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sábado, 8 de enero de 2011

Homo Mobilis

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El lenguaje evoluciona y el pensamiento va a la par
 

 
Sherry Turkle, psicóloga del MIT que estudia el nexo entre la gente y los aparatos, cree que las herramientas de la movilidad apuntan al surgimiento de un nuevo tipo de persona. En el ya lejano pasado dominado por las conexiones fijas, las personas pensaban: - Siento algo, por lo tanto, voy a hacer un llamado. Hoy los jóvenes, entre ellos la hija adolescente de Turkle, piensan diferente:
- Quiero sentir algo, así que haré un llamado. La especialista interpreta que hay algo inorgánico, poco original y carente de autenticidad dentro del conjunto de comunicaciones móviles y piensa que, como especie, estamos corriendo el riesgo de permitir que los sistemas sociales inalámbricos que nos rodean roben parte de nuestra naturaleza. ¿Es gracioso? En realidad, las herramientas siempre jugaron un rol importante en la definición de la naturaleza humana. El Homo habilis – hombre hábil – es el primer representante de nuestro género que sobrevivió hasta hace unos 1,6 millones de años y que usaba herramientas primitivas hechas de piedra y hueso. El Homo erectus – hombre erguido, debe el nombre a su estatura, pero su innovación histórica consistió en dominar el fuego para beneficio propio. Independientemente de que el Homo sapiens - hombre inteligente, haga honor al nombre, ha conseguido hasta hoy sorprendentes avances tanto en hardware (por ej., la rueda) como en software (por ej., el lenguaje). Es poco serio que, protegidos en sus torres de marfil, los investigadores discutan ahora la llegada del Homo mobilis. Nuevamente, parece que el mayor cambio corresponde al lenguaje y, por sus connotaciones, al pensamiento y al sentimiento. A cualquiera que haya estado en contacto con jóvenes en algún rincón del mundo le queda claro que está en marcha un monumental cambio lingüístico. Subculturas completas se identifican hoy, primaria o exclusivamente, a través del argot elegido para mensajes instantáneos o de texto.
Por ejemplo, Richard Ling estudió algo que estuvo de moda entre los adolescentes noruegos, y que consistía en sustituir la letra s por la z en palabras del idioma natal; por consiguiente, la escritura de dos vocablos que significan abrazo, pasaron a ser “koz” y “klemz”. Ling dice que esta sustitución de adolescentes quinceañeros de clase media rigió hasta que otro grupo ridiculizó la tendencia, sacándola entonces de circulación. De inmediato, los adolescentes comenzaron a escribir mensajes de texto y correos electrónicos en sueco pidgin (1). En este grupo de noruegos, una palabra sueca “kramar” (nuevamente con el significado de abrazo) se convirtió en “krämmar”. Las terminaciones con z y el uso de sueco pidgin sólo aparecieron en los medios electrónicos, nunca en el habla. Hasta el momento, todo indica que sólo se trata de una nueva variante de marcadores tradicionales en el seno de un grupo, tales como tatuajes o anillos de graduación de la Ivy League (2). Pero Naomi Baron, profesora de lingüística de la American University de Washington, DC, y autora de “Always On: Language in an Online and Mobile World” (Siempre conectados: El lenguaje en un mundo en línea y móvil), observa tendencias más preocupantes, piensa que la actitud de la sociedad con respecto al lenguaje ha cambiado. Durante 250 años, las sociedades occidentales pensaron que la gramática, la sintaxis y la ortografía eran importantes y, por lo tanto, había que prestar atención a las reglas. Hoy, ese consenso está en riesgo.
En términos lingüísticos, es evidente que vale todo en el universo de los medios electrónicos, especialmente cuando se escribe en las pantallitas de los dispositivos móviles. Los apóstrofos que antes servían para diferenciar significados entre “its” e “it’s” resultan extraños y arbitrarios. Para formar palabras y oraciones completas los adolescentes disponen hoy de las facilidades del llenado automático y del control ortográfico, las cuales están en la categoría de ediciones virtuales de los diccionarios de Samuel Johnson (3) o Konrad Duden (4). La respuesta académica y políticamente correcta es dar la bienvenida con los brazos abiertos a esta tendencia. Después de todo, el lenguaje sólo está retornando a un natural y saludable estado de cambio. Cuando Geoffrey Chaucer escribía en el siglo XIV no había reglas ortográficas, pero se las ingenió para componer obras interesantes. Si seguimos esa línea, el mundo digital y móvil de la actualidad está repleto de exponentes Chaucer. Baron no está de acuerdo con esta postura; piensa que la ortografía está en franco retroceso, no por una rica diversidad de dialectos, como en los tiempos de Chaucer, sino porque el modo de pensar dominante en la cultura nómada es que el lenguaje no tiene importancia. Según ella, estamos ingresando a la era del vale todo lingüístico. Una de las razones es que la gente escribe hoy mayor cantidad de textos, como nunca antes lo había hecho, y otra es que cuanto más escribimos en línea peores escritores somos. En las épocas de las plumas y las lapiceras, y hasta cuando usábamos máquinas de escribir manuales, era difícil escribir mucho, cada uno se tomaba el trabajo de clarificar las ideas. Los nómadas actuales están convencidos de que no tienen tiempo para pensar y tomarse ese trabajo, por consiguiente, únicamente se concentran en la velocidad.
Todo esto tiene consecuencias porque el lenguaje es vehículo primario del pensamiento. Baron detecta un nuevo y amplio sopor intelectual en sus estudiantes. Los jóvenes estadounidenses solían simplificar la preparación de exámenes sobre Hamlet recurriendo a las CliffsNotes (5), odiadas por los profesores aunque, en realidad, eran maravillas pedagógicas en comparación con el método actual de usar el navegador Google para introducir una frase determinada, recurrir a la función “buscar” y obtener el fragmento exacto. Baron cree que, hoy por hoy, los estudiantes hasta
piensan fragmentadamente, o sea incoherentemente, y de la misma forma escriben las monografías. Al haber internalizado el todo vale, se lanzan a redactar, vacilan y se equivocan, sin tener la más mínima idea de lo que realmente quieren decir.
Esta crítica encaja sorprendentemente bien en lo que otros sociólogos y psicólogos comienzan a observar en el desenvolvimiento interpersonal de algunos nómadas. Los adultos mayores usan los teléfonos celulares para microcoordinar con sus parejas durante el día, a fin de hacer sus diligencias con mayor eficiencia y tal vez con el objetivo de que les quede más tiempo para estar con ellas. En cambio, muchos jóvenes, que nunca conocieron las agendas de papel o el mundo sin conexión, microcoordinan para evitar comprometerse en fijar algún momento, lugar o persona con quien encontrarse. Después de todo, tal vez se les presente una oportunidad mejor.
Por lo tanto, el tema es que los nómadas jóvenes no sólo escriben sin pensar o salen de sus casas a la mañana sin plan alguno sino que entablan relaciones sin comprometerse. Es así que gran parte de las interacciones personales, especialmente aquellas que involucran temas ásperos como peleas y separaciones, ahora han quedado relegadas a un tratamiento virtual, no presencial. En los últimos años se ha dado una tendencia preocupante, los adolescentes terminan con sus parejas enviándoles un mensaje de texto o, peor aún, cambiando su propia presentación en el Facebook, de “comprometido” a “sin compromiso”. Es algo efectivo e instantáneo pero potencialmente traumático.

Evolucionemos!

Es probable que gran parte de esta postura pesimista esté sobredimensionada. El Homo sapiens siempre creó maldiciones tecnológicas a lo largo de la historia, y se las arregló para enfrentar todos los desafíos que se le presentaban en el camino. Hasta hace unas décadas la televisión, medio reinante del momento, era motivo de seria preocupación; se consideraba que estaba creando una generación de adictos a ella, carentes de imaginación, por no decir inútiles intelectuales. Esa descripción es diametralmente opuesta a la que hoy caracteriza a la juventud, en la era de Internet y nomadismo. Si bien en el mejor de los casos nuestros jóvenes sólo leen fragmentos de La Ilíada y de las obras de Shakespeare, Manuel Castells, de la University of Southern California, señala que ellos están creando una cultura artística más radiante e imaginativa que cualquier otra anterior. Se conoce al género con el nombre de cultura del “mashup”(6), aunque la denominación no hace justicia al concepto. Hoy los genios creativos hacen mucho más que unir fragmentos, forjan nuevas combinaciones, casi como las sinapsis de las neuronas, para crear nuevas ideas.
En cuanto a las cosas que pueden pasar entre las personas, la tecnología es una de ellas, como cuando una lanza erró al mamut y terminó clavada en un miembro de la tribu. Cada tecnología tuvo excesos y estupideces. A su debido tiempo, cada estupidez dio lugar a una reacción y al consabido ajuste. Básicamente, cabe esperar que el Homo sapiens, que supo inventar el botón “on”, descubra también el botón “off”.



(1)    Pidgin, lenguaje caracterizado por combinar los rasgos sintácticos, fonéticos y morfológicos de una lengua con las unidades léxicas de otra.
(2)     Ivy League, Liga Ivy o Liga de la Hiedra, asociación de ocho universidades privadas delnoreste de los Estados Unidos. El término tiene connotaciones académicas de excelencia ytambién cierta cantidad de elitismo (todas pertenecen a la Costa Este, concretamente a algunosde los primeros trece Estados fundadores). Estas universidades son también referidas como Lasocho antiguas o las Hiedras (the Ivies).
(3)     Samuel Jonson, (1709 – 1784), comúnmente conocido como Dr. Johnson, fue una de las figuras literarias más importantes de Inglaterra: poeta, ensayista, biógrafo, lexicógrafo, y considerado por muchos como el mejor crítico literario en idioma inglés. Entre 1747 y 1755, Johnson compuso quizás su obra más conocida, A Dictionary of the English Language.
(4)     Konrad Duden, autor del "Diccionario Ortográfico", que apareció en el año 1880. Durante los decenios siguientes, la ortografía, según esta obra, se impuso paulatinamente en las regiones de habla alemana. Sin embargo, el primer reconocimiento oficial como versión obligatoria de la obra de Duden tuvo lugar en el año 1902.
(5)    CliffsNotes, resúmenes de obras clásicas para el uso de escolares.
(6)     Mashup, aplicación web híbrida - sitio web o aplicación web que usa contenido de otras aplicaciones web para crear un nuevo contenido completo. Los mashups están revolucionando el desarrollo web, permiten que cualquiera combine, de forma innovadora, datos que existen en eBay, Amazon.com, Google, Windows Live y Yahoo.



(original en inglés):
www.economist.com/specialreports/PrinterFriendly.cfm?story_id=10950487


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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Por que no:)