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Coches apilables, ciudadanos interconectados: el último proyecto del MIT
La ciudad del futuro no es la que Spielberg imaginaría para una de sus películas, porque el paisaje será muy parecido al actual. Los grandes cambios, quizá inapreciables a la vista, construirán una ciudad más humana por cuyas venas correrá, indiscutible, Internet. Inteligentes sistemas de comunicación permitirán un tráfico rodado más fluido y una información precisa en casa, en el coche, en la parada del autobús. Así lo ven y así lo están diseñando los expertos del emblemático Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT): pelotas que siguen el pie del niño, coches apilables, edificios con sensores... La ciudad inteligente desbancará a las urbes industriales, pero sin sobresaltos estéticos. Blade Runner todavía no es el futuro.
William Mitchell sonríe cuando se le pregunta si, en el futuro, viviremos en Blade Runner. El ex decano de Arquitectura del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y uno de los referentes mundiales en la planificación de las ciudades, reflexiona: "Cuanto más tecnológicamente avanzada sea una ciudad, menos se parecerá a Blade Runner [película de ciencia-ficción de Ridley Scott (1982)]. La tecnología tiende a ser ubicua y no intrusiva. Los grandes cambios que están por venir no los veremos. Así que la ciudad del futuro es esta misma".
Mitchell se refiere a Sevilla, donde se ha celebrado el seminario Creatividad e innovación en la cultura digital. El experto ha hecho alusión a su proyecto Smart Cities (Ciudades Inteligentes) en el MIT. En él trabaja un equipo multidisciplinar de arquitectos, urbanistas, informáticos y científicos que imaginan cómo será el urbanismo en las próximas décadas.
La base de la ciudad del futuro será la inteligencia. Las ciudades preindustriales, explica Mitchell, eran "esqueleto y piel", techos y paredes, diseñadas casi en exclusiva para protegernos de las inclemencias del tiempo. Las ciudades industriales construyeron sistemas para la canalización del agua y de la energía. Pero las del siglo XXI serán "organismos vivos", dotados de inteligencia propia. Y su sistema nervioso será Internet.
En la idea de Smart Cities, todos los dispositivos -desde los teléfonos móviles hasta los coches y edificios- tendrán sistemas de inteligencia incorporados y estarán interconectados. El grupo de Mitchell investiga "sistemas de transporte inteligente": las vías y calles tendrán sensores que podrán indicar, en tiempo real, la densidad del tráfico. Enviarán las señales directamente a los coches inteligentes, que decidirán por sí mismos qué trayecto escoger. Los expertos de Smart Cities llevan desde 2003 tratando de reinventar el coche. La idea es mejorar su relación con las ciudades, y con las personas. Han inventado un pequeño coche apilable y eléctrico. El automóvil, pensado para dos pasajeros, tiene cuatro ruedas independientes, que son capaces de rotar 360 grados según la dirección de la conducción. Los ciudadanos cogerían el coche apilado pasando su tarjeta de crédito por un lector, y después lo aparcarían en otra de las pilas repartidas por la ciudad. Otra idea es la subasta de aparcamientos: según Mitchell, los coches inteligentes podrían pujar con otros automóviles por conseguir el mejor aparcamiento de la ciudad.
Los expertos de Smart Cities han diseñado, además, una lente electrónica, parecida a un telefóno móvil, que proporciona información en tiempo real de los edificios o monumentos de una ciudad que el usuario enfoque. También han inventado un coche que se conduce simplemente con el cuerpo, y una pelota que reacciona a los movimientos de los niños: les persigue o se deja perseguir según se muevan ellos. Los investigadores han desarrollado asimismo, un proyecto para la autoridad francesa de transportes con el objetivo de rediseñar las paradas de autobús. La idea es que sean movibles y que los viajeros puedan saber (gracias a su teléfono móvil o cualquier otro dispositivo electrónico) por dónde circula el autobús, y éste, dónde están sus viajeros, y así evitar las paradas vacías.
A Mitchell, que participó en el seminario organizado en Sevilla por la Fundación Telefónica, no se le escapan las dudas que suscitan proyectos como éstos. ¿Qué pasará cuando todo, incluido el ciudadano medio, esté interconectado? ¿Perderemos intimidad? ¿Está suficientemente asegurada la protección de la salud ante el incremento de ondas electromagnéticas? ¿Nos harán estas redes más vulnerables a los ataques cibernéticos? "Entiendo que estas preocupaciones existan, pero no hay evidencias científicas serias todavía de que haya razones para preocuparse". "Lo que yo creo", añade Mitchell, "es que el gran problema no es tecnológico, sino cultural. Descubrimos cosas a gran velocidad, pero no podemos inventar las convenciones sociales para entenderlas con la misma rapidez".
Ésta es la razón de que, al pensar en la ciudad del futuro, muchos imaginen una urbe similar a Blade Runner. Por eso, Mitchell decepcionó al cineasta Steven Spielberg cuando éste le pidió que imaginara cómo sería Washington en 50 años para su película Minority Report y él respondió: "Si quieres la verdad, bastante parecida a como es ahora". Sin embargo, para él, hacer ciudades invisiblemente inteligentes, es "muy emocionante para un arquitecto, porque podemos volver a organizar las ciudades desde un punto de vista más humano".
PATRICIA F. DE LIS - El País - Madrid - 17/06/2007
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domingo, 20 de enero de 2008
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1 comentarios:
Para los que piensan que el futuro va a ser algo totalmente distinto, este articulo los aniquila. Al final tanto imaginarmelo y resulta que los cambios van a ser imperceptibles. Veremos.
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