El estado de los campos eléctricos cerebrales es la vía común adonde desemboca la neuroquímica.
Toda la complejidad neuroquímica del cerebro se vierte sobre el estado de sus campos eléctricos. Sus doscientas mil especies químicas, sus casi doscientos neurotransmisores y neuromoduladores, se hallan al servicio de esculpir un estado dinámico en esos campos eléctricos. (No es necesario explicar todo esto aquí; pero, para connoisseurs, cabe consignar que lo hacen por vía de las fluctuaciones integradas de los orbitales electrónicos en reacción a la movilización fisiológica de portadores de carga). Las variaciones de estos campos eléctricos, acoplados con otro campo cuyo estado aporta la resolución temporal, determinan las diferentes caracterizaciones subjetivas (emotivas, o "movientes", como placeres y dolores; o sólo señalantes, como muchas perceptualidades al estilo de tonos y colores; o bien combinadas) que el alma lee.
La electroneurobiología no es ninguna ciencia del alma, de cuyos arcanos todo lo ignora excepto que no lee química: las producciones del cerebro que directamente generan caracterizaciones subjetivas no son moléculas ni sus reacciones, sino los estados del segundo campo acoplados con el colectivo electrónico a cuyo estado contribuye la presencia de aquellas moléculas y reacciones. Átomos y moléculas suelen reaccionar entre sí y la selección natural selecciona sus organizaciones, pero éstas y aquéllas son sólo excusas instrumentadas para modular, en los organismos controlados por psiquismo, los contenidos sensoperceptuales (noémata, plural de nóema). Independientemente de su "lectura" o aprehensión (nóesis).
La electroneurobiología busca describir en qué difieren los estados físicos que generan la aprehensión-de-un-rojo, de los que generan la aprehensión-de-un-miedo, o de un verde, o de un placer, o de cierto olor, cuando estas sensaciones son imaginadas, recordadas o percibidas. También busca describir en qué difieren todos ellos de la “carencia” de contenidos de consciencia, cuando fármacos que producen anestesia general (por sí mismos, o "gatillando" receptores) tornan más flúida la membrana que compartimenta al tejido gris. ¿Cómo afecta este cambio a aquellos estados físicos que generan las diferentes caracterizaciones subjetivas, impidiéndoles obrar? ¿Les impone un estado similar al dormir sin soñar, a ese sueño profundo que el electroencefalograma de mamíferos reconoce por sus típicas ondas lentas sin que por ello deje de afirmarse la mentación? ¡En reptiles ese mismo registro encefalográfico denota que el animal está de lo más despierto! Todos los psicolépticos que empleamos, todos los agentes de anestesia general que utilizamos, son eficaces, pero no sabremos de qué manera logran su acción hasta no describir, allende su química, esos procesos electroneurobiológicos. Y no sólo hasta no describirlos tal como son en la actualidad, sino además tal como han sido en su desarrollo evolutivo: es cuestión de describir, por ejemplo, la selección natural del dormir llamado profundo (impelida con el desarrollo immunitario de la defensa febril, en el Jurásico); o de la producción de procesos sobre nuevos ejes variativos (en distintas formas animales) donde nuevas especies de emociones hayan podido intensificarse y luego remitir, de modo de permitir a su vez la selección natural de la oportuna producción de estas variaciones afectantes en las diferentes situaciones típicas de las biografías.
Hoy todavía apenas conocemos por qué se duerme con pérdida de conocimiento (o de retención) y desconocemos por qué se sueña, de dónde viene el relato de un sueño, el guión de un delirio, el contenido de una alucinación, el efecto de los psicofármacos, la fulmínea acción de la anestesia general o de un leve enfriamiento cerebral, el que ciertas moléculas producidas por un cerebro en cierto estado produzcan depresión y otras moléculas euforia, y aun otras una extraña ternura. Curamos, y seguiremos curando, sin ese conocimiento; identificaremos genes, los que producen ciertas moléculas, y otras fuentes que asimismo allegan disrupción química al órgano cerebral, y podremos hasta contrarrestar sus efectos cuando los juzguemos deletéreos. Pero un avance realmente magno exige establecer qué estados físicos producen qué caracterizaciones subjetivas. Electroneurobiología es aquella rama de la neurobiología centrada en esta crucial pregunta.
Revista Еlectroneurobiología
Hospital Neuropsiquiátrico "Dr. José Tiburcio Borda"
Laboratorio de Investigaciones Electroneurobiológicas
.
0 comentarios:
Publicar un comentario