eso es algo muy interesante: ¿cómo evolucionó para que el tordo en vez de construir su nido vaya y busque un hospedador? En el tordo renegrido recién ahora se está empezando a investigar, no hay mucha información. Pero en otras aves parásitas de Europa se sabe que hay un imprinting con el hospedador que los cría. O sea: el parásito nace en ese nido y observa a sus padres adoptivos. Los pichones, luego, cuando tengan que reproducirse, van a ir a buscar los nidos de esa especie. No van a parasitar a cualquier otra: reconocen en función de su experiencia personal. En el tordo renegrido lo que se cree es que no hay un imprinting tan fuerte con la especie hospedadora, pero podría haber algo relacionado con el tipo de nido donde ese tordo nació. Si nació, por ejemplo, en el nido de la calandria (que tiene la forma de una canastita) va a buscar especies que construyan nidos parecidos a ése; si nació en el nido de una ratona, que hace el nido adentro de una cavidad, buscará especies que tengan ese tipo de nido. De todos modos, esto no es tan claro como lo que se ve en otras especies en Europa.

–Entonces no es sólo su lugar de nacimiento sino donde se crían.

–Tienen aproximadamente 13 días de incubación, y después como pichones pasan unos 14 días en el nido. Y después, como hace la mayoría de los pichones, pasan un período bastante largo en el territorio del hospedador, que los sigue alimentando ya fuera del nido. El tordo lo va persiguiendo a su padre adoptivo como si fuese un pichón propio. Luego, en algún momento, ocurre algo (que todavía no está estudiado) que hace que el tordo abandone a sus padres y se una a una bandada de tordos renegridos. A los tres meses, el tordo ya no está más en el territorio. Pero no se sabe bien qué es lo que cambia en el cerebro del tordo para decidir irse. No se sabe si lo vienen a buscar otros tordos, o si él va y busca individuos parecidos a él (aunque nunca los haya visto).

–Hablemos un poquito del hospedador. Está haciendo algo que es antievolutivo para su propia especie, porque está cuidando los genes de otra especie. ¿No se da cuenta de eso? ¿No trata de expulsar el huevo?

–Bueno, hay distintos mecanismos de defensa. Por un lado, lo que se ve muchas veces es que los hospedadores tratan de evitar que los tordos entren al nido. En filmaciones que nosotros realizamos, podemos ver que cuando llega la hembra de tordo, el hospedador la ataca muy agresivamente. Sin embargo la hembra de tordo logra poner su huevo en el nido, a pesar de que recibe picotazos. Lo que le quedaría hacer al hospedador, entonces, es rechazar ese huevo: picarlo o removerlo. Hay hospedadores que tienen ese comportamiento: reconocen el huevo y lo pueden sacar. Pero hay otros que no, que una vez que el huevo está en su nido, no lo pueden diferenciar de los propios.

–Cuando lo reconocen, se corta la cadena...

–Sí, lo que pasa es que en un parásito generalista, como es el tordo, es más difícil.

–Yo me pregunto qué pasa por la cabeza de los bichos cuando eligen una cosa u otra. No creo en la teoría cartesiana de los animales máquina. Me parece que tiene que haber algún rastro de conciencia, o algún mecanismo que le haga decidir de manera más o menos racional. ¿Usted qué piensa? ¿Hay algún embrión de pensamiento? ¿O son todas conductas automáticas?

–No sé si yo las llamaría automáticas. Pienso que el comportamiento, así como otros caracteres de los animales y las plantas, está modelado por la selección natural a través de la evolución. En el caso de que un comportamiento no sea adaptativo, va a ser eliminado.

–Pero como no sabemos cómo se codifica un comportamiento, estamos con el problema de que no sabemos qué es lo que se selecciona.

–Pero sabemos que el resultado es el proceso de selección natural. Y en particular el tordo renegrido, con este comportamiento, es una especie muy exitosa. Son muchos, se expanden, colonizan especies nuevas.



Diario Página12 22/2/2012.-



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