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por Víctor Hugo Méndez Aguirre
Doctor en Filosofía por la UNAM. Instituto de Investigaciones Filológicas, Universidad Nacional Autónoma de México
INTRODUCCIÓN
El vino estuvo asociado a la civilización en el mundo helénico arcaico y clásico. Centauros y cíclopes, que no lo conocían y no podían controlar sus efectos, estaban al margen de la cultura y de la humanidad misma. Sin embargo, la ecuación "vino=civilización" siempre tuvo que lidiar con el problema de la embriaguez. El exceso generaba características semejantes a las atribuidas a los centauros, fenómeno que generó prescripciones sobre la manera correcta de beber y vivir. El propósito del presente trabajo es hacer hincapié en la contribución del vino en el nacimiento de la filosofía moral. El dominio de sí y la propensión hacia el término medio propios del hombre prudente (phrónimos) y esforzado (spoudaios) son deudores directos del pensamiento inspirado por el consumo del vino realizado en la cuna de Occidente. Cuando Dioniso "vino" trajo consigo además del cultivo de la vid el del alma, esto es, la filosofía moral. La historia canónica de la filosofía inspirada en la Metafísica de Aristóteles y el socratismo de Cicerón no debe hacernos soslayar que una de las más grandes obras literarias del mundo clásico se titula precisamente Simposio, y que ahí se ilustra perfectamente la presente hipótesis.
En primer lugar me aboco a plantear el problema y a presentar el estado de la cuestión tal como puede ser reconstruido en función de la bibliografía especializada publicada en el primer lustro del siglo veintiuno.
A continuación me refiero al lugar del vino en el panteón heleno, tema insoslayable en tanto que el zumo de uva fermentado es identificado con el dios Dioniso.
En tercer lugar hago hincapié en que la manera correcta de beber vino fue una de las preocupaciones de los siete sabios y de los líricos arcaicos.
Por último ilustro que parte fundamental de la filosofía moral de los principales autores de la Grecia clásica, Platón y Aristóteles, se aboca a la manera correcta de beber recuperando el imperativo sapiencial del "nada en demasía": En un plano general la teoría del "justo medio" y del dominio de sí.
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
¿Ocupa algún lugar el vino en los orígenes de la filosofía moral? Quien respondiera afirmativamente se expondría a ser identificado como uno más de los fervientes adoradores de Dioniso que seguramente se halla bajo sus efluvios. Sin embargo, no menudea la bibliografía generada durante el primer lustro del siglo veintiuno que recupera la relevancia del vino en el contexto filosófico arcaico y clásico.
En primer lugar cabe precisar que Aristóteles protocolizó el certificado de nacimiento de la filosofía cuando distinguió a Tales de los anteriores forjadores de mitos y lo ubicó en el censo de los abocados a la búsqueda de explicaciones racionales de la realidad.1 El pensador milesio y el resto de los fisiólogos, ahora denominados "presocráticos", interrogaron a la physis sobre su(s) constitutivo(s) esencial(es). El principio de la naturaleza o arkhé fue encontrado en el "agua" del mismo Tales, lo "ápeiron" de Anaximandro, el "aire" de Anaxímenes y Diógenes de Apolonia, el "fuego" de Heráclito, las cuatro "raíces" de Empédocles, las "semillas-homeomerías" de Anaxágoras o los átomos y el vacío de Demócrito. No fue sino hasta que la filosofía emigró de las costas de Asia Menor y Magna Grecia y se afincó en la Atenas clásica cuando descendió del cielo a la tierra y afloraron las preocupaciones éticas que a partir de entonces constituyen parte fundamental del quehacer filosófico. Esta lectura apoyada en la autoridad de Aristóteles y de Cicerón fue cuestionada a lo largo del siglo veinte. Harold Cherniss inició tal faena cuando hizo hincapié en que el libro alpha de la Metafísica no pretende esbozar una "historia de la filosofía presocrática" sino que se trata de una obra cuyo objetivo central radica en rastrear los antecedentes remotos de la teoría tetracausal del propio Estagirita.2
En estos momentos es un lugar común que existe genuina filosofía moral en las obras de algunos de los presocráticos, cuando menos a partir de los fragmentos de Heráclito.3 No resulta tan obvio que antes de la obra del obscuro de Éfeso haya ética; pero precisamente lo que se postulará aquí es la existencia de cierta "enoética" desde los orígenes mismos de la filosofía que ha sido soslayada precisamente por la hegemonía de la metafísica.
2. ESTADO DE LA CUESTIÓN
¿Viticultura o enoética? La literatura especializada reciente ha mostrado un interés más que vigoroso en el papel que desempeña el vino en el diálogo platónico Leyes. Ha despertado gran atención la relación directamente proporcional entre el vino (oinos) y la libertad de palabra (parresía). En el volumen XLVIII de la revista Phronesis, publicado en el año 2003, Annie Larivée publicó un artículo en el que se interroga: "Du vin pour le collège de veille? Mise en lumière d'un lien occulté entre le Choeur de Dionysos et le nykterinòs sýllogos dans les Lois de Platon".4 En el 2004 Jean-Francois Pradeau presentó en las prestigiadas páginas del Journal of Hellenic Studies su artículo "L'ébriété démocratique. La critique platonicienne de la démocratie dans les Lois".5
"Vino" y "libertad de palabra" constituyen elementos definitorios de la Atenas de Pericles cuya presencia en la última gran utopía platónica se encuentra en pleno debate en la actualidad. Sea lo que fuere de la reconciliación o no de Platón con la retórica y la democracia lo cierto es que, como aquí se postulará, el corazón mismo de la filosofía moral de la época clásica se fermentó parcialmente a partir del jugo de la vid, por lo que antes que cualquier otro asunto resulta menester abordar la figura peculiar de este zumo en Grecia: Dioniso.
3. EL DIOS DEL VINO EN LA ANTIGUA GRECIA: DIONISO
La religión griega arcaica y clásica debe ser reconstruida principalmente a partir de tres fuentes: Homero -Ilíada y Odisea- Hesíodo -Teogonía y Los trabajos y los días- y los himnos homéricos. Dioniso no es una deidad desconocida por Homero; pero en Ilíada y Odisea no desempeña un papel destacado. En época clásica, por el contrario, es una de las protagónicas, cuando menos para el orfismo. Una de las principales fuentes para entender a Dioniso es una de las obras del último de los grandes trágicos: Bacantes de Eurípides.
El zumo de la uva fermentado es el Dios mismo, a decir de Otto, es su "metáfora",6 quizá podría decirse igualmente que es su símbolo; está asociado a la música7 y a la teatralidad8. Cuando ingresa al cuerpo de un humano puede generar una peculiar locura: manía.9 El fuego que invade a quien lo ingiere incinera temporalmente las ataduras del pudor y la discreción y puede dar pábulo a la suspensión temporal del respeto a las convenciones sociales.
Dioniso es una deidad perturbadora: "Pensar y repensar el mito de Dionisio nos devela una vía de interpretación que nos permite pensar la vida desde otra perspectiva: la del delirio".10 La manía por sí misma no es mala, puede ser "destructora" o "liberadora".11
Ahora bien, la uva no es el único producto a partir de cuya fermentación se puede generar alcohol. Licores pueden derivarse de otras substancias. Ágave, la tía de Dioniso, parió a Tequila cuando emigró a nuestro continente. Y la cerveza no era desconocida en el próximo Oriente. El mismo Eurípides hace transitar a su Dioniso por tierras lidias, frigias, medas, persas, árabes y otras latitudes bárbaras y griegas antes de arribar a la Tebas materna. Dioniso es universal para los griegos; pero lo que sí reivindica su procedencia claramente helena es el conjunto de disquisiciones realizadas por los poetas y los sabios sobre el vino en la vida cotidiana. ¿A qué conclusiones arribaron los predecesores de los filósofos en su tarea de indagar el modo de vida idóneo?
4. DIONISO EN LA LÍRICA
Poetas que cultivaron diversos géneros preexistieron a los filósofos y han coexistido con ellos. La lírica arcaica expresó la subjetividad de los hombres y las mujeres de aquel entonces y a decir de Frankel constituye la forma literaria que antecedió al género de las obras filosóficas. Arquíloco es reconocido como el primero de los líricos, su "fundador".12 Y desde los inicios de la misma lírica prefilosófica el vino fue uno de los grandes temas. Recientemente Martí Durán ha postulado que el fragmento ciento cinco de este poeta no alude a una tempestad ni describe los preparativos de un combate sino al momento álgido de una reunión cuando la ebriedad llega al extremo de perturbar la percepción de los participantes e inducirlos a conductas equívocas.13 Pero incluso presumiendo sin conceder que este filólogo estuviera del todo errado y que la lectura tradicional de acuerdo con la cual Arquíloco habla de una elevación orográfica y no etílica seguiría siendo irrefutable que entre los poetas destaca uno que hace hincapié en la distorsión dionisíaca de la percepción y la mente: Hiponacte.
En el fragmento sesenta y seis de Hiponacte encontramos un juego de palabras en el que se conjuga el término dialectal khalis (vino puro) y el verbo phronéo (pensar) para sugerir khalifronéo (ser atolondrado).14 ¿Qué hacer cuando el consumo de vino puro va en detrimento de la lucidez mental? Moderar su consumo, y en la justa medida lo que puede constituir un mal se torna bueno.
Teognis señala que beber vino no es malo, que lo malo es el exceso; pero es bueno cuando se consume sabiendo hacerlo.15 Y la función del simposiarca radica precisamente en contener los excesos en lo atinente a la bebida.16 Ahora bien, la división entre lírica y filosofía no siempre resulta nítida. Jenófanes, por ejemplo, es un autor arcaico con doble nacionalidad. Ciudadano de las antologías abocadas a la lírica arcaica es residente habitual de las colecciones de fragmentos de filosofía presocrática. Y algo análogo ocurre con los sabios.
5. DIONISO Y LOS SABIOS
Tales no sólo es el primero de los fisiólogos milesios, sino también uno de los siete sabios. Y en la versión platónica de la "historia de la filosofía" ellos son reconocidos plenamente como antecedente inmediato del gremio de Sócrates. Su sabiduría se expresaba en:
[...] breves palabras dignas de recuerdo, dichas por cada uno, las que también (reuniéndose en común) ofrecieron a Apolo en su templo de Delfos, como primicia de su sabiduría, inscribiendo lo que precisamente todos tienen en boca, a saber, 'conócete a ti mismo' y 'nada en demasía'. ¿Por qué digo eso? Porque ése era el modo de filosofar de los antiguos [...]17
El mismo Aristóteles admite gustosamente sus deudas intelectuales con este ilustre grupo cuyas sentencias integraron un acervo de sabiduría típicamente helena. ¿Cuál es el interés de los siete sabios? Fundamentalmente la política y la manera correcta de comportarse en la vida. Y una de sus preocupaciones básicas fue la relativa a la manera apropiada de beber vino.
Solón de Atenas es uno de los que prescriben el imperativo del "nada en demasía";18 éste refleja precisamente la "enoética" griega. Beber hasta embriagarse en cualquier momento y a cualquier edad resulta muy mal visto. Pero ser abstemio tampoco constituye una opción en tanto que ello aísla al individuo, tanto de sus conciudadanos como de las divinidades a las que en la Grecia clásica se rinde culto con libaciones.
Quilón de Esparta prescribe: "No charles demasiado bebiendo: dirías estupideces".19 Y el límite impuesto por líricos y sabios al consumo del vino, visto con atención, constituye un antecedente insoslayable de las principales éticas clásicas.
6. EL VINO EN LAS UTOPÍAS DE PLATÓN
Platón es el creador del género filosófico de la utopía. Ésta se define en función de lo que niega, esto es, de la censura que realiza a la sociedad vivida por su autor como mala o inadecuada. El discípulo más conspicuo de Sócrates diseña utopías en sus diálogos de madurez y senectud; pero República y Leyes contienen las más representativas de su pluma, y en ambas el vino ocupa un lugar destacado.
Uno de los grandes intereses teóricos de Platón fue el origen de la civilización y su posterior evolución, tema que puede rastrearse en obras como Protágoras o Leyes y que sin lugar a dudas heredó el filósofo de los presocráticos. En su búsqueda de la definición de la justicia el autor del diálogo sobre esta excelencia edifica una polis ideal. Antes de arribar a la Calípolis [Ciudad bella que constituye la utopía platónica] aparecen "la ciudad de los cerdos", polis rústica y saludable, y la ciudad infectada por el confort, polis que será "saneada" de sus vicios para abrir la puerta a lo que se conoce propiamente como utopía platónica. ¿Qué politeía rige la ciudad infectada? Algunos de los mayores helenistas no dudan en responder que se trata de un retrato de la democracia ateniense.20
¿Qué le desagrada a Platón respecto al consumo de vino en la Atenas de Pericles? El Alcibíades ebrio que irrumpe al banquete en el que Sócrates acaba de exponer las enseñanzas de Diótima sobre el amor. Otra vez la asociación entre vino y erotismo que puede conducir tanto a la contemplación del Ser como a la degradación moral en función de la forma en que se realice.
Justo como en Teognis, beber no es malo cuando se sabe la forma correcta de hacerlo. En la primera fase de la utopía de la República, la conocida como "ciudad de los cerdos", el Sócrates platónico que diseña con palabras sociedades ideales prescribe:
Comenzaremos por considerar de qué manera han de vivir los ciudadanos que acabamos de organizar como dijimos. Tendrán que producir -¿cómo podrían no hacerlo? -trigo, vino, vestidos y zapatos, y construirse viviendas. En verano trabajarán de ordinario medio desnudos y descalzos, y en invierno con el debido abrigo y calzado. Se alimentarán con harina de cebada o de trigo, que cocerán o amasarán: buenas tortas o panes que extenderán sobre cañas u hojas limpias, y que saborearán, ellos y sus hijos, recostados sobre lechos tapizados de ramas de encino y mirto. Coronados de flores, beberán vino y entonarán himnos a los dioses, con el regocijo de estar en compañía.21
Aunque la utopía platónica de la República sea la Calípolis, como bien observa Peter Simpson, el Sócrates de este diálogo en ningún momento se retracta de su dicho primero que hizo de "a ciudade dos porcos" la polis verdadera y saludable.22 Y esta ciudad es denominada "de los cerdos" por su rusticidad, que era lo asociado a este animal por los griegos. Y lo que se aplica en el inicio del pensamiento utópico de Platón reaparece al final.
Leyes en este proyecto político Dioniso reviste tanta importancia que se le dedica un coro. Ahí se proscribe el consumo del vino a los menores de dieciocho años debido a que la juventud y el caldo de la uva coinciden en su carácter "ígneo" y resulta poco prudente avivar con alcohol tales llamas. A partir de los dieciocho años y hasta los treinta los magnetes pueden disfrutar del vino siempre y cuando sea con moderación y se evite la embriaguez consuetudinaria. Después de los cuarenta años los ciudadanos que han comido en común, costumbre doria retomada por Platón en su utopía, beben vino e invocan a las divinidades. El vino es ingerido como un fármaco que "rejuvenece" al humano y favorece su sociabilidad con lo divino. 23 Y estas prescripciones responden claramente al "nada en demasía" de los sabios y representan un capítulo privilegiado de algunos de los aportes helenos más significativos a la ética de Occidente: El dominio de sí y el término medio.
7. TÉRMINO MEDIO, VITICULTURA Y "ENOÉTICA"
En algún sentido el núcleo de la ética clásica radica en el "término medio". ¿Cómo se actúa correctamente? Ubicándose en el término medio entre el exceso y el defecto. Esta fórmula no constituye un algoritmo. El término medio debe ser determinado por una persona con autoridad moral reconocida y en casos particulares admite inclinarse al exceso -lo intelectual o el esfuerzo-, al defecto -la cantidad de comida idónea- o simplemente a la supresión absoluta -la bestialidad, por ejemplo, no tiene lugar alguno en una vida virtuosa. El Político de Platón es el diálogo donde mejor se plantea tal teoría;24 pero ésta es identificada con Aristóteles. Lo cierto es que en la Ética nicomaquea se sostiene:
La virtud es, por tanto, un hábito selectivo, consistente en una posesión intermedia para nosotros, determinada por la razón y tal como la determinaría un hombre prudente (phrónimos). Posición intermedia entre dos vicios, el uno por exceso y el otro por defecto. Y así, unos vicios pecan por defecto y otros por exceso de lo debido en las pasiones y en las acciones, mientras que la virtud encuentra y elige el término medio (meson). Por lo cual, según su sustancia y la definición que expresa su esencia, la virtud es medio, pero que desde el punto de vista de la perfección y del bien, es extremo.25
El término medio aristotélico, pues, no puede negar los genes dionisíacos que vivifican su torrente sanguíneo. Y lo cierto es que el Estagirita reconoce la contribución de los sabios, particularmente de Solón, en la fermentación de su propia ética.
CONSIDERACIONES FINALES:
EL NACIMIENTO DE LA ÉTICA EN LA REFLEXIÓN DIONISÍACA DE LOS GRIEGOS
Sin lugar a dudas una de las obras maestras sobre el vino en la antigua Grecia es la tragedia de Eurípides Bacantes. Los ojos de los helenistas han escrutado justificadamente tal obra buscando desentrañar los enigmas de Dioniso. Este dios también ha recibido atención por parte de los filósofos. En los últimos siglos el tándem Apolo-Dioniso no ha dejado de ser analizado fundamentalmente por los estudios nietzscheanos. Sin embargo, la relevancia del vino en el alumbramiento de la ética no ha recibido la atención que merece. ¿Por qué? Quizá por el imperio de una lectura metafísica de la historia de la filosofía. Ahora ya se admite la existencia de genuina filosofía moral entre los presocráticos. Y si mi propuesta no es del todo desencaminada habrá que incorporar a esta historia la reflexión de los sabios y los líricos sobre la manera correcta de beber. ¿Podría ser más clara la presencia del "nada en demasía" de los siete sabios en las éticas clásicas que el ideal del término medio? ¿No constituye la ebriedad una de las preocupaciones básicas de los filósofos clásicos? ¿No resulta la manera correcta de beber vino un capítulo indispensable de las utopías griegas cuyo objetivo último es el diseño de una sociedad justa y virtuosa? ¿Acaso el simposiarca que regula el consumo del vino no constituye un antecedente evidente del hombre prudente aristotélico? Sucintamente, habrá que anexar a la conocida sentencia "In Vino Veritas" una segunda parte que afirme "In Vino... Éticas".
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1 Cfr. Aristóteles, Metafísica, Gredos, Madrid, 1982, 983 b. [ Links ]
2 Cfr. Cherniss, H., La crítica aristotélica a la filosofía presocrática, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1991, [ Links ]passim.
3 Cfr. Eggers, C. "La teoría heraclítea del Logos", Noua tellus vol. 5, 1987, pp. 16-17. [ Links ]
4 Cfr. Larivée, A., "Du vin pour le Collège de veille? Mise en lumière d'un lien occulté entre le Choeur de Dionysos et le nykterinòs sýllogos dans les Lois de Platon", Phronesis vol. XLVIII, no. 1, 2003, pp. 29-53. [ Links ]
5 Cfr. Pradeau, J. "L'Ébriété Démocratique. La critique Platonicienne de la Démocratie dans les Lois", Journal of Hellenic Studies vol. 124, 2004, pp. 108-124 [ Links ]
6 Cfr. Otto, W. Dionisio. Mito y culto, Siruela, Madrid, 2001, p. 109. [ Links ]
7 Cfr. Jacquet-Rimassa, P. "Les représentations de la musique, divertissement du symposion grec dans les céramiques attique et italiote (440-330)", Revue des Études Anciennes vol. 101, nos. 1-2, 1999, p. 62. [ Links ]
8 Cfr. Jay-Robert, G., "Fonction des dieux chez Aristophane. Exemple de Zeus, d'Hermès et de Dionysos", Revue des Études Anciennes vol. 104 nos. 1-2, 2002, p. 20. [ Links ]
9 Cfr. Eurípides, Bacantes, Universidad de Córdoba, Córdoba, 2003, vv. 300-305. [ Links ]
10 González Valerio, María Antonia, "Liberación en lo trágico o sobre Dionisio y la tragedia", en María Rosa Palazón (coord.), Paul Ricoeur Palabra de liberación, México, Facultad de Filosofía y Letras/Universidad Nacional Autónoma de México (Primer Aliento), 2005, p. 156. [ Links ]
11 Cfr. Clavo, T., "Ninfas de Apolo, ninfas de Dionisio", Faventia vol. 8, no. 2, 1986, p. 17. [ Links ]
12 Cfr. Frankel, H., Poesía y filosofía de la Grecia Arcaica, Visor, Madrid, 1993, pp. 137-153. [ Links ]
13 Cfr. Durán, M., "Los akr' agyreon y la borrachera simpótica en el fragmento 105 West de Arquíloco", Faventia vol. 23, no. 1, 2001, pp. 41-49. [ Links ]
14 Cfr. Hipponax, Les Fragments, Klincksieck, París, 1962, pp. 139-140. [ Links ]
15 Cfr. Theognis, en M. L. West (ed.), Iambi et Elegi Graeci. Volumen I, University Press, Oxford, 1971, vv. 211-212. [ Links ]
16 Cfr. Adrados, F., Orígenes de la lírica griega, Madrid, Coloquio, 1986, pp. 101-103. [ Links ]
17 Platón, Protágoras, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1993, 343 a-b. [ Links ]
18 Solón, fr. 1, en Presocráticos T. I. (texto en griego clásico y griego moderno), KAKTOS, Atenas, 2000, p. 184. [ Links ]
19 Quilón, fr. 2, en "Las sentencias de los siete sabios", Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, 1986, p. 29. [ Links ]
20 Méndez, V., "¿Crítica platónica a la democracia ateniense?", en AA. VV., Jornadas Filológicas 2004, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2005, p. 188. [ Links ]
21 Platón, República, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2000, 372 a-c. [ Links ]
22 Simpson, Peter, "Deus e Sócrates sobre os males do governo", Hypnos vol. 15, 2005, p. 19. [ Links ]
23 Cfr. Platón, Leyes, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1960, 666 a-c. [ Links ]
24 Cfr. Platón, Político, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1955, 283 e. [ Links ]
25 Aristóteles, Ética nicomaquea, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1954, II, vi, 1107 a 1-8. [ Links ]
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