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sábado, 18 de diciembre de 2010

Pasteur, el padre químico de la Microbiología

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por Isabel Gallardo Ponce


Louis Pasteur, nacido el 27 de diciembre de 1822, contaba con un carácter entusiasta, vanguardista y trabajador que le sirvió para revolucionar la ciencia y la Medicina de su época. Químico de formación, refutó la teoría de la generación espontánea, estudió los procesos de fermentación, la etiología de las infecciones, dictó la necesidad de desinfectar y limpiar bien los utensilios quirúrgicos, hizo hincapié en la prevención y sentó las bases de la vacunación moderna y creó el Instituto Pasteur, el primer centro científico autónomo.


Parece cuando menos curioso que uno de los estudiosos que más ha contribuido al desarrollo de la Medicina no fuera médico sino químico. Es el caso de Louis Pasteur, cuyos mayores éxitos fueron los hallazgos relacionados con la Medicina y sus estudios sobre las enfermedades infecciosas de plantas, animales y hombres. No en vano su refutación de la generación espontánea dio lugar a una nueva concepción de la Medicina, mientras que el sistema diseñado para reducir la carga bacteriana en determinados caldos y alimentos continúa utilizándose, y muchas de sus investigaciones sentaron las bases de posteriores avances en prevención, higiene, salud pública, vacunación, quimioterapia... y de la Microbiología Clínica, de la que se le considera el padre.

En esta línea, facultativos de varias especialidades han analizado los aspectos de su vida desde distintos prismas y con la coordinación de Emilio Bouza, Juan J. Picazo de la Garza y José Prieto, profesores de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid, lo han plasmado en el libro Louis Pasteur. Una obra singular, una obra excepcional, una biografía apasionante, con la colaboración de Sanofi Pasteur MSD, en el 115 aniversario de su muerte.

"Pasteur eliminó la teoría de la generación espontánea, base del empirismo en la Edad Media, y abrió una panorámica a la ciencia moderna. Asoció etiología con clínica y relacionó las enfermedades infecciosas con un agente causal. Esto trastocó y, por supuesto, mejoró el concepto de las patologías infecciosas, que eran el cuerpo de doctrina más importante en la Medicina. Su principal reto se centró en la prevención de la enfermedad, y fue un vanguardista en la búsqueda y obtención de vacunas para conseguirlo", dice Prieto.

El francés desarrolló el trabajo en equipo, las interacciones entre especialidades -trabajó con agricultores, ganaderos, químicos....-. El manual revisa los conceptos establecidos por él y constata que siguen vigentes en muchos aspectos. "Criticaba las diferencias que ya entonces se hacían de la ciencia pura y la aplicada. Hoy aún se habla de básicos y clínicos. España tiene un nivel de investigación muy bueno, pero baja muchos puestos cuando se trata de aplicaciones prácticas. Pasteur nos da una lección en eso: 115 años antes era partidario de hablar de buena ciencia".

"En Medicina tradujo su vanidad, su genialidad y su dialéctica agresiva dando un salto cualitativo fantástico y demostrando la etiología". Solucionó los problemas surgidos por la filoxera de la vid, el carbunco de las ovejas o el cólera de las gallinas, pero además halló la vacuna de la rabia, del carbunco y trató de establecer un principio general de vacunación e inmunización. A partir de la búsqueda de isómeros de determinados azúcares trabajó con los viticultores y, de ahí, sobre las fermentaciones con bacterias anaerobias comenzó a descubrir y estudiar los abscesos y las infecciones por anaerobios en humanos", explica Prieto.

Tras demostrar que la fermentación está producida por microbios, Pasteur concluyó: "¿No podemos acaso pensar, por analogía, que día llegará en que medidas preventivas de fácil aplicación acabarán con esas plagas que, sin previo aviso, azotan y atemorizan a los hombres, como ésa de la fiebre amarilla, que acaba de enseñorearse del Senegal y del valle del Misisipi, o esa otra de la peste, que ha hecho estragos a orillas del Volga?".

Tras la vacunación y curación de Joseph Meister, mordido por un perro rabioso, y con la búsqueda de la fórmula del carbunco -que también resultó un éxito- Pasteur sentó los cimientos de la vacunación buscando todo tipo de medidas de prevención. "Sumadas a esas vacunas antirrábica y anticarbuncosa, sus discípulos lograron obtener la antidiftérica, antitetánica y la base de las vacunas más importantes que tenemos actualmente".

Según explica Prieto, las relaciones con sus discípulos fueron tan excepcionales que de ellas surgieron los Institutos Pasteur, que diseminaron la ciencia por todo el mundo. Como muestra, Meister permaneció al servicio de Pasteur y cuando los alemanes invadieron París, Meister prefirió suicidarse a que los soldados accedieran a la tumba del científico.


Diario Médico 29/11/2010.-


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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Il semble que vous soyez un expert dans ce domaine, vos remarques sont tres interessantes, merci.

- Daniel