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sábado, 14 de febrero de 2009

Crítica epistemológica de la noción de pulsión

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por Eduardo Colombo


“Les pulsions les plus fortes de la nature, qui représentent une force invisible dirigeant le genre humaine selon une raison supérieure et veillant au bien physique du monde en général (...) sans que la raison humaine ait à intervenir, sont l’amour de la vie et l’amour sexuel; le premier doit conserver l’individu, le second l’espèce.”

Emmanuel Kant


Las ideas generales que forman parte de lo que podríamos llamar la armazón de una construcción teórica son frecuentemente utilizadas y transmitidas de manera acrítica, se tranforman en hábitos de pensamiento, funcionan como una creencia. Peirce suponía «lo que nos determina a partir de ciertas premisas para llegar a una consecuencia más bien que a otra es un cierto hábito», un estado de creencia" . «Este, agregaba, es un estado de calma y de satisfaccion que uno no quiere abandonar ni cambiar para adoptar otra creencia. Por el contrario, uno se empeña con tenacidad no solamente en creer, sino en creer precisamente lo que uno cree.»(1)
Muchos de los conceptos que Freud agrupó bajo la denominación de metapsicología, en tanto proposiciones teóricas y explicativas del funcionamiento del “aparato” psiquico se integran delicadamente y sin ruido, durante los largos años de formación del psicoanalista, a estos hábitos del espíritu, o estados de creencia. Llegados allí, las contradicciones se desvanecen, la crítica se adormece (2). Un obstáculo epistemológico acaba de nacer.
La dificultad en criticar la noción de pulsión no está en encontrar los argumentos, ellos son conocidos. La dificultad está en incluirlos dentro de un contexto en el que aparezcan como pertinentes y despierten el espíritu crítico. Algunos de esos argumentos son antiguos y vienen de objeciones levantadas por las teorías instintualistas. Adjuntar la palabra instinto a un comportamiento no lo explica ni lo aclara si no sabemos lo que es “un instinto”, pero la palabra reificada da la ilusión de un conocimiento. La etimología de instinto reenvía al latin instigare : “excitar”. Insting(u)er : reconocido solamente como participio instintus ,“aiguillonné”, de donde viene instinctu : “excitación”, “impulsión”. La palabra de origen germánico Trieb -como todos los analistas lo saben- significa poussée (empuje) y viene del verbo treiben: pujar. Un analista, reconocido por sus importantes aportes a la teoría psicoanalítica, piensa (o por lo menos piensa que Freud pensaba) que "lo esencial en la organización humana (es) la fuerza ´pujante´del Trieb" (3). Lo que viene a querer decir: la fuerza pujante de una fuerza que puja, o la fuerza pujante de la acción de pujar. Se oye el eco de la virtus dormitiva , causa y razón de que el opio haga dormir, como decía "Le malade imaginaire" de Molière. Pero, ¿quién puja? Respuesta : la Pulsion. He aquí la fuerza o la energía transformadas en una entidad.
Luego retomaremos el tema de la hipóstasis de la fuerza, pero antes quisiera señalar que la crítica de los conceptos económicos, o cuantitativos en sentido amplio, no es ni rara ni aislada en el campo psicoanalítico. Citaré solamente aquellas fuentes que han tenido una influencia directa en mi propia manera de pensar a lo largo de mi formación y de mis lecturas, o que me resultan actualmente útiles. En la década del cuarenta Ronald D. Fairbairn escribió que «la clásica teoría de la líbido debiera ser transformada en una teoría del desarrollo, basada esencialmente en las relaciones de objeto. La mayor limitación de la actual teoría de la líbido, como sistema explicativo, reside en el hecho de que confiere el status de actitudes libidinales a varias manifestaciones que sólo son técnicas del yo, para regular las relaciones de objeto.»(4) -Como lo reconoce Freud explícitamente a partir de 1926 (Inhibicion, síntoma y angustia.)-(5). En otro artículo más tardío (1951), Fairbairn afirma que "los impulsos deben ser considerados como representando simplemente el aspecto dinámico de las estructuras yoicas"(6) (Argumento crítico de la exterioridad de la fuerza).
Harry Guntrip se situa en la continuación directa del pensamiento de Fairbairn al señalar el aspecto biologizante de la teoría pulsional freudiana. (Crítica al arraigue biológico de la pulsion que desarrollará recientemente Jean Laplanche). Más cercanos a mi formación psicoanalítica, en primer lugar Enrique Pichon Rivière por su influencia fundamental en el psicoanálisis rioplatense, y José Blejer, tambien privilegiaron las relaciones objetales e interpersonales, la vida fantasmática. Blejer publicó un artículo en la Revista de Psicoanálisis,(7) firmado por ambos, en 1956, donde considera que Freud al tomar de la física mecanicista de su época los conceptos de fuerza y movimiento, aisló del contexto psicológico las fuerzas actuantes bajo la forma de instintos; concibiendo estas fuerza como (Crítica que señala la contradicción entre una teoría pulsional y una teoría objetal o estructural de la psiquis).
Más cercanos a mi formación psicoanalítica, en primer lugar Enrique Pichon Rivière por su influencia fundamental en el psicoanálisis rioplatense, y José Blejer, también privilegiaron las relaciones objetales e interpersonales, la vida fantasmática. Blejer publicó un artículo en la Revista de Psicoanálisis (7), firmado por ambos, en 1956, donde considera que Freud al tomar de la física mecanicista de su época los conceptos de fuerza y movimiento, aisló del contexto psicológico las fuerzas actuantes bajo la forma de instintos; concibiendo estas fuerzas como "autónomas y adjudicándoles, en última instancia, la génesis exclusiva de la conducta, la teoría de los instintos se transformó así, al decir de Freud, en una mitología." (Crítica que señala la contradicción entre una teoría pulsional y una teoría objetal o estructural de la psiquis)
En el mismo sentido, Willy Baranger escribió al final de los años sesenta una crítica del “enfoque económico en psicoanàlisis de Freud a Melanie Klein”. A partir de un análisis minucioso de las diversas etapas del pensamiento freudiano, Baranger muestra como «Freud mientras descubre una ciencia no cuantitativa (los aspectos dinámico-estructurales de la teoría) y abre un campo tras otro al conocimiento del hombre, tiene que luchar constantemente contra el imperativo de la cantidad (el principio cuantitativo-energético), que mantiene como idea hasta el fin, aunque paulatinamente lo vaya vaciando de contenido.»(8) Refiriéndose a los comentarios de Laplanche y Pontalis sobre "investissement" y carga, Baranger hace notar la heterogeneidad de nociones a las que se aplica la misma palabra como el "investissement" de una representación o de la huella mnésica y el "investissement" de un objeto . El pasaje "de l´investissement´ de un objeto real al "l'investissement de un objeto imaginario intrapsíquico pone bien en evidencia tal ambigüedad" (Laplanche y Pontalis ).(9)
Tambien Daniel Widlöcher piensa que el concepto de pulsión «viene a ocultar ciertos problemas fundamentales aportándoles una solución puramente verbal. Sabemos que tenemos que describir el acontecimiento inconsciente, segun el modo de funcionamiento propio del sistema inconsciente, como la expresión de una intencionalidad que le es específica. (...) La teoría de la pulsión postula la existencia de una energía psíquica que vendría a animar la representación y que le sería exterior.» Uno se encuentra con "un juego de fuerzas hipotéticas. Esas fuerzas no tienen más ninguna relación con sus representantes psíquicos." (10) La crítica de Widlöcher apunta tambien a la exterioridad de la fuerza, pero va más lejos y toca el problema mayor que subyace implícitamente en el malestar intelectual del que nacen todas las posiciones críticas : la percepción de las dificultades de "la proyección del sentido sobre la extensión de la materia" .(11)
El estatus epistémico de la pulsión.
En general, cuando hablamos, decimos algo con respecto a algo. El contenido proposicional de un enunciado tiene una función referencial -¿de qué estamos hablando?-; designa un ser o un estado del ser (en realidad uno designa siempre un signo por otro signo, no se sale del proceso semiótico, histórico. Pero esto es otro problema). Y tiene, además, una función predicativa : describe características o relaciones de lo que designa.
¿Qué designa la palabra pulsión? ¿Y cómo entra lo que ella designa en la clínica?
Cuando Freud toma la palabra de origen germánico Trieb, privilegiándola por el uso a la palabra Instinkt, Trieb tiene ya una larga tradición científica, romántica y literaria. Lo importante del concepto, (Nietzsche, por ejemplo, lo utiliza en este sentido), es que reenvía a una dinámica y a una energética natural, física, material. En la obra freudiana la palabra Trieb (1905) es introducida por una referencia a la biología :"En biología uno se da cuenta de la existencia de las necesidades sexuales...por intermedio de la hipótesis de una 'pulsión sexual' ".
De entrada aparecen dos fuentes de dificultades que se irán acentuando con el desarrollo del conocimiento teórico. La primera es la definición energética de la pulsión como fuerza constante que tiene "un origen en fuentes de excitación en el interior del organismo" y que se diferencia en dos grupos de "pulsiones originarias insécables" ; ambos grupos pulsionales son producto de una energía somática corporal y no se distinguen entre ellos por “cualidades diferentes”, basta con " admitir simplemente que las pulsiones son todas semejantes cuantitativamente y deben su efecto únicamente a las cantidades de excitación". Es solamente la diferencia de las “fuentes pulsionales” la que va a determinar sus “efectos psíquicos”.(12) Antes de continuar hagamos notar que la frase anteriormente citada que se refiere a las "cantidades de excitación” debe ser completada con la expresión "cantidades de excitación que ellas (las pulsiones) transportan", ergo las pulsiones no son una cantidad de fuerza o energía, ellas transportan la cantidad : las pulsiones se convierten en entidades, y las entidades van a cumplir una finalidad, una al sevicio del individuo, otra al servicio de la especie.
La segunda dificultad, y dificultad mayor, es que todos esos "presupuestos" deben cambiar de registro y servirnos como guías en "la elaboración del mundo de los fenómenos psicológicos" . Y es a nivel de la psiquis que los “objetos” son tomados en consideración. La fuente somática de la excitación "está representada en la vida psíquica por la pulsión", y la pulsión "no la conocemos en la vida psíquica, más que por sus fines."(13) Pero “el fin” es la satisfacción y no depende del “objeto”. La noción se sostiene mientras “el fin” y la “descarga” sean equiparables, lo que depende de la asimilación del principio de placer al principio de constancia (o desde otro punto de vista, a la reducción a cero de la excitación). El principio económico-energético del placer no será más sostenible; Freud lo reconoce de manera explícita aunque con reticencias(14) , a partir de 1924.
En un texto tardío Freud escribe : «La fuente es un estado de excitacion en el soma ; el fin, la cesación de esta excitación ; y en el camino de la fuente al fin, la pulsion se vuelve psíquicamente activa. La representamos como un cierto quantum de energía, que empuja en una determinada dirección . Es de este empuje que le viene su nombre de pulsión.»(15) Esta concepción fisicalista y mecanicista hace del psiquismo un “aparato” necesario para efectuar un trabajo. Un “aparato” es un conjunto de piezas, de útiles, o de instrumentos apropiados para realizar una operación, es decir, un intermediario entre el sujeto de la acción y el acto.
Este “aparato” es concebido primeramente como un modelo analógico isomorfo del sistema nervioso, (combinando la "noción fundamental de cantidad" , la teoría de las neuronas, el principio d’inercia, las barreras de contacto y la descarga. Los afectos y los estados de deseo implican la tension cuantitativa -"l’investissement"- en un tipo de neuronas. "En el caso de los afectos, hay liberación inmediata [de la tensión]; en el caso del deseo, acumulación." )(16) Más tarde el fisicalismo neuro-psicológico es definitivamente abandonado por un modelo teorético de la psiquis (heurístico-fictivo diríamos nosotros), al que son trasladados los conceptos básicos de cantidad de excitación, principio de constancia, placer y descarga, más una tópica en la que van a inscribirse representaciones y deseos. (Cap. VII de La interpretación de los sueños).
El “lugar” donde la pulsión deviene psíquicamente activa (la Psiquis), es irreductible a una descripción corporal, física o biológica. Como escribe Freud en El inconsciente : «La actividad psíquica está ligada a la función del cerebro (...) este es un resultado irrefutable de la investigación. (...) Pero ... todos los esfuerzos para pensar las representaciones como almacenadas en células nerviosas y para hacer viajar las excitaciones por las fibras nerviosas han fracasado totalmente.» Y agrega :"...nuestras hipótesis no pueden pretender tener otro valor que el de una representación figurada." (17)
La demarcación entre los dos modelos -fisicalista uno, mentalista podríamos llamar al otro- es neta. Pero Freud no se resigna a abandonar la metáfora analógica organicista que “transporta” la ilusión de un conocimiento que integra lo corporal, lo biológico y lo mental (“anímico”), via la teoría de la evolución de las especies y la idea de la recapitulación y herencia de los caracteres adquiridos (segun Haeckel : "la ontogenia es una recapitulación abreviada e imperfecta de la filogenia", segun Freud : "cada individuo reproduce de manera abreviada, en el curso de su infancia, todo el desarrollo de la especie humana, la prehistoria filogenética.") (18)
En El yo y el ello (1922), por ejemplo, Freud retoma de manera realística la descripción espacial de la psiquis : "la consciencia es la superficie del aparato anímico" y forma parte, como función, de "un sistema que espacialmente, es el primero partiendo del mundo exterior. Espacialmente, no sólo en el sentido de la función, sino, esta vez, también en el sentido de la organización anatómica." Y unas pocas páginas más adelante encontramos el clásico dibujo del Ello, el Yo y lo reprimido (refoulé) "cuyos contornos no sirven más que para la presentación y no deben pretender a ningua interpretación particular" , pero que es seguido por una frase sorprendente :"Agreguemos eventualmente que el Yo lleva una 'calota acústica`, según el testimonio de la anatomía cerebral, solamente de un lado."(19)
Sin embargo, es necesario tener claro que el modelo psicoanalítico de la psiquis es un modelo teorético, heurístico, ficticio (en el sentido de fictum : creación de la mente, o "simulación), no reductible a un estado del cerebro. Nadie supone que las instancias del “aparato psíquico”, ni en la primera ni en la segunda tópica, tengan localización corporal, anatómica.
La Pulsión pasa de uno al otro modelo, o mejor dicho, en el espíritu de Freud, ambos modelos permanecen firmemente anclados en el terreno corporal, biológico. La "carga energética, factor de motricidad", fuerza, "que ataca al organismo desde el interior y lo empuja a realizar ciertas acciones" tiene su fuente en lo biológico -dice el Vocabulaire de la psychanalyse-. En 1914, cuando fracasa la primera dualidad pulsional, se nos recuerda que "todas nuestras concepciones provisorias, en psicología, deberán un día tener una base orgánica." Son "substancias determinadas y procesos químicos los que producen los efectos de la sexualidad...Tenemos en cuenta esta evidencia reemplazando dichas substancias químicas determinadas por fuerzas psíquicas determinadas." (20) (El subrayado es nuestro). Reemplazar substancias por fuerzas psíquicas determinadas no es ni tan simple ni tan inocente como parece. Substancia y fuerza, materia y forma. Disociar la fuerza de la materia lleva -para quedarnos en el campo psicoanalítico- a substancializar la fuerza (teoría pulsional), y a materializar el signo (teoría de la preeminencia del significante).
Fuerza, movimiento y materia son conceptos que están en discusión desde el origen de la ciencia moderna. Parece que la palabra "materialista" aparece por primera vez en 1675 bajo la pluma de Boyle. Robert Boyle sostenía que, en filosofía natural, sólo los hechos -esta variedad de conocimientos que uno llama los “hechos” (matters of fact )- salidos de la experiencia pueden servir a un conocimiento verdadero, diferente de la opinión. La naturaleza, creía Boyle, no puede hacer nada por sí misma ; es inanimada “bruta y estúpida”; no debe ser considerada como un agente. El movimiento no pertenece a la materia : ninguna parcela de materia, como la naturaleza toda , es capaz de moverse por si misma. La razón última de esta afirmación es de orden teológico, pero eso no le impidió a Boyle construir la ciencia experimental sobre una base mecánica, ni sostener en sus trabajos sobre la bomba neumática la realidad del “resorte (o elasticidad) del aire”. Boyle quería eliminar de la nueva ciencia experimental la concepción vitalista de la física escolástica y sus falsas nociones de “horror vacui”, “formas substanciales” o “espíritu de la naturaleza”.
Thomas Hobbes (1588-1679), crítico de Descartes como de Boyle, compartía con este último el rechazo por los “absurdos aristotélicos” de las “formas substanciales “ o de las “substancias inmateriales”. Hobbes pensaba que el alma no tiene ninguna existencia separada del cuerpo y desconfiaba de la tendencia a las explicaciones teleológicas de los fenómenos físicos ("La finalidad de la gravedad es la disminución de la distancia al centro de la tierra"). El Léviathan propone una filosofía de la naturaleza materialista y monista.(21)
Con Newton, algunos años menor que Boyle, la fuerza motriz cesa de ser una entidad exterior para devenir una dimensión calculable, idéntica a la gravedad y determinada por la masa y la aceleración. La inercia -que Freud retoma en el Proyecto como principio de inercia de las neuronas y que le será de gran importancia en la conceptualización del control de la excitación interna al organismo- Newton la llamaba también vis insita, es decir fuerza que reside en la materia. (Ver nota al final del artículo)
La física se integra bien al materialismo mecanicista pero la biología, ya antes de ser nombrada como tal, presentó serias resistencias. Las nociones de vida y de animación se asociaron desde hace mucho tiempo : alma, principio de vida, dice el Littré, o principio inmaterial de la vida. La etimología de la palabra viene del sánscrito ana = respirar; anima = soplo. Animal, ser vivo. Se puede observar en los naturalistas una antigua propensión a percibir las formas vivientes como los productos de un poder plástico.
Adversario de las teorías mecanicistas, Georg Ernst Stahl (1660-1734) que desarrolló la noción del “phlogisto” de Becker, trató de explicar la actividad del organismo humano por la acción de un “alma inconsciente”, suerte de fuerza vital. Lo que confiere la vida, pensaba, es decir, el movimiento dirigido, finalizado, sin el cual la máquina corporal se descompone, es el alma.
A principios de 1800 el término "biología" es utilizado por primera vez en Francia por Lamarck que consideraba el estado de pasividad como propio de los cuerpos brutos. El primer “acto de vitalización” fué efecto del calor, "esta alma material de los cuerpos vivos"(22) . El alma abandona la “forma substancial” ou “esencia separada” y se vuelve materia.
Por la misma época Cuvier, como antes Bichat, habla de fuerzas vitales, y es como si, insidiosamente, la idea de fuerza pujara para independizarse y volver a su “forma substancial”(23) (al nivel de las ideas, qué demoníaca tendencia a la repetición!). «... la materia actual del cuerpo vivo pronto no existirá más, -escibió Cuvier en la Histoire du progrès des sciences naturelles (24)- y sin embargo es la depositaria de la fuerza que obligará a la materia futura a marchar en el mismo sentido que ella.»
Poco después de la mitad del siglo XIX, más o menos en los primeros años de la vida de Freud, Pasteur mantuvo una resonante polémica con Félix Pouchet sobre la generación espontánea. Pouchet defendía la idea de una “fuerza plástica” que "concentra en un órgano especial (el huevo) los elementos primitivos del organismo." La heterogeneidad de las formas vivientes supone que «bajo la influencia de fuerzas ... aún inexplicadas ... se produce, ya sea en los animales, ya sea en otro lado, una manifestación plástica que tiende a agrupar moléculas ; a imponerles un modo especial de vitalidad cuyo resultado final es un ser nuevo.» (25)
En los dos filósofos más próximos al pensamiento freudiano, la idea de una fuerza obscura e inconsciente, actuante, portadora de una direccionalidad, finalidad o “designio” es un elemento pregnante de la visión del mundo que proponen. Cuando Freud introduce la noción de Ello, la referencia a Groddeck " que no cesa de repetir (...) que, para utilizar su expresión, somos vividos por fuerzas desconocidas que escapan a nuestro control", va seguida de una nota que toma a Nietzsche como inspirador de la forma gramatical que sirve "para designar lo que hay de impersonal, de sometido a las necesidades naturales en nuestro ser." (26)
Para Schopenhauer (1788-1860) "la fuerza vital emplea y utiliza indudablemente las fuerzas de la naturaleza inorgánica", pero «en el grado más bajo, la voluntad se nos presenta, como una fuerza ciega, como un esfuerzo misterioso y sordo, alejada de toda consciencia inmediata. (...) En tanto fuerza ciega y esfuerzo inconsciente, ella se manifiesta en toda la naturaleza inorgánica, ...». El mundo era solamente voluntad, pero en una segunda fase, deviene tambien representación, objeto del sujeto conociente. "Aqui termina la infalible seguridad de la voluntad. El animal esta ya expuesto a la ilusión, a la apariencia." (27)
Nietzsche (1844-1900) utiliza a profusión las palabras instinto y Trieb -con matices que los traductores encuentran difíciles de transportar a otra lengua-. El Trieb está asociado a una fuerza que trabaja de manera subterránea en el inconsciente de los pueblos. La teoría dualista de los instintos, que Nietzsche formula en términos de apolíneo y dionisíaco, los hace surgir de la naturaleza misma ["qui jaillissent de la nature elle-même- (28)-].(29)
La formalizacion de la “primera teoría pulsional” en la Metapsicología de 1915 (30) es posterior al abandono del paralelismo neuro-psicológico, pero, aún siendo un modelo teorético, mantiene como ya dijimos, la metáfora analógica fisicalista de tipo mecanicista fundada sobre la cantidad y el principio de inercia, que, sin abandonar el terreno biológico es expresión de un monismo materialista. Podríamos dar como ejemplo de lo que acabamos de afirmar las dos frases siguientes : "Descubrimos entonces la esencia de la pulsión en sus caracteres principales: origen en fuentes de excitación en el interior del organismo. manifestación como fuerza constante", y "las pulsiones en sí mismas, al menos en parte, son sedimentaciones de efectos de la excitación externa que, en el curso de la filogenia, han actuado sobre la substancia viva y la han modificado".(31) La posicion anti-finalista es perceptible pero se ve tambien que es difícil de mantener. En una nota agregada en esta época -1915- a los Tres ensayos sobre la teoría sexual, hablando de una impresión perceptual que "sigue siendo la vía más frecuente para despertar la excitación libidinal, y la selección natural cuenta con la practicabilidad de dicha vía", Freud siente la necesidad de aclarar : "siempre y cuando esta manera teleológica de ver las cosas sea aceptable" .(32)
Despues de la reformulación teórica, en 1920, de la metapsicología, que la introduccion del narcisismo hizo necesaria, como ha sido tantas veces señalado, el esquema mecanicista y las precauciones anti-teleológicas se retiran y el vitalismo biologista, montado sobre la autonomización de la fuerza, hace una presentación relevante.
Como es habitual, al independizarse la fuerza reivindica, sin falsos pudores, intencionalidad o finalidad. Algunas frases del Más allá del principio del placer bastarán para activar la memoria : «En un momento dado una fuerza, de la cual no podemos tener aún ninguna representación despierta en la materia inanimada las propiedades de la vida (...) Durante mucho tiempo, la substancia vital debía así nacer y renacer... hasta llegar al objetivo final, es decir la muerte.» (pgs.48 y 49) "Los instintos que velan sobre el destino de esos organismos elementales...forman el grupo de los instintos sexuales;" (p.51) "Pero aunque la sexualidad y las diferencias sexuales no existen sin duda en el origen de la vida, no es imposible que los instintos que, en una fase ulterior seán sexuales, hayan existido desde el comienzo..."(p.52) "Con respecto a nosostros, hemos tenido en cuenta, no la substancia viva, sino las fuerzas que actúan en ella..." (p.58) "Las fuerzas que empujan la vida hacia la muerte pueden muy bien, en ellos tambien (los portozoarios en los que la muerte natural se puede o no demostrar), estar en actividad desde el comienzo." (p.62). (33)
Las pulsiones, que eran la expresión en el psiquismo de las excitaciones internas del organismo, se han transformado en los suppôts de dos entidades, dos fuerzas míticas que luchan entre sí desde los orígenes del tiempo : Eros, para ligar y mantener la cohesión de lo viviente, la otra, fuerza de muerte o destrucción, para separar y llevar la materia a la nada.
Entre la actividad sexual descripta en los Tres ensayos y Eros, pulsión de vida, forma ampliamente especulativa postulada en Más allá del principio del placer no hay solamente diferencias de detalle, hay una oposición punto por punto, como lo hace notar Laplanche : en el primer caso la actividad sexual "es auto-erótica, morcelée et morcelante" (fragmentada y fragmentante), su único fin es la satisfacción por la vía más corta" , el objeto le es contingente; en el segundo caso el fin no es más la descarga sino una finalidad precisa, una acción finalizada y dirigida, el objeto se vuelve absoluto, cualitativo, y coincide con el fin.
Si evaluáramos las llamadas primera y segunda teoría pulsional con el criterio de la causalidad aristotélica diriamos que la primera teoría privilegia la “causa eficiente” : es mecanicista y positivista ; la segunda privilegia la “causa final” : es finalista y vitalista. Sin olvidar que a pesar del cambio de enfoque y de tono, Freud mantiene el paradigma substancialista de base.
Volviendo a nuestra pregunta inicial, ¿qué designa la palabra “pulsion”? Evidentemente, designa la noción de pulsión tal como dicha noción ha sido construída en la teoría. El referente de la pulsión es la representación imaginaria que nos hacemos de la pulsión.
Freud, consciente de la dificultad, sabe que aunque "el comienzo de toda actividad científica consiste más bien en la descripción de fenómenos" , dicha descripción no puede evitar contener ciertas ideas abstractas "que uno toma aquí y allá" . Tales ideas serán luego los conceptos fundamentales de la ciencia y "uno se pone de acuerdo sobre su significación multiplicando las referencias al material de la experiencia, del cual parecen haber sido tomadas pero que en realidad depende de ellas." (34)
La Pulsión, como toda idea general, especulativa, depende enteramente del épistémè de su época. Freud contribuyó de manera primordial a descentrar, o mejor a desmitificar, el lugar del hombre en el cosmos y a crear un nuevo épistémè post-iluminista en ciencias humanas. Pero, como se puede decir de manera alegórica, el descubridor de un nuevo mundo pertenece necesariamente al viejo, y no puede dejar de trabajar con el material teórico que le procura su época. La Pulsion no es un “observable” (sin entrar a discutir por el momento qué es “un observable” en clínica psicoanalítica), es un artefacto explicativo, inadecuado para dar cuenta de la dinámica semántica inconsciente, impertinente al paradigma relacional propio de una teoría de la Psyché (de la mente).(35).
Los argumentos críticos
¿Porqué la pulsión es un un artefacto inadecuado y no pertinente en una teoría psicoanalítica del psiquismo humano? Formalizaremos la crítica en torno a tres argumentos mayores: primero, la hipóstasis de la fuerza ; segundo la exterioridad de la fuerza, y tercero las relaciones entre la extensión y la significación.
Desde su aparición en la escena teórica freudiana la “pulsión” tiene una cierta tendencia a ser hipostasiada, a convertirse en una entidad.(36) A los filósofos o a los científicos, les ocurre habitualmente -para decirlo parafraseando a Malebranche-, que al observar, organizar o pensar las cosas de una manera diferente obtienen efectos nuevos e inmediatamente imaginan una entidad nueva como habiéndolos producido.
Las ganas de comer se explican por una pulsión de alimentación, y las necesidades sexuales por una “pulsión sexual”. Si hay una pulsión debe haber una fuerza y una energía, de lo que se desprende naturalmente el deseo de darles un nombre, el acto de nominación : la líbido. Entonces ella, la líbido, comienza a hacer una cantidad de cosas, cambia de objeto como de camisa, de activa se transforma en pasiva, fundamentalmente sexual puede desexualizarse sin perder su identidad, en cuanto a su fuente, puede encontrarla en distintas zonas erógenas que casualmente son erógenas por que ella pasó por allí. Reflexiones y observaciones "conducen a atribuir a todas las partes del cuerpo y a todos los órganos internos la cualidad de zona erógena." [Nota de 1915 agregada a los Tres ensayos (37)]. Aunque nazca en el cuerpo de la mujer, ella es masculina puesto que es activa, según una ley superior. ("La líbido es, de manera regular y conforma a leyes, de naturaleza masculina, ya se manifieste en el hombre o en la mujer, y haciendo abstracción de su objeto, ya sea éste un hombre o bien una mujer." -Ibid., p.161-).
Además, la líbido es una y compuesta. «Lo que llamábamos pulsion sexual, escribe Freud en 1922 (Teoría de la libido ), era altamente compuesto y podía disociarse nuevamente en sus pulsiones parciales. (...) las pulsiones tomadas individualmente podían permanecer independientes unas de otras, (...) las unas tomar el lugar de las otras, transferir las unas a las otras su carga libidinal, de modo que la satisfacción de una venía en lugar de la satisfacción de la otra.»(38) Quisiéramos llamar la atención sobre la separación de la pulsión de su carga energética : ¿la “pulsión” sigue siendo la pulsión sin su carga energética (sin "l'ivestissement" libidinal)?
"Es difícil dar una definición satisfactoria de la líbido", dicen Laplanche et Pontalis, pero hay dos características de la líbido que Freud siempre mantuvo : 1) Ella es siempre cualitativamente sexual y en conflicto con un antagonista. 2) Es también un elemento " cuantitativamente variable que permite medir los procesos y las transformaciones en el terreno de la excitación sexual".(39)
La teoría de la pulsión está pensada desde el origen como un conflicto entre pares opuestos, dualismo de fuerzas que se enfrentan en el terreno psíquico. Fuerzas o energías que son vistas primeramente como formando parte de elementos cualitativamente dispares del funcionamiento biológico, apoyándose en el cuerpo y sirviendo las grandes necesidades del hambre y del sexo, cargando ("investissant") el yo y los objetos, para transformarse más tarde en “seres míticos” en lucha eterna, trans-corporales y trans-individuales, verdaderos principios comandando a un fin, arché y télos de la materia.
La Pulsión hipostasiada se carga de una intencionalidad propia, intencionalidad que está ya presente en el uso pre-analítico de la noción de Trieb, y que se insinua, aunque más no sea en la “manera de hablar”, desde las primeras formulaciones freudianas del concepto. La Pulsion busca, desea, aspira a algo."(:::) la pulsión sexual, que haciendo ésto (la extensión de la sexualidad otras regiones del cuerpo) anuncia su intención de controlar el objeto sexual en todas las direcciones." (40) "(...) pulsiones de agresión, cuyo fin es la destrucción." (41) "(...) una aspiración que tiene como fin la autodestrucción." (42)
La fuerza y la energía, convertidas en una entidad, intervienen para poner en movimiento las estructuras, o más bien los contenidos, del psiquismo. Separar la fuerza de los contenidos objetales - o desde otro punto de vista, proposicionales - de la psiquis es una de las consecuencias desgraciadas de la teoría pulsional. Como escribió Fairbairn, el “instinto” o Trieb, «no es el estímulo de la actividad psíquica, sino que él mismo consiste en una actividad característica por parte de una estructura psíquica. El “impulso” (Trieb) no es, por así decirlo un puntapié caído del cielo a un yo sorprendido (...) sino una estructura psíquica en acción».(43) Para Fairbairn “una estructura psíquica dinámica” es la internalización de una relación de objeto.
La “fuerza pujante de la Pulsión” es vista habitualmente, entonces, como “atacando”, o viniendo a investir, las estructuras psíquicas -instancias, huellas mnémicas, representaciones, fantasmas, objetos (afectos?)- desde el exterior de las mismas. Pero ¿exterior a qué sistema? ¿Al “aparato” psíquico, o a las estructuras endopsíquicas? ¿Se trata de una fuerza somática o de una energía psíquica? Un psicoanalista normalmente sale del paso diciendo “la pulsion es un concepto-límite” y se remite a Freud : "La pulsión es entonces uno de los conceptos de la demarcación entre lo psíquico y lo somático." (44) Pero, evidentemente, esa no es la solución sino el problema.
Si nos quedamos a nivel del modelo biológico-analógico freudiano la continuidad entre el soma y la psiquis está postulada de entrada, sin embargo esta continuidad no hace más que acentuar las dificultades. La biología y fisiología del cuerpo componen un conocimiento integrado en un modelo existencial (empírico), medible y experimentable, la energía recorre la neurona como electricidad, hay un potencial de acción en la membrana celular y péptidos que hacen de neuromediadores. Nadie ha visto en un sistema neuronal ni una imagen interna, ni una huella mnémica, ni una representación, ni un dolor, ni una creencia. La psiquis es un modelo heurístico-fictivo, la pulsión, sea lo que sea a nivel orgánico, debe ser transformada en otro tipo de energía que no es físico-química, precisamente en “energía psíquica” (sea lo que sea la energía psíquica) y además, si esa energía es cualitativamente diferenciable -o líbido/ Eros, o conservación / pulsion de muerte-, ella debe contener algo que distinga un tipo de energía psíquica de otro tipo de energía psíquica. En otros términos, ¿en el psiquismo la pulsión se presenta o se hace representar? Segun los párrafos de Pulsions et destin de pulsions que citamos al comienzo de este artículo, ella se presenta por sí misma como “cantidad de excitación” (y tal vez “como funciones de esta cantidad” -¿periodicidad, ritmo?-). Segun El inconsciente la pulsión debe ser representada, una especie de mandatario o delegado debe ser enviado al psiquismo para que ella se vuelva activa : " Si la pulsion no estuviera ligada a una representación o no apareciera bajo la forma de estado afectivo, no podríamos saber nada de ella."
A esta altura de la reflexión debería ser claro que estamos a punto de caer en la trampa de un juego de ilusionismo, la energía psíquica es metafórica, no es del mismo orden que la energía físico-química, y la representación no es sensación, ni “percepto”, no es una impresión sensorial, es una organización de sentido, tiene un significado intencional. Como dice Freud, una “moción pulsional reprimida”, -por ejemplo- " es una moción hostil hacia el padre" (45) : es decir, lo que esta reprimido es un sentimiento de hostilidad del sujeto hacia su padre, la pulsion reprimida tiene un contenido proposicional. Entre los dos modelos, biológico y psíquico (un fragmento de res extensa articulado espacialmente a un fragmento de res cogitans, diría Rorty) hay incommensurabilidad.
Si, en otro esquema, utilizamos la moción pulsional como una manera de hablar del movimiento o de la dinámica de los objetos internos, o del fantasma, la pulsión no será diferenciable del deseo.
Lo que cambia en el pasaje de un modelo fisicalista a un modelo mentalista es fundamentalmente la explicación causal. Por ejemplo, si decimos que Juan no tiene ganas de comenzar por segunda vez el juego del amor, podemos dar como explicación la liberación masiva de endorfina despues del coito, que sería reponsable de la inhibición temporaria de ciertas células del hipotálamo ; podemos decir tambien que es un comportamiento habitual en Juan por una debilidad constitucional o adquirida de la líbido ; o podemos decir que, conociendo el contexto situacional de la relación de Juan a María (su partenaire sexual en esa ocasión), y el fantasma inconsciente que podemos suponer presente en ese momento en función de la historia de Juan y de su relato, la inhibición temporaria de Juan tiene una explicación comprensible. (Lo que es, además, psicoanalíticamente interpretable).
En el primer caso tenemos una explicación causal de tipo fisicalista por la cual lo que ocurre en un nivel (acontecimientos mentales o interaccionales) es explicado por elementos físicos (acontecimientos fisiológicos) ; en el segundo caso tenemos una explicación causal mágica por que no conocemos nada de las relaciones que postulamos ; en el tercer caso tenemos una explicación relacional en la que la relación causal es interna al nivel intencional, o de significación, propio de la psiquis humana. Si en este tercer modo explicativo introducimos el concepto de fuerza, -si introducimos la fuerza en un escenario significativo-, ella será la expresión de las relaciones que ocurren en ese mismo escenario, y no su causa.(46)
Todo lo que es naturaleza, physis, extensión, debe ser reconstruído por un trabajo de significación, de “mise en sens”, et de “mise en scène”. La “representación”, diferenciándola como hace Freud de la percepción, es una manera de significar algo del mundo. El fantasma, la imagen in absentia del objeto sensible, en la medida en que es articulable con el reenvío de una cosa a otra cosa, de un signo a otro signo, es la clave del pasaje del “placer de órgano” al “placer de representación”, y por ende de la constitución de la psiquis. Todo lo que es intencionalidad, significación, semantismo, exige una mediación simbólica. La singularidad de “la cosa” no posee significación propia, inmanente ; la adquiere por su inclusión en una unidad de significación, en un sistema signitivo, y el signo es una relación triádica. El tercero simbólico, la estructura trina del signo es irreductible al par, a une relación dual. Como dice Peirce "no se puede analizar una tríada en díadas" . La acción física, natural, la acción de la materia “bruta”, se ejerce en su singularidad única hic et nunc, es analizable con la categoría de la segundidad ("secondéité"). La tierceidad ("tiercéité") es la categoria del pensamiento mediador, de la significación.
Volvamos a la pulsión. Despues de los cambios teóricos de 1924 y 1926, el modelo energético ha sido vaciado de su substancia mecanicista. "Hasta me creí autorizado a decir -escribió Freud en 1932- que esta líbido insatisfecha (la líbido desviada de su utilización sexual) se transforma directamente en angustia." Pero hay que reconocer que "no es la represión que crea la angustia, es la angustia que está allí primero, es la angustia que produce la represión." Cuando el varón frente a "una reinvidicación de su líbido", en el amor que siente por su madre, experimenta angustia es porque presiente un peligro : "el castigo de la castracción, la pérdida de su miembro."
Prestemos atención a lo que sigue :"una situación pulsional temida remota (se remite), en el fondo a una situación de peligro exterior." El "yo se da cuenta que la satisfacción de una reivindicación pulsional emergente provocaría una de las situaciones de peligro que recuerda bien." Es preciso, entonces que la carga pulsional sea reprimida, abolida. "El yo se ayuda entonces con una técnica que en el fondo es diéntica a la del pensamiento normal" (...) "El yo anticipa la satisfacción..." "Es así como se pone en marcha el automatismo del principio de placer-desplacer que realiza entonces la represión de la moción pulsional peligrosa" (47)
La inversión con respecto a las primeras postulaciones energéticas es notable. La mecánica de la materia está puesta al servicio de una situación interaccional, social -la interdicción del incesto-, pensada como peligrosa. Lo que pone en marcha el automatismo del principio del placer (constancia) es una “idea”, un fantasma, un recuerdo: la significación de un fantasma infantil anclado filogenéticamente en un acontecimiento real.
Otro ejemplo, -entre aquellos que no son traducibles en términos de fuerza-, lo tomamos de las fases de la organización libidinal, es decir de las relaciones que se establecen entre los objetos y las zonas oral, anal y uretral, tal como Freud las describe en el resumen teórico de la Conferencia XXXII.
De los objetos que pueden ser dados como regalo el primero para el bebé, es su propia basura, sus excrementos. Despreciados “por el sujeto” al comienzo, cambian luego de “significación” (en realidad de valor), y se crean una serie de analogías entre dinero, niño, pene (separable), pezón. "Es imposible de ubicarse en los fantasmas, las ideas súbitas influenciadas por el inconsciente y en el lenguaje sintomático del individuo, si uno no conoce esas relaciones situadas en las profundidades." (48) Evidentemente todas esas “cosas” diferentes no se relacionan entre ellas ni por la forma, ni por el color, ni por el olor, sino por el sentido, por la significación. Aunque “regalo” sea puesto entre las equivalencias en la misma línea que los objetos (-basura, en realidad excremento, -dinero-regalo-niño-pene-), hacer un regalo es una acción, y el ejemplo mismo de la relacion trina, o triádica, que no puede ser descompuesta en díadas. Hacer un regalo, (como "alquilar” o prestar la vagina al recto), es una acción intencional, que no puede ser analizada en términos de fuerza o de energía, sino, solamente, en términos de significación. En esta dimensión de la psiquis la teoría no puede ser construída más que en términos de la dinámica intencional inconsciente de una escena fantasmática.
Freud es plenamente consciente de estas dificultades en la medida en que cada referencia global a la teoría de las pulsiones y a su fundamento biológico va envuelta por consideraciones cautelosas sobre la incertidumbre de tal procedimiento, lo poco que se sabe en ese dominio, la necesidad de suplantar en el futuro dichas reflexiones por conocimientos fisiológicos. Nosotros pensamos que además de las dificultades propias a toda teoría que trate de dar cuenta de la articulación entre “estados del cerebro”, o del cuerpo y las acciones humanas comprensivas, que “tienen sentido”, hay en la evolución del pensamiento freudiano dos “obstáculos” que nacen del épistémè de su época .
El primero es la utilización de un paradigma substancialista-mecanicista para dar cuenta de la intencionalidad, de la relación de objeto, del fantasma, de las relaciones histórico-sociales, triádicas, tanto externas como interiorizadas, en su dimensión inconsciente.
El segundo es que el esquema del “aparato psíquico” está construído sobre el modelo perceptualista-asociacionista (representativo/cartesiano), teniendo que dar cuenta de lo “observable” de un acto discursivo, en su dimensión interaccional (contexto transfero-contratransferencial), referencial e histórico (clínica psicoanalítica).
Como la Pulsión, “inobservable” en la clínica, es una entidad teorética, dicha noción vehiculiza postulados y “leyes” de un campo heterogéneo e impertinente al semantismo de la psiquis. Persistir en el empleo de energías y fuerzas como entidades explicativas produce múltiples efectos negativos, entre ellos, uno es la ilusión de creer que uno comprende algo cuando utiliza el término “pulsión”, otro, en el fondo el más grave, es el de amarrar sólidamente el psicoanàlisis a un pasado caduco.
Nota sobre los conceptos de la física
Es necesario tener en cuenta que, de una manera un tanto peculiar, Freud utiliza, en algunos casos, los conceptos de la física y de la mecánica dandoles una “torsión” que aumenta las dificultades de comprensión de una explicación “económica” del psiquismo.
Por ejemplo, el concepto de inercia, como es sabido, está en los orígenes de la descomposición del movimiento que efectua Galileo. El movimiento que es “como nulo”, el movimiento uniforme, no tiene necesidad de “motor” para perdurar. Galileo comprueba "que un grado de velocidad, una vez comunicado a un móvil, se imprimira de manera indeleble por el sólo hecho de su naturaleza, a condición que sean suprimidas las causas enteriores de aceleración o de lentificación." Lo que más tarde será la primera ley de Newton, o “ley de inercia”: "Todo cuerpo persevera en el estado de reposo y de movimiento uniforme en línea recta en el que se encuentra, salvo si una fuerza actúa sobre él y lo obliga a cambiar de estado." Como lo aprendimos en el liceo.
Sin embargo, cuando Freud postula el principio de inercia de las neuronas, lo define como la tendencia fundamental de la función neurónica “a desembarazarse de las cantidades (Q)”, a descargarse, “y así mantenerse en estado de no-exitación." [...] "Por consiguiente el sistema neurónico se ve obligado a renunciar a su tendencia original a la inercia, es decir a su tendencia al nivel = 0. Debe aprender a soportar una cantidad almacenada ...etc.”(49)
La inercia no es más, segun esta definición de Freud, una propiedad del móvil , sino una función o tendencia del sistema (Sin entrar a considerar que, además, el sistema debe hacer esfuerzos para aprender a soportar una carga). En este universo el principio de Newton es un pariente muy alejado.
Probablemente la idea que se pretende explicar es la que corresponde al proceso primario, es decir la libre circulacion de la energía (en realidad del sentido o de la significación segun el desplazamiento o la condensación).
Y aquí nos encontramos con otra “torsión” de la energía física. La utilización de las mismas palabras da la ilusión de pasar sin escollos de un dominio al otro : por ejemplo “energía libre”. Freud dice tomar de Breuer el concepto de “dos estados distintos de la energía de 'investissement', un estado tónicamente ligado y un estado libremente móvil, tendiendo a la descarga.”(50) Pero Breuer se mantiene en los limites de la física al distinguir dos estados de la energía mecánica, una “fuerza” potencial (que no se ejerce en el momento) y “una fuerza” en acto, o cinética. Separación conceptual que Helmholtz (1821-1894) llamaba “fuerzas de tension” y “fuerzas vivas”, y otros llamaron “energía actual” y "energía potencial", o "energía cinética” y "energía estática"; Breuer las denomina “énergie cinetique” y “énergie quiescent” (o “tonique”). En termodinámica y en bioenergética, la energia libre es otra cosa que se refiere a las conversiones o transformaciones de la energía en energía química, o en calor, o en electicidad, o en luz, o en trabajo, en relación con la entropía. Energie libre de Helmhotz, o energía libre (ou enthalpie) de Gibbs.
La energía libre y la energía ligada de Freud son conceptos sui generis que corresponden exclusivamente a su propia concepción del inconsciente, y que si abandonan su connotación económica, analógica al sistema neuronal, se acomodan sin gran distorsión, bajo la denominación de liaison y déliaison, a las relaciones semánticas de los contenidos mentales.
Bibliografía
1 Peirce, Charles S. : Comment se fixe la croyance. (Noviembre 1877 . En : Textes anticartésiens. Ed. Aubier, Paris, 1984. pp. 271-274
2 Bachelard, Gaston: La formation de l'esprit scientifique. Vrin, Paris, 1980. p. 14. [Traducción castellana : Ed. Argos, Buenos Aires, 1948. p.6]. Bachelard agrega : «De una manera muy visible, puede reconocerse que la idea cientifica demasiado familiar se carga con un concreto psicológico demasiado pesado, que ella amasa un número excesivo de analogias, imágenes, metáforas, y que poco a poco pierde su vector de abstracción, su afilada punta abstracta.» p.17 [Edic.francesa : p. 15].
3 Green, André : Pulsion. Encyclopaedia Universalis France, 1995.
4 Fairbairn, W. Ronald D,: Psychoanalytic studies of the personality. Tavistock Publications, Londres, 1952 ( cito de la version en castellano: Estudios psicoanaliticos de la personalidad. Hormé, Buenos Aires, 1962,p.44.)
5 Cf. por ejemplo : Nouvelles conférences d'introduction à la psychanalyse. Gallimard, Paris, 1984. XXXII Conf. p.122
6 Fairbairn, R. : Op.cit., p.162
7 Buenos Aires, Tomo XIII, N° 4
8 Baranger,Willy : Problemas del campo psicoanalitico. Ed.Kargieman, Buenos Aires, 1969, p.16
9 Vocabulaire de la psychanalyse. P.U.F., Paris, 1967, p.214
10 Widlöcher, Daniel : Métapsychologie du sens. P.U.F., Paris 1986. p.44
11 Widlöcher, D. : Lois-ponts et niveaux d'observation . In: Le cerveau et l'esprit. CNRS éditions, Paris, 1992. p.19
12 Freud, Sigmund : Métapsychologie . Gallimard, Paris, 1968. pp.20-21
13 Ibid.
14 Por ejemplo, ver la referencia al "ritmo" (Le problème économique du masochisme. Oeuvres complètes. P.U.F., Paris, 1992. Vol. XVII, p.12). Pero en 1924, la referencia "temporal" ligada à la cualidad que en L'Esquisse (el Proyecto) de1895 concernía solamente a las sensaciones conscientes, se vuelve fundamental, y el carácter cualitativo se extiende hasta alcanzar al mismo"principio de placer". La equivalencia entre "principio de constancia" y "principio de placer" desaparece.
15 Nouvelles conférences d'introduction à la psychanalyse . Op.cit., p.130
16 Esquisse d'une psychologie scientifique. In : La naissance de la psychanalyse. P.U.F., Paris, 1979. p.339
17 Métapsychologie. Op. cit., pp.78-79
18 Introduction à la psychanalyse. 1915-1917. Payot, Paris, 1922-1961. p.184. Cf. Ritvo, Lucille B.: L'ascendant de Darwin sur Freud . Gallimard, Paris, 1992. p.152
19 Oeuvres complètes. PUF, Paris, 1991. Vol. XVI , pp.263 et 269
20 Pour introduire le narcissisme . PUF, Paris, 1969-1972. p.86
21 Cf. por ejemplo el capítulo XLVI : De las Tinieblas, del Leviatán. Fondo de Cultura Económica, México, 1940. p. 553. [Des ténèbres, du Léviathan. Ed. Sirey, Paris, 1971. p.683]. Las posiciones respectivas de Boyle y Hobbes son tratadas en détalle en el libro de Steven Shapin et Simon Schaffer : Léviathan et la pompe à air. Ed. La découverte, Paris, 1993.
22 Citado por Georges Canguilhem en el artículo Vie de la Encyclopaedia Universalis, 1995. Vol. 23, 546.
23 Para contradecir a Voltaire que anotó en su Dictionnaire Philosophique : "Les âmes des bêtes sont des formes substantielles, a dit Aristote, et, après Aristote, l'école arabe, et, après l'école arabe, l'école angélique, et, après l'école angélique, la Sorbonne, et, après la Sorbonne, personne au monde." Art. : Bêtes.
24 En Canguilhem, op. cit.
25 Farley, John et Geison, Gerald L. : Le débat entre Pasteur et Pouchet : science, politique et génération spontanée au XIXème siècle en France. En : La science telle qu'elle se fait. Ed. La découverte, Paris, 1991, p.99 Le Moi et le Ca.En: Essais de Psychanalyse. P.B.Payot, Paris, 1972. p.192
27 Schopenhauer, Arthur : Le monde comme volonté et comme représentation. PUF., Paris, 1966. Livre deuxième, p.27.
28 Nietzsche, Friedrich: La naissance de la tragédie . Gallimard (folio), Paris, 1977. p.32
29 Cf. el capítulo sobre Instinct et pulsion dans Freud et Nietzsche de Paul-Laurent Assoun. PUF, Paris, 1980.
30 Es interesante subrayar que la tentativa de sistematización de 1915 es dependiente del modelo organicista-energético, y que no tiene en cuenta las nociones que la contradicen explicitadas, una en "Introducción al Narcisismo" (fracaso del primer dualismo pulsional) y otra escrita casi simultáneamente, en Deuil et mélancolie ( la construcción del objeto interno).
31 Métapsychologie. Op. cit. pp.15 et 17
32 Gallimard, Paris, 1987. p.66.
33 Essais de psychanalyse . P.B.Payot Paris, 1972
34 Pulsion et destin des pulsions. In Métapsychologie. Op.cit.,p.12
35 Diecisiete años después de la Métapsychologie -Freud tiene entonces 76 años- la referencia a la relación entre la "observación" y las "ideas generales" présente en la XXXIIè. Conférence ha perdido la agudeza del propósito : Freud llama a las "ideas abastractas" nuestra concepción, y las define como las "representaciones abstractas correctas" que deben ser aplicadas "a la materia bruta de la observación". Pero, nos parece claro hoy en dia que la dicotomía hecho/valor debe ser abandonada después del último ensayo infructuoso del positivismo lógico. Como dice Putnam : «el vocabulario que se utiliza para describir los fenómenos es lo que recorta los fenómenos en eso que se llama en consecuencia los objetos.» [«le vocabulaire que l'on utilise pour décrire les phénomènes est ce qui découpe les phénomènes en ce que l'on appelle ensuite des objets.»]Définitions. Ed. de l'éclat, Combas, 1992. p.57
36 El término hipóstasis debe ser comprendido en su sentido habitual peyorativo. En ese sentido la hipóstasis désigna una entidad, une abstraction, fictiva pero substantificada y presentada como existiendo en la realidad. El Vocabulaire de Lalande dice del verbo hypostasier : "transformer une relation logique en une substance, au sens ontologique de ce mot." (transformar una relación lógica en una sustancia, en el sentido ontológio de este término) 37 Trois essais sur la théorie sexuelle. Gallimard, Paris, 1987. p.108
38 "Psychanalyse" et "Théorie de la libido". In : Oeuvres Complètes.Op.cit., Vol.XVI, pp.205-206
39 Trois essais sur la théorie sexuelle . Op.cit., p.158
40 Ibid. p.61
41 Nouvelles conférences. Op.cit., p.139
42 Ibid., p. 142
43 Citado por Harry Guntrip in : Estructura de la personalidad e interacción humana. Paidos, Buenos Aires, 1965. p.252 (Original inglés éditado por The Hogarth Press, Londres.)
44 Trois essais. Op.cit., p.83
45 Inhibition, symptôme et angoisse. PUF, Paris, 1951/1975. p.24.
46 Tengo que excusarme por presentar tan simplificadamente las relaciones entre los "estados cerebrales" y los "estados mentales", problema que suscita actualmente una discusión apasionante y compleja. Sobre la "causalidad" en esta problemática bien dificil, propongo la bibliografía siguiente, que contiene posicions divergentes : el artículo ya citado de Widlöcher sobre las Lois-ponts ; Pascal Engel : Causalité mentale et niveaux de causalité. In Revue Philosophique. PUF, 1995, N°1 ; John R.Searle: L'Intentionalité. Ed. de Minuit, Paris, 1985 ; Vincent Descombes : La denrée mentale. Ed. de Minuit, Paris, 1995 et Les institutions du sens, même éditeur, 1996.
47 Nouvelles conférences d'introduction à la psychanalyse. Op. cit. pp; 118 et 122,
48 Ibid., pp. 136-137
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