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viernes, 1 de mayo de 2009

La moda educativa: ¿moda de futuro?

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por Adrián Choren

“Cuando el último árbol haya sido talado, cuando el último río haya sido contaminado, cuando el último pez haya sido pescado, recién el hombre se dará cuenta de que no puede comer su dinero”

Esta frase puede leerse en una serie de remeras de la ONG Vida Amazónica que intenta crear conciencia acerca de los problemas medioambientales. Sin embargo, la moda educativa no ha sido aún explotada en la Argentina. Pasar de la marca, que en la mayoría de los casos representa un espacio vacío y sin sentido (donde a través de la propaganda y la publicidad se otorgan cualidades de prestigio y diferenciación irreales) a los diseños inteligentes de indumentaria donde se podría enseñar un derecho, idea o un valor determinado, es una tendencia que todavía no ha sido adoptada por la moda local.

Muchas veces, como resultado de una época, de sus acontecimientos sociológicos, históricos y hasta psicológicos, la moda también puede llegar a ser un instrumento válido de concientización y formación acerca de los nuevos problemas del siglo XXI. Todos los medios son idóneos para lograr una construcción de ciudadanía cada vez más fuerte.

Suele decirse que una imagen vale más que mil palabras, sobre todo en un mundo regido por las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicacional (TICs) -como Internet, los teléfonos celulares y la televisión digital-. Sin embargo, este nuevo escenario no dedica el suficiente tiempo a la formación de ciudadanos informados y críticos. Si podemos, por ejemplo, fabricar remeras donde un cierto derecho quede plasmado en un dibujo o signo, podemos contribuir a cambiar la realidad a través de la sensibilización, generando un imaginario colectivo donde ese derecho sea cada vez más exigible.

La moda educativa puede plasmarse de muchas maneras posibles, desde frases, poemas, cuentos, dibujos o cualquier otro holograma que pueda caracterizar tres cualidades: el contenido, la conducta de la realidad (el ser) y el cambio de paradigma (el deber ser). Utilizada con diversos fines, por ejemplo, se puede, a través de ropa fluorescente realizar auditorías o controles periódicos de seguridad e higiene en una fábrica y fomentar en el operario la idea de que debe utilizar los equipos de protección personal (EPP) de forma permanentemente a través de los colores de esa indumentaria.

Este ejemplo se corresponde con lo que se llama “moda funcional”. Por otro lado, la “moda reflexiva” se relaciona con frases o slogans que hacen pensar qué hay detrás del consumismo irracional e ilimitado (como la frase del comienzo de la nota). Por último, y dado que se está trabajando fuertemente en la seguridad vial, existe la llamada “moda formativa”, por medio de la cual se utilizan en la indumentaria dibujos que explican las señales básicas de tránsito. Pero podrían darse mil ejemplos más.

La moda educativa está siendo adoptada por los jóvenes, que son los que pueden aportar a una nueva forma de vislumbrar la realidad. A partir de la creatividad y la planificación, se puede trabajar desde la indumentaria en temas de concientización como la seguridad e higiene en el trabajo, los derechos del consumidor, la legislación laboral, derechos humanos y el cuidado del medio ambiente, entre otros. Muchos diseñadores se preocupan por el diseño, dejando de lado lo que el mismo puede representar o enseñar, lo cual puede convertirse en un valor agregado de la prenda, relacionado con un pensamiento constructivo.

La vestimenta puede convertirse en un instrumento más para comenzar a sensibilizar a la población acerca de sus derechos y también de sus obligaciones, a la vez que prevenir problemas presentes y futuros. La idea es formar para transformar, esto depende de la creatividad de los diseñadores y de nosotros como consumidores.

Revista Saber Cómo Nº 75 – Abril 2009
INTI – Instituto Nacional de Tecnología Industrial

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