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viernes, 29 de julio de 2011

Vamos mutando despacio

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por Leonardo Moledo



Dialogo con Esteban Hasson. Doctor en Biología



-Cuénteme qué es lo que hace.

–Nosotros estudiamos la genética de la adaptación y la genética del origen de las nuevas especies, y usamos como modelo la drosophila. Somos algo así como señores de las moscas.

–¿Qué quiere decir adaptación?

–Bueno, es una palabra muy compleja y mal entendida. Una característica adaptativa es aquella que le permite a un organismo vivir y reproducirse en su ambiente. Esos son los dos componentes básicos de la selección natural: la supervivencia y la reproducción. Ambas cosas van juntas, porque obviamente un bicho que vive más tiempo tiene mayores posibilidades de reproducirse. La evolución adaptativa es una consecuencia de la selección natural. Es decir: se va seleccionando lo más adaptado. Por eso son dos conceptos que van de la mano.

–¿Y qué quiere decir genética de la adaptación?

–Le pongo un ejemplo: en muchas especies, el tamaño del cuerpo es una característica adaptativa.

–Depende dónde y cuándo...

–Sin dudas, algo que es conveniente en el trópico puede no serlo en el polo. Pero a lo que iba es a lo siguiente: para que una característica que resulta adaptativa pueda pasar a la siguiente generación, tiene que haber una correa de transmisión (que es la herencia). Si esa característica tiene una base genética, entonces se transmitirá a la siguiente generación y habrá evolución por selección natural.

–O sea que seguimos evolucionando en este momento.

–Yo estoy convencido de que sí, aunque es una gran discusión que se sigue dando hoy en día. Pero fíjese, por ejemplo, la última gran epidemia de sida. En Europa existían variantes genéticas de ciertas regiones del genoma que conferían resistencia al virus. Para características relacionadas con algún patógeno, hay diferencias en la población humana: hay quienes son más susceptibles y quienes son más resistentes. Quien tiene características que le permiten hacer frente a este patógeno tiene una ventaja. Los proyectos genómicos nos han dado también muchas sorpresas. En Islandia, hace poco había un proyecto de tener el genoma completo de todos los islandeses (que no son muchos). Por cuestiones éticas esa iniciativa fracasó, pero de todos modos se generó una base de datos importante en la cual se observó que algunas personas tenían ciertas partes del genoma que estaban invertidas en 180 grados respecto de otras. Y resulta que cuando fueron a los datos censales de las personas que eran portadoras de este reordenamiento en la información genética, descubrieron que eran más fecundas. Esto significa que la selección natural sigue teniendo la materia prima necesaria para seguir actuando en las poblaciones humanas. Lo cual nos permite decir que nosotros seguimos evolucionando por selección natural, a pesar de esa gran coraza que nos ofrece la cultura.

–Lo que pasa es que hay rasgos que sin la cultura serían determinantes...

–Sí, pero eso no quiere decir que la selección natural no siga operando.

–Hay una cosa que siempre me intrigó. La base de la selección natural es que nacen más individuos de los que el medio ambiente puede tolerar. La pregunta es: ¿dónde están los animales que no pueden sobrevivir? Por ejemplo, ¿dónde están los gorriones? Porque, si es así, uno debería ver muchos gorriones muertos.

–Probablemente muchos estén en los estómagos de los predadores. Hay un ejemplo que yo siempre pongo en las clases. Una hembra de esturión puede producir hasta cinco millones de huevos. En el momento en que esos huevos son puestos en el medio acuático, inmediatamente hay una disminución impresionante de la cantidad de huevos. ¿Hasta qué momento llega eso? Si el medio ambiente está en equilibrio, hasta los números que implican el reemplazo de la generación parental. Pero es difícil contestar a su pregunta, porque la selección natural puede actuar de una enorme cantidad de maneras.

–Pero, de cualquier manera, uno no ve muchos animales muertos.

–Es que los cadáveres duran muy poco. Los carroñeros se comen los cuerpos muy rápidamente.

–La teoría de la selección natural no estuvo siempre en el mismo estadio. Estuvo el equilibrio puntuado, la síntesis neodarwiniana, Kimura, la deriva genética... ¿En qué estado está ahora?

–La Teoría de la Evolución de hoy no es la misma que la de 1859 de Darwin. Ahora tenemos, obviamente, muchísimas más herramientas para aproximarnos a estudiar toda la problemática de la evolución. Hay una cosa que es importantísima de reconocer: no importa cuán sofisticada sea la herramienta que utilicemos (contar con secuencias de genomas completos, poder saber de qué modos se expresan determinados genes, etc.). Porque todas terminan por servir para corroborar lo que Darwin propuso: la descendencia con modificación y el rol central que ha jugado la selección natural. Eso no implica que la selección natural sea el único mecanismo. La deriva genética es lo que llamamos nosotros “evolución por azar”.

–¿Qué es la deriva genética?

–Es un mecanismo evolutivo en el cual los distintos individuos de una población pueden tener éxito reproductivo diferente, pero independientemente de su constitución genética: simplemente por azar. Imaginemos esta situación: una persona que tiene sus cromosomas X e Y. Existe una probabilidad de ½ de que se le transmita un X y ½ de que se le transmita un Y a la gameta, que es la exitosa y que va a producir un huevo. En el primer caso daría un varón y, en el segundo, una mujer. Eso es en una primera concepción. Supongamos que hay una segunda: las probabilidades son exactamente las mismas. Ahora bien: si un varón tiene solamente hijas mujeres, su cromosoma Y dejó de reproducirse. Y esto ocurrió simplemente por azar.

–Con el tema de la descendencia, es interesante que el propio Darwin admitió no tener ni idea de qué era. El problema es que después emparchó la teoría con una suerte de lamarckismo ad hoc.

–La pangénesis es una herencia de caracteres adquiridos un poco más sofisticada. Esa teoría, de todos modos, fue totalmente desestimada ya antes del siglo XIX por Weissmann, que mediante un experimento muy simple pudo demostrar que si yo hago mucha gimnasia, mis hijos no necesariamente van a nacer musculosos.

–El otro día leía un fragmento de Lamarck en el cual afirmaba que si se le tapara un ojo durante sucesivas generaciones a, por decir algún animal, las ratas, finalmente terminarían por nacer con el ojo atrofiado o por tener un solo ojo.

–Eso, evolutivamente, se ve. Formas de vida que descienden de ancestros con ojos totalmente desarrollados, pero que adquieren una forma de vida subterránea, lo van perdiendo. Es un relajamiento de la selección. ¿Esto qué quiere decir? Los genomas están constantemente bombardeados por mutaciones. Esas mutaciones, lo más probable (y eso lo sabemos desde hace muchos años) es que sean perjudiciales. Si no hay un factor que lo filtre, todo terminaría mal. Ese factor que filtra las malas variantes es la selección natural. Gracias a la selección natural, que detiene las mutaciones que afectarían al ojo, el ojo mantiene su función. Ahora bien: si no hay nada que ver, la mutación por la cual el ojo se ve afectado termina siendo neutra evolutivamente. La selección natural, por lo tanto, no tiene motivos para detenerla. Esto puede parecer lamarckista, pero no lo es: es completamente darwiniano.

–¿Cómo está la Teoría de la Evolución ahora?

–Bueno, pasó por varias revoluciones. Hoy en día contamos con varias ideas y desarrollos que fueron, de alguna manera, incorporados al cuerpo de teoría y a reforzarlo. Hoy en día, por ejemplo, la teoría de Kimura (a la que los defensores del seleccionismo puro criticaban agriamente) se convirtió en algo así como la hipótesis nula de la evolución, a nivel molecular por lo menos.

–¿Qué quiere decir hipótesis nula?

–Es la hipótesis contra la cual tengo que confrontar mis resultados. Es una teoría matemática muy fuerte con predicciones que yo puedo contrastar estadísticamente. Si yo estudio la variación de un gen, lo contrasto con lo esperado por la teoría y veo que estadísticamente no se ajusta a lo que dice la teoría, tengo que proponer otro mecanismo, y no lo que propone la teoría neutralista de la evolución, que es la evolución por equilibrio entre la deriva genética y la tasa de mutación. La teoría de la deriva genética lo que dice, básicamente, es que la mayor parte de las diferencias que hay entre especies a nivel molecular es el resultado de un origen por mutación y evolución aleatoria, es decir que una variante aparece por mutación: o bien se fija, o bien se pierde.

–Hay cosas que son muy fáciles de comprender porque son muy visibles. Por ejemplo, el tamaño, que usted citaba al principio. Pero hay cosas que son mucho más difíciles de entender, ¿no? Pienso, por ejemplo, en las danzas de cortejo de los pájaros.



Diario Página12 30/3/2011.-



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