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por Pilar Laguna
Docentes y estudiantes coinciden en que el grado de Medicina que impone Bolonia tiene varias metas utópicas. El Espacio Europeo es ideal para cambiar el papel de profesores y alumnos, pero ese objetivo choca con reticencias universitarias y la disparidad de planes regionales.
El actual grado de Medicina tiene muchas deficiencias y aspectos mejorables, pero el que se impondrá el próximo curso en todas las facultades españolas merced al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) mantiene muchos de esos interrogantes y abre otros nuevos. Docentes y alumnos reunidos en Murcia por la Academia de Medicina para debatir sobre la reforma docente coinciden en resaltar que Bolonia se plantea no pocas "metas utópicas". En principio, hay acuerdo sobre las competencias previstas sobre el papel, pero no sobre cómo llevarlas a cabo. Tanto profesores como alumnos demandan una redistribución docente por pequeños grupos de estudiantes que se impliquen en problemas clínicos reales. Además, coinciden en la forma de adquirir competencias previstas en Bolonia, pero se muestran reticentes ante el cumplimiento de los objetivos teóricos del grado y su falta de homogeneidad entre las distintas autonomías.
Con respecto al plan que a partir del próximo curso entrará en vigor en la Facultad de Murcia, Joaquín García Estañ, decano del centro y presidente de la Conferencia Nacional de Decanos, ha sentenciado que "no hemos hecho un buen plan, pero sí el mejor que estaba a nuestro alcance. Además, soy optimista porque los planes son revisables". Aun así, a renglón seguido, ha matizado su optimismo: "Queremos mejorar la docencia, sobre todo la práctica, pero sabemos que el actual reparto de poderes en la universidad no permite hacer muchas filigranas". García Estañ también se ha mostrado descontento porque los cambios docentes en el grado se hagan sin modificar previamente el examen MIR (Medico Interno Residente).
Manuel Vidal, vicerrector de Ciencias de la Salud en la Universidad de Murcia, propugna reinventar incentivos para estudiantes y MIR con una redefinición del hospital universitario que les inserte en asistencia e investigación. "El MIR ha desvirtuado los estudios clásicos de Medicina y las prácticas, porque al estudiante ya sólo le interesa su expediente y la teoría para aprobar".
Perros y collares
El más entusiasta con los cambios ha sido José Galcerá, jefe de estudios del Hospital Virgen de la Arrixaca, con un contundente "debemos rendirnos al proceso de convergencia". Aunque admite las dificultades de la cualidad multidisciplinar de la formación especializada, propone que se incorporen problemas clínicos reales desde los primeros cursos del grado, y es un firme defensor de la figura del tutor también en esta etapa, y no sólo durante el posgrado.
Manuel Segovia, catedrático de Microbiología, ha sido mucho menos entusiasta: "O dejamos lo que había, con sus ventajas y defectos, o el cambio tiene que ser radical". Segovia habla de "revolucionar la forma de coordinar la docencia clínica, o seguirá habiendo los mismos perros con distintos collares". Como Vidal, defiende que el hospital se implique realmente en la docencia, de forma que el estudiante de grado reciba la misma atención que el MIR.
por Pilar Laguna
Docentes y estudiantes coinciden en que el grado de Medicina que impone Bolonia tiene varias metas utópicas. El Espacio Europeo es ideal para cambiar el papel de profesores y alumnos, pero ese objetivo choca con reticencias universitarias y la disparidad de planes regionales.
El actual grado de Medicina tiene muchas deficiencias y aspectos mejorables, pero el que se impondrá el próximo curso en todas las facultades españolas merced al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) mantiene muchos de esos interrogantes y abre otros nuevos. Docentes y alumnos reunidos en Murcia por la Academia de Medicina para debatir sobre la reforma docente coinciden en resaltar que Bolonia se plantea no pocas "metas utópicas". En principio, hay acuerdo sobre las competencias previstas sobre el papel, pero no sobre cómo llevarlas a cabo. Tanto profesores como alumnos demandan una redistribución docente por pequeños grupos de estudiantes que se impliquen en problemas clínicos reales. Además, coinciden en la forma de adquirir competencias previstas en Bolonia, pero se muestran reticentes ante el cumplimiento de los objetivos teóricos del grado y su falta de homogeneidad entre las distintas autonomías.
Con respecto al plan que a partir del próximo curso entrará en vigor en la Facultad de Murcia, Joaquín García Estañ, decano del centro y presidente de la Conferencia Nacional de Decanos, ha sentenciado que "no hemos hecho un buen plan, pero sí el mejor que estaba a nuestro alcance. Además, soy optimista porque los planes son revisables". Aun así, a renglón seguido, ha matizado su optimismo: "Queremos mejorar la docencia, sobre todo la práctica, pero sabemos que el actual reparto de poderes en la universidad no permite hacer muchas filigranas". García Estañ también se ha mostrado descontento porque los cambios docentes en el grado se hagan sin modificar previamente el examen MIR (Medico Interno Residente).
Manuel Vidal, vicerrector de Ciencias de la Salud en la Universidad de Murcia, propugna reinventar incentivos para estudiantes y MIR con una redefinición del hospital universitario que les inserte en asistencia e investigación. "El MIR ha desvirtuado los estudios clásicos de Medicina y las prácticas, porque al estudiante ya sólo le interesa su expediente y la teoría para aprobar".
Perros y collares
El más entusiasta con los cambios ha sido José Galcerá, jefe de estudios del Hospital Virgen de la Arrixaca, con un contundente "debemos rendirnos al proceso de convergencia". Aunque admite las dificultades de la cualidad multidisciplinar de la formación especializada, propone que se incorporen problemas clínicos reales desde los primeros cursos del grado, y es un firme defensor de la figura del tutor también en esta etapa, y no sólo durante el posgrado.
Manuel Segovia, catedrático de Microbiología, ha sido mucho menos entusiasta: "O dejamos lo que había, con sus ventajas y defectos, o el cambio tiene que ser radical". Segovia habla de "revolucionar la forma de coordinar la docencia clínica, o seguirá habiendo los mismos perros con distintos collares". Como Vidal, defiende que el hospital se implique realmente en la docencia, de forma que el estudiante de grado reciba la misma atención que el MIR.
DiarioMedico.com 31/3/2010.
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