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martes, 30 de noviembre de 2010

Superado un problema matemático de hace casi 80 años

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El matemático húngaro Simon Sidon planteó, en 1932, al entonces estudiante Paul Erdös un problema fácil de formular, pero muy difícil de solucionar. Tanto, que no ha sido vencido definitivamente hasta ahora; dos matemáticos españoles, junto a un húngaro, han dado con la respuesta. El problema original de Sidon era el siguiente: ¿Cuál es el mayor tamaño de un conjunto de números, todos ellos menores que una cantidad dada, en el que todas las sumas de dos elementos del conjunto dan resultados distintos? Un conjunto de números que cumpla esa condición se llama conjunto de Sidon, por ejemplo 1, 2, 5, 10, 16, 23, 33, 35. No lo es, sin embargo, 1, 3, 7, 10, 17, 23, 28, 35, porque aparecen sumas repetidas (1+23=7+17).

Erdös resolvió a mediados del siglo XX el problema que le planteó Sidon, pero quedó pendiente una versión más complicada: ¿Cuál es el tamaño máximo de un conjunto de este tipo si se permite que cada suma se repita, como mucho, dos veces? ¿Y tres veces? ¿Y...? Este problema, llamado de los Conjuntos generalizados de Sidon, es un clásico de la teoría combinatoria de números, explican los especialistas de i-Math.

Javier Cilleruelo -Universidad Autónoma de Madrid (UAM) e Instituto de Ciencias Matemáticas-, Carlos Vinuesa -UAM y Universidad de Cambridge, Reino Unido- e Imre Ruzsa -Instituto Alfréd Rényi, Budapest- han conquistado ahora el desafío planteado hace 80 años y explican su solución en la revista Advances in Mathematics. Ellos han combinado técnicas probabilísticas, combinatorias, analíticas y algebraicas, para obtener un resultado que Cilleruelo considera "un auténtico encaje de bolillos en que se han engarzado muchas piezas distintas".

El problema no tiene aplicaciones inmediatas.


El País 1/12/2010.-



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Ariel Ardit canta con nosotros

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Cachirliando
Letra : Enrique Uzal
Música : Manuel Berón (Adolfo Manuel Berón)



Disculpen si me presento
Así nomás, como quiera,
Vide abierta la tranquera
Y entré al sentir movimiento.
Me dije: “Pasá un momento”
Y aquí estoy, si no molesto,
Yo soy un hombre modesto
Sin ningunas pretensiones,
Aunque en ciertas ocasiones
Me gusta jugarme el resto...



Porque ande me ven ustedes
Como abolladura ´e jarro,
Llevo chapaleao más barro
Que revoque en las paredes.
Me he visto en tantos enredes
Que hasta de puro goloso,
Me he vuelto un poco mimoso
Pa´ tratarme a la mujer,
Ventajas que da el querer
Cuando el crestiano es güen mozo...



Suelo hacerme el distraído
Tan sólo pa´ acomodarme,
Mas, si pretenden manearme
No me han de agarrar dormido.
Me alargo como un chiflido
Pa´ cuerpear cualquier apuro,
Por eso siempre procuro
Ir derecho por el surco,
Yo soy como tranco ´e turco
“Cortito, pero seguro”...



Y he terminao, que el destino
No deje de protejerme,
Será, pues, hasta más verlos
Me está esperando el camino.
Si por un caso el destino
Me trae por esta vera,
Junto al poste ´e la tranquera
Volveré a atar mi caballo,
Es un decir y me callo
Y que sea hasta que Dios quiera...


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La mujer, el marido, el tren y la estación

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por Adrián  Paenza


El siguiente problema fue seleccionado por Martin Gardner* como uno de los que más le gustó por su sencillez y profundidad. Después de leerlo y eventualmente resolverlo, seguro que le van a quedar algunas reflexiones, pero la más importante tendría que ser: ¿cuántas veces en la vida cotidiana creemos estar ante un problema que o bien no tiene solución o bien creemos que nos faltan datos para resolverlo?



Bien. Este es un magnífico ejemplo para poner a prueba no el ingenio (cuya definición me resulta muy resbaladiza) sino la capacidad para poder pensar desde otro lugar.



Ahora, basta de generalidades. Acá va el planteo.



Un comerciante viaja a su trabajo todos los días usando el mismo tren, que sale de la misma estación y que tiene los mismos horarios, tanto de ida como de vuelta.
Para colaborar con él, su mujer lo lleva a la mañana hasta la estación y, luego, lo pasa a buscar a las 5 de la tarde con su coche, de manera tal de ahorrarle un viaje en colectivo.
Para el problema, lo importante es que la mujer lo encuentra todos los días a la misma hora, a las 5 de la tarde, y juntos viajan a su casa.
Un día, el marido termina su trabajo más temprano y toma un viaje previo que lo deposita en la estación a las 4 de la tarde (en lugar de las 5 como es habitual).
Como el día está muy lindo, en lugar de llamar a la mujer para contarle lo que hizo, decide empezar a caminar por la calle que usa ella para ir a buscarlo.
Se encuentran en el trayecto, como él había previsto. El marido se sube al auto y juntos vuelven a su domicilio, al que llegan diez minutos antes de lo habitual.
Si uno supone la situación ideal (e irreal también), de que:

a) la mujer viaja siempre a la misma velocidad,
b) sale siempre a la misma hora de la casa para ir a buscar a su compañero,
c) el hombre se sube al auto en forma instantánea y sin perder el tiempo,
d) nunca aparece nada extraño en el camino, ni semáforos que dilaten o aceleran el tránsito, etc.,

¿puede usted determinar cuánto tiempo caminó el marido cuando ella lo encontró?

Hasta aquí, el planteo. Un par de reflexiones antes de escribir la solución. Como se da cuenta, el problema en sí mismo es una verdadera pavada. La belleza consiste en que no hay que utilizar ninguna herramienta sofisticada, ni ningún recurso extraordinario. Sólo que hay que pensar y, para eso, usted decide cuándo y cómo lo hace. Lo único que le pido es que me crea que vale la pena.
Dicho esto, quiero hacer un par de observaciones. Luego de pensarlo un rato, uno empieza a sospechar que al problema le faltan datos. Por ejemplo, uno cree que le hace falta saber:

a) la velocidad a la que caminaba el marido
b) la velocidad a la que manejaba la mujer
c) la distancia entre el domicilio y la estación

y seguramente habrá más cosas que usted pensó que me olvidé de poner aquí. No. No se necesita más nada. O sea, siga sola/o con lo que tiene, que es suficiente. La única concesión que me tiene que hacer es aceptar que las condiciones son ideales, en el sentido de que el hombre no pierde tiempo cuando sube al auto, que el auto gira en forma instantánea para ir de una dirección a la otra, que la mujer sale siempre a la misma hora para buscar al marido, etc.

Solución

Con los datos que uno tiene, se sabe que la mujer y el marido llegaron a la casa de vuelta diez minutos antes que de costumbre. Esto significa, que la mujer viajó diez minutos menos en el auto, o lo que es lo mismo, cinco minutos menos en el viaje de ida y cinco minutos en el viaje de vuelta.
Dicho esto, ahora podemos (juntos) concluir lo siguiente: el marido caminó 55 minutos desde la estación hasta el lugar en donde encontró a la mujer. ¿Por qué?
La mujer siempre pasa a buscar al marido a las 5 de la tarde. Como tuvo que haber manejado cinco minutos menos al ir, eso significa que lo encontró a las 4.55. De esta forma, al dar la vuelta en ese momento, como también manejará cinco minutos menos al volver, llegarán 10 minutos antes de lo habitual.

Conclusión: el señor caminó 55 minutos.

Como se ve, una vez conocida la solución, el problema en sí mismo es muy fácil. Claro, es muy fácil una vez que uno conoce cómo se resuelve, pero la moraleja que pretendo sacar con este ejemplo es mostrar cómo muchas veces uno mira un problema desde un lugar equivocado, quiere forzar mentalmente que algo pase y, cuando le parece que no le alcanza, protesta porque cree que le faltan datos. Bueno, este ejemplo muestra lo contrario, y una vez más forma parte de la belleza de la matemática, que provee una herramienta para aprender a pensar de una potencia maravillosa.



* Martin Gardner, nació en 1914 en Tulsa, Oklahoma, Estados Unidos. Es uno de los más prolíficos y brillantes escritores y difusores de la matemática creativa que conoció el siglo XX. Su actividad se prolonga aún hoy, a punto de cumplir 93 años. Las columnas que escribió por 25 años en la revista Scientific American se transformaron en un clásico de la literatura dedicada a este campo. Es considerado por una abrumadora mayoría como el verdadero “gurú” de la especialidad.

 
Diario Página12  20/7/2007.-
 
 
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Ruido y silencio en las nuevas tecnologías de la información

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por el Prof. Guillermo Alberto Cuadrado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad .Nacional de Cuyo y
el Prof. Juan Ernesto Calderón Jefe de Trabajos Prácticos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo.




Introducción


Es conocido que el ruido y el silencio son fenómenos inherentes a los procesos de comunicación. Sin embargo, en la actualidad y como consecuencia de la irrupción masiva de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (tics), se presentan con manifestaciones que despiertan el interés de la filosofía, porque influyen en el modo de ser, conocer y actuar de las personas. En todo lenguaje, natural o artificial, existen reglas para que los mensajes preserven la información que poseen. Esta última es un objeto relacional emergente que se constituye cuando los vínculos entre sujetos, conocimientos y medios son los adecuados, pero cuando la adecuación no existe surge el ruido o el silencio. Así, por ejemplo, en todo lenguaje natural existen fenómenos de sinonimia y homonimia, regulados por reglas que deben conocer los hablantes en su roles alternantes de remitentes y destinatarios de mensajes.
La sinonimia favorece las posibilidades expresivas usando palabras distintas para el mismo objeto. En este caso el hablante debe conocer las instancias de substitución que generan ex-presiones equivalentes. En cambio la homonimia, atiende a la economía del lenguaje usando la misma palabra para nombrar objetos diferentes. Luego el hablante, teniendo en consideración el contexto debe seleccionar el referente adecuado representado por el homónimo. Se puede advertir entonces que, si existen hablantes que desconocen las reglas de substitución de la sinonimia o de asignación de la homonimia, se generaran ruidos o silencios en sus procesos de comunicación. El ruido aparece cuando se recupera más información de la que se buscaba, en ese sentido la homonimia tiene a producir este fenómeno, mientras que el silencio se da cuando no se encuentra la información buscada, a pesar de que dicha información efectivamente existe, eso generalmente ocurre cuando se busca un referente sin considerar sus sinónimos. Sin embargo, a pesar de que ambos problemas siempre han estado presentes, cobran mayor relevancia en el contexto de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, por lo menos así lo atestiguan las experiencias de recuperación de información en las redes informáticas de cobertura amplia, como es el caso de Internet.
El objetivo del presente trabajo es mostrar como intervienen las propiedades y operaciones propias de la información que fundamentan los mecanismos de las nuevas tecnologías informatizadas y examinar los efectos en los fenómenos de ruido y silencio que surgen de éstas. Para sistematizar el estudio se han considerado las dimensiones sintáctica, semántica y pragmática de la información y las operaciones inherentes de ésta. A fin de alcanzar este propósito este trabajo se divide en tres partes: aproximación de concepto de información; nuevas tecnologías de tratamiento de la información y su influencia, y problemas y soluciones de los problemas del silencio y el ruido en el ámbito de las nuevas tecnologías.

1. Qué es la Información

“La información es sólo aquello que se entiende”, con esta afirmación de von Weizsacker, Küppers1 subraya el hecho general que sólo cuando existe un remitente y un destinatario se puede hablar de la información. Además, señala que ésta sola¬mente puede comunicarse en forma acústica, óptica, o de otras formas y está representada por unidades elementales o símbolos (caracteres, letras, ...) cuyo reconocimiento surge de un acuerdo semántico convenido entre el remitente y el destinatario. Los símbolos constituyen dos niveles semánticos: aislados forman el microestado y combinados el macroestado. Y, desde luego, la información no es absoluta, sólo existe en referencia a esos dos niveles, que presuponen estructuras de comunicación, necesarias y comunes, sin las cuales no es posible un intercambio significativo de información que permita el entendimiento mutuo. Küppers sostiene que la información posee tres dimensiones: a) la sintáctica que comprende relaciones entre los caracteres individuales; b) la semántica, que relaciona caracteres individuales entre sí y lo que ellos significan y; c) la pragmática, que relaciona caracteres individuales entre sí, lo que ellos significan y las acciones que implican para el remitente y el destinatario. Con este punto de vista, el aspecto pragmático de la información contiene una parte semántica y éste a su vez una parte sintáctica. A la inversa, la información sintáctica no tiene sentido si el destinatario no está en la posesión de la semántica, la que es impensable sin la pragmática, porque el reconocimiento de la semántica como tal debe causar alguna reacción en el destinatario. Sin embargo la resolución del concepto de información en las dimensiones sintáctica, semántica y pragmática sólo se justifica en beneficio de una representación simple de ésta.
Floridi2, en cambio, sostiene que la información es un fenómeno polimorfo y un concepto polisemántico, según sean el nivel de la abstracción adoptado y las restricciones y propósitos que orientan una teoría. También sostiene que no hay que esperar que un solo concepto de información explique las numerosas aplicaciones posibles de este campo general. Mientras que Langefors, información es algún mensaje o tipo de conocimiento utilizado para decidir o actuar y la distingue del dato cuando éste es entendido como uno o más términos representados por un conjunto finito de símbolos, que pueden ser dígitos decimales o letras alfabéticas o señales eléctricas binarias (representación digital).3 En similar acepción, el diccionario de la Real Academia Española indica que ‘dato’ proviene del latín datum con el significado de “lo que se da”, “hecho” y que por ello es el material original de la información. Los datos se representan por símbolos y sólo son información en sentido limitado. Otra acepción4 sostiene que los datos son “fracturas en la tela del ser”, es decir, carencias de uniformidad o singularidades que se producen en la realidad. Estos son proto-epistémicos dado que existen antes de su interpretación y constituyen el vínculo que tiene la información con el mundo externo distinto de ella misma. En una posición aproximada, Sanders sostiene que informa¬ción es un conjunto de datos arreglados y ordenados en forma útil, es el conocimiento relevante producido como resultado del procesamiento de datos y adquirido por la gente para realzar el entendimiento y cumplir con propósitos específicos.5 En este caso la información se representa con datos y es una condición que precede a toda acción, incluida la de decidir.
Por otra parte, para Masuda existe información cognoscitiva cuando un sujeto recibe estímulos de un objeto y responde con una acción para obtener algún tipo de valor de uso. Esto supone que existe una proyección hacia el futuro que selecciona las acciones en forma lógica. Si además se admite la existencia de fines, esta definición puede utilizarse para la detectar, prever y conseguir objetivos. Cuando la información cognoscitiva es utilizada para desarrollar un trabajo efectivo, orientado a la producción, que requiere cierto grado de pericia, este autor la denomina tecnología, en cambio la considera conocimiento cuando la comprensión de las relaciones causa-efecto de un fenómeno particular que ocurre en el ambiente exterior, se abstraen y generalizan.6 Lo que significa, a juicio de los autores, que la existencia de conocimiento, según Masuda, depende de un proceso de teorización.
Por otra parte, la teoría de la información de Shannon mues¬tra que es útil medir la cantidad de información de un mensaje por el número de símbolos requeridos para expresar un acon-tecimiento del modo más corto posible. Cuando se considera un hecho (f), la información de éste (I(f)) es inversamente proporcional a su probabilidad (pf) de ocurrencia [I(f) = -log(pf )].7 Esta ecuación supone como propiedades subjetivas tanto el conocimiento previo del destinatario como la probabilidad de ocurrencia del hecho, la que además es a priori, porque se trata del valor de expectativa de novedad del mensaje.
En la teoría de Shannon la información es relativa y además, significa que “lo obvio no informa”. “Que el sol saldrá mañana” no es información para nadie, pero decir que “en la región A cayó granizo y las vides se destruyeron en un treinta por ciento, aproximadamente” y el hecho efectivamente ocurrió, es una información relevante para las personas vinculadas con esa actividad. Mientras menos probable es la ocurrencia de un hecho, mayor es su contenido informativo, cuando éste realmente ocu¬rre. Un mensaje con una probabilidad a priori igual a uno (pk =1) no le dice nada nuevo al destinatario.
La aparente ambigüedad que introduce la probabilidad subjetiva a priori de la fórmula de Shannon, se elimina distinguiendo entre información actual, la que el destinatario ya posee e información potencial, la que éste poseerá cuando el siguiente mensaje haya llegado. De este modo, el valor de expectativa de novedad de un mensaje, debe entenderse como información potencial, que expresa la idea de una ganancia en la información y además, establece una unión con el futuro, en el sentido que puede ser obtenida de una observación.8
A pesar de la pluralidad de significados de información es posible establecer una caracterización que permita comprender los fenómenos de ruido y silencio, en el marco de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (tics). En ese sentido contribuye a este propósito la Teoría General de los Sistemas, cuya generalidad es tan grande que es difícil encontrar ejemplos que no puedan ser descritos por ella. Los sistemas son objetos complejos, cuyas partes están ligadas entre sí. El carácter sistémico del término ‘información’ lo revelan las locuciones ‘algo es información para alguien’ o ‘la información es sólo aquello que se entiende’ ya presentada. Ambas establecen una relación sistémica entre una señal, una idea y una o más personas.
Existen tres tipos de sistemas: materiales, conceptuales y semióticos. Son ejemplo de los primeros los átomos, las células y las empresas; de los segundos las proposiciones, las clasificaciones y las teorías y, de los terceros las señales camineras, los textos y los diagramas. Por otra parte, los sistemas se caracterizan por su composición, entorno, estructura y proceso o mecanismo que determinan su funcionamiento. Tienen propiedades emergentes que no existen en sus componentes individuales, por ejemplo, la vida de una célula, la energía de disociación de una molécula o el valor de verdad de una proposición. Un punto de vista adecuado a los fines de este trabajo es estudiarla como un sistema de entradas y salidas. La relación entrada-salida determina que un sistema sea: a) informado cuando recibe y no entrega información; b) informante cuando informa sin recibir y; c) de información cuando la recibe y entrega.9 Con estas característica y teniendo presente la localización de las decisiones o el sistema de representación de los mensajes se pueden analizar, por ejemplo, una unidad de adquisición de datos de un campo petrolero que es el sistema informante de otro sistema mayor, la consola de control de una destilería de petróleo que se comporta como un sistema informado para el operador, en tanto que un navegador aéreo automático se comporta como un sistema de información. En realidad, todos son sistemas de información, pero cuando se conmuta de un sistema de señales a otro surge la apariencia de sistema informado, informante o de información.
Ahora bien, considerando la información como un sistema u objeto complejo es posible caracterizar sus propiedades y las operaciones que se efectúan con ella. Hay elementos predo-minantes que determinan sus propiedades, como los hechos u objetos, los signos que forman el mensaje, el sistema de codificación que asigna hechos u objetos a conjuntos de signos, el sujeto que interpreta la codificación y, el repertorio de acciones posibles que éste puede elegir. Por ellos los autores de este trabajo, coincidiendo con Küppers, consideran que representar la información con las dimensiones sintáctica, semántica y pragmática es más simple. También considera que la información es una propiedad emergente del mensaje como sistema ordenado de símbolos y de sus realciones con el entorno y el destinatario. La información sintáctica tiene sentido si el destinatario conoce la semántica, la que debe causar alguna reacción sobre éste y por ello es impensable sin el conocimiento de la pragmática.
La información sintáctica es la que está representada en un mensaje expresado por un conjunto de símbolos, que reafirman la idea de que no puede haber información sin mensaje, que necesariamente requiere de un soporte material. El nivel semántico implica la existencia de un macroestado y un microestado de la información. Por ejemplo, en un lenguaje escrito que contiene letras, el macroestado (M) es una secuencia lineal, una palabra por ejemplo, que a su vez, consiste de n letras. Cada uno de los modos posibles de ordenar las letras costituye el microestado (m). La cantidad de información, según Shannon, depende de la relación a priori de dos niveles semánticos entre los siguientes cuatro posibles: formas geométricas (G), letras (L), palabras (W) y oraciones (S). De este modo un macroestado en el nivel (S oraciones) tiene microestados en los niveles (W palabras), (L, letras), y (G formas geométricas). A la inversa, con relación al nivel (G formas geométricas), hay macroestados en los niveles (L, letras), (W palabras), y (S oraciones). Sólo el conocimiento pleno del microestado redunda en un mayor conocimiento de la información potencial contenida en el macroestado.10
El aspecto pragmático de la información se manifiesta cuando un acontecimiento o un mensaje cambian al destinatario o en su estructura cognitiva o induce en él buena disposición para realizar alguna acción dirigida a un objetivo. Las principales componentes del aspecto pragmático de la información son novedad y confirmación. Existe novedad cuando un acontecimiento particular se le presenta al destinatario por primera vez y le produce sorpresa. Esto significa que novedad e información, de acuerdo con la Teoría de Shannon, son dos aspectos equivalentes del mensaje que quedan cuantificados por su ecuación. Por otra parte existe confirmación en el mensaje, cuando éste tiene algo que no es nuevo que le asegura al destinatario que se trata de un acontecimiento significativo. Los mensajes significativos confirman la existencia de estructuras relacionales de comprensión en el destinatario, que por repetición y redundancia, confirman las estructuras semánticas de éste. La redundancia asegura la transmisión fiel de todos los símbolos del mensaje, preservando la información entre remitente y destinatario cuando existe ruido en el canal de comunicación. El intercambio de informa¬ción entre ellos se produce si ambos poseen una base semántica común. Sin ese conocimiento previo el destinatario no puede identificar como un mensaje la secuencia de símbolos que recibe del remitente.11
Por otra parte, las operaciones que se efectúan con la información son tres solamente: almacenamiento, procesamiento y transmisión. Estos elementos están siempre presentes pero puede haber un énfasis puesto en una de las operaciones y con este criterio se pueden clasificar objetos cotidianos o instituciones sociales. Así, por ejemplo, predomina el procesamiento en calculadoras y ábacos, institutos de estadística, oficinas de impuestos, bancos, institutos de previsión social; en cambio es preponderante el almacenamiento en libros, discos, bibliotecas, museos, registros civiles y tantos otros; mientras que hay énfasis en la comunicación en teléfonos, celulares, radios, televisión, instituciones educativas y así siguiendo con una extensa lista.

2. Impacto de las nuevas tecnologías de la información

Cuando se prescinde del contenido del mensaje y se tiene en cuenta el sistema de comunicación nada más, se puede observar que éste está ideado para trasmitir cualquier selección de un repertorio, por ejemplo, el timbre de una casa está diseñado para trasmitir uno de dos mensajes posibles. Si el repertorio aumenta también aumentan los mensajes disponibles, en principio todos ellos vacíos de contenido. Hay que recordar que, como señala De Saussure12, el significado de un signo es siempre arbitrario. Esto indica que la información, en cuanto interpretación del mensaje, surge de una convención entre remitente y destinatario, que codifica y estructura símbolos, como letras, números, figuras que luego se comunican a través de un canal cualquiera.13
Esta correspondencia entre signos y conceptos permite afirmar:

a) que la información es un objeto virtual y el mensaje que la representa es un objeto semiótico que relaciona los signos con los conceptos;
b) la condición necesaria para que la comunicación es que signos, conceptos y la correspondencia entre ellos, permanezcan invariantes;
c) la condición suficiente para que exista comunicación se da cuando el remitente codifica la información en un sistema de signos, para representar un hecho o un objeto que está ausente y el destinatario toma en consideración el hecho al conocer el mensaje.

Ahora bien, para producir mensajes se necesita un lenguaje, el que consiste en un alfabeto o conjuntos de signos, una gramática o de reglas de uso y reglas de interpretación. Cada sucesión finita de signos del lenguaje se llama expresión y las reglas para su empleo (gramática) son: i) reglas de formación que indican las secuencias de signos admitidas en la construcción expresiones correctas; ii) reglas de transformación que permiten sustituir algunas expresiones correctas por otras equivalentes para formar otras nuevas que también son correctas. Las reglas de interpretación establecen relaciones entre los signos y sus significados, que pueden ser internos o externos al sistema.14 Estas últimas son las que van a establecer los vínculos entre el macroestado y el microestado.
En el caso de las nuevas tecnologías informatizadas, con alto grado de automatismo y autonomía, como computadoras, teléfonos celulares, navegadores o posicionadores, se trata de sistemas que integran unidades físicas de almacenamiento, procesamiento y transmisión y además poseen un sistema jerarquizado de lenguajes que permite la comunicación entre la máquina y el usuario. Las unidades físicas que almacenan, procesan y trasmiten información se comunican entre sí utilizando un ‘lenguaje de máquina’ codificado con dígitos binarios, si se siguen las recomendaciones de diseño de Von Neuman. Estos digitos determinan estados internos de tensión, magnetización o luminosidad de la máquina física, que materializan todos los mensajes posibles. Luego sobre el lenguaje de máquina se monta otro lenguaje llamado ‘sistema operativo’ que permite la independencia de las particularidades físicas de la máquina y cargar en ella programas específicos de nivel semántico y pragmático que administran la máquina usando una jerarquía de niveles de lenguajes.
El diseño de estas máquinas implementa redundancias y consistencias de modo tal de evitar el ruido en la comunicación. En ese sentido los programas (procesadores de textos, administradores de bases de datos, graficadores y tantos otros) tienen la característica de haber gramaticalizado ciertas actividades humanas, representándolas en lenguajes (software) y luego han automatizando sus reglas de transformación, para que personas con pocos conocimientos sean eficientes utilizándolos. Pero como la información potencial contenida en el macroestado proviene sólo del conocimiento pleno del microestado, luego el silencio y el ruido se introducen subrepticiamente, a través de la falta de capacitación de los usuarios. Esto es casi inevitable porque los programas están dirigidos a legos en informática, para lograrlo se automatizan las reglas de transformación y por ello el usuario sólo necesita las reglas de formación. Dicho de otro modo, éste debe saber pedir lo que desea hacer y en caso de dificultad para la tarea, puede solicitar cómo hacerlo, utilizando una ayuda que provee explicaciones y formas de uso. El hecho concreto es que los programas se utilizan en una parte muy reducida del potencial que poseen, que es una forma de silencio.
Las nuevas tecnologías de la información y comunicación han recibido contribuciones de muchas disciplinas, pero materialmente están sostenidas por la electrónica, cuyo rápido avan-ce ha permitido la disminución del tamaño de los equipos en forma sostenida. En consecuencia, estos equipos requieren menos material de fabricación y menos energía funcionar. Esto ha permitido que se abaraten y que su uso se haya difundido en forma exponencial. La clave para comprender este fenómeno radica en dos descubrimientos que hizo la electrónica. Uno fue el descubrimiento del transistor que permitió sustituir las válvulas, hecho que produjo la reducción del tamaño y de la energía consumida. El otro fue encontrar la forma de integrar varios transistores en una única pieza de silicio, denominada ‘chip’. Con ellos se construyen las memorias, los microprocesadores, los conversores de señales y toda una gama de productos para propósitos especiales. Los chips duplican la cantidad de transistores cada año medio, sin cambios notables de tamaño. Esta miniaturización es posible gracias al dominio de la materia a nivel molecular, pero también se debe al hecho de que los signos son arbitrarios y por eso su representación se puede modificar continuamente. Este abaratamiento de la tecnología trae como consecuencia su divulgación en gran parte de la población de todos los países y con ello se introducen nuevas formas de ruidos y silencios en las prácticas de comunicación.

3. Prevención y producción de ruido y silencio

Cuando se respetan las reglas de formación del lenguaje usado, el mensaje es sintácticamente correcto. Por ello los lenguajes artificiales de las tecnologías informatizadas detectan los mensajes que violan las reglas sintácticas y los eliminan en forma automática, previniendo de esta manera ruidos o silencios. Por otra parte, la información es semánticamente posible cuando las propiedades asignadas a los objetos realmente les corresponden, por ejemplo en ‘El águila vuela’, la propiedad de volar le corresponde al águila. Pero puede ocurrir que el mensaje esté bien construido sintácticamente, pero carece de sentido, así por ejemplo en ‘La luna está triste’, estar triste es una propiedad humana, que no le corresponde a los cuerpos celestes. Por último, un mensaje es información para alguien, si además es pragmáticamente pertinente. Esto significa que el contenido del mensaje interesa a un sujeto o a una entidad, porque se va a obtener algún valor de uso o se relaciona con algún propósito que tiene o trae alguna novedad sobre lo ya conocido. Luego, para que un mensaje pase a la condición de información, debe cumplir condiciones sintácticas, semánticas y pragmáticas, caso contrario habrá situaciones de ruido o de silencio según sea el caso.
Actualmente las nuevas tecnologías implementan correctores sintácticos eficientes a nivel de palabras y de oraciones, pero no pueden detectar errores semánticos como los indicados y mucho menos a nivel pragmático donde el destinatario evalúa la novedad, el propósito o el valor de uso. Sin embargo, es precisamente en estos dos aspectos donde la denominada ‘inte-ligencia artificial’ realiza esfuerzos importantes con resultados que parecen ser promisorios.
La divulgación masiva de las nuevas tecnologías informatizadas está sostenida por el abaratamiento de la electrónica que produce la miniaturización y compactación de sus componentes y además, por los avances en la explotación sistemática del espectro electromagnético. Esta divulgación soluciona ciertos problemas y genera otros. Los sistemas informáticos son seguros y estables desde un punto de vista sintáctico, pero por vía de la semántica y la pragmática se introducen nuevos problemas, que se dan porque la información emergente del mensaje está en función del conocimiento del destinatario, que depende del conocimiento del lenguaje y de la idea que tiene sobre cómo funciona el mundo. Si además se tiene en cuenta que los sujetos no tienen el mismo conocimiento, se advierte que de un mismo mensaje pueden surgir distintas interpretaciones. Entre los problemas semánticos y pragmáticos se destacan los vinculados con: la validez y confiabilidad de las fuentes de información; el uso del tiempo que hace el destinatario y la seguridad de los datos de éste. Importa destacar en relación con la fuente de información que su validez es la que permite que la información responda al propósito buscado, mientras que su confiabilidad es una medida de la aproximación que tienen los datos con los hechos, dicho de otro modo, mide cuanto tienen de verdad los datos.
Si se tiene en cuenta que la información se constituye de datos que se capturan de una porción de realidad, las fuentes se puede clasificar en:

a) instrumentos que tienen rutinas de control y calibración para asegurar la validez y la confiabilidad; b) instituciones que adhieren a sistemas de auditoria externa para asegurar la confiabilidad de los datos, por ejemplo un Instituto de Estadísticas y Censos; c) personas cuya validez reposa en una trayectoria que le confiere la autoridad epistemológica o no, sobre el sujeto que recibe la información.

Las condiciones de validez y confiabilidad de la fuente de terminan que los datos que constituyen la información serán aceptados como verdaderos. Los problemas de ruido surgen cuando se acepta como válida y confiable una fuente que no lo es. Luego datos falsos inducen a decisiones erróneas que pue¬den tener consecuencias negativas para alguien. Es el caso de las instituciones que calculan índices de pobreza o de inflación, con datos mal medidos o inventados, que luego inducen a formar una idea distorsionada de la realidad o a eludir obligaciones contractuales. También es el caso de instrumentos que han provocado accidentes aéreos por que se aceptaron como verdaderas lecturas de sensores que no estaban funcionando correctamente. Otra situación que sirve de ejemplo se da con los bancos y las empresas que ofrecen operar por Internet también. Existe un fraude llamado ‘phishing’ que consiste en simular la identidad del banco en otro sitio web, con el objeto de obtener números de tarjetas de crédito, contraseñas de cuentas bancarias u otros datos personales de una víctima, que luego son utilizados en su perjuicio.
Entre los problemas de ruido y silencio también hay que considerar: a) los razonamientos por analogía que pueden aparentar sentido sin tenerlo generando vacíos conceptuales y b) las profecías y las promesas, porque hay que esperar el futuro para saber si son verdaderas. En estos casos, la aceptación de la información como verdadera depende de la valoración subjetiva de la fuente, de la asignación de sentido a algo que podría no tenerlo o de creencias. En esta categoría se ubican los denominados ‘hoaxes’, que son mensajes con textos alarmantes sobre catástrofes, aparición de nuevos virus informáticos, promesas de consumación de deseos si son replicados o de sanciones y calamidades en caso de no hacerlo, apelaciones a la sensibilidad por supuestos niños enfermos, métodos para recibir regalos de grandes compañías, mensajes de amor y esperanza, a veces mezclados con temas religiosos, chistes. Todos tienen exhortos pidiendo la replicación del mensaje y algunos además prometen premios por replicarlos y castigos por no hacerlo. Los móviles de la replicación de hoaxes son la superstición, la creencia y el agnosticismo trivial de no saber si se cree o no en el contenido del mensaje, pero frente a la amenaza, se lo replica por precaución. En este caso es la condición de novedad la fuerza impulsa la replicación
Los problemas de ruido y silencio vinculados con el tiempo y la seguridad del destinatario se relacionan con el hecho de que éste, al recibir un mensaje, debe leerlo para conocer su contenido y luego evaluar la condición de novedad, para saber si obtendrá algún valor de uso o si servirá a alguno de sus propósi¬tos. En los ambientes donde los mensajes son sobreabundantes, como en el correo electrónico, leerlos significa una inversión importante de tiempo. Además algunos mensajes pueden traer programas subrepticios que atentan contra la seguridad del receptor. Es el caso de los programas espías, usados para obtener información de la víctima con fines fraudulentos o los virus, que atentan contra el correcto funcionamiento de la computadora o contra la integridad de los datos, ambos están vinculados a la producción de ruido o silencio. Hay ruido cuando se introduce una corrupción en los datos del receptor o silencio cuando se destruyen sus archivos. Para evitar estos problemas se instalan filtros que son programas defensivos anti-virus y anti-espías. Pero se trata de un juego de nunca acabar, porque siempre aparecen nuevos virus y espías para vulnerar la seguridad de los sistemas informatizados.
Una variedad de ruido importante dentro de las nuevas tecnologías informatizadas son los consumidores de tiempo, que, como su nombre lo indica, gastan ese preciado recurso. Entre ellos se destacan los denominados ‘correos basura’ o ‘spam’, constituidos por los hoaxes y por los anuncios de ofertas comerciales de todo tipo, incluidas las sexuales, e infundios y chistes sobre gobiernos, empresas, políticos. Los servicios de red intentan detectar el mayor número posible de correos spam instalando filtros, que agregan la expresión ‘[SPAM]’ en el campo de correo denominado ‘asunto’. Estos filtros analizan el mensaje teniendo en cuenta: origen, destinatarios, asunto, palabras clave en el texto, spam de días anteriores. Los virus son totalmente identificables, pero los spam no. Cuando no se los detecta se denominan ‘falsos negativos’ y su efecto es el consumo del tiempo de lectura del destinatario, mientras busca la condición de novedad. Por otra parte, cuando un mensaje importante para el destinatario, es identificado por el sistema de filtros como spam, situación llamada ‘falso positivo’, se puede introducir un silencio si el mensaje es borrado.
Por último atendiendo a la utilidad que la información tiene para el usuario o grupo de usuarios, las nuevas tecnologías de la información brindan la posibilidad de que el sistema aprenda y sepa cuáles son las preferencias y/o intereses que guían la búsqueda de información de parte de un usuario o de un determinado grupo. Así, por ejemplo, muchas bibliotecas cuentan con lo que se llama ‘perfiles de usuario’ e inclusive muchos sitios de Internet ofrecen un servicio de alertas cuando aparece algo que pueda ser de interés para el usuario. Pero los problemas de ruido y silencio persisten en las búsquedas automáticas, por homonimia el primero y por fenómenos de sinonimia el segundo, mientras que en los sistemas de comunicación es inevitable la replicación de mensajes que tienden a producir la saturación de los mismos por vía del mecanismo de confirmación entre usuarios que envían hoaxes para pretender que están comunicados aunque no tengan un contenido que trasmitir.

4. Conclusión

Las nuevas tecnologías han creado la dimensión cuasi-instantánea del procesamiento, la memorización y la transmisión de la información, permitiendo extender la presencia humana disolviendo el espacio geográfico y acelerando los tiempos de búsqueda de información. Sin embargo, junto con lo anterior, se han acrecentado los problemas de silencio y ruido. Frente a estos, las nuevas tecnologías han desarrollado estrategias que a la vez que reducen algunos problemas, generan otros, ambos tienen su fundamento en la semiótica y el la epistemología. Reconocer este fundamento nos brinda un acercamiento más profundo a las soluciones de los problemas de ruido y silencio que plantean las nuevas tecnologías de la información. Las condiciones semánticas y pragmática que debe cumplir un mensaje para transformarse en información, discutidas en este trabajo, muestran el aspecto subjetivo de ésta y permite descubrir por qué una información puede tomarse como verdadera sin serlo y prever sus consecuencias, lo que permite analizar aspectos de la seguridad de los sistemas y estudiar fenómenos sociales de la información.


Notas


1 Bernard Olaf Küppers. Information and the Origin of Life. Institute of Technology, Massachusetts, 1990. p. 32
2 Luciano, Floridi. Semantic Conceptions of Information. Stanford Enciclopedia of Philosophy, 2005, en web: http://plato.stanford.edu/ consulta 20/06/08
3 Borje, Langefors. Teoría de los sistemas de información. 2ª Ed. El Ateneo, Buenos Aires, 1976. p. 197
4 Luciano Floridi. Semantic Conceptions of Information….
5 Bernard Olaf Küppers. Information and the… p 34; H. Donald Sanders. Informática: presente y futuro. Mc Grow Hill, México, 1985.p.12; Raúl Saroka y Collazo Daniel. Informática para ejecutivos. Macchi, Buenos Aires, 1996. p. 8-10
6 Joneji Masuda. La Sociedad Informatizada como Sociedad Post-Industrial. Tecnos, Madrid, 1981.p. 70-74
7 Sauchelli, Victor Hugo. Principios de sistemas de comunicación. Universidad Tecnológica Nacional, Córdoba, 1983.
8 Bernard Olaf Küppers. Information and the… p 37
9 Henryk Greniewsky. Cibernética sin Matemáticas. Fondo de Cultura Económica, México, 1965.
10 Bernard Olaf Küppers. Information and the… p 41-44
11 Bernard Olaf Küppers. Information and the… p 51-53
12 Ferdinand De Saussure. Curso de lingüística general. Planeta – Agostini, Barcelona, 1994.p. 104
13 David Hawkridge. Informática en la Educación. Kapeluz, Buenos Aires, 1985. p. 23
14 Charles Morris. Fundamentos de la teoría de los signos. Paidós, Barcelona, 1994. p. 23-26; Ernesto Battistella. Introducción a la Lógica Simbólica. Universidad del Zulia, Caracas, 1973. p. 47-60


Philosophia. Anuario de Filosofía, No. 68 Año 2008


 
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jueves, 18 de noviembre de 2010

Aca seca trio (con León Gieco) canta con nosotros

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El principe azul
Eduardo Mateo






Sueñas el príncipe azul
nena chiquita eres tú
luna de queso tendrás
cuando la luna salga

Suenan las doce y tendrás
zapatitos de cristal
príncipe azul ya vendrá
ratoncitos lo traerán

Cuando despiertes del sueño
ya no tendrá luna el cielo
debes salir
a buscar ese beso

Sigue tu sueño mejor
bosque encantado tendrás
junto al conejo tambor
y blancas ardillas


Cuando despiertes del sueño
ya no tendrá luna el cielo
debes salir
a buscar ese beso

Sueñas el príncipe azul
nena chiquita eres tú
luna de queso tendrás
cuando la luna salga



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miércoles, 17 de noviembre de 2010

Amanda Berenguer en nuestro rincón poético

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Comunicaciones



Urge el pensamiento conectando
¿se siente? ¿alguien entre líneas?
¿errata? ¿paréntesis? ¿qué signo?
¿escuchan?
(La claridad del lenguaje
tiene apenas
la intensidad ambigua del poniente)
Estamos aquí, lanzados a la noche
terrestre, apretujados,
aquí, en la noche terrestre, aquí
en la noche terrestre.
De nuevo el hilo
el cable roto, el deslumbrante
cortocircuito.
¿No oyen? ¿No se oye?
Palabras mías, insensatas,
hechas de furor y de locura,
cuantiosa tesitura negra
a borbotones desbordándose
hacia dentro, hacia
el fondo
interpolado de rígidas luciérnagas.

Tiembla y destella, hace señales,
todas son huellas de la eternidad,
enumeradas y prolijas,
cuernos de caza, al mundo
aullidos de perros, está el desierto,
toques de peligro, inútilmente,
pasos cambiados, ¿dónde?
campanas para niebla, una piel fosforescente,
pedidos de auxilio, y envenenada,
sirenas de patrulleros, llamando,
gritos de alarma, solo, solo, solo,
bocinas de ambulancias, se hace tarde,
quiero saber si se hace tarde.

Un código de emergencia,
un vaso de agua, un hueso
para la inteligencia,
un alfabeto de clave radioactiva,
o telepática, o nuclear,
o una sustancia de amor
para esta extrema ubicación,
25 de abril de 1963, otoño,
en mi casa, hemisferio austral,
aparentemente a la deriva.




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martes, 16 de noviembre de 2010

Memorias de un wing derecho

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por Roberto Fontanarrosa



Y aquí estoy. Como siempre. Bien tirado contra la raya. Abriendo la cancha. Y eso no me enseño nadie. Son cosas que uno ya sabe solo. Y meter centros o ponerle al arco como venga. Para eso son wines. No me vengan con eso de wing “ventilador” o wing “mentiroso” o las pelotas. Arriba y contra la raya.
Abriendo la cancha para que no se amontonen los forwards en el medio. Nada de andar bajando a ayudar al marcador de punta ni nada de eso. Si el marcador de punta no puede con el wing de él... ¿para qué m... juega de marcador de punta? Lo que pasa es que ahora cualquier mocoso le sale con esas teorías nuevas y nuevas formas de juego o te viene con la “holandesa” o la brasileña y otras estupideces.
¡Por favor! El fútbol es uno solo y a mí no me saca de la formación clásica: el arquero bien parado en la raya y atento. Por ahí escucho decir que Gatti juega por toda el área o sale hasta el medio de la cancha... Y bueno, así le va. Yo al arquero lo quiero paradito en su arco y nada más. Para eso es arquero. Después una línea de tres. Después otra de cinco. Y arriba que nos dejen a nosotros tres. Más de veinte años hace que jugamos así y nos hemos podrido de hacer goles. De a siete hacemos. Yo ya debo llevar como 6.800. Yo solo... ¡Después me dicen de Pelé! O arman tanto despelote porque Maradona hizo cien. Cien yo hago en una temporada. Y en verano, cuando los pibes se quedan en el club como hasta las dos de la matina, me atrevo a hacer cuarenta, cincuenta goles por semana. Cuarenta, cincuenta. Yo solo... Maradona... ¡Por favor! Y eso para no hablar del centrofoward nuestro. debe llevar más de 12.000 goles. por debajo de las patas... Y...¡el tipo está ahí!
donde deben estar los centrofoward. En la boca del arco. En el área chica. Pelota que recibe, ¡Pum! adentro. A cobrar. Y ojo, que el nueve de los de Boca no es maño tampoco. Es el mismo estilo que el nuestro. Siempre ahí: en la troya. Adonde están los japoneses. ¡Nos ha amargado más de un partido, eh! Yo no he visto los goles que nos ha hecho pero escucho los gritos y el ruido de la pelota adentro del arco.
Le da con un fierro el guacho. Pero, claro, tiene dos wines que son dos salames. Por ahí si jugara al lado mío él también habría hecho como 12.000 goles. ¡Si le habré servido goles al nueve! ¡Si le habré servido goles! Me acuerdo el día del debut. Le estoy hablando de hace 25 años, 25 años, un cuarto de siglo. Sacaron la lona que cubría la cancha y le juro que nos escegueció la luz. Un solazo bárbaro. Yo casi no podía ver por el resplandor en las camisetas, especialmente en las nuestras. Claro, por el blanco. Las bandas rojas parecían fuego. No como ahora, que está saltando todo el esmalte y se ve el plomo. O el piso, del verde ya no queda casi nada. ¡Cómo está ésta cancha! ¡Qué lástima! Qué poco cuidada está. Pero bueno, ese día fue algo inolvidable. Era domingo al mediodía y se ve que los muchachos estaban alborotados porque esa tarde jugaban River y Boca en el Monumental y ellos se habían reunido en el club para irse todos juntos en el camión para el partido. ¡Huy, lo que era ese día! Y claro, llegaron ahí y se encontraron con que la Comisión Directiva había comprado el metegol.
Yo había escuchado desde abajo de la lona que pensaban inaugurarlo esa noche cuando los socios se juntaban en la sede social a comentar los partidos o tomarse un fernet antes de cenar. Pero... ¡qué!... apenas los muchachos vieron el metegol al lado de la cancha de básquet ni siquiera se molestaron en meterlo adentro.
¡Además, esto es pesado, eh! No sé cuántos kilos debe pesar esto, pero es pesado. Puro fierro, de las cosas que se hacían antes. Bueno, ahí nomás lo destaparon y se armó el partido. Yo calculo, calculo, que había de haber entre 20 y 25 años personal viendo el partido. ¡No menos, eh! No menos. Una multitud. Y había apuestas y todo. Le digo que calculo que había esa gente porque yo ni miré para arriba, le juro, no me atrevía a levantar la vista del cagazo que tenía. Le juro. Uno escuchaba bramar esa tribuna y temblaba.
¡Qué cosa inolvidable! Nosotros, los tres de adelante, tuvimos suerte porque el tipo que nos manejaba se ve que sabía. Yo apenas sentí que se movía, dije: “Hoy vamos a andar bien”. porque también es importante el tipo que a uno le toque para manejarlo. Usted podrá tener condiciones, es más, podrá ser un fenómeno, pero si el que está afuera es un queso, va muerto. Y yo le digo, ahora, con experiencia, yo apenas noto cómo el tipo me mueve ya me doy cuenta si conoce o no. Es una cuestión de experiencia , nada más. No es que uno sea sabio. Escúcheme, usted ve un tipo cómo se para en la cancha y ya sabe cómo juega al fútbol. No tiene necesidad ni de verlo correr. ¡Por favor! Pero ese día se ve que el tipo conocía. No era ni improvisado ni uno que agarra la manija porque está aburrido y para matar el tiempo se juega un metegol. De esos que usted trata de ayudarlos, de darles una mano pero al final el que queda como un patadura es usted. Cuando el culpable es el que tiene la manija. Y usted los escucha gritar: “¡Qué tronco es el siete ese! ¡Qué animal el wing!”. Hay que aguantar cada cosa. ¡Por favor! Pero ese día no. Ese día tuve suerte, lo que es importante en un debut. Y más en un River-Boca. Usted sabe bien cómo son estos partidos. Un clásico es un clásico, digan lo que digan ahora yo ya tengo como 30.000 clásicos jugados y así y todo, le digo, todavía cuando escucho el pique de la primera pelota en la mitad de la cancha me pongo nervioso. Parece mentira. Es que son partidos muy parejos. Somos equipos que nos conocemos mucho. Pero aquél día tuvimos suerte, por lo menos los de adelante. De la mitad de la cancha para adelante la rompimos, la hacíamos de trapo. “Tachola”, me acuerdo que se llamaba el que tenía la manija. Me acuerdo porque le gritaban permanentemente y además porque durante cuatro años vuelta a vuelta venía al club y jugaba. ¡Cómo sabía ese tipo! Lo arruinó la bebida. Cuando llegaba en pedo yo me daba cuenta porque nos hacía hacer molinetes y cada cagada que ni le cuento. Un día me hizo hacer un molinete y yo cacé un chute que la pelota saltó del metegol e hizo sonar un vaso. Me quería hacer pagar a mí el desgraciado. Pero cuando estaba sobrio era un león. Y ese día la gasté. En la defensa no andábamos tan bien porque el que manajaba a los tres era un salame. Un paspado. Pero con los de adelante bastaba.
No hay mejor defensa que un buen ataque, mi amigo, eso lo sabe cualquiera. ¡Por favor! Ahora se meten todos abajo. Están locos. tres pepas hice ese día. Y las otras tres se las serví al nueve, al morochón. Y no tenía bigotes. Lo que pasa es que algún mocoso se los pintó con birome para que se pareciera a Luque. Un gol, me acuerdo, un gol, la bola rebotó en el corner y se me vino. Ibamos perdiendo uno a cero, porque ¡ojo! habíamos arrancado perdiendo, y la hinchada bramaba. La puse debajo de la suela y casi la astillo. La empecé a pisar y me la traje despacito para el medio. El nueve se fue para la izquierda y el once también, para abrirme un buco. Yo la masé y un par de veces amagué el puntazo, pero el fullback me tapaba el tiro y no veía ángulo para el taponazo. Le cuento que yo no le hago asco a patear y cuando veo luz le sacudo. A mí no me vengan con boludeces. Pero el rubio que me marcaba me tapaba bien. Entonces yo agarro y la engancho de nuevo para afuera, para mi lado, como para meterle un derechazo cruzado, al segundo palo, a la ratonera. ¡Si habré hecho goles así! Y cuando el rubio me sigue para taparme y el arquero cubre el primer palo, de revés nomás, cortita, la toco para el medio. Y el nueve, sin pararla ché, le puso semejante quema que abolló la chapa del fondo del arco. ¡Qué golazo! ¡Lo que fue eso! Yo lo había escuchado al negro, lo había escuchado. Cuando yo me abrí para la derecha y ví que la defensa se venía conmigo. Y lo escuché al Negro, lo había escuchado. Cuando yo me abrí para la derecha ví que la defensa se venía conmigo. Y lo escuché al Negro que me grita: “¡Ah!”. Y se la toqué. Lo mató al Negro. Lo mató. La hacemos siempre a ésa. Diga que ya nos conocen. ¡Qué partido fue ése! Y para esta noche tenemos uno lindo. Si es que vienen los muchachos. Porque los escuché decir que iban a las maquinitas. Siempre hablan de las maquinitas. Vaya a saber qué es eso. Acá una vez al club trajeron una. Yo siempre escuchaba unos ruidos raros, unas cosas como “pluic” “plinc” , “clun” y unas sacudidas. Unas luces. Pero después no lo sentí más. Dicen que se le jodió algo adentro a la máquina, algún fusible y nunca hay guita para comprarlo. Son máquinas delicadas. De ésas que hacen los yanquis. Por eso los muchachos siempre vuelven. Porque el fútbol es el fútbol. Esa es la única verdad. ¡Qué me vienen con esas cosas! Son modas que se ponen de moda y después pasan. El fútbol es el fútbol, viejo. El fútbol. La única verdad.
¡Por favor!


El mundo ha vivido equivocado y otros cuentos © 1985
- Ediciones de la Flor S.R.L.


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Clásicamente actuales

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por Enrique Pinti




La vigencia de los clásicos es indiscutible. En el eterno enfrentamiento entre los que dicen que la vida imita al arte y los que afirman que el arte es el refugio de la vida, la lozanía y juventud que ostentan el teatro y la literatura de muchos siglos atrás es fácilmente comprobable, a poco que se vuelvan a leer o a ver nuevas representaciones de esas obras que hace mucho han ingresado al olimpo de la inmortalidad.
Desde los griegos, trágicos o cómicos, hasta los modernos, pasando por los medievales, renacentistas y románticos, la humanidad, con sus grandezas y sus bajezas, ha sido reflejada con un invariable acierto que desafió usos, costumbres, pautas morales y códigos de conducta muy diferentes en la superficie, pero de muy poca importancia para la evaluación de las profundidades de nuestra naturaleza.
Los trágicos griegos exaltaron a sus héroes, sus dioses y sus designios, al tiempo que condenaron sus yerros, sus excesos y sus contradicciones. Del incesto edípico y el filicidio de la infortunada Ifigenia, sacrificada por su propio padre, hasta el parricidio, la venganza y el adulterio que recorre la orestíada, pasando por el clamor de Antígona para que los restos mortales de su hermano tengan la sepultura que se merece, los temas de la crueldad de la guerra, sus daños colaterales que traen la muerte de muchos inocentes y el sagrado derecho de enterrar a los muertos más allá de toda connotación política se han repetido a lo largo de los siglos y pueden ubicarse sin perder significado en Vietnam, en las dictaduras latinoamericanas, en el estalinismo soviético y en los sofisticados salones del poder más contemporáneo. La otra carátula griega, la de la comedia, satirizó los vicios del poder, las excesivas travesuras de algún dios abusador, la tontería del vulgo y la tilinguería críptica y absurdamente complicada de filósofos demasiado encerrados en burbujas intelectuales que los alejaban del pueblo y sus verdaderos problemas cotidianos.
Al inefable Aristófanes, rey de la comedia griega, atrevida, escatológica y de fuerte lenguaje, se le deben los brochazos gruesos, pero efectivísimos que caricaturizaron a Sócrates y Platón, y a los generales ávidos de poder mediante la guerra perpetua que chocaban en la inolvidable Asamblea de las mujeres, con la lógica demoledora de Lisistrata, que, en nombre de las chicas y señoras griegas, dijo claramente: "O se termina la guerra o no hay más sexo para ustedes, señores" (jocundo antecedente del lema hippie de los años sesenta del siglo XX: "Hagamos el amor y no la guerra").
Shakespeare, muchos siglos después, analizó la ambición de poder que envenenaba la mente de nobles y bastardos que no vacilaban en matar y destruir a los que se interpusieran entre ellos y el ansiado trono real lleno de sangre y aberraciones. Desde el atormentado Hamlet, que venga a su padre, asesinado por su tío en combinación con su propia madre, y asesina por error al padre de su novia, que pierde la razón y se ahoga en el río, como una nueva Ifigenia sacrificada por su pureza y desolada por el amor no correspondido por culpa del adulterio y el deseo del poder de nuevos reyes traidores, hasta el Rey Lear, traicionado por sus hijas preferidas mientras que su despreciada hija menor, la víctima inocente Cordelia, es la única que lo acompaña en su destierro junto a su bufón que con bromas y burlas lo enfrenta con su estupidez.
Tiempo después, desde la comedia cortesana, hija refinada de la comedia del arte, el gran Molière carga contra los santurrones hipócritas que se refugian en la beatería para ocultar sus bajezas en Tartufo; la avaricia del rico, en El avaro; el esnobismo de las Preciosas ridículas; los hipocondríacos y los malos médicos en El enfermo imaginario y El médico a palos, o la torpeza y brutalidad del nuevo rico, piojo resucitado víctima de chantas y vividores que le sacan dinero y victimario de su propia familia que debe sufrir los excesos de su tonta ambición de llegar a ser noble en El burgués gentilhombre. Y así podríamos seguir con tantos autores y obras que a lo largo de los siglos nos pintaron con toga, con calzas, con pelucas empolvadas o con Armani de última moda, pero siempre con certeza y precisión.

La Nación Revista 6/11/2010.-

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Lactancia materna... no sabe, no contesta

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por Alicia Serrano



Conseguir una eficaz protección, promoción y ayuda a la lactancia natural depende, en gran medida, de la actuación del pediatra y el obstetra. Estos profesionales no suelen estar en contra de esta práctica, pero tampoco hacen nada por fomentarla. Para restablecer una cultura de lactancia en España, donde la alimentación artificial ha sido la norma durante años, hay que hacerlo con formación.



La leche materna es el alimento perfecto para los recién nacidos y niños pequeños. En España, el Gobierno, la industria farmacéutica, los obstetras y los pediatras aseguran que son conscientes de las virtudes de amamantar. Pero lo dicen con la boca pequeña...

Los índices de lactancia en España siguen por debajo de los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef, y en los hospitales apenas se fomenta esta práctica. Se sigue ofreciendo a los recién nacidos biberones con leche de fórmula, desoyendo las recomendaciones internacionales que aconsejan no hacerlo salvo que esté médicamente indicado. De hecho, sólo el uno por ciento de los centros sanitarios españoles está acreditado como Amigo de los niños, frente al 98 por ciento en los países nórdicos. Los profesionales de los hospitales galardonados con este título, que otorga la Iniciativa de Humanización de la Atención al Nacimiento y la Lactancia (Ihan), están preparados para prestar una atención específica durante el periodo perinatal, de manera que los cuidados dados a la madre y al recién nacido no obstaculicen la lactancia natural.

Principales escollos

El entorpecimiento a este tipo de crianza empieza incluso antes de que la madre dé a luz. En el primer nivel asistencial, por ejemplo, se suele regalar sucedáneos de leche materna y chupetes a las embarazadas.

"Los profesionales de la salud están muy condicionados por la industria farmacéutica. Mientras nuestra formación esté en manos de los laboratorios y aceptemos regalos o entreguemos a las madres muestras de leche de vaca, la lactancia seguirá estando sometida a presiones de todo tipo", explica Maite Hernández, coordinadora del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

El principal escollo para promover la lactancia natural viene de la mano de los pediatras y obstetras, sobre todo los de la vieja guardia. "Muchos consideran esta práctica de escaso interés científico, cuando no un problema de mujeres activistas, lactivistas, talibanes o que han decidido asumir un martirologio, como decía una eminente política en un periódico nacional", asegura Hernández.

Ante el desconocimiento, mayor formación. O al menos ésta es la solución que proponen la Organización Mundial de la Salud y Unicef para restablecer una cultura de la lactancia en países como España, donde la alimentación artificial ha sido considerada la norma durante varios años o incluso generaciones. "Lactar tiene efectos beneficiosos para las madres, las familias, la comunidad, el sistema sanitario y social, el medio ambiente y la sociedad en general", explica David Byrne, comisario europeo para la Salud y Protección al Consumidor.

Lo cierto es que la lactancia materna es un tema sobre el que siempre se ha pasado de puntillas en las facultades de Medicina. En algunas universidades y colegios profesionales empiezan a surgir cursos de posgrado y de formación continuada sobre este tema, especialmente para Enfermería y matronas, pero no hay nada para pediatras y ginecólogos. "La reforma de Bolonia permitiría que se organizara un máster en lactancia materna, e incluso que se incluyeran cursos sobre el tema como créditos de libre elección. Dudo de que ahora exista algo de este tipo en alguna facultad española de Medicina", dice Hernández.

Más formación

Desde hace tres años, la AEP, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap) y la Ihan organizan cursos para residentes de Pediatría y Ginecología de primer y segundo año donde se hace especial hincapié en la importancia del apego y la alimentación del recién nacido. El grado de aceptación de estos cursos es altísimo e incluso hay lista de espera para el próximo año. "Las nuevas generaciones van a liderar el cambio. Son más abiertas, reconocen la importancia de la medicina basada en la evidencia y, de momento, están menos influidas por la industria", explica la coordinadora del Comité de Lactancia Materna de la AEP. También hay cursos de formación para profesionales liderados por la Ihan y por las comunidades autónomas, aunque son pocos los pediatras y ginecólogos que participan.

El objetivo de estas iniciativas es que los profesionales de salud implicados asuman como una tarea propia el cambio hacia formas de trabajo que apoyen y promuevan un inicio a la vida óptimo. "Buscamos que adopten las recomendaciones de la Ihan, respeten escrupulosamente el código de comercialización de sucedáneos, sigan los Diez pasos hacia una feliz lactancia natural, y que atiendan el parto según las últimas recomendaciones aprobadas", afirma Hernández.

Es cierto que la mayoría de los pediatras y ginecólogos no se cuestionan las bondades de lactar, pero tampoco hacen nada para promocionar esta práctica. "Estamos a favor, aunque hacemos poca fuerza con la mujer porque perdemos el contacto con ella a las 48 horas de dar a luz", explica Txantón Martínez-Astorquiza, presidente de la Sección de Medicina Perinatal de la Sociedad de Ginecología y Obstetricia (SEGO).

Conseguir una eficaz protección, promoción y ayuda a la lactancia natural depende, en gran medida, de la actuación de los pediatras y ginecólogos. Mientras no reconozcan que necesitan formarse sobre lactancia, se seguirán situando en la postura de mayor riesgo para la salud de la mujer que amamanta y de su bebé: aconsejar, e incluso forzar, el abandono de la lactancia injustificadamente. "En este tema, los médicos españoles, profesionales sanitarios y gestores y políticos están muy por detrás de países como Suecia y Noruega, donde ningún profesional sanitario se deja subvencionar por la industria de sucedáneos. Allí no hay problemas con el código; casi no es necesario monitorizarlo. En ese aspecto España se parece más a los países menos desarrollados", dice la coordinadora del Comité de Lactancia Materna de la AEP.

El futuro de amamantar está pues en manos de las nuevas generaciones de pediatras y obstetras.

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Hacia una feliz lactancia natural



Hace dos décadas, la OMS y Unicef elaboraron diez pasos que deben seguir los servicios de maternidad para promover una buena lactancia natural. En España no se cumplen todos: -Disponer de una política por escrito relativa a la lactancia que conozca el personal de atención de la salud. -Capacitar al personal para poner en práctica esa política. -Informar a las embarazadas de los beneficios de lactar y cómo hacerlo. -Ayudar a iniciar la lactancia durante la media hora siguiente al parto. -Mostrar cómo dar de mamar y cómo mantener la lactancia si las madres han de separarse de sus hijos. -No dar a los recién nacidos más que leche materna, a no ser que esté médicamente indicado. -Facilitar la cohabitación de las madres y los niños durante las 24 horas del día. -Fomentar la lactancia natural cada vez que se solicite. No dar chupetes a los niños alimentados al pecho. -Fomentar grupos de apoyo y procurar que las madres se pongan en contacto con ellos.


Diario Médico 5/11/2010


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El superpoder “psi”

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por Jean Allouch
Psicólogo




El psicoanalista Jean Allouch recurre a la obra de Michel Foucault para reexaminar críticamente la posición del psicoanálisis en relación con la “función psi”, que, nacida en los manicomios, actúa “en todas partes donde sea necesario que la realidad funcione como poder”.




Un título como La hermenéutica del sujeto, ¿no era capaz de zumbarles en el oído a los psicoanalistas, en primer lugar a los lacanianos? A la distancia, actualmente no se puede asumir que ese curso de Michel Foucault, publicado en 2001, haya tenido importancia para ellos. Tal vez se sospechó, si es que se lo leyó, que tenerlo en cuenta implicaría demasiados trastornos dentro de la teoría así como dentro de la práctica psicoanalíticas.

Sea como fuera y más radicalmente, ¿sería posible que las transformaciones a las cuales Foucault invita al psicoanálisis sean precisamente las que le convienen en adelante?

¿Pero qué pasó entonces para que se impusiera ese gesto de redoblar a Lacan por parte de Foucault? Tomemos El poder psiquiátrico, Los anormales y La hermenéutica del sujeto. Salta a la vista al leer esos textos, especialmente el último, que se trata nada menos que de la genealogía del psicoanálisis. Según Foucault, “genealogía quiere decir que realizo el análisis a partir de una cuestión presente”. (“El cuidado de la verdad”, en Obras esenciales, ed. Paidós.) Dicha cuestión es la siguiente: “Cuando actualmente vemos la significación, o más bien la casi total ausencia de significación, que les damos a expresiones sin embargo muy usuales y que no dejan de aparecer en nuestro discurso como: volver en sí, liberarse, ser uno mismo, ser auténtico, etcétera, cuando vemos la ausencia de significación y de pensamiento que hay en cada una de esas expresiones usadas hoy, creo que no hay que estar muy orgullosos de los esfuerzos que hacemos ahora para reconstituir una ética de sí. [...] Dentro del movimiento que ahora nos hace a la vez referirnos incesantemente a esa ética de sí sin darle nunca un contenido, pienso que cabe sospechar algo que sería una imposibilidad de constituir hoy una ética de sí, cuando tal vez sea una tarea urgente, fundamental, políticamente indispensable constituir una ética de sí, si después de todo es cierto que no hay otro punto, primero y último, de resistencia al poder político más que en la relación de sí consigo mismo” (La hermenéutica del sujeto, México, ed. FCE).

Para indicar aquello que vuelve tan indispensable, por el lado de Lacan, recurrir hoy a una genealogía del psicoanálisis, expondré lo siguiente: después de más de un siglo, a fuerza de haberse devanado los sesos en todos los sentidos, el psicoanálisis ha llegado a no saber ya en dónde está, a dónde pertenece ni tampoco qué es. Algo que, aun teniendo efectos positivos, particularmente efectos críticos, sin embargo tiene consecuencias molestas en varios planos. Quizá no tanto en la práctica misma (práctica que de alguna manera es sostenida por el dispositivo freudiano, aunque haga falta examinarla más en detalle, pues a veces se descubre que ese dispositivo se coloca del lado del discurso del amo), sino más bien, por una parte, en lo que podemos llamar la posición del psicoanálisis dentro de la episteme y, por otra parte, en la manera en que el psicoanálisis tiene que presentarse en lo social a fin de poder subsistir, aunque fuera al modo de un parásito. ¿Cómo elegiría una política de la cual apropiarse, si ya no sabe ni quién es ni lo que es?

No tomaré más que un solo indicio de la actual desorientación: el combate que se llevó a cabo en Francia contra la evaluación y las terapias comportamentales cortas. ¿Cómo se reaccionó políticamente a nivel institucional? Conformando una especie de frente “psi” y devolviéndole consistencia al mismo tiempo al humanismo, que vuelve tan trascendente al sujeto que por principio debería escapar de toda evaluación. Se cae además en plena contradicción, porque quienes vociferaron con razón en contra de la evaluación no se privan, como atestiguan sus escritos, de evaluar con toda la fuerza, en particular usando el diagnóstico larga manu. Ese sujeto que escaparía de toda evaluación, el sujeto “humanista”, no es el de Lacan.

Por cierto, el recurso a ese sujeto pretende ser un arma contra la desastrosa y poderosa tentativa actual de reabsorción del sujeto en el individuo. El individuo, el indiviso, es el sujeto estadístico, vale decir, disuelto dentro de la estadística (la estadística supone que el mismo individuo responde a la pregunta 3 y a la pregunta 12 del formulario que hay que llenar, a cada una y a todas las preguntas; eliminen esa suposición, y ya no es posible ningún cálculo). ¿Pero acaso se advirtió en ese combate justo que así se estaba reviviendo lo que Foucault distinguía en 1973-1974 denominándolo “función psi”?

“Superpoderes”

Michel Foucault nombra la función psi exactamente el 9 de enero de 1974, para cartografiar enseguida su despliegue (véase El poder psiquiátrico, ed. FCE). Todo parte de la demostración previa según la cual el psiquiatra es alguien que dirige; así habría logrado, en gran medida, que se pusiera socialmente a su cargo la “dirección de conciencia”. Pero a Foucault le parece notable la manera en que el psiquiatra dirige. Al enfrentarse con el poder coercitivo del delirio en el alienado –coercitivo para el alienado, pero también para su entorno–, el psiquiatra se dedica a dirigir al alienado dándole a la realidad misma un poder coercitivo. Es lo que Foucault llama la tautología asilar: “Darle poder a la realidad, y fundar el poder en la realidad, es la tautología asilar” (El poder psiquiátrico, FCE). ¿Qué pasa con esa realidad? Foucault, como Lacan, no la considera como un dato en bruto, sino como voluntad del otro, es decir, del psiquiatra. Por supuesto, todo esto tiene mil resonancias en el psicoanálisis, pues basarse en “la parte sana del yo” equivale a la recuperación de una de las tácticas del tratamiento moral.

Pero Foucault lleva más lejos su investigación y se pregunta acerca de los alienados: ¿por qué la medicina? ¿Por qué la medicina, cuando la disciplina impuesta en los asilos no se distingue de la que se ejerce en los cuarteles, las escuelas, los orfanatos, las cárceles? Con este nuevo giro, nos espera una sorpresa. Señala en efecto que no es el saber médico lo que constituye la diferencia entre el médico y un administrador cualquiera que detenta el poder, porque agrega que no hay conexión, ni siquiera laxa, entre el saber y la práctica de los alienistas; ambos, el saber y la práctica, siguen su camino por su lado (y sigue siendo así, la psicofarmacología no lo ha modificado). En cambio, para conseguir que el alienado admita la realidad que se le contrapone y que se pretende que sea más coercitiva que su delirio, se apela nada menos que al cuerpo mismo del médico: un cuerpo imponente, un cuerpo que se impone (puede verse ya en la primera lección del curso), un cuerpo que adquiere, como muestra Foucault, las dimensiones del mismo asilo. Pero también en este punto Foucault no cede a la facilidad; una vez más, se pregunta acerca de ese cuerpo: “¿Por qué no un director administrativo, por qué un médico?” Respuesta: porque el médico sabe. Se objetará, ¿acaso el mismo Foucault no observó que el saber del médico precisamente no interviene en su práctica? Sí, por cierto. Sin embargo lo que importa no es que el médico detente un saber útil para el tratamiento, sino que lleve las marcas de un saber supuesto, supuesto por la misma inscripción de esas marcas. Dichas marcas, diríamos con Lacan, lo convierten en un ser supuesto saber. Y Foucault describirá las astucias de los médicos para que cobre consistencia frente a todos, estudiantes, enfermeros, administradores y, por supuesto, enfermos, esa impresionante figura de un doctor que sabría mejor que el enfermo lo que corresponde al enfermo y a su enfermedad. La más ostensible y la más repugnante de esas astucias es la presentación de enfermos, y no es un buen signo que aún hoy siga siendo ampliamente practicada en algunos sitios lacanianos.

Foucault precisa: “Son esas marcas del saber, y no el contenido de una ciencia, las que le permitirán al alienista funcionar como médico en el interior del asilo. Son esas marcas del saber las que le permitirán ejercer en el interior del asilo un ‘súper-poder’ absoluto, e identificarse finalmente con el cuerpo asilar” (El poder psiquiátrico).

Dentro de lo que Foucault llama “proto-psiquiatría” se trata pues del poder (del delirante) contra el poder (del alienista) –identificado a su vez como “súper-poder” o bien como “intensificación de la realidad”–. La función psi, escribe entonces, se encuentra “en todas partes donde sea necesario hacer que funcione la realidad como poder” (El poder psiquiátrico).

(¿Qué sucede, en este punto, con el psicoanalista? Su posición se caracteriza por el hecho de que no dispone de ninguno de los medios por los cuales el psiquiatra, en los límites de su acción, ejerce su súper–poder: ni los brazos fornidos de los enfermeros, ni camisa de fuerza química, ni pieza de aislamiento, ni amenazas o chantajes son admisibles. ¿Y entonces? Precisamente, despojado, su intervención podrá emplear su debilidad real como una palanca. Foucaultianamente hablando, se trata de un sub-poder, que remite a la regla del juego lacaniano según la cual el psicoanalista dispone de un poder, a veces otorgado por el analizante, pero un poder que precisamente no ejerce.)

Añadirle a esa super-realidad la realidad del inconsciente parece, desde esa perspectiva, un simple matiz, más exactamente un suplemento de súper–realidad que en el fondo no cambia nada. Como seguimos constatando cada día más, la función psi ha proliferado, empezando por la escuela, donde hace su ingreso por el sesgo del niño idiota. “Y es a partir de esa forma mixta, entre la psiquiatría y la pedagogía, a partir de esta psiquiatrización del anormal, el débil, el deficiente, etcétera, que se produjo, según creo, todo el sistema de diseminación que le permitió al psicólogo convertirse en esa especie de redoblamiento perpetuo de todo funcionamiento institucional” (El poder psiquiátrico).

Ahí tenemos pues la función psi, a la que actualmente parecemos suscribir con las mejores intenciones. ¿Es ése el lugar del analista? Había creído comprender que estaba por el contrario allí donde se rechazó, muy tempranamente, esa intensificación de la realidad, esa realidad elevada por Freud a la dignidad de un principio (el llamado “principio de realidad”). Antes bien, ¿no estaba determinado ese lugar por la resistencia freudiana a ese forzamiento cuya naturaleza se revelara con el fiasco público del psiquiatra Jean-Martin Charcot en el hospital de la Salpêtriere? (Charcot ridiculizado por las histéricas que simulan, sin que él lo sospeche, su pretendido saber.) Foucault revisa lo que pasó en la Salpêtriere. Recordemos que Charcot no quiere saber nada acerca de la lubricidad que sin embargo tiene ante los ojos (Charcot es una mirada). Freud, entonces, tomó partido por las histéricas, siguió sus indicaciones y no desatendió la lubricidad. ¿No se apartaba de ese modo de la función psi? Hoy no veo otra política posible para el psicoanálisis que la siguiente: cuanto más extendida, imponente y dominante se revele la función psi, más se hace preciso apartarse de ella.

Gringos

El aval que se otorgó a los psis de cualquier índole tiene que pagarse con algún costo para el psicoanálisis. Al conformar semejante comunidad psi, insertándose a su vez en ella, se olvidaban indicaciones valiosas de Lacan, por ejemplo la de que no valía la pena “psicoterapiar” el psiquismo –-la misma palabra es tan fea que, en efecto, no vale la pena–. Pero también se reforzaba la idea del psicoanálisis como una pastoral, como casi naturalmente al servicio del bien público de nuestras sociedades. Esto se lee claramente en algunos autores que identifican el combate psicoanalítico con el de la democracia. Según ellos, el psicoanálisis necesita de la democracia (y la experiencia latinoamericana debería pues pronunciarse de manera matizada, aunque también la de los gringos, cuyo estilo de democracia hizo añicos el psicoanálisis, que se supone le suministra ciudadanos adaptados, y aún más con la actual búsqueda desenfrenada de consenso). Sin embargo, no podríamos deducir la recíproca sin más: que el psicoanálisis necesite de la democracia (aceptémoslo por un momento) no implica que la democracia necesite del psicoanálisis. Tomémoslo como una definición: tal vez no haya verdadera democracia sino allí donde la modalidad situada en el poder tolera en su seno otros funcionamientos de esa misma modalidad (un problema que se enfoca en las llamadas sectas) y otras modalidades que no convergen necesariamente con ella. Según esta exigente definición, y sin evocar siquiera la esclavitud, la Atenas que mató a Sócrates no merece ser llamada una democracia.



Extractado de El psicoanálisis ¿es un ejercicio espiritual? Respuesta a Michel Foucault. 2007. (ediciones Literal, Ed. El Cuenco de Plata).



Diario Página12 4/10/2007.-



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Problemas de Fermi

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por Adrián Paenza




Una de las grandes empresas ofrece un trabajo. Hay muchos aspirantes. La empresa quiere elegir al mejor (o los mejores) candidato(s). ¿Cómo hacer?

Justamente, los problemas de Fermi son los que se usan con más frecuencia, cuando resulta necesario realizar alguna estimación para poder llegar a la respuesta. Deben su nombre a Enrico Fermi, Premio Nobel de Física. No se pretende que uno conteste con exactitud, ni con precisión extrema. Se trata de estimar un número.

Hay muchos ejemplos muy conocidos y sólo elijo uno entre ellos: ¿cuántos afinadores de piano hay en la ciudad de Boston? Obviamente, nadie aspira a que ante esta pregunta el interlocutor conteste con un número exacto. Sin embargo, sí se pretende que quien responda no diga 50 si son 10 mil, pero tampoco que diga 10 mil si son cincuenta. Se trata entonces de estimar una respuesta pero, más importante aún, del proceso que involucra.

El ejemplo que me ocupa acá es el siguiente. Supongamos que se va a jugar un partido de fútbol en la cancha de River (por elegir un estadio grande, pero el ejemplo se puede adaptar a cualquier país o a cualquier ciudad o cualquier equipo). Es un estadio que puede albergar como máximo 70 mil personas (aproximadamente). Supongamos además que el estadio va a estar repleto de gente.

Si uno trajera suficientes pelotas de fútbol (infladas) y las distribuyera por el campo de juego (sin encimarlas) hasta ocuparlo por completo, ¿alcanzarán para que al finalizar el partido se le pueda entregar una pelota a cada espectador?

Una vez planteado el problema, lo dejo a usted para que consiga los datos que le hagan falta, ya sean las dimensiones de una pelota como las de una cancha de fútbol. Pero más allá de los datos que le pudieran faltar, no se olvide de que se trata de una estimación.

Algo más antes de pensar el problema: ¿se anima a dar una respuesta aún antes de hacer ninguna cuenta? ¿Qué le parece que va a pasar? ¿Alcanzarán o no?

Solución

Voy a tratar de estimar el número de pelotas que entran en el campo de una cancha de fútbol. Sin hacer un cálculo perfecto (ni mucho menos), creo que puedo estar tranquilo si estimo que una pelota apoyada no mide más de 25 centímetros. Es decir, uno puede afirmar que en un metro uno puede poner cuatro pelotas y, por lo tanto, que en un metro cuadrado entran 16 pelotas.

Ahora bien, ¿cuántos metros cuadrados tiene un campo de fútbol? Para eso, hay que tener idea de las dimensiones del lugar en donde se juega al fútbol. Otra vez, sin pretender ser exactos, puedo considerar que mide 100 (cien) metros de largo y 70 metros de ancho. Es decir, son unos 7000 metros cuadrados.

Aquí podemos hacer dos cosas:

a) Si usamos el dato de que entran 16 pelotas en un metro cuadrado, hay que multiplicar 16 por 7000 para saber cuántas entran en una cancha. Resultado (aproximado, por cierto): 112.000 pelotas.

b) Si en lugar de hacer la estimación usando los metros cuadrados (7000) usamos el dato de que entran 4 pelotas por metro, se tienen 400 pelotas por el largo de la cancha. Por otro lado, ahora “a lo ancho”, se tienen 4 x 70 = 280 pelotas. Luego, hay en total (aproximadamente, otra vez)

400 x 280 = 112.000 pelotas.

Moraleja: aún en un estadio como el de River (o cualquier otro de esas dimensiones), si uno distribuyera pelotas sobre el campo de juego, alcanzaría (y sobraría) para darle una pelota de recuerdo a cada espectador.

Nota (al margen)

Si a usted le interesa la precisión, agrego aquí algunos datos:

a) hay 44 estadios en el mundo (de acuerdo con la página FIFA) que admiten más de 100.000 espectadores. El más grande de todos es el Maracaná, en Río de Janeiro, Brasil, que permite albergar cerca de 200.000 personas. Si bien las dimensiones del campo son también las más grandes permitidas por la FIFA (110 m x 75 m), es posible que allí las pelotas no alcancen.

b) Las medidas “oficiales” de una pelota son, entre 68 y 70 centímetros de circunferencia. Si uno usa la fórmula para calcular el perímetro de una circunferencia

(pi)x(diámetro) = 3,14 x 70

entonces, “pasando” pi dividiendo del otro lado, resulta que el diámetro se calcula como

diámetro = 70 / (3,14) = 22,29 cm (aprox.)

Por lo tanto, es razonable la estimación de 25 cm que hice más arriba sobre el diámetro de la pelota.



Diario Página12 3/10/2007.-



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